No parece ser una casualidad, entonces que el número de cuenta de la que es titular Berlusconi esté identificada con el número uno. O bien es la primera y quizás la más importante entre todas las abiertas en la sede de Milán de este instituto que tiene sede en Lugano. Pero por lo que parece el premier, ha hecho escuela. Y así en los documentos internos del Banco aparecen los nombres de algunos de los amigos más cercanos de Berlusconi, gente de absoluta confianza, custodios de muchos secretos del reino de Arcore (residencia de Berlusconi). Por ejemplo Ennio Doris fundador del grupo Mediolanum. La familia del abogado Cesar Previti, condenado de forma definitiva por los casos Imi-Sir y Lodo Mondadori. Salvatore Sciascia, un veterano de la casa Fininvest, alguien que ha manejado los hilos de innumerables asuntos berlusconianos. En el mismo lugar de Milán están depositadas también algunas decenas de millones de euros de tres de las financieras de familia del Presidente del Consejo. Para ser más precisos, la Holding Italiana Segunda, la Holding Italiana Quinta y la Holding Italiana Octava, administradas por sus hijos Marina y Pier Silvio.
Una unión tan estrecha entre el universo berlusconiano es el fruto de consolidadas relaciones a través del tiempo. El Arner tiene 250 empleados en su sede central de Lugano ubicada justamente en la costa del lago, ofrece privacidad absoluta y refugios libres de impuestos. El repertorio del ente incluye fondos de inversión en las Bahamas y en sociedades de Luxemburgo. Reciéntemente ha sido inaugurado, además, una sede en Dubai, el último grito en materia de paraísos fiscales y societarios. En resumen las especialidades son las clásicas de los pequeños bancos suizos, nacidos como hongos en Lugano para interceptar los capitales fugitivos del fisco Italiano. Nada extraordinario, si no fuese que la historia de esta institución corre paralela a la de Fininvest y se cruza fatalmente con las investigaciones judiciales que han descubierto el costado off Shore del imperio de Berlusconi.
El hombre clave es Paolo Del Bue, nacido en el 1951, hijo de un alto dirigente del grupo Eni. Romano de nacimiento, pero suizo por adopción Del Bue es uno de los fundadores del Arner de Lugano, primero como una simple financiera y luego desde 1994, pasó a ser un Banco a todos los efectos. Desde el principio sus compañeros de aventuras son Nicola Bravetti, Giacomo Scharaemli e Ivo Sciorilli Borelli. Del Bue sin embargo tiene luz propia. Lo confirman un documento reciente: la sentencia en primer grado que en el 2009 ha condenado al abogado inglés David Mills con la acusación de haberse dejado corromper por Berlusconi para dar falso testimonio en los procesos en los que estaba imputado el actual premier. El tribunal ha puesto como fundamento que Mills se hizo pagar para ocultar a los jueces italianos que dos grandes cajas fuertes off Shore llamadas Century One e Universal One tenían hacían referencian no a los manager de Fininvest sino “diréctamente a Silvio Berlusconi”.
Quien administraba las cuentas extranjeras de esas dos sociedades tan delicadas era justamente Del Bue. Gracias a los “poderes de firma” obtenidos el 21 y 28 de junio de 1991 Del Bue “hace retiros siempre en efectivo”, en los sucesivos tres años nada menos que “72 mil millones de liras de la cuenta suiza del Century One y otros 32 del Universal One”. La entidad de los cobros según los jueces, según los jueces del caso Mills “es absolutamente indicativa de la estrechísima relación de confianza” entre Berlusconi y Del Bue, que no se limita a hacer de banquero, sino que se comporta como tesorero oculto del presidente del Consejo italiano.
Acusado por lavado de dinero en el mismo proceso sobre los derechos televisivos, que ahora está suspendido gracias al Lodo Alfano (ley que garantiza la inmunidad a los altos cargos del Estado), Del Bue se ha negado a responder a las preguntas de los jueces. Y su silencio sigue protegiendo muchos otros secretos. Según la acusación para ocultar el dinero negro de Berlusconi, el banquero del Arner, se habría transformado en una especie de 007. En abril de 1996, mientras la policía inglesa registra por primera vez a Mills descubriendo las financieras off Shore del sistema All Iberian, Del Bue se presenta en el estudio del abogado inglés y se hace entregar tres block de papel: parece casualidad, las que conciernen a Century One y el Universal One. Es por esto que ahora el banquero suizo está acusado, además, de haber hecho desaparecer documentos tan comprometedores para Berlusconi. Inmediatamente después de haberlos retirado, Del Bue tuvo un encuentro reservadísimo en Londres con Mills y con un abogado italiano de Fininvest: Giovanni Acampora. El mismo abogado que luego ha tenido dos condenas definitivas, junto a Previti, por haber sobornado al juez Vittorio Metta. ¿Pero qué tiene que ver Acampora con el hombre del Arner? ¿Y porque Mills, que acababa de sufrir un registro encontró justamente a aquel corruptor italiano junto al banquero suizo, que ha hecho desaparecer los papeles sobre Berlusconi? Tampoco a estas preguntas Del Bue ha respondido.
Lo que en cambio se puede decir ciertamente es que la historia completa del Arner está estrechamente ligada a los asuntos más secretos de la galaxia Fininvest. Para empezar, es por este pequeño banco suizo que pasa la operación que llevará a los fiscales de Milán del pool Mani Pulite (Manos Limpias) a descubrir a partir del primer exhorto de mayo de 1994, un enorme depósito de dinero negro del grupo Fininivest: cerca de mil millones de euros escondidos en una espesa red de sociedades off Shore. La principal se llama All Iberian y sirvió entre otras cosas para financiar secretamente el Psi (partido socialista) de Craxi (sobornos por 21 mil millones de liras solo entre el 90’ y el 92) y para proveer al abogado Cesare Previti el dinero para comprar a los jueces romanos corruptos (en particular en el caso Mondadori). Pero a lo largo de toda la investigación Mani Pulite, los magistrados ignoraban la existencia de esta “tesorería oculta”. El primero en hablar de ello por cuanto era de su conocimiento fue el ex presidente del equipo de futbol del Torino, Gianmauro Borsano. Es el 1994. Berlusconi gobierna en su primer mandato, investigado por quiebra, Borsano revela haber cobrado 10 mil millones de liras en negro por venderle al Milan al futbolista Gianluigi Lentin. El dinero llegó desde la sociedad panameña de New Amsterdam, que es administrada financieramente por el mismo Allen. Partiendo del New Amsterdam, las investigaciones judiciales de Milán han reconstruido el sistema off shore de la Fininvest paralela.
Berlusconi, en su momento imputado por falsedad en el balance por estos hechos, ha evitado la condena gracias a los nuevos términos de prescripción introducidos por la ley votada en el Parlamento por su mayoría. En cambio el Banco Arner, sacado a relucir varias veces, en las investigaciones italianas, ha votado un arreglo en consejo. Paolo Del Bue deja el cargo de administrador en el 2005, pero no está claro si, como parece posible, todavía queda entre los socios de referencia del instituto. Dos años después, sufriendo la presión de la autoridad de vigilancia suiza, el banco nombra un nuevo presidente de garantías, el auditor Adriano Vasalli.
¿Fin de la historia? ¿Vuelve Arner a ser confiable? Parecería que no, porque el terremoto continúa. Y la crisis financiera, por una vez no tiene nada que ver. En mayo de 2008 terminó bajo arresto Nicola Bravetti, director y socio fundador del Arner, además de presidente de la filial italiana hasta el 2007. La Fiscalía Antimafia de Palermo lo acusa de encabezamiento ficticio de fondos de capitales, por haber ayudado al empresario siciliano Francesci Zunno , de hacer desaparecer en las Bahamas 13 millones de Euros. Zummo ya condenado por asociación mafiosa estaba tratando de ocultar esta suma en una incautación de la magistratura. Los fiscales sicilianos han llegado, caso rarísimo, a obtener asistencia judicial del paraíso fiscal caribeño: las Bahamas han secuestrado los 13 millones y enviado a Palermo toda la documentación.
El Arner defiende a Bravetti: en un comunicado, el Banco subraya que Zummo después de la condena a cinco años en primer grado, ha sido absuelto por apelación en el pasado abril. Y si ya cae el delito, según la defensa, desaparece también el lavado de dinero. Pero la acusación insiste en que el delito en este caso es distinto: El encabezamiento ficticio está prohibido aunque sucesívamente los jueces excluyan el delito principal. Sobre la cuestión específica decidirá el tribunal. Pero mientras tanto el caso Zummo – Bravetti ha encendido la mecha de una bomba judicial que ha explotado en estos días con la nueva intervención dispuesta por el Banco de Italia, el registro y la investigación por lavado de dinero. Una vez más están en la mira los secretos del Banco preferido de Berlusconi.
EL EXPRESSO
10 de Julio de 2009