Martes 15 Julio 2025

La madre, Angela Gentile, hace un llamamiento al Jefe de Estado Sergio Mattarella y a la Primera Ministra Meloni

 

Attilio Manca, el famoso urólogo siciliano, fue encontrado muerto, simulando un suicidio, en su apartamento de Viterbo la noche del 11 al 12 de febrero del 2004. Debido a los particulares métodos del homicidio, porque de esto estamos hablando, se ha establecido que el motivo de su eliminación está vinculado a los misterios que giran en torno a la fuga del jefe de Cosa Nostra, Bernardo Provenzano.

No era un "jefe mafioso normal", sino un líder especial que tenía, junto con otros, la "tarea de mantener las relaciones con los aparatos del poder, el llamado Estado oculto y con los servicios secretos". Un jefe que conocía los secretos candentes, como "los secretos que se esconden detrás de ciertos asesinatos excelentes, como el asesinato de Mattarella, Pio La Torre, la masacre de Chinnici y los de las masacres del 92 - 93. Este tipo de jefe mafioso disfruta de una protección superior". El análisis del exfiscal general de Palermo y hoy senador Roberto Scarpinato abarca todo el marco del asesinato de Attilio, y llega a la conclusión de que esta dramática historia ciertamente puede insertarse dentro de ese ámbito en el que se desarrolla la "lucha sucia de poder que ha caracterizado a este país nuestro".

Es la primera vez que la sala dedicada a los caídos de Nassirya en el Senado de la República recibe a la familia de Attilio Manca y su historia. Junto a Scarpinato estuvieron Angela Gentile, madre del médico siciliano, el abogado de la familia Fabio Repici, la senadora Barbara Floridia (moderadora del evento) y la diputada Stefania Ascari. Todo gira en torno a lo que fue Provenzano: un jefe particularmente poderoso (no sólo para la mafia) para quien existía un doble nivel de protección: el interno de la mafia y el externo, que se traduce en protección del sistema. Pero si uno de estos líderes especiales es capturado se convierte en un asunto serio; ya que "ni siquiera es fácil eliminarlos, porque toman precauciones y, sabiendo que son custodios de secretos ardientes, siguen teniendo documentos que pueden ser puestos a disposición en caso de peligro". Entonces, si un médico como Attilio Manca se encuentra con un personaje "especial" como Provenzano, que guarda secretos de Estado, y puede poner en peligro su fuga, esto ya no es un problema de la mafia, se convierte en un problema de Estado. Y aquí entran al campo los especialistas. "Estoy haciendo una hipótesis, pero quizás Attilio Manca era un peligro no sólo para la mafia en ese momento, sino que era un peligro mayor, porque si Provenzano hubiera sido arrestado en ese momento, todo lo que pasó después podría haber pasado antes. Había que proteger a Provenzano".

Esos mismos especialistas que entran en las cárceles y dejan bolsas de plástico en las mesas de noche de los reclusos, como pasó con Antonino Giuffrè (mano derecha de Provenzano) o que matan simulando suicidios como en el caso de Nino Gioè. ¿Y cómo olvidar la escena en la que Bernardo Provenzano se pone una bolsa en la cabeza, comunicando simbólicamente que alguien le había aconsejado suicidarse?manca2

Éste es el rostro del otro Estado que mató a Attilio. Pero como en todas las grandes tragedias italianas también hay espacio para personajes "híbridos", las llamadas "eminencias grises", esas figuras que habitan el mundo del medio. Uno de ellos es sin duda el jefe de Barcellona Pozzo di Gotto, Rosario Pio Cattafi, que también participó "en la investigación sobre el asesinato del doctor Attilio Manca", según recordó el abogado Fabio Repici. "Recién en 2022 -dijo- fue condenado por mafia, por un delito que comenzó en los años 1970 pero que no pudo convertirse en condena debido a sus contactos en los más altos niveles del mundo institucional y empresarial. Hoy, sin embargo, nos enfrentamos a una paradoja: dentro de unos días Cattafi podrá pasear libremente por Barcellona Pozzo di Gotto, donde vive la madre de Attilio Manca, la señora Angela Gentile. La Comisión Antimafia debe ser consciente de lo que está pasando y de que se le debe prestar la máxima atención. Es inaceptable que la madre de Attilio Manca encuentre al jefe de la mafia suelto en su ciudad".

¿Pero por qué tanta impunidad?

"Durante cincuenta años -continuó Repici- fue imposible que las instituciones pudieran certificar que Rosario Cattafi era un mafioso. ¿Por qué? Porque Rosario Cattafi es una persona que, según los informes que la policía judicial hizo sobre él, ha tenido "relaciones con magistrados, ministros, parlamentarios, subsecretarios, diputados regionales, jefes de los servicios secretos, jefes de las fuerzas de seguridad, policías, directores de empresas, entre ellas las más grandes empresas de armas, como Oto Melara, Breda y otras, todas vendedoras internacionales de armas; y gracias a ello había encontrado una cláusula de inmunidad salvadora". Hasta el 2022, cuando el Tribunal de Casación dictó una sentencia confirmando lo que ya había establecido el Tribunal de Apelación de Reggio Calabria el 6 de octubre de 2021. En uno de los pasajes de los fundamentos de esta sentencia, la Casación declara que "alrededor del 2004, Salvatore Rugolo (cuñado del jefe Giuseppe Gullotti, ndr), que, como (Francesco) Cambria y Cattafi, mantenía relaciones con las instituciones desviadas por cuenta de la banda, le había dicho que fue el propio Cattafi, en nombre de un general de carabineros, quien llevó al médico al lugar donde se había refugiado Bernardo Provenzano, que necesitaba atención urgente. Precisamente para evitar que se revelara el refugio de Provenzano, Manca fue asesinado por los servicios secretos desviados". Además, según D'Amico, "después del 2006, en el momento en que estaba recluido en la cárcel Opera de Milán, Antonino Rotolo (importante afiliado a Cosa Nostra de Palermo, ndr) confirmó que Provenzano había sido tratado en Francia por Manca, y que luego fue asesinado por los servicios secretos". Volviendo a las investigaciones sobre el asesinato de Attilio, el abogado recordó que "estamos a la espera de la evolución procesal, pero naturalmente este no es el lugar para tratar ese tema". Durante la conferencia, la madre de Attilio, Angela, hizo un llamamiento al presidente de la República, Sergio Mattarella: "Presidente Mattarella, usted es una víctima de la mafia, ¿por qué no habla bien de la búsqueda del verdad sobre mi hijo? Pero también a la presidenta Meloni: ella es madre, dice que la familia es la parte más importante de su vida. Bueno, yo tuve una familia feliz, tuve dos hijos maravillosos, uno todavía está aquí conmigo, pero al otro me lo sacaron justo en el momento en el que podría haber logrado sus mayores metas, porque era un joven de 32 años que se suponía iba a ser el primero en realizar en el país una cirugía laparoscópica de próstata, lo cual hubiera sido una medalla para Italia. Y en cambio Italia lo olvidó, empañó su nombre y lo olvidó. Lucharé, ya tengo 80 años, pero espero tener verdad y justicia antes de morir".

La guerra contra quienes luchan contra la mafia

"El derecho a la verdad de Ángela Manca, de Gianluca Manca, no es un derecho privado como si fuera un derecho de propiedad cuyos límites deben regularse, cuya protección debe solicitarse. Es una cuestión que concierne a la nación y al interés de toda una comunidad, y no es aceptable que en Italia, en determinadas cuestiones, como está sucediendo estos días, en estas horas, incluso frente a ciertos desaciertos de la Comisión Antimafia, sean las familias de las víctimas las que apoyen la dignidad de un país. Las instituciones deben estar en primera fila a su lado", afirmó el abogado recordando que "la señora Manca estaba entre los firmantes, junto con Salvatore Borsellino, los familiares de Nino Agostino, Stefano Mormile, Paola Caccia, Paolo Bolognesi, presidente de la Asociación de Familiares de las Víctimas de Bolonia, al presidente de la Asociación de Familiares de las Víctimas de la masacre de Piazza della Loggia, al presidente de la Asociación de Familiares de las Víctimas de Piazza Fontana, etc., etc., etc., citando a Gaber, de un llamamiento contra la "abominación que está ocurriendo con el vuelco de valores por el cual hoy, en lugar de luchar todos juntos en la búsqueda de la verdad y la justicia, se hace la anti antimafia es decir, la guerra contra quienes han luchado y luchan contra la mafia. Esto es algo que no se puede tolerar y no hay solución, puede venir cualquier fuerza de gobierno, cualquier mayoría, cualquier potentado pero no pasarán, y digo no pasarán en este sentido: la señora Manca pertenece a ese grupo de grandes personas que desgraciadamente han ilustrado en estas décadas la nación".manca3

Desvíos del Estado

La voz de Ángela se llena de emoción mientras pronuncia las palabras más duras: "Tuve que presenciar desvíos vergonzosos, desvíos del Estado. La última llamada de mi hijo fue el día que lo mataron entre el 11 y el 12 de febrero del 2004 y esa mañana me llamó a las 9, una llamada que desapareció de los registros. Hay 24 horas de vacío. ¿Qué hizo mi hijo en esas 24 horas? ¿Por qué desapareció? ¿Por qué en los tabulares se veía dónde estaba mi hijo?". Y luego agregó: "¿Por qué nos dijeron que mi hijo había muerto de un aneurisma cerebral? ¿Saben cuando me enteré que mi hijo había muerto por una sobredosis? El día del funeral. Porque el profesor Rizzotto y Ugo Manca nos impidieron ver el cuerpo de mi hijo. Luego vi fotos de mi hijo. Mi hijo tenía la cara y el tabique nasal completamente desviados y su cara era una máscara de sangre, por eso no lo dejaron ver. ¿Y por qué Gava, el inspector de policía, dijo una mentira? Dijo que mi hijo estaba presente en el hospital el día de la cirugía de Provenzano, pero mi hijo no estaba en el hospital". Y luego dijo: "Recuerdo que cuando Mónica Mileti fue condenada por tráfico de drogas, ese día, con mi hijo Luca, fuimos felices. Por fin podíamos defendernos en un juicio. ¿Saben lo que pasó? Que fuimos excluidos del juicio porque la muerte de Attilio no había causado ningún daño. En los últimos años he sufrido mil decepciones y, sobre todo, actos intimidantes".manca4

Suicidios inexplicables

La diputada Stefania Ascari recordó "el trabajo realizado en la Comisión Antimafia en la última legislatura" en referencia al informe votado por unanimidad "en el que se dice que el de Attilio Manca fue un asesinato relacionado con la fuga del jefe corleonés. Pero una larga lista de suicidios sin resolver gira en torno a este hecho. Francesco Pastoia, el jefe que luego se suicidó en la prisión de Módena y que en una escucha ambiental habló de un médico que había visitado a Provenzano en su refugio y a partir de este elemento se podía llegar a la verdad. Pero, hay que decirlo, nadie, a la luz de esta declaración, se interesó jamás. Lo extraño de este tema es que posteriormente se abrió su tumba y se comprobó que el cadáver había sido quemado, un hecho sumamente extraño. Luego escuchamos a Carmelo D'Amico, retomamos las declaraciones de Giuseppe Setola, Giuseppe Campo, Stefano Lo Verso y Antonino Lo Giudice, a quienes se sumó luego el arrepentido Biagio Grasso de Milazzo. Y en todos los casos, estos colaboradores de justicia hablaron de asesinato. También quiero decir -prosiguió Ascari- que en el caso del médico Attilio Manca hubo muertes colaterales absolutamente sospechosas y en cualquier caso poco claras, y especialmente hacia aquellas personas que hablaban del médico y de su implicación evidente en el caso del fugitivo. Hablemos por ejemplo, además del arrepentido Francesco Pastoia, de Salvatore Rugolo que habló del caso del médico a Carmelo D'Amico y que murió en un extraño accidente de auto con un chico de 20 años a su lado que resultó ileso. Pensemos por ejemplo en Sergio Rappazzo (fallecido en 2005) y Angelo Miano que entran en la investigación de las escuchas telefónicas cerca del convento donde supuestamente estaba recluido Provenzano, que también en este caso mueren de una manera muy extraña y también habían hecho referencia al doctor. Pienso en Miguel Ángel Alfano, hombre de honor de la familia de Bagheria, que se ocupó de la situación de fuga de Provenzano y se habría suicidado. Por lo tanto, se trata de una serie de muertes colaterales que evidentemente deben investigarse más a fondo", concluyó la diputada.

*Foto de Portada: © Imagoeconomica: La madre de Attilio Manca, Ángela Gentile y Bárbara Floridia

*Foto 2: Roberto Scarpinato con Ángela Manca

*Foto 3: Fabio Repici

*Foto 4: Stefania Ascari

https://www.antimafiaduemila.com/rubriche/giorgio-bongiovanni/102498-omicidio-attilio-manca-scarpinato-latitanza-di-provenzano-era-un-problema-di-stato.html

De los nuevos ataques contra la magistratura al acto de fuerza contra Scarpinato

No, no alcanzaron las cosas "desagradables" de la Justicia o las normas vergonzosas "anti-Gandhi", a golpe de decretos y leyes. Este gobierno, fascista y amigo de los mafiosos, revela cada vez más su rostro autoritario. El último caso es el de los 12 migrantes, procedentes de Bangladesh y Egipto, encerrados en Gjader (Albania), a donde habían llegado para ser sometidos al examen acelerado de sus solicitudes de asilo porque procedían de países de origen que el gobierno considera seguros y luego devueltos a Italia por decisión del tribunal de Roma sobre la base de una sentencia europea.

En pocos días hemos sido testigos de una auténtica campaña de desprestigio contra toda la magistratura.

La primera ministra Giorgia Meloni aplica un "corta y pega" de un correo electrónico enviado por el fiscal adjunto de Casación, Marco Patarnello, publicado en el boletín de la ANM (Asociación Nacional de Magistrados) tras la decisión del tribunal de Roma sobre la permanencia de los inmigrantes en los centros albaneses, para luego decir: "Es un peligro, hay que remediarlo".

El jefe de bancada de Forza Italia en el Senado, Maurizio Gasparri, quien, invocando la intervención del Jefe de Estado y del CSM (Consejo Superior de la Magistratura), habla de "togas rojas" que "violan las leyes y los principios constitucionales". El dirigente de Fratelli d'Italia, Giovanni Donzelli, hace lo mismo: "Las togas rojas no detendrán nuestras reformas".

Luego vienen el ministro de Justicia, Carlo Nordio ("Si el poder judicial se desborda, debemos intervenir") y su subsecretario Andrea Delmastro, que, en el diario La Stampa, definió a los jueces como "ayatolás". El viceprimer ministro Matteo Salvini, procesado en Palermo por el caso Open Arms, habla de "persecución judicial", arremete contra los fiscales e intimida a los jueces que deberán juzgarlo.

Después, el presidente del Senado, Ignazio La Russa, un conocido "matón" fascista, lanza flechas y ataques proponiendo una reforma de la Constitución para regular las relaciones entre magistrados y políticos.

Estos son los tantos "matones estatales" que, con arrogancia y prepotencia se sientan en los escaños de nuestro Parlamento.

Una soberbia propia de quienes creen que pueden hacer lo que quieren y que se extiende por todos los ámbitos institucionales.

Sucede también en la Comisión Parlamentaria Antimafia, presidida por Chiara Colosimo, donde se desarrolla lo que definimos como "el teatro del absurdo".

Para continuar sin contratiempos su investigación sobre la masacre de via d'Amelio, ahondando en la única pista procesal del interés de Paolo Borsellino, esto es, la investigación "Mafia y Licitaciones", se lanzó una vergonzosa campaña contra el ex fiscal general de Palermo, hoy senador del Movimiento Cinco Estrellas, Roberto Scarpinato.

Se trata del supuesto "arreglo" con Gioacchino Natoli, antes de que este último fuera a declarar a la Comisión Antimafia.

El periódico La Verità, que fue el primero en revelar la existencia de intercepciones telefónicas en relación con los dos exmagistrados, insiste hoy con el tema, de manera críptica, dando a entender que estaba al tanto del contenido de esas conversaciones.

Un hecho absolutamente anómalo si tenemos en cuenta que el mismo, transmitido a la Comisión Antimafia por la Fiscalía de Caltanissetta, debería estar protegido por el secreto.

Al menos eso es lo que había garantizado la propia Colosimo después de decidir, en el despacho de la presidencia, ponerlos a disposición de los miembros de la Comisión.

No a Scarpinato, sin embargo.

Y no solo eso. En primer lugar, se rechazó la solicitud de devolver a la Fiscalía de Caltanissetta los documentos transmitidos y solicitar a dicha Fiscalía "que disponga una nueva transmisión de las intercepciones antes mencionadas a la Comisión sólo después de la presentación de los documentos conforme al art. 415 bis de CPP (Código Procesal Penal) o en cualquier caso después de que el juez de instrucción haya agotado la selección de escuchas telefónicas pertinentes para las investigaciones". Después de eso, Colosimo quiere avanzar proponiendo una ley sobre conflictos de intereses.

Luego, según dijeron algunas agencias, la presidenta de la Comisión Antimafia decidió continuar con el proceso para modificar la ley y establecer la obligación de que los miembros de la Comisión Antimafia se abstengan en casos de conflicto de intereses.

Todo con una premisa. La propuesta de la centroderecha sólo será retirada si de la oposición llega un texto mejorado de la ley que propuso, que vaya exactamente en la dirección esperada durante la reunión en la oficina de la presidencia.

Del estilo "se hace como digo y punto".

La razón por la que quieren sacar a Scarpinato de la Comisión Antimafia la explicó el propio exfiscal de Palermo en la entrevista con Massimo Giletti, durante el programa El Estado de las Cosas: "Quieren sacarme de la Comisión Antimafia por esto: soy uno de los pocos magistrados que nunca aceptó que las masacres de Capaci y via D'Amelio, así como los atentados de Roma, Florencia y Milán de 1993 fueran perpetrados únicamente por la mafia. Algunos colegas y yo hemos llevado a cabo investigaciones que demuestran que detrás de esas masacres hubo hombres poderosos de la política, la masonería y la derecha subversiva".

Es evidente que este Gobierno no puede aceptar presencias incómodas.

Quizás el conflicto de intereses podría afectar a la propia Colosimo, que frecuentaba a Luigi Ciavardini, responsable no sólo de la masacre de Bolonia sino también del asesinato del magistrado Mario Amato.

Este es sólo uno de los hechos conocidos de los miembros de nuestras instituciones.

Se sabe que entre las figuras de referencia de la actual Premier se encuentra un "protagonista del neofascismo" como Pino Rauti, fundador del Centro de Estudios Nuevo Orden y padre de Isabella Rauti, subsecretaria del Ministerio de Defensa.

Se sabe también que en una visión del revisionismo en el Parlamento se organizó una conferencia dedicada al general Gianadelio Maletti, jefe del departamento de contraespionaje del SID en los años 1970, condenado a una pena firme de 18 meses por complicidad con los responsables por la masacre de Piazza Fontana (otra masacre neofascista).

En el gobierno está Forza Italia, el partido fundado por Silvio Berlusconi, que le pagaba a la mafia, y por Marcello Dell'Utri, condenado a siete años por concurso externo en asociación mafiosa.

Berlusconi está muerto. Y hoy su hija Marina habla de política. En su intervención durante la inauguración de la nueva librería Mondadori en la Galería Alberto Sordi de Roma, no sólo expresa una "opinión positiva" sobre el gobierno Meloni, sino que ataca a "ciertos jueces" que, según ella, "no son enemigos de mi padre o de Giorgia Meloni, sino de todo el país".

Quiso la casualidad que en la inauguración también estuviera presente el antiguo brazo derecho de papá Silvio, Dell'Utri, que dijo lo suyo: "Estoy de acuerdo con las palabras de Marina Berlusconi. Hay algunos jueces, no es que sean todos, son pocos. ¿Han regresado las 'túnicas rojas'? ¿Por qué se fueron?". Y no tiene dudas sobre el trabajo de Giorgia Meloni: "Es muy buena".

Todo es normal en un país sin memoria.

Pero en las sentencias del exsenador hay palabras que pesan como piedras.

Dell'Utri fue el garante "decisivo" del acuerdo entre Berlusconi y Cosa Nostra con un papel "importante para ambas partes: la asociación mafiosa, que recibió un canal constante de enriquecimiento significativo; el empresario Berlusconi, interesado en preservar su ámbito de seguridad personal y económica".

Hoy a la política le gustaría eliminar estos hechos. Así es posible aceptar que el propio Dell'Utri, en una entrevista muy reciente, haya vuelto a hablar de Vittorio Mangano, reiterando el concepto de que según su modo de ver fue un héroe por no haber hablado nunca de él y de su querido amigo Silvio, presentándolo como un gran hombre. La verdad, sin embargo, es muy diferente. Y los "matones del Estado" lo saben bien.

*Diseño gráfico de Portada: Paolo Bassani

Un asesinato político, planeado, deseado y organizado por "mentes refinadísimas": el padre de la patria, Carlo Alberto dalla Chiesa, ex general de carabineros y luego prefecto de Palermo, fue asesinado el 3 de septiembre de 1982 en via Isidoro Carini en Palermo, junto con su joven esposa Emanuela Setti Carraro y el agente de su custodia Domenico Russo.

Fue muy valiosa la colaboración de Calogero Ganci que, hablando con el magistrado Luca Tescaroli (ahora fiscal jefe de Prato), contó los detalles de aquel trágico día. Explicó que condujo el auto desde el que Antonino Madonia empezó a disparar con un rifle Kalashnikov y, en interrogatorios posteriores, Ganci indicó los métodos organizativos y ejecutivos de la emboscada. El 12 de julio siguiente, su primo Francesco Paolo Anzelmo lo siguió en su decisión de colaborar con la justicia y declaró que la masacre no fue provocada por la guerra mafiosa, sino que era "algo que vino de afuera".

Mientras tanto, el 10 de junio de 1996, el Tribunal de Casación puso fin al maxi proceso, iniciado más de una década antes, y declaró la culpabilidad, por haber dado la orden, de Salvatore Riina y de otros seis miembros de la comisión provincial de Palermo: Bernardo Provenzano, Michele Greco, Pippo Calò, Bernardo Brusca y Nenè Geraci.

La condena de Madonia y de otro miembro del comando. Vincenzo Galatolo, pasó a ser definitiva tras la sentencia de la Corte de Casación del 22 de junio de 2004.

Además de ellos, Pino Greco "Scarpuzzedda", Raffaele Ganci, Francesco Paolo Anzelmo, Giuseppe Lucchese, Vincenzo Galatolo y Nino Madonia fueron condenados como miembros del grupo de fuego.

El trabajo nefasto y sinérgico del Estado-mafia creó tal masacre que incluso el jefe de jefes, Totò Riina, hablando con su compañero de prisión Alberto Lorusso en la cárcel Opera de Milán, describió con emoción: "Tan pronto como salió, con su esposa, lo seguimos de lejos. Podría haberlo hecho allí, para ser más espectacular, en el hotel, pero estas cosas me molestan". Y luego agregó: "Al día siguiente le dije: 'Pino, Pino (refiriéndose a Pino Greco conocido como Scarpuzzedda, uno de los asesinos más infames de Cosa Nostra, ndr) mejor si vas a buscar las cosas, preparemos las armas'". "A primera vista, a primera vista -concluye- fuimos varios… éramos unos siete, ocho de los terribles, éramos terribles. Ya estaba muerto pero a pesar de que estaba muerto le disparamos donde estaba, apenas salió ta, ta, ta, y murió".

Sin embargo, quienes piensan en esta masacre como un mero acto de venganza de Cosa Nostra hacia un servidor leal del Estado (el honesto) se engañan.

Como se indica en la sentencia del 2002, "podemos ciertamente estar de acuerdo con quienes sostienen que persisten grandes zonas grises, tanto en lo que respecta a la forma en que el general fue enviado a Sicilia para hacer frente al fenómeno mafioso, como a la coexistencia de intereses específicos, en el seno de las instituciones, para eliminar el peligro que representaba la determinación y la capacidad del general".

No tiene sentido andarse con rodeos: las víboras que anidaban en los pasillos del poder del Estado-mafia enviaron al general a Palermo para que lo mataran; para ser arrojado "al viento ni bien determinados intereses fueron o podían ser tocados o reducidos", escribió el prefecto en sus diarios.dallachiesa2

Pero ¿cuáles eran esos nefastos intereses? ¿Podemos realmente pensar que fue sólo Cosa Nostra? Totalmente improbable.

El prefecto no fue incluido en la "lista negra" a pesar de haber investigado a la mafia (la corleonesa y otras) en Sicilia entre finales de los años '60 y principios de los años '70. Simplemente porque, como dijo su hija Simona dalla Chiesa, a Cosa Nostra "no le convenía".

Incluso las confidencias de Pino Greco "Scarpuzzedda" al futuro arrepentido Tullio Cannella confirmaron ese cuadro: este asesinato "nos consumió, serán necesarios al menos diez años para enderezar el barco y la situación".

A estas declaraciones se suman las del jefe Giuseppe Guttadauro a su amigo de confianza Salvatore Aragona, interceptadas en el 2001 por los magistrados de Palermo coordinados por el fiscal Nino Di Matteo (ahora fiscal nacional adjunto antimafia y exconsejero togado del CSM, Consejo Superior de la Magistratura) que investigaban al ex gobernador de Sicilia, Salvatore Cuffaro, luego condenado en forma definitiva por complicidad agravada con la mafia.

"Pero a quién carajo le importaba matar a dalla Chiesa, vamos, hablemos claro", dijo el jefe Guttadauro.

Aragona asintió y habló de un misterioso "orquestador". Los Carabineros del ROS (Reparto Operativo Especial del Arma de Carabineros) escribieron a la Fiscalía comentando: "Guttadauro creía que en la masacre de dalla Chiesa había una dirección oculta por parte de alguien que esencialmente se había salvado a sí mismo de la situación". "Pero por qué siempre tenemos que pagar por las cosas", mencionó Aragona. "¿Y por qué tuvimos que hacer este favor?", respondió Guttadauro. "No entiendo -insistió Guttadauro- este impulso a ciertas exasperaciones. ¿Por qué nos dejamos meter en la picadora de carne?".

Entonces ¿quién en 1982 le pidió a la mafia el "favor" de matar a Carlo Alberto dalla Chiesa? ¿Quién fue el "orquestador"?

"Pero no podemos resolver y comprender todas las cosas con palabras -prosiguió Guttadauro- hay cosas que nunca diré, nunca saldrán de mí". Incluso los mafiosos se quejaron de que la responsabilidad por los crímenes excelentes sólo recaía en los ejecutores y los autores intelectuales de la mafia. Estos, de hecho, han sido utilizados muchas veces como brazo armado para operaciones militares que al final casi siempre han resultado inconvenientes para la propia organización Cosa Nostra. "Bajo ese paraguas sólo pueden caber los políticos -sentenció Guttadauro- van a ver que en los distintos juicios los únicos que no tendrán problemas serán los políticos".

El instigador está dentro de la Democracia Cristiana

El 8 de marzo del 2017, Roberto Scarpinato, entonces fiscal general de Palermo (hoy senador), reveló en una sesión secreta de la Comisión Antimafia que Gioacchino Pennino (médico, hombre de Cosa Nostra y masón, convertido en colaborador de justicia) dijo haber sabido por otros masones que "la orden de eliminar a Carlo Alberto dalla Chiesa llegó a Palermo desde Roma, del diputado Francesco Cosentino", un democristiano, muy fiel a Giulio Andreotti, secretario general de la Cámara de Diputados y figura importante de la Logia Masónica P2 de Licio Gelli. Scarpinato, sobre el papel de Cosentino, no proporcionó más detalles, pero ya el 6 de diciembre de 1982 la esposa de Cosentino, Clara Canetti, ante la Comisión P2 de Tina Anselmi había establecido el "peso" del honorable demócrata cristiano dentro de la logia masónica: "Gelli era sólo el cuarto. El primero era Andreotti, el segundo era Francesco Cosentino, el tercero era Umberto Ortolani, y el cuarto era Licio Gelli". Se lo repitió el 2 de febrero de 1989 a Michele Santoro en el programa de televisión Samarcanda: "Mi marido me dijo que por encima de Gelli y Ortolani estaban Andreotti y Cosentino".

Por tanto, no erala última pieza del escudo cruzado.

Además, su nombre fue señalado con un marcador amarillo en la lista de 962 nombres (conocidos) de miembros de la Logia P2, junto con los de Licio Gelli, Michele Sindona, Roberto Calvi y Silvio Berlusconi.

Y además, el nombre Cosentino aparece también en los diarios de otro miembro, el director de 'OP' Mino Pecorelli, que anotó sus nombramientos: "Costa-Berlusconi-Licio-Gregori-Cosentino" (5 de septiembre de 1977): "Berlusconi-Cosentino" (16 de octubre de 1977); "Cosentino-Berlusconi-Montedison" (27 de octubre de 1977).

Delicados equilibrios de poder

El hijo del general, Nando dalla Chiesa, nos dijo el año pasado que su padre fue asesinado porque había un partido (la Democracia Cristiana) que "trataba de salvar el equilibrio nacional". Los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino también hablaron de política en relación con el crimen, refiriéndose a una matriz resultante de una "convergencia de intereses entre Cosa Nostra y sectores políticos y económicos".

Una pieza fundamental, la política, que hace sentir todo su peso el 5 de abril de 1982: ese día -pocos días antes de partir hacia Sicilia para dirigir la prefectura- dalla Chiesa se reunió con el Primer Ministro Giulio Andreotti y le dijo: "No tendré consideración por esa parte del electorado de la cual sus grandes electores se aprocechan".

Lo cuenta su hijo, Nando dalla Chiesa, en el libro "Delitto Imperfetto". "Mi padre nos dijo después de esa conversación: 'Fui a ver a Andreotti y cuando le conté todo lo que se decía de su gente en Sicilia se puso blanco'".

¿Fue en ese momento que el General firmó su sentencia de muerte?

El general, que ya había luchado contra el terrorismo rojo, seguramente no se habría detenido. Habría cumplido con su deber contra Cosa Nostra, investigando a fondo los vínculos que la organización criminal llevaba a cabo con otros segmentos del poder, desde la economía hasta los segmentos desviados de la política.

Esta última, recordemos, estaba en manos de los democristianos de Andreotti, a los que el prefecto dalla Chiesa definió como "la familia política más contaminada". "Aunque parezca absurdo hasta ese momento gozaba de la máxima confianza del gobierno y del propio Andreotti", recordó el magistrado de Catania, Sebastiano Ardita. Pero luego, después de esa reunión con el Primer Ministro, los miembros de la DC le declararon la guerra porque dalla Chiesa había entendido que la fuerza de la mafia dependía de esas coberturas políticas. A pesar de ello, dalla Chiesa cumplió con su deber hasta el día de la masacre con los pocos medios legislativos y operativos que en ese momento poseía el Ejército, y que el General había pedido al Estado para luchar contra las organizaciones mafiosas en Sicilia. Herramientas que hoy, sólo después de su muerte, y la de decenas de otros servidores del Estado, posee el país.dallachiesa3

El desvío de las investigaciones

El largo camino para descubrir la verdad se caracterizó por el desvío de las investigaciones del criminal convicto Giuseppe Spinoni (cuyos gastos legales fueron financiados por los servicios secretos), que dirigió las pesquisas hacia criminales completamente ajenos y que luego fue condenado por calumnia.

Pero este es sólo uno de los elementos que caracterizaron a esta masacre estatal. Y siempre era el jefe de jefes, Totò Riina, quien habló de otros detalles como el robo de documentos del general.

"Ellos -dijo el jefe corleonés- cuando llegó el momento... de dalla Chiesa... lo hicieron, carajo, se la abrieron, le abrieron la caja fuerte... le quitaron todo". Y con ellos se refería a entornos externos a Cosa Nostra. ¿Los servicios secretos? Una posibilidad nada remota.

Se sabe que alguien entró en la casa del prefecto en Villa Pajno durante la noche del 3 al 4 de septiembre de 1982. Llegó a la caja fuerte y la vació.

De hecho, la mañana del 4 de septiembre, la familia de dalla Chiesa buscó la llave para abrir esa caja fuerte pero sin éxito. La llave no apareció hasta la tarde del 11 de septiembre, en el cajón de una secretaria. Sin embargo, cuando se abrió la caja fuerte, no quedaba nada en su interior excepto una caja (también vacía).

"Encontramos la llave de la caja fuerte en un estante -dijo en 2016 la hija del general, Simona dalla Chiesa- que no habíamos notado en nuestra investigación, no estaba allí antes. Y la caja fuerte estaba vacía. La desvergüenza que vimos fue una nueva herida para nosotros".

El maletín de cuero del general, sin embargo, fue encontrado en el 2013 en el sótano del tribunal de Palermo. Estaba vacía. Sin embargo, en el informe de inspección de la policía científica, conservado en el expediente judicial sobre la masacre de Via Carini, se certifica que poco después de las 21.30 horas del 3 de septiembre de 1982, Carlo Alberto dalla Chiesa (muerto ya desde hacía quince minutos en el interior de su coche) tenía entre sus piernas un maletín lleno de papeles. En otro informe, fechado el 6 de septiembre, de la Escuadra Móvil de Palermo a la Fiscalía de la República de Palermo, que solo menciona el maletín del general. ¿Y los documentos? Desaparecieron en el aire.

En un vídeo de la RAI, incorporado por los magistrados de la DIA (Dirección de Investigaciones Antimafia), a disposición de la Fiscalía de Palermo, el maletín de cuero fue inmortalizado en las manos de un militar del Arma de Carabineros.

En septiembre del 2012, en una carta anónima que llegó al entonces fiscal adjunto Nino Di Matteo, se decía que "un oficial de Carabineros en servicio en Palermo estaba preocupado por haber robado el maletín de cuero marrón que contenía documentos candentes, sobre todo nombres candentes relativos a investigaciones que dalla Chiesa estaba tratando de realizar por sí solo". Además, se habló de una oficina reservada que el general Dalla Chiesa habría tenido en el cuartel de Piazza Verdi, sede del comando provincial de los Carabineros: "Estaba situada frente a la unidad de mando de Rono y allí había carpetas, notas y mensajes". La fiscalía de Palermo, a través de los fiscales que investigaban sobre la Tratativa Estado-mafia, reabrieron ese expediente y citaron a Nando dalla Chiesa como testigo. Hasta hoy de aquella investigación no se supo nada, pero numerosas preguntas permanecen abiertas.dallachiesa4

A pesar del tiempo transcurrido, no podemos dejar de esperar que se encuentre una verdad completa sobre la muerte del general dalla Chiesa, verdadero padre de nuestra patria.

Necesitamos descubrir a quién le fue útil la eliminación del general. ¿A quién le hizo Cosa Nostra ese 'favor'? ¿Qué obtuvo de todo ello? ¿Qué le prometieron las 'mentes refinadísimas' a la 'Cúpula'?

El trabajo de difamar

Carlo Alberto dalla Chiesa no fue dejado en paz ni siquiera después de su muerte, hasta el punto de que se orquestó una campaña para manchar su nombre.

Es una historia que tiene raíces antiguas. En otoño de 1976, el comandante general del ejército, Enrico Mino, informó al general de que en febrero de 1977 él también tendría que abandonar el mando de brigada de Turín y que tendría que permanecer "disponible" durante algún tiempo. Una manera tan buena como cualquier otra de decir "estacionado". El epílogo de esta historia concluyó en el otoño de 1976 con la firma de Carlo Alberto dalla Chiesa en una solicitud de ingreso en la P2, ofrecida "expertamente" por Franco Picchiotti, general de Carabineros y comandante de la Legión de Roma. Fue él, también según el propio testimonio de dalla Chiesa, quien le ofreció aquel 'bocado envenenado'. "En octubre de 1976 -dijo el General el 23 de febrero de 1982 ante la comisión de investigación del caso Moro- recibí en mi despacho de Turín al general Picchiotti, que había sido subcomandante de la fuerza, y me habló de esta masonería, diciéndome que lo correcto era que yo formara parte de ella. Obviamente me resistí, diciendo que no me interesaba, que mi padre siempre había estado alejado de estos conceptos, pero insistió, entonces le dije que yo era católico practicante y él me dijo que también había cardenales involucrados. Al cabo de hora y media se fue sin que yo hiciera el más mínimo gesto de asentimiento. Después de unos quince días, alrededor del 28 de octubre, volvió a traerme la solicitud impresa. Entonces en ese momento me dije a mí mismo que quería ver hasta dónde llegábamos. ¡Era impensable que después de haber rechazado tan resueltamente un argumento, un ex subcomandante de la fuerza se presentara con un pedido así!". La solicitud estaba fechada el 28 de octubre de 1976. Fue encontrada más de cuatro años después, durante la búsqueda llevada a cabo. en el despacho de Licio Gelli en Castiglione Fibocchi, guardado en la caja fuerte del despacho, en una carpeta titulada "suspendido".

La pertenencia del general a la Logia P2, de hecho, nunca fue verificada en ninguno de los dos órganos competentes: ni por la Comisión Parlamentaria de la P2 ni por los jueces Gherardo Colombo y Giuliano Turone.

¿Carlo Alberto dalla Chiesa fue asesinado por la mafia?

Es cierto que Cosa Nostra hizo su parte. Pero quizás, 42 años después, haya llegado el momento de decir que fue asesinado por el Estado-Mafia y la Mafia-Estado. Sicilia e Italia ya no son lo que eran entonces y en Palermo queda un recuerdo muy pálido de Carlo Alberto dalla Chiesa pero no hay que dejar de buscar esas "mentes refinadísimas" de las que hablaba Giovanni Falcone, que siempre están presentes detrás de los crímenes "híbridos" de nuestra República.

*Foto de Portada: Antimafia Duemila

*Foto 2: El lugar del asesinato del prefecto Carlo Alberto dalla Chiesa, junto con su esposa Emanuela Setti Carraro y el agente de custodia Domenico Russo © Franco Zecchin

*Foto 3: Paolo Borsellino y Giovanni Falcone © Shobha

*Foto 4:Giulio Andreotti © Shobha

Entrevista al histórico abogado de los arrepentidos (Segunda parte)

Después de haber abordado, en la primera parte de la entrevista con el director de ANTIMAFIADuemila Giorgio Bongiovanni, las graves cuestiones del vaciamiento de la ley sobre los colaboradores de justicia, el histórico abogado de Tommaso Buscetta, Totuccio Contorno, Giovanni Brusca (y otros), habla de otros temas.

A pesar de las transformaciones, todavía hoy existe una mafia que controla los territorios.

Así, el abogado habla de las masacres de los años noventa, de las convergencias de intereses sobre diversos crímenes que han atravesado la historia de nuestro país y de la presencia de autores intelectuales externos, para una búsqueda de la verdad que aún no es completa.

"Creo que la palabra antimafia da urticaria a algunas personas, en el sentido de que no pueden soportarlo -responde el abogado- la paz mafiosa también significa esto: basta de leyes especiales, basta de doble vía para los hechos de la mafia, basta ya de la doble vía procesal".

Luego llega a una amarga conclusión: "Hay un Estado, o una parte del Estado, comprometido con esta realidad (la mafia). Todavía hoy comprometido. No nos hemos liberado de este condicionamiento mafioso que nos afecta. La gente no se da cuenta. La sociedad está contaminada por esta presencia".

En 1997, un proyecto de atentado saltó en vísperas de la sentencia del caso Capaci

La Cosa Nostra "promovió, aprobó y llevó a cabo la masacre de Capaci, pero aún no se ha identificado a todos los autores del crimen". Con estas palabras, el 21 de mayo de 1997, en el primer día de acusación del proceso por la masacre de Capaci, el magistrado Luca Tescaroli, entonces fiscal de Caltanissetta, señaló con el dedo a los jefes encerrados en las celdas, sugiriendo sin embargo que las investigaciones no podían considerarse agotadas solo con la identificación de jefes y subordinados, directores y ejecutores, refiriéndose a los llamados autores ocultos.

Un proceso que, en primera instancia, lo tuvo a cargo de la acusación junto a su colega Francesco Paolo Giordano (en la apelación, en cambio, fue apoyado por Antonella Sabatino, ndr) gracias al cual, tras un doble veredicto de la Corte de Casación del 30 y 31 de mayo del 2002 y el 18 de septiembre del 2008, se condenó en forma definitiva a 37 mafiosos, con 29 cadenas perpetuas, entre miembros de la Cúpula, acusados de haber decidido la masacre y autores materiales.

Sin embargo, pocos recuerdan las tensiones que rodearon a ese proceso.

El 2 de junio de ese año, pocos días después de haber solicitado las sentencias, el magistrado, en ese entonces de 32 años, escapó de un atentado mientras estaba de vacaciones con su novia en Maratea, en la playa del "Macarro", en Basilicata.

Querían matarlo con un fusil de dos caños y un arma corta.

Los sicarios, dos hombres con el rostro cubierto por un casco de motociclista, se habían apostado en una arboleda.

Fue uno de los carabineros que lo escoltaban quien notó los "extraños movimientos" en la vegetación.

Temiendo por la vida del magistrado, subió por un pequeño camino hasta que se encontró frente a los dos asesinos, equipados con una motocicleta "Enduro" roja, sin matrícula y con el motor en marcha listo para escapar.

Al principio, el militar les ordenó a los dos desconocidos que se detuvieran. Luego disparó dos tiros al aire cuando uno de los dos motociclistas le apuntó con el fusil. Inmediatamente los dos asesinos huyeron a bordo de la motocicleta por un camino secundario de tierra con acceso a la autopista, perdiéndose todo rastro de ellos.

La Fiscalía de Potenza investigó ese atentado por los presuntos delitos contra personas no identificadas de posesión y porte abusivo de armas y resistencia a funcionarios públicos.

Al solicitar el archivo del expediente al juez de instrucción, el fiscal identificó claramente el contexto de ese proyecto de muerte, destacando que no había duda de que "la conducta de los dos jóvenes de identidad desconocida tuvo como objetivo lesionar la integridad física de la persona del Dr. Tescaroli".

En el documento también se recordaron otros episodios de amenazas recibidas por el magistrado, con 'advertencias' que incluso habían sido transmitidas al padre, por lo que se estableció con certeza que el magistrado era el blanco de los atacantes debido a su compromiso como magistrado de la Dirección Distrital Antimafia (DDA) de Caltanissetta, en investigaciones y juicios contra personas acusadas de pertenecer a organizaciones criminales de tipo mafioso siciliano, como Benedetto Santapaola, Giuseppe Madonia, Antonio Ferro y contra los presuntos protagonistas y autores de las masacres de Capaci y via d'Amelio en Palermo.

Casi treinta años después de las masacres es necesario recordar ese proyecto de muerte, teniendo en cuenta que Cosa Nostra nunca olvida y para que no vuelvan a ocurrir hechos similares.

Y es cierto que Luca Tescaroli, con su profesionalidad y sus intuiciones, representa a una de esas figuras del poder judicial que, como Nino Di Matteo, Giuseppe Lombardo, Roberto Scarpinato, Sebastiano Ardita, Nicola Gratteri y otros, no se conforman con solo parte de la verdad.

Un compromiso que el fiscal adjunto de Florencia ha demostrado a lo largo de su historia.

Basta pensar en las investigaciones que abrió sobre los agujeros negros del atentado a Falcone, que nos hicieron pensar cada vez más en la participación de círculos de poder externos a Cosa Nostra.

Y fue siempre él quien siguió, en primera y segunda instancia, el juicio del fallido atentado de Addaura contra Giovanni Falcone (ya en 1989, para Cosa Nostra, debía morir). Proceso que terminó con las condenas de los jefes Totò Riina, Salvatore Biondino, Antonino Madonia, Vincenzo y Angelo Galatolo.

Además, Tescaroli, junto con su colega Nino Di Matteo, investigó a Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri en Caltanissetta (registrados en el expediente con los nombres de "Alfa y Beta") como posibles autores intelectuales externos de las masacres.

Esto sucedió gracias a las declaraciones del arrepentido Salvatore Cancemi, fallecido en el 2011, quien fue el primero en hablar de contactos directos entre los dos políticos de Forza Italia y los líderes de Cosa Nostra.

Pocos recuerdan que en la investigación sobre el ex senador y el ex primer ministro, Di Matteo y Tescaroli fueron dejados solos, con una desconexión de hecho con el resto de la fiscalía de Caltanissetta.

Una investigación que terminó con el archivo por parte del juez de instrucción Tona, pero en la que quedó escrito que "los documentos del expediente han demostrado sobradamente la existencia de diversas posibilidades de contacto entre hombres pertenecientes a Cosa Nostra y exponentes de grupos societarios controlados de diversas formas por los hoy indagados (Berlusconi y Dell'Utri)".

En Roma, como fiscal adjunto, Tescaroli realizó una importante investigación sobre el asesinato del banquero Calvi, ahorcado el 18 de junio del '82 en Londres bajo el puente de los Frailes Negros.

En el juicio por el asesinato del "banquero de Dios", entre 2007 y 2011, fueron absueltos Pippo Calò, Flavio Carboni, Ernesto Diotallevi (Banda della Magliana), Manuela Kleinszig y Silvano Vittor, este último implicado en la organización del último viaje de Calvi, pero se determinó que Roberto Calvi "fue asesinado" después de años en que se sostuvo la tesis del suicidio.

Pero es en la investigación bis donde se destacaron otros aspectos. Tescaroli pidió en 2016 el archivo del proceso que involucraba, por diversos motivos, a figuras como Licio Gelli (acusado de ser el organizador del crimen), el financiero suizo Hans Albert Kunz, Francesco Pazienza (militar, también condenado definitivamente por el colapso del Banco Ambrosiano), Maurizio Mazzotta (secretario de Pazienza), Enzo Casillo (brazo derecho de Raffaele Cutolo, asesinado en Roma siete meses después de la muerte de Calvi) y nuevamente Flavio Carboni, todos conectados, en la hipótesis de la acusación, en la fase ejecutoria del homicidio.

Una investigación que, según ha escrito la jueza de instrucción Simonetta D'Alessandro, "sostiene, sin embargo, una hipótesis histórica del asesinato difícil de superar".

¿Qué hipótesis?

Muy simple: "Una parte del Vaticano, pero no todo el Vaticano; una parte de Cosa Nostra, pero no toda Cosa Nostra; una parte de la masonería, pero no toda la masonería y, en una palabra, la cercanía de niveles superiores en una fase estratégica de la política exterior, que quemó capitales que, según los arrepentidos, eran de origen mafioso. No se pudo hacer más". En consecuencia, se concluyó que la Fiscalía había "hablado de manera creíble de un sistema económico integrado, proyectando presencias simbólicas en el escenario delictivo: Calò que es Cosa Nostra, de Bontate a Riina; Diotallevi y Casillo, que son de la banda de Magliana y la nueva Camorra organizada, ambas asociaciones al servicio de la mafia corleonesa; Pazienza y Mazzotta, que son del Sismi; Gelli, Carboni y Kunz de la P2, Marcinkus del IOR, que es Sindona, que es Calvi".

Y luego, una vez más, Tescaroli estuvo entre los fiscales que se ocuparon de la investigación de la "Mafia Capital".

Hoy, Luca Tescaroli continúa lidiando con las masacres como fiscal adjunto en Florencia, y tiene a cargo, junto al fiscal Luca Turco, las investigaciones sobre los autores intelectuales externos de las masacres de 1993.

Por eso se lo puede considerar una figura incómoda, tan incómoda como la investigación que tiene a los "habituales" Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri inscriptos en el registro de sospechosos.

También por esta razón, Luca Tescaroli sigue siendo una de las figuras de mayor riesgo dentro del poder judicial. La investigación archivada en octubre de 1997 no reduce los riesgos para su persona.

Así como para los demás magistrados, agredidos, deslegitimados y aislados.

El problema, lamentablemente, es que nuestro país está en manos de un sistema criminal integrado interno. Hasta que sea desenmascarado y juzgado, hasta que la ciudadanía tome conciencia y exija justicia y verdad, la nuestra es una historia destinada a repetirse.

*Foto de Portada: Reelaboración gráfica de Paolo Bassani