Los arrepentidos Antonio Nuccio y Andrea Bonaccorso han escuchado hablar del gran traficante de droga. Bonaccorso, en particular, ha añadido también, de haberlo conocido entre 1999 y 2000, cuando fue enviado por Giuseppe Guttadauro recoger cocaína de parte de las familias mafiosas de Roccella, Brancaccio y Corso dei Mille
Pero, cuando Drago es excarcelado, se da a la contumacia retomando sus viejos “asuntos”. Y mientras los investigadores están tras sus huellas, se ha abierto otra pista investigativa que ha conducido a Marcello Lupo, de treinta y nueve años, personaje clave en la investigación que ha desembocado el 15 de diciembre de 2008 en la operación denominada “Unlucky wolf”. La investigación coordinada por los pm de la Dda de Palermo, Marcello Viola y Lia Sava ha permitido reconstruir y desmantelar un vasto tráfico de cocaína que una vez hallada en Argentina era introducida en Italia. Normalmente arribaban a Italia 3 kg de cocaína al mes con un elevado principio activo, es decir casi pura, que una vez “cortada” podía alcanzar los 6 kg permitiendo a las organizaciones criminales enriquecerse muy rápido y tener a disposición una cierta liquidez de dinero. Los vuelos no eran nunca directos, después de algunas etapas intermedias en los aeropuertos europeos de Paris, Londres, Ámsterdam, Viena, para despertar menos sospechas y controles de fronteras, la droga llegaba a Milán y de aquí se llevaba en tren a Palermo escondida en valijas, para ser repartida en el territorio palermitano, pero no solo, también el de Trapani fue tomado por asalto. Los 25 arrestados, acusados de tráfico internacional de estupefacientes y detenciones a los fines del tráfico de cocaína, hacían parte de una organización criminal compuesta por ciudadanos italianos y argentinos que operaba entre los dos países. En un primer momento el que inicia ha sido Salvatore Drago Ferrante, de Bagheria, de 44 años, el cual, gracias a sus contactos, ha manejado personalmente el tráfico “blanco” a través de su lugarteniente Marcello Lupo y mantuvo contactos directamente con los dos proveedores argentinos: Ricardo Bilbao Zubieda y Adolfo Héctor Casco que preparaban constantemente la droga destinada preferentemente al mercado italiano. En una conversación entre Drago y Zubieda los dos se ponen de acuerdo sobre el inminente pago de dinero que debía ser una vez más enviado a los argentinos para financiar un nuevo viaje.
La interfaz con el mundo de los negocios para el prófugo es representada por Marcello Lupo. De hecho los dos tienen contactos frecuentes. Fueron también interceptados por la fuerza del orden mientras hablan con un lenguaje en clave encriptado para no ser descubiertos. Hasta poco tiempo antes de la captura de Drago, el 19 de Octubre de 2005 a las 18, 19, horas, se registra una conversación entre este último y Lupo en la cual el prófugo invitaba a Lupo a resolver el asunto del correo, de manera de mandale a Sud América en el término de dos días. “... Vamos....ve a localizar esto!... que si mañana Dios nos ayuda mandamos esto allá con el viento...”
La tarde del 19 de octubre del 2005 después de cerca de dos años de investigaciones se termina contumacia.
Ese mismo día se allana también la casa de Ugo Boellis, donde Drago iba ese día a cenar. Boellis es un tipo de “factotum”: ha llevado el estupefaciente a Italia, se ha interesado del abastecimiento de la droga de Buenos Aires, ha cuidado la entrega de la droga y ha acompañado a Drago a Milán, a sus compradores y les ha dado hospitalidad en su casa.
En casa de Boellis las fuerzas del orden han encontrado las fotocopias de dos documentos de identidad de los traficantes Simone Puma y Michele Marfia. Además del pasaporte de Boellis los investigadores han descubierto que este último el 28 de setiembre se fue a Argentina en un vuelo Air France en el tramo Paris - Ámsterdam y había hecho el reingreso a Italia, efectuando el tramo final Paris - Milán en tren.
Valiosas informaciones para los investigadores, que comenzaron a recomponer el rompecabezas: ante todo Lupo sucede a Drago en la gestión. Se convierte esta vez en la pieza fundamental, desde mayo de 2005 a julio de 2006 sus empeños son múltiples y sobre más frentes. Comienza a ocuparse de tejer las relaciones, a menudo difíciles, con los argentinos, para reclutar y entrar en contacto con los correos, de predisponer los tramos que los correos debían seguir en Italia o en el extranjero cargados de droga, pero también de efectuar en primera persona los viajes de "abastecimiento” en Argentina y de proveer a los pagos de la mercancía. Pero Lupo no hacía todo solo. En el interior de su entorno se valió de valiosos colaboradores: Vito Giusino, apodado "Alejo" es uno de estos. Giusino además de tener acceso a informaciones muy reservadas del clan como los nombres de los correos, los números de teléfono de los proveedores argentinos, participa activamente también en conseguir las sumas necesarias para la adquisición de la droga y al recibimiento de los correos que volvían de los viajes al extranjero.
El sistema bien probado funcionaba a la perfección a través de los correos que partían con los pasaportes falsos hacia el país Sudamericano para luego volver a Italia con la carga. Además de Ugo Boellis, estaban Sofía Silvio, Marfia Michele, Giarraffa Antonio, Pumo Simón y Franzino Salvatore, todos palermitanos, que fueron advertidos sobre los riesgos que corrían pero también sobre las reglas que el correo debía tener en caso de descubrimiento de la carga.
También hubo una actividad de venta. Aquí también estuvo muy activo entre otros Massimiliano Ingarao, hermano del jefe Nicola Ingarao probablemente matado porque era considerado hombre de confianza del jefe de Pagliarelli Nino Rotolo. Massimiliano además de administrar un pub en plaza Olivella, en Palermo, vendía cocaína. Lo saben tanto el colaborador de justicia Andrea Bonaccorso, que refiriéndose a Ingarao ha declarado que << se metió en negocios con Paolo Ferruggia, (indicado como uno de los correos de la organización ndr), >>, como Antonino Nuccio << En enero o febrero de 2006 no había cocaína en Palermo. Yo busqué 300 gramos. Me dirigí a Ingarao que me la consiguió >>.
El grupo mafioso también tenía a disposición un nutrido grupo de “pusher” compuesto de: Girolamo Albamente, Vincenzo La Corte y Guido Piccilli, también Ferruggia Paolo y el joven agente de comercio Fabrizio Tabbita siempre en plena actividad. La mayor parte de la droga era colocada en Palermo y en cantidades menores en Milán. Una red de salida también cubría la provincia de Trápani bajo el estrecho control de Mario Marretta y Vito Giusino. 
A pesar de las precauciones la actividad criminal del Lobo es marcada por una serie de desaventuras. El 16 de enero 2006 Marcello Lupo y Silvio Sofía, el nieto, son parados en la frontera de Domodossola, en el tren Venecia - París, por el personal de la policía fiscal, que le secuestra la suma en efectivo de 85.500 euros destinados a los proveedores argentinos, y de los cuales, los dos, no han sabido explicar la procedencia. 
Después, al día siguiente del secuestro, Lupo, privado del dinero destinado a la adquisición de los 4 kilos de cocaína le contesta al proveedor Héctor quien ya informado de lo acaecido, apretó al palermitano para que le mandara lo necesario para saldar la cuenta anterior que ascendía a 70 mil euros. 
El círculo alrededor de Lupo comienza a estrecharse siempre más. A pesar de la falta de fondos busca un señuelo organizando otro viaje a Argentina con un nuevo correo, Cristian Mancino, pero que es arrestado en Buenos Aires al principio de febrero de 2006. También otro correo, Paolo Ferruggia, tiene el mismo fin. Durante uno de sus envíos entre abril y mayo de 2006 para retirar la carga de droga. Los proveedores no le entregan el estupefaciente a menos que Lupo no haga una nueva remesa de dinero. Pero el dinero no está. 
Lupo acaba sus percances cuando el 6 de julio de 2006 él y el nieto son arrestados en una operación conjunta de la policía italiana, francesa y española durante la cual son arrestados en el aeropuerto Charles de Gaulle, en París. Tienen con ellos 3 kg de cocaína escondidos en una maleta que los correos habían pagado alrededor de los 6 mil euros. Una vez cortada podía llegar a valer cerca de un millón de euro. ¡Las cuentas son hechas rápidamente! 
El negocio de la droga permite de ganar cifras altísimas, por este motivo empuja también a los jefes a correr algún riesgo de más con tal que acapararse cifras con muchos ceros. Una confirmación que también llega del último informe Eurispes según el cual la droga se consagra una vez más como la principal fuente de renta para las mafias. 

Extraído de: ANTIMAFIADuemila n. 1 - 2009