Pasan por mi mente las imágenes de los noticieros de ese 19 de julio 1992 que mostraban una calle de Palermo herida como Baghdad después de un ataque Kamikaze, pedazos de cadáveres esparcidos por el suelo cubiertos piadósamente por sábanas ensangrentadas.
Ese 19 de julio, a las 16:58, una autobomba había hecho saltar en el aire al juez Paolo Borsellino y a cinco agentes de su escolta: Emanuela Loi, Agostino Catalano, Eddie Walter Cosina, Vincenzo Li Muli y Claudio Traina.
17 años después Salvatore, el hermano de Paolo, pisa ese lugar, que el horror ha profanado, con toda su rabia y su sed de justicia.
Le observo y le veo como en el replay de un film donde ya se sabe el final. Como dentro de un film de modo que aparecen los intérpretes principales y los créditos.
Pero esta historia hay que contarla desde el principio.
En los días antes de la llegada de Giorgio a Palermo las actividades a seguir son incesantes. Citas en el Tribunal, contactos con el comité de Salvatore Borsellino, principal organizador de los eventos de este año y sobretodo contactos con la facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Palermo que nos ha dejado disponible el atrio para la conferencia que organizamos, como todos los años, en memoria de Paolo Borsellino.
Días intensos, un calor africano, interrumpido a veces por rápidos aguaceros.
Una parte de la redacción de ANTIMAFIADuemila se une a mí en Palermo el 15 de julio. Seguimos con Anna, Francesco, Maria, Emanuele y Silvia la tarea incesante de la organización.
Dos días después Giorgio llega a Palermo junto a Sonia, Giovanni, Mara, Elisabetta y Davide. Está con ellos también el resto de la redacción de ANTIMAFIADuemila y una parte de la asociación Falcone y Borsellino: Marco, Aaron, Monica, Dora, Samuele, Roberto Senigagliesi, Fabio Maggiore, Federica, Daniele y Lara junto a Vanesa y Georgina de Huertos y Antonella Morelli que ha venido de Bari. Al atardecer se une a nosotros Oscar Torres, hijo de Leoncio, que ha venido desde España para la ocasión y para compartir con nosotros estos días.
Giorgio está visíblemente cansado, acaba de regresar hace dos días de Sudamérica, el sufrimiento es evidente, pero la luz que emana va más allá de cualquier condición humana.
Cenamos en la terraza de la casa de Giovanni y Meri, nuestros queridos amigos y hermanos de Palermo, está bastante fresco. Mil pensamientos se agolpan en la cabeza de cada uno de nosotros.
Desde el principio sabíamos que el aniversario del estrago de via D’Amelio de este año sería muy particular. Y ahora estábamos ahí para vivirlo.
Giorgio está muy concentrado, mide con atención las palabras cuando habla con la esperanza de que nuestros espíritus adquieran, cada vez más, esa toma de conciencia necesaria para reforzar nuestra fe y afrontar todas las dificultades. Después de definir algunos detalles organizativos nos despedimos dándonos cita para el día siguiente.
Sábado 18 de julio 2009
Las tareas del día empiezan a las 8:30 cuando Monica, Samuele, Vanesa y yo llegamos a Via D’Amelio. Teníamos cita con Antonio, el camarógrafo contratado en Palermo para las filmaciones del documental relacionado con ANTIMAFIADuemila e ideado por nuestro hermano uruguayo Georges Almendras. Una complicación con neumonía le ha obligado a quedarse en Uruguay, pero la realización del documental sigue adelante. Después de unos minutos llega Salvatore Borsellino. Nos abrazamos felices de volvernos a ver.
El día anterior, a las 3 de la tarde, bajo un sol ardiente, Salvatore mismo había hecho la prueba de la marcha de 5 km desde via D’Amelio hasta el Castillo Utveggio para comprobar el tiempo. El cansancio en las piernas no compromete lo más mínimo el espíritu indomable de este guerrero.
La manifestación de las agendas rojas organizada por él para esa misma tarde representa un punto fundamental de este aniversario. Castillo Utveggio domina Palermo desde el Monte Pellegrino a una altitud de 346 m. sobre el nivel del mar.
Algunas investigaciones relacionadas con el crimen de de calle D’Amelio hipotizan que el botón del telecomando que hizo explotar la bomba pueda haber sido apretado precísamente desde ese castillo, en cuyo interior estaba destacada una sede de los servicios secretos civiles. Desde ese punto de observación la vista de via D’Amelio es perfecta y quienquiera que hubiese apretado el mando no hubiera corrido el riesgo de ser afectado por la onda expansiva de la bomba.
Actualmente en el castillo está la sede del CERISDI, una escuela de manager dirigida por el prof. Adelfio Elio Cardinale, marido del ex magistrado Anna Maria Palma, Ministerio Público en los primeros procesos por el crimen de la calle D’Amelio.
La agenda roja simboliza en cambio esa agenda de color rojo de Paolo Borsellino misteriósamente desaparecida del maletín del magistrado poco después de que explotara la bomba. En esa agenda el juez Borsellino escribía sus apuntes más reservados, sobre todo lo relacionado con el crimen de Capaci, en el que murieron su amigo y hermano Giovanni Falcone, la mujer de éste, Francesca Morvillo y los 3 agentes de su escolta.
En esas páginas muchos magistrados e investigadores piensan que pudiera haber elementos importantísimos sobre la trístemente célebre “tratativa” entre mafia y Estado, desarrollada para que cesasen las bombas (de la que hablan también algunas sentencias sobre los estragos del ’92 y del ’93), contra la que Borsellino se habría puesto como obstáculo y que de hecho habría decretado la condena a muerte.
Salvatore Borsellino es consciente del significado simbólico de una manifestación desde la calle D’Amelio hasta el Castillo Utveggio con cientos de personas que con el brazo levantado muestran una agenda roja. Es como si un pueblo entero pidiese el saber qué fin ha tenido la agenda roja de Paolo Borsellino.
Una propia y verdadera petición de la verdad.
Sobretodo ahora que las investigaciones sobre el carabiniero Giovanni Arcangioli, filmado con las videocámaras en la calle D’Amelio mientras se aleja de los coches en llamas llevando en la mano el maletín de Paolo Borsellino han sido cerradas con una vergonzosa sentencia de absolución emitida el pasado mes de febrero por la Corte de Casación. Y Salvatore se lanza con todas sus fuerzas contra este muro de goma.
El cielo sobre la calle D’Amelio se hace cada vez más obscuro. Las nubes se condensan rápidamente volviendo la atmósfera de ese momento aún más surreal. Un viento insidioso nos impide de realizar la entrevista delante del olivo plantado exáctamente en el lugar donde hace 17 años estaba el crater que la bomba había dejado. Buscamos un lugar un poco más al reparo mientras algunas gotas de lluvia se intercalan con los rayos del sol. Al final nos disponemos detrás de la esquina de la calle D’Amelio.
Monica empieza a leer las preguntas y Salvatore responde sin ahorrarse nada recorriendo 17 años de vida. Años de dolor, de impotencia, de aniquilamiento, hasta llegar a esa rabia y a esa sed de justicia que anima cada acción suya.
Salvatore agradece con fuerza a Giorgio por su trabajo y por haber sabido crear una “comunidad de guerreros”, y cuando se le hace en particular una pregunta sobre la fe se empieza a emocionar:“Yo conocía a Paolo de chico –explica Salvatore mientras su voz se quiebra- nosotros habíamos recibido una educación católica, pero éramos mas bien “tibios” desde el punto de vista de la fe como lamentáblemente muchos italianos. De lo que me di cuenta en los tres días que pasé al lado del ataúd de Paolo después de que lo mataran... notaba lo que decía la gente, sus amigos que venían a hablar conmigo de Paolo, porque Paolo había tenido una evolución increible durante los años en que habíamos estado lejos.
“Paolo, quizás por la cercanía de la muerte, que estaba siempre a su lado, había adquirido una fe increíble, una fe tan fuerte que yo, incluso a través de Paolo que estaba muerto, a través del amor de las personas que venían a hablarme de él y que me hablaban de esta fe que tenía, del amor que tenía, yo sentía algo que todavía hoy me es difícil hablar de ello... yo tuve casi una iluminación... logré comprender lo que verdadéramente podría ser Dios... es decir como Dios sería el amor universal que está dentro de cada uno de nosotros, pero que tiene una vida distinta de la nuestra... una vida que está dentro de todos nosotros, una vida distinta de nosotros...”.
“Esta fe que he logrado sentir en esos días hoy no la siento como entonces y siento como si fuera el recuerdo de algo que he conseguido ver... que hoy ya no veo... hoy estoy en la condición de quien ha visto el sol y después se ha vuelto ciego... ha visto las estrellas y después se ha vuelto ciego... y tiene que contarlo a otra persona... asi que no consigo hablar de ello...”.
“Comprendo que este es el motivo por el que Giorgio , que ha tenido una experiencia mistica... no me haya hablado todavía de esta experiencia... me ha dicho que un día me hablará, pero dado que es una persona que logra separar de forma excepcional lo que es su experiencia mística, la que probáblemente le da la fuerza, de lo que es su compromiso en la lucha contra la criminalidad organizada... no ha querido o no ha sabido todavía hablarme de ello... y yo puedo entenderlo porque a mi mismo no me es fácil hablar de estas cosas...”.
A ese punto la emoción le vence y con las lágrimas que le humedecían la cara Salvatore termina ese grito de liberación que se asemeja cada vez más a una oración.
Le abrazamos intentando calmar la fogosidad de su espíritu, pero es como intentar detener el curso de un río que está por explotar en una cascada. Después de recuperarse sigue con su labor de responder a las llamadas de sus jóvenes que esperan sus directivas o que le piden un parecer. Nos despedimos y nos damos cita a la tarde para la manifestación.
Subimos a los coches y nos dirigimos a casa de Letizia Battaglia. Letizia es una de las fotógrafas más famosas y premiadas del mundo. Pero es sobretodo una amiga nuestra. Desde que existe ANTIMAFIADuemila nos ha ayudado regalándonos sus valiosas fotos de mafia, nos ha hospedado en su casa en estos 9 años y lo más importante de todo nos ha donado su amor y su voluntad de luchar.
Letizia ha vivido los años de la “matanza” de Palermo. Casi veinte años, entre los años ’70 y los primeros años ’90 con decenas de muertos todos los días por las calles de la ciudad. Ella estaba allí, con su máquina fotográfica, la única mujer entre muchos fotógrafos hombres que se daban codazos para sacar fotos. Después del estrago de calle D’Amelio Letizia ha decidido no sacar más fotografías. Era demasiado el horror que sus ojos habían visto en todos esos años.
Llegamos a su apartamento en el penúltimo piso de un edificio estilo “liberty”. Nos recibe con mucho afecto y nos pregunta enseguida que linea tendrá este documental. Preparamos las luces mientras ella se enciende el enésimo cigarrillo. Letizia se concentra para cada pregunta, es como si estuviese viviendo el largometraje de su vida.
Sufre pensando en los mártires que ha visto caer en la guerra contra la mafia. Es un dolor físico que traspasa su ser. Cierra un poco los ojos y hace un gesto con la mano para interrumpir las preguntas. Silencio. Empieza a hablar de nuevo levantando la voz, cuando habla de los políticos que han hecho acuerdos con la mafia: Andreotti, Dell’Utri, Cuffaro, Berlusconi. Expresa tanta rabia cuando reflexiona sobre la decadencia y el embrutecimiento del pueblo italiano. “¡Yo no soy pesimista... yo estoy desesperada!” grita Letizia mientras mira fijo a los ojos de Monica.
Por una parte asistimos a todas las desilusiones de una mujer que en el umbral de los 75 años ha visto derrumbarse las ideologías y las esperanzas en las que creía. Pero por la otra percibimos de lleno el último suspiro de quien no quiere tirar la toalla y se impone de buscar como sea una forma de resistencia. Resistencia... Esta palabra sigue martillando en la cabeza también después de que nos abrazamos con Letizia.
En un momento se hacen las 3 de la tarde y ya estamos de vuelta en calle D’amelio. Léntamente la calle se llena de gente. Hombres, mujeres, chicos, niños, familias enteras que han venido de toda Italia en respuesta a la llamada de Salvatore Borsellino. Entre ellos también el grupo de nuestros hermanos de Pordenone, capitaneados por Domenico y Carla, que habían llegado unas horas antes junto a una parte del grupo de Bari, entre ellos Licia, Kavus y Annamaria. Está también el grupo de Catania con Saro, Enzo, Angelo, Valeria, Grei, Giusy y todos los demás con Annamaria de Varese y una parte del grupo de Palermo: Giovanni, Sergio, Giuseppe y Casimiro.
Cientos de agendas rojas se levantan hacia el cielo. Giorgio abraza fuerte a Salvatore casi para infundirle más fuerza. La manifestación está lista para partir. Salvatore a la cabeza grita: “¡¡Resistenciaaa!!”. Desde lejos el castillo Utveggio parece casi temer que lleguen los participantes. La policía controla toda la situación a distancia. Durante el trayecto el grito más frecuente que se eleva de boca en boca es el de “¡Paolo vive!”. Pero está también el coro que dice: “Fuera la mafia del Estado” que no parece cesar. Después de una hora se llega frente al castillo terminado en el 1933 en honor al caballero Michele Utveggio. Es impresionante la escena a primera vista, cientos de manifestantes se disponen a realizar un reten que puede ser definido, a todos los efectos, como una fortaleza inexpugnable.
En la plaza delante del castillo Salvatore toma de nuevo la palabra con el megáfono. Solicita el poder acceder al observatorio situado en el otro lado desde donde se ve perfectamente la calle D’Amelio. Los responsables del castillo consienten que solamente unas treinta personas con videocámara tengan acceso al observatorio. Antonio, nuestro camarógrafo, es uno de ellos.
Unos minutos después Salvatore invita a todos a bajar a calle D’Amelio. A paso ligero Salvatore avanza sin mirar hacia atrás y en poco más de media hora llegamos a la entrada principal del camino. Nos despedimos y vamos a prepararnos para nuestra conferencia.
Una hora antes de la hora prevista el atrio de la facultad de Jurisprudencia se llena rápidamente. Son más de 700 las personas que esperan que la conferencia comience “Los ideólogos – El tiempo de la verdad sobre los estragos de Estado”.
Mientras tanto entrevistamos a Vincenzo Agostino, el padre del agente de policía Antonino Agostino, asesinado el 5 de agosto del 1989, junto a su mujer, Ida Castelluci, embarazada, Vincenzo Agostino es un hombre imponente, la mirada orgulllosa, que ha decidido no cortarse más la barba mientras no se sepa la verdad sobre el homicidio de su hijo y de su nuera y hasta cuando no haya justicia. El sufrimiento y la rabia de este hombre cortan el aire, con cada palabra que pronuncia.
Es el dolor de un padre al que le han matado un hijo. Un dolor por el que no existe resignación. Giorgio le abraza y le promete que tendrá justicia y que esa barba será cortada.
Sentado en primera fila Antonio Di Matteo, el magistrado que en los años ’90 fue Ministerio Público en algunos procesos por el crimen de calle D’Amelio y que ahora, junto al juez Antonio Ingroia, está a cargo de las investigaciones delicadísimas sobre los ideólogos externos de los asesinatos de Falcone y Borsellino.
El Decano de la facultad de Jurisprudencia, Giuseppe Verde, abre la conferencia. Anna Petrozzi, jefe de redacción de ANTIMAFIADuemila y sobretodo hermana en esta batalla, modera el debate de forma impecable presentando el estreno del nuevo formato de ANTIMAFIADuemila.
Toca el turno a Rita Borsellino, hermana de Paolo y de Salvatore, que actuálmente es eurodiputado, abrir el encuentro. “El recuerdo de Paolo está todavía vivo, pero sobretodo está viva la reacción de quien no se resigna al silencio ni a la negación de la verdad. Porque solo la verdad es justicia”. “No quería faltar a esta cita que desde hace tantos años da la oportunidad de un debate verdadero, incisivo y serio en el que sin medios términos, con palabras que dicen la verdad se habla de lo que ha sucedido hace 17 años y de lo que poco a poco se va desarrollando”.
Después es el turno de Giorgio. Se pone de pie y con voz firme lee las recientes declaraciones del Jefe de los Fiscales de Caltanissetta, Sergio Lari, relativas a la agenda roja de Borsellino: “Se puede hipotizar que Paolo hubiese señalado en esa agenda noticias de las que estaba en conocimiento en cuanto al desarrollo de una tratativa entre el Estado y Cosa Nostra y que por lo tanto el robo de esta agenda pudiese haber sido inspirado u organizado por un tercer nivel, un servicio secreto desviado”. El director de ANTIMAFIADuemila invita después al senador Giuseppe Lumia a aclarar la relación entre la logia masónica P2 y la política e insistir en el punto clave de la cuestión: “en el momento en el que haya claridad sobre los ideólogos podremos comprender quien manda de verdad en Italia. Los ideólogos de los estragos están todavía en el poder en nuestro país”.
Giorgio invita por lo tanto a leer profúndamente los periódicos que hablan de la investigación delicadísima sobre mafia y estado de la que se está ocupando la Fiscalía de Palermo: “Quiero invitar a toda la ciudadanía a que apoyen la Fiscalía de Palermo y en particular a Antonio Ingroia y Nino Di Matteo que tienen en las manos estas importantes investigaciones. No debemos dejarles solos. Debemos estar cerca de los magistrados honrados para que no les maten como sucedió con Borsellino y Falcone”. Termina con un llamado final: “Debemos defender a los magistrados libres que no están apoyados por ningún poder político. Cuando oigáis que están siendo atacados Ingroia y Di Matteo sabed que hay una intención de aislarles. Tenemos que unirnos y sostenerles”. Aplausos estrepitosos interrumpen varias veces las palabras de Giorgio, así como a los relatores que hablarán después.
“Estoy convencido de que ciertas verdades incómodas, sobre todo la de la calle D’Amelio no salen a la luz por si solas y tampoco por mérito de este o de ese magistrado –empieza diciendo el Fiscal de Palermo Antonio Ingroia- ciertas verdades se pueden lograr juntos. Es necesario que la colectividad pida a todas las instituciones que cumplan con su propio deber”.
“Yo empiezo desde lejos –sigue diciendo Ingroia- y digo que los Estados Unidos de Obama no son los de Bush. Es la Norteamérica que ha producido a Obama en lugar de a Bush. Si está cambiando algo en la que era la Norteamérica armamentista, entonces quiere decir que en el mundo entero algo está cambiando en serio”. “Hay una voluntad de legalidad que está contagiando a todo el mundo”. “También Italia que se ha vuelto en los últimos años la patria de la impunidad y de la inmunidad podrá convertirse un día en la patria de la legalidad”.
La gente sigue aplaudiendo, mientras Salvatore Borsellino toma el micrófono y empieza a gritar.
“¿Por qué no se ha podido llegar a la fase del debate del proceso del hurto de la agenda roja de Paolo no obstante existan pruebas filmadas? ¿Como es posible que el proceso se haya estancado en la fase de audiencia preliminar?”. “Yo no daré tregua –subraya con fuerza Salvatore- a quien se esconde detrás de las mentiras y dice que no recuerda de haberse visto con Paolo como el entonces Ministro del Interior Nicola Mancino”.
Salvatore Borsellino recuerda las palabras de su hermano antes de morir: “Estoy viendo la mafia en directo”. “Y era otra respecto de la mafia que podíamos imaginar –explica Salvatore- Paolo se refería a las negociaciones de la criminalidad organizada con los aparatos del Estado”. “Mi hermano fue asesinado porque se puso en el medio de la perversa tratativa entre el Estado y la mafia. Ya en los primeros años después del atentado se decía que el asesinato de la calle D’Amelio era anómalo. El mismo Riina había tranquilizado a quien, dentro de Cosa Nostra, abrigaba dudas acerca de cometer ese atentado diciendo que tenía que hacer un favor a alguien”.
Mientras Salvatore habla el “comité ciudadano 19 de julio 2009” está detrás de él con las agendas rojas en alto. En silencio. Antes de concluir su intervención Salvatore lanza un sentido llamado: “Mañana nos volveremos a apropiar de calle d’Amelio. Os aseguro que ya lo hemos hecho hoy con todas las personas que han venido de todas partes de Italia para darnos fuerza y para pedir la verdad sobre la desaparición de la agenda roja. ¡Mañana ningún político se presentará a deponer coronas pronunciando discursos vacíos!”.
La revolución de Salvatore Borsellino es exáctamente esta. Durante muchos años en calle D’Amelio, en ocasión del aniversario del homicidio de Paolo Borsellino y de sus agentes de escolta, han desfilado distintos políticos, algunos de los cuales ligados indisolúblemente a los mafiosos criminales, que han venido a depositar coronas de flores para después volver a sus sucios negocios sobre la sangre de los justos. Esta vez Salvatore ha dicho no a esta ofensa. Y ha querido apropiarse simbólicamente de la calle D’Amelio llamando a reunirse a los jóvenes y a los menos jóvenes de toda Italia.
“Han pasado 17 años desde la muerte de Paolo y yo todavía no he podido enterrar a mi hermano. No podré hacerlo hasta que no se haga justicia y no se descubra la verdad sobre los asesinatos”. “Hace 17 años rechazamos los funerales de Estado porque creíamos en que Paolo había sido obstaculizado y no fue protegido lo suficiente. Entonces hubo mucha gente que se lanzó contra los políticos que estaban presentes. ¡Hoy tendríamos que echar del Parlamento a quien ocupa ese lugar indígnamente y ofende la democracia de nuestro país!!”.
La emoción de todas las personas presentes es palpable y parece que el fuerte aplauso no quiera terminar nunca. La palabra pasa al ex magistrado Luigi de Magistris, trasladado de su oficina por haber osado investigar sobre las negociaciones políticas mafiosas de nuestro país, europarlamentario elegido con más de 400.000 votos. “En el parlamento europeo hemos introducido como prioridad la lucha contra el crimen organizado y las mafias haciendo comprender que la criminalidad organizada no es solo un problema italiano”. “La mafia –sigue diciendo el diputado del partido Italia dei Valori- ha penetrado dentro del tejido político institucional de nuestro país, así como en el económico y ya no es posible distinguir donde empieza la economía ilegal y termina la legal. Estamos intentando hacer comprender esto a los demás países de Europa, de lo contrario la criminalidad se comerá también a ellos como se ha comido a Italia”. “Nosotros debemos hacer entender al extranjero lo que está sucediendo en nuestro país y que se está consolidando definitivamente el designio peduista(P2).
Cuando se habla de mafia de la manera en que nos estamos ocupando esta noche, me doy cuenta de que lamentáblemente la política y las instituciones de nuestro país no están para nada maduras. Y no nos olvidemos de que cuando se habla de colusión de mafia dentro de las instituciones no se puede no hablar de magistratura colusa. Esto me preocupa porque he visto utilizar de una forma, que a mi parecer es ilegítima, el poder disciplinario por parte de la magistratura ordinaria”. “En lo que me respecta –termina diciendo De Magistris- yo no quiero un partido pro jueces. Yo quiero una política que esté cerca de los jueces; de los que estamos hablando esta noche, una política que no manifieste debilidades ante los magistrados colusos que todavía ocupan puestos clave en las instituciones republicanas”.
El aplauso prosigue incesantemente y es el turno de la última intervención de la noche. El senador Giuseppe Lumia subraya el apoyo valioso que ha recibido en estos años por parte de ANTIMAFIADuemila y explica que probáblemente “la tratativa entre mafia y Estado no tuvo inicio después del homicidio Borsellino. Se puede hipotizar que haya tenido inicio después de la famosa sentencia de Casación en enero del 1992 (que volvía definitivas las condenas a los mafiosos del primer gran maxiproceso contra la mafia)”. “Quizás la verdad –termina diciendo el senador- es que la tratativa sea parte de algo que ha habido siempre, que nunca se ha interrumpido y que no ha depuesto las armas. Es una relación de connivencia entre mafia y Estado”.
Siguiendo la onda de las palabras de Giuseppe Lumia se concluye lo que a todos los efectos representa un encuentro memorable. La gente empieza a fluir léntamente mientras nos disponemos a ir a cenar junto a los relatores y a todos nuestros amigos y hermanos.
Domingo 19 de julio de 2009
A las 8 de la mañana ya estamos en calle D’Amelio, los jóvenes del grupo de Salvatore están terminando de arreglar el palco y los instrumentos técnicos para las filmaciones que hay que poner en Internet streaming. Salvatore llega poco después, con la mirada controla cada cosa para luego mirar para arriba hacia el castillo Utveggio. Es así que nuevamente calle D’Amelio se llena de personas con la agenda roja en la mano.
Faltan los palermitanos, son la neta minoría en medio de participantes provenientes del resto de Italia. Desde el palco una muchacha grita toda su indignación por la ausencia de las sábanas blancas, símbolo de lucha contra la mafia, sobre los balcones de los apartamentos de calle D’Amelio.
Poco después interviene Rita Borsellino, mencionando, incluso, los huevos lanzados en forma de protesta de algunos balcones de aquella calle el año pasado, dice unas palabra en favor de sus coinquilinos recordando que el año pasado Silvio Berlusconi se había quedado hablando desde abajo en la calle, después de llamar al timbre, ya que ella no lo había hecho subir a su casa para evitar desfiles políticos.
Empieza la conexión Internet en directo, otras plazas de Italia se conectan con Palermo. Intervienen periodistas, intelectuales, magistrados, cada uno lleva su testimonio. Giorgio me llama por teléfono y me dice con la respiración entrecortada que ha sangrado hace poco, pero que cuando recupere las fuerzas se nos unirá allí. Me quedo un momento en silencio y pienso en el significado de aquel momento.
Yo también subo al palco, exhorto a unir las fuerzas en la lucha contra la mafia al fin de que esto se convierta en una causa de vida nuestra, en la parte adversaria la mafia es una causa de vida para jefes mafiosos del calibre de Matteo Messina Denaro.
El sol ardiente ilumina esta calle y todos los carteles apoyados sobre los muros. Carteles con escritos de rabia. Sobre una reja, está apoyada la reconstrucción de una lápida con la foto del mafioso asesino Vittorio Magnano, definido por el mismo Silvio Berlusconi y por el senador Marcellos dell’Utri (condenado en 1° grado a 9 años por Concurso externo en asociación mafiosa) un “héroe”, al lado de la lápida la inscripción: “Poned vuestras flores sobre la tumba de vuestros héroes”.
Luego de una breve pausa para el almuerzo se vuelve a la ocupación pacífica. Alrededor de las 15:00 se reanudan las intervenciones en directo desde calle D’Amelio en conexión con las otras plazas de Italia. Interviene también Sonia Alfano, hija del periodista Beppe Alfano, asesinado por la mafia el 8 de enero de 1993. También ella demuestra tanta rabia y sed de justicia.
El periodista Marco Travaglio interviene en conexión, recordando la importancia de “decir la verdad” en este aniversario.
Después de él es el turno de Giorgio, sube al palco con gran emoción y da una lección de valor y de gran humildad que deja en cada uno de nosotros es un signo tangible de su esencia. “La verdad hace mucho daño – subraya Giorgio – pero como ha dicho un gran maestro como Jesús Cristo la verdad también nos hace libres. ¡Y entonces la verdad es que quien ha matado a Paolo Borsellino y a su escolta todavía hoy manda en Italia! ¡Es poderoso… y no son sólamente los políticos comenzando por el Presidente Berlusconi, sino también todas las fuerzas ocultas que le dan la fuerza a este poder, los grandes poderes ocultos, las masonerías desviadas, los servicios secretos que aquí en calle D’Amelio pienso que hayan accionado el tele comando que ha hecho saltar por los aires a los muchachos y al Juez Borsellino! Estas verdades hay que decirlas. ¡Porque estos seres maravillosos, que según nosotros creyentes, nos miran desde el Cielo quieren que la gente sepa la verdad, porque la gente se tiene que despertar, de manera tal que este país pueda resurgir finálmente!¡De manera tal que nuestra amadísima tierra pueda resurgir y volverse libre!
La emoción invade a Giorgio que apenas contiene las lágrimas: “Salvatore… Yo no soy digno de estar en este palco….me siento honrado de estar aquí… nosotros hacemos un pequeño trabajo… queremos escucharte… seguir tu fuerza, tu justicia…esperamos poder ayudarte y a todos los que como tu quieren justicia… Pienso que Paolo es nuestro hermano… nosotros tenemos necesidad de él, de su fuerza… hasta que él nos haga llegar al Ser Supremo. La verdadera historia de Paolo Borsellino será escrita quizás dentro de 100 o 200 años... entonces sabremos quien ha representado reálmente en el sentido supremo, este gran personaje como Falcone y todas las víctimas de la mafia… Yo me emociono cuando escucho hablar a Sonia Alfano, a Rita Borsellino y a todos aquellos que han sufrido una tragedia en su familia… y por lo tanto obviamente a Salvatore…gracias Salvatore.”
“¡Pero insisto – concluye Giorgio con fuerza hablando nuevamente de las investigaciones sobre los mandantes externos de los atentados – esta delicadísima investigación está en manos de los fiscales Nino Di Mateo y Antonio Ingroia, por lo tanto sostengámoslos, no los dejemos solos, porque la mafia asesina cuando los jueces quedan aislados! En el momento en el que los grandes medios de información, las televisiones, los grandes poderosos, traten de limitar el trabajo de la fiscalía de Palermo y de la de Caltanissetta dirigida por Sergio Lari que está indagando sobre sus ideólogos, debemos rebelarnos, salir a las calles y sostenerlos!¡Recordad el nombre de éstos magistrados, si os lo digo es por un motivo y podéis leerlo en nuestra revista… ellos pueden traer a la luz la verdad sobre los atentados que han ensangrentado a nuestro país… de la sangre de Falcone y Borsellino ha nacido la segunda República… esta gente todavía manda y nosotros tenemos que echarla afuera con la verdad!”
Un estruendoso aplauso acompaña a Giorgio mientras desciende léntamente del palco. Inmediatamente es el turno de Gioacchino Genchi, el investigador de la Policía de Estado que ha sido el primero en seguir las investigaciones sobre los atentados de Falcone y Borsellino, que llevaron a pistas externas a la mafia (en el atentado de Capaci se ocupó entre otras cosas de la computadora forzada de Giovanni Falcone, mientras en lo que concierne al crimen de calle D’Amelio se ocupó entra otras cosas de los misterios del Castillo Utveggio y del rol de los servicios desviados involucrados en el atentado). Genchi es un hombre de Estado que ha pagado un altísimo precio por no volver la cara a nadie: trasladado, deslegitimado, aislado, suspendido en sus servicios y sobre todo por haber trabajado en los últimos años junto a Luigi de Magistris cuando éste último aún era magistrado.
¡El grito de Gioacchino Genchi se expande por toda la calle D’Amelio, se dirige a los jóvenes, los incita a no dejar nunca de buscar la verdad y la justicia. En cierto punto se aprofundiza sobre la Corte de Casación y Gioacchino pide en voz alta que se arroje luz “acerca de todos los manejos que los poderosos y los abogados de los poderosos han logrado hacer comprando a jueces, cancilleres y sentencias en perjuicio de policías, de magistrados, de carabinieros, que han muerto por tratar de consolidar la justicia en esta maldita Italia!”
La gente no cesa de aplaudir hasta las 16:58, cuando comienza el minuto de silencio. Es el minuto exacto en el que 17 años atrás explotó la bomba en calle D’Amelio. Ahora no vuela una mosca. Las video cámaras de distintas emisoras que captan el silencio de un pueblo que pide verdad y justicia. Salvatore está como suspendido entre dos dimensiones. Giorgio y algunos de nosotros estamos a pocos pasos de él. Todo está inmóvil.
Centenares de brazos alzados con una agenda apretada en sus manos que se estiran hacia lo alto casi sellando un contrato entre el Cielo y la Tierra. El tiempo se ha detenido. “¿A qué Dios se pregunta Palermo, ofrecemos las lágrimas y el pacto – es la voz de la escritora palermitana Marilena Monti – que nos despertará de ese limbo mientras lee su poesía – “Juez Paolo” ¿a qué celeste soberano le pedimos cuentas y razón si Paolo está en cruz con los otros, los muchachos soldados cotidianamente traspasados…”
Muchos lloran, la poesía continúa hasta la promesa final de Marinela Monti que alzando la mirada del libro hacia el horizonte recita: “¡Te juro, Juez Paolo de ojos de miel y tristeza que nosotros haremos justicia!”… Explota un aplauso liberador que une a todos los presentes.
Entre estos está también el fiscal de Caltanissetta Sergio Lari, la gente lo aplaude y alienta por él. Lari con gran humildad toma una agenda roja en mano, agradece, aprieta las manos y luego de algunos minutos va con su mujer a su auto blindado. Giorgio está exhausto, extenuado por la cantidad de horas que ha estado de pie, abraza a Salvatore y se encamina hacia su auto.
Poco después se forma nuevamente el cortejo listo para partir desde calle D’Amelio, para dirigirse hacia el corazón de Palermo, hacia la Plaza Mangione, a esos lugares donde Giovanni Falcone y Paolo Borsellino han vivido. Salvatore está en la primera fila con una pancarta que dice: “Calle D’Amelio: Asesinato de Estado”, es como un boxeador en el ring, consciente de no poder detenerse un instante.
Parte el cortejo. Se atraviesa una parte de la ciudad, pasando frente a la cárcel del Ucciardone. Dentro de esos muros han permanecido los peores criminales de Cosa Nostra, antes de ser transferidos en bloque hacia las súper cárceles de Pianosa y de Alsinara, luego del atentado de calle D’Amelio.
En cierto punto se mete en los callejones del barrio de la Kalsa. Se llega a la calle Vetriera, donde ha nacido Paolo Borsellino y donde su familia tenía la histórica farmacia. La gente nos observa desde las casas, algunos con evidentes signos de desaprobación. Pero los gritos del cortejo irrumpen en el silencio húmedo de los callejones. Finálmente se llega a la plaza Magione. Salvatore no tiene más voz. Está trastornado, pero tiene todavía esta carga de adrenalina que lo mantiene en pie. Las personas se desperdigan por la Plaza, el testigo de la justicia Pino Masciari toma el micrófono y cuenta su calvario de empresario que vive bajo protección a testigos, lejos de su país, luego de haber sido testigo de acusación en importantes procesos a la Ndrangheta.
Salvatore se prepara para ir a la apertura de la procesión con antorchas en memoria de Paolo Borsellino, organizada cada año por el grupo de Acción Jóvenes. Los volveremos a ver una hora más tarde mientras toma algo en la espera de la clausura de la jornada.
Sube al palco Marco Bertelli, entre los principales organizadores, llama a los últimos participantes. El actor Giuseppe La Licata lee un texto escrito por Paolo Borsellino sobre la importancia del respeto de las reglas, seguidamente sube Rita Borsellino con un discurso histórico sobre el significado de encontrarnos allí, a 17 años de distancia.
Toca a Salvatore que con apenas un hilo de voz vuelve a sacudir los corazones de los presentes: “Siento el latir de vuestros corazones, los he sentido en estos días, desde el momento que nos hemos conocido… me da mucha rabia por no poder hablar en ésta Plaza, pero también siento mucha felicidad por ver cuántos de vosotros han venido a combatir conmigo esta batalla de justicia… os ruego… yo no tengo voz para gritar… hacedlo vosotros por mi…¡RESISTENCIA!!!”
Y es aquí que la Plaza toma todo el aliento que tiene y grita ¡RESISTENCIA!!! Es el grito de todos los presentes. La conmoción de Salvatore se funde en su pasión.
Cuando se recupera relata la historia del colaborador de justicia Vincenzo Calcara, aquél que tiempo antes del 19 de julio de 1992 habría tenido que asesinar a Paolo Borsellino, después la orden es aplazada hasta después del atentado de Capaci y una vez arrepentido Vincenzo se convierte en una especie de hijo espiritual del juez. Ahora es Valentina, una muchacha del comité “19 de julio”, quien lee una carta, una de las cuatro hijas de Vincenzo Calcara. Son palabras directas, sin consideraciones para nadie, un verdadero rescate moral para quien como Vincenzo sabe cuál es la única forma de redimirse por el mal cometido.
Los aplausos se intercalan y preparan el terreno para la última intervención. Esta vez es Cristina quien lee un texto de Antonino Caponetto, inventor del pool Antimafia, casi un padre espiritual para Falcone y Borsellino, fallecido en el 2002 “¡Yo sigo pensando en ellos - escribió Caponetto refiriéndose a Giovanni Falcone y Paolo Borsellino – como personas vivas!”. La gente ahora está en silencio, como si aquellas palabras se unieran al grito de Salvatore para soldarse dentro de cada uno de los participantes.
Lunes 20 de julio de 2009
Frente a la puerta de ingreso del Palacio de Justicia decenas de manifestantes con las agendas rojas en sus manos han venido para solidarizarse con los magistrados aplastados por las leyes contra la justicia, ideadas y realizadas por un gobierno coluso como el actual. Salvatore Borsellino está en primera fila.
En cierto momento desde el ingreso secundario sale Antonio Ingroia, los muchachos explotan como si estuvieran en un estadio. Salvatore lo abraza prolongadamente. Con una sonrisa que desarma Ingroia agradece a todos y se dirige hacia la sala de Justicia donde lo espera una audiencia del proceso contra el general de los carabinieros Mario Mori y el coronel Mauro Obinu, dos protagonistas de los misterios que rondan sobre la “negociación” entre Mafia y Estado.
Anna, María, nuestro camarógrafo y yo seguimos a Ingroia, con quien tenemos una cita para una entrevista que formará parte del documental de Georges Almendras. Poco después en los pasillos de la fiscalía se nos une Giorgio, todavía está visiblemente cansado pero su paso es firme.
En espera de la llegada de Antonio Ingroia, Giorgio y yo entramos donde se encuentra el juez Roberto Scarpinato, conocido Fiscal del proceso contra el ex Primer Ministro Giulio Andreotti, para preguntarle si puede hacernos un análisis sobre los últimos acontecimientos. Scarpinato acepta con gran disponibilidad mientras relee con gran inteligencia cada uno de los sucesos, ubicándolos históricamente y sobretodo demostrando que “está todo relacionado entre si”.
Al final de la charla salimos de su despacho, todavía no ha llegado Ingroia, Anna, María y nuestro camarógrafo atienden juntos a algunos de nuestros colegas, entonces Giorgio decide de ir donde Salvatore que se está yendo, dado que la ocupación frente al Palacio de Justicia ha terminado.
Nos unimos a ellos en el bar que está frente al Tribunal. Salvatore continúa sin voz, pero la carga de estos días lo anima como nunca antes. Giorgio le da una ulterior dosis de fuerza. Antes de despedirse Salvatore pone sus brazos sobre Giorgio y sobe mí hasta casi unirnos en un pequeño círculo. Detrás de nosotros el tráfico de Palermo enloquece. Pero es como si una vez más el tiempo se detuviera.
Salvatore nos mira en lo profundo de nuestras almas. Sonríe. Sus ojos brillan de la emoción. Pero el orgullo de su mirada es siempre el de un guerrero. Nos abrazamos.
Poco después llega Francesco a buscar a Giorgio, Salvatore se va solo y yo regreso al Tribunal. Poco antes Anna ha terminado la entrevista con Ingroia. Es hora de regresar.
Después de comer nos vemos en un salón para una pequeña reunión operativa con los hermanos y amigos de toda la Sicilia, antes del regreso a casa.
Giorgio explica la implicancia espiritual de la lucha contra la mafia, el significado del desenmascarar la cara del Anticristo de lo que la Madre Celeste le había hablado en Fátima el 2 de Septiembre de 1989, resaltando la importancia de la elección de trabajar estáblemente en Sicilia.
Cada palabra suya encierra el acto de amor más alto que un hombre puede cumplir sobre esta tierra: dar la vida por los propios amigos, por los propios hermanos.
Un acto de amor al que ya hemos asistido hace 2000 años a través del sacrificio de Jesús Cristo y que ahora reencontramos en un instrumento suyo consciente, hombre entre los hombres.
Y es en el nombre del Maestro, en espera de su regreso y en el nombre de todos los Justos que se han alternado entre nosotros para hacernos libres que tenemos que honrar esta deuda. Luchando por la justicia. Alégremente, como decía Paolo Borsellino, con coraje y determinación sin retroceder nunca.
Con la conciencia de tener una gran responsabilidad respecto a quienes nos han precedido y que nos exige continuar luchando para liberar a nuestra Tierra con la verdad.
Lorenzo Baldo
Sant’Elpidio a Mare 24 de julio de 2009