El ex-presidente soviético no pierde ocasión para hacer notar a los numerosos periodistas que le asaltan con preguntas: sobre la crisis financiera, sobre la “nueva guerra fría”, sobre la Rusia de Putin y de Medvedev, que la idea del encuentro de Venecia San Servolo, “Ambiente: alarma global, alerta para los medios de comunicación” es la prueba de que muchas cosas se podían prever y efectivamente fueron previstas. El nacimiento, en Bosco Marengo y Torino, del “Forum de la Política Mundial”, hace cinco años, respondía precisamente a la intuición de que nos encontrábamos en la víspera de una gran crisis mundial.
Ya entonces estaba clarísimo que el modelo de la globalización americana no era sostenible, dice como introducción, y que hubiera dado origen a una serie de convulsiones sistémicas. Esta crisis financiera, que pronto tendrá efectos devastadores en la economía real, no viene sola. Hay otras, simultáneas, que están saliendo a la luz a una velocidad creciente: la energética, del agua, alimenticia, demográfica, del cambio climático, de la devastación de los ecosistemas. Entonces dije cosas que no fueron escuchadas: como que para afrontar los peligros que se perfilaban, y que no se me diga que no se podían prever, era indispensable construir una nueva arquitectura de las instituciones internacionales, dado que era evidente que la actual no está a la altura de la situación.
¿Para simplificar, Mikhail Sergeevic?
Observe la figura miserable del Fondo Monetario Internacional, desaparecido entre las nieblas del pánico de las Bolsas oprimido por la impresionante vastedad del desastre financiero. Pero es solo un ejemplo. El hecho es que esta nueva arquitectura presuponía el reconocimiento de la pluralidad del mundo después de la caída de la URSS. Es decir que, una vez desaparecida la URSS, existían sujetos potentes que hubieran podido tomar parte activa: China, India, Brasil, Sudáfrica, Indonesia y, naturalmente, Rusia. Sin embargo, en Washington, eligieron el camino más fácil, el del Imperio. Pensaron que podían, mejor dicho, que debían decidir por si solos y por cuenta de todos. Naturalmente, creando la riqueza para si mismo, endeudándose, imprimiendo decenas, quizás cientos de trillones de dólares sin ninguna cobertura, al no ser la de su potencia militar. Ahora tocamos con mano que el mundo unipolar ha fracasado. Porque, además de ser profundamente injusto, era y es políticamente irreal e insostenible físicamente.
¿Qué quiere decir con físicamente insostenible?
Que está en contraste con las leyes de la física y de la química, porque no puede haber desarrollo indefinido en un sistema con recursos limitados. El modelo turbo capitalista está completamente construido en las ilusiones de infinidades que no existen. No se puede contar con el provecho creciente a toda costa, porque en un cierto momento la curva declinará. No se puede dar impulso al consumo con un crecimiento ilimitado, porque los recursos son definidos, empezando por los energéticos. Porque usando energía fósil al ritmo loco actual, nosotros liberamos enormes cantidades de CO2 y calentamos el planeta mucho más allá del límite de los equilibrios que han necesitado algunos miles de millones de años para formarse.
¿Qué se puede hacer por lo tanto?
Cambiar modelo, mientras estemos a tiempo. El mercado sin normas ha sido un desastre, el neo-liberalismo se ha demostrado una estafa global.
Pero esto comporta mutaciones gigantescas en las costumbres y condiciones de vida de miles de millones de personas...
Hay dos maneras de afrontar el problema. La primera es callar la verdad y postergar decisiones que se sabe que son impopulares. Y esto impedirá a la gente que entienda y que empiece a modificar su modo de vivir y, además, favorecerá que sobrevengan otras crisis devastadoras. O si no, empezar a decir la verdad y organizar con sabiduría y rapidez el cambio. Es necesaria una “glasnost” (transparencia) mundial.
¿Pero cómo se puede hacer?
El Forum de la Política Mundial, junto al Club de Roma, a la Provincia de Venecia y al ministerio del Ambiente, ha orientado una reflexión que quiere involucrar muchos importantes operadores mediáticos. Los medios de comunicación pueden ser un potente vehículo de información y de formación de la opinión pública. Pero ellos mismos tendrán que cambiar porque hasta hoy el mensaje que difunden es completamente contrario a cualquier perspectiva de sostenibilidad. Me refiero en primer lugar a la publicidad.
¿Ud. ve una relación entre estas crisis y las nuevas tensiones internacionales y un retorno a la guerra fría?
Existe una relación indirecta pero evidente. Nuevos potentes sujetos internacionales, pensemos en Rusia y China que ahora ya actúan en la escena mundial. Sus intereses no coinciden y no son atribuibles a los de los Estados Unidos. Las normas de estos últimos no pueden ser impuestas a los primeros. La guerra de Georgia contra Osetia del Sur es un ejemplo de como se ha intentado imponer a Rusia las reglas del Imperio. Le ha ido mal al Imperio.
¿Quiere decir que Rusia hará de ahora en adelante la cara dura?
Rusia está abierta al diálogo, pero se cerrará ante las imposiciones. Es indispensable una nueva conferencia para la seguridad colectiva, que conduzca a alguna forma de consejo de seguridad europeo, dotado de poderes e incluso de formas de interposición. Es necesario orientar este proceso, evitar dar pasos unilaterales, actos de fuerza, ampliación de alianzas militares (es obvio que hablo de la OTAN) y renunciar a la instalación en Europa de nuevos sistemas de armas (es obvio que hablo de los misiles USA en Polonia y del radar en la República Checa).
¿Qué opina de Putin?
No ha hecho pocos errores, pero hay que tener en cuenta que ha heredado de Yeltsin un país en colapso. Hechas todas las cuentas me parece que lo positivo supera lo negativo y con mucho. Tenemos que estar agradecidos.
Pero en Rusia no se habla de democracia.
Después del indecoroso comportamiento de los medios de comunicación occidentales que ha acompañado la agresión de Georgia contra Osetia del Sur pienso que la pretensión occidental de enseñar la democracia a Rusia tendrá que ser redimensionada. Los occidentales y los europeos tendrán que aprender a tener paciencia, la verdad es que no tienen elección. Rusia está realizando una transformación democrática. Los tiempos no son idénticos en todos los sitios. Europa ha necesitado algunos siglos para construir el estado de derecho. Dadnos tiempo y no intentéis darnos lecciones. Sabemos aprender solos.
¿Es verdad que ha fundado un partido suyo?
Lo estoy pensando, veremos. Pero creo que hay necesidad de partidos distintos de los que han sido comprados o que se puedan comprar. Son necesarias organizaciones democráticas que favorezcan la participación de los ciudadanos. De lo contrario, la gente se alejará cada vez más de la política. En cuanto a lo que se refiere a los cambios inevitables que se anuncian, será necesario que millones de personas sean activas y conscientes. Esto vale para Rusia, pero también para vosotros los occidentales. Y también para vosotros europeos.
¿Cómo juzga la asignación del Nobel por la Paz a Martti Ahtisaari?
No deseo hacer comentarios.
Fuente: Megachip