Sobre Di Matteo los habituales ataques indignos

Todos absueltos. Mario Mori, Giuseppe De Donno y Antonio Subranni, fueron declarados inocentes "por no haber cometido el hecho". Marcello Dell'Utri es inocente "por no haber cometido el hecho". Los jefes de siempre de la mafia, Leoluca Bagarella y Antonino Cinà, fueron "salvados" por la prescripción al haber transcurrido más de 22 años desde la comisión de la tentativa, reformulada en "tentativa de amenaza al cuerpo político del Estado".

Esta es la decisión tomada por la Sexta Sección Penal de la Corte de Casación.

Una frase que alimentará debates y discusiones y que "va a arreglar las cosas" dejando limpia la cara de un Estado que "nunca" ha tenido ningún tipo de relación con la mafia.

Un camino lento pero inexorable desde que el 20 de abril del 2018 el Tribunal Penal de Palermo (formado por el presidente Alfredo Montalto, la jueza a latere Stefania Brambille y los jueces populares) declararon culpables a los acusados.

Ya la sentencia de apelación, a pesar de las referencias a tratativas "improvisadas" e "inescrupulosas", había dejado claro que las instituciones no podían ser responsabilizadas.

Sentencia tratativa 2

Con el pronunciamiento expresado por los jueces supremos en nombre del pueblo italiano, el campo queda totalmente despejado: el Estado sanciona que tratar con las organizaciones criminales mafiosas más poderosas del mundo (Cosa Nostra, la 'Ndrangheta, la Camorra, etc.) es legítimo. No importa si esto genera víctimas.

Los hechos que quedan

La Corte Suprema, en una nota, quiso explicar que "la sentencia confirmó la decisión de la Cámara de Apelaciones de Palermo en la medida en que reconoció que en los años 1992-1994 los vértices de Cosa Nostra intentaron condicionar con amenazas a los gobiernos de la República Italiana (Gobiernos Amato, Ciampi y Berlusconi), planteando la continuación de la actividad asesina si no se hubieran producido cambios en el tratamiento penitenciario de los condenados por delitos mafiosos y otras medidas a favor de la asociación criminal". Pero esa amenaza no fue transmitida a los gobiernos.

Sentencia tratativa 3

Y no es posible atribuir ningún rol a los tres oficiales del ROS ni a Marcello Dell'Utri (ya condenado por concurso externo en asociación mafiosa), quien también había sido absuelto en la apelación.

Y ya se desencadenó el "tam tam" mediático de todos aquellos que siempre tildaron al proceso de la Tratativa Estado-mafia como una "una locura sin sentido" y señalaron a los magistrados que tuvieron la osadía de sentar a los hombres de las instituciones en el banquillo como "subversivos".

Y no es necesario esperar los fundamentos de la sentencia para recordar algunos hechos que quedaron grabados en la historia.

Que "hubo una tratativa" está sancionado en otras sentencias anteriores a la de hoy. Son sentencias definitivas en las que se afirma que las masacres fueron realizadas para obligar al Estado a pactar con las organizaciones mafiosas.

Los contactos que se produjeron tras la masacre de Capaci entre el exalcalde mafioso de Palermo, Vito Ciancimino, y los oficiales del ROS se consideraron suficientemente probados.

Una historia reconstruida gracias a las declaraciones del colaborador de justicia Giovanni Brusca pero también de los propios carabineros (el general Mario Mori y el capitán Giuseppe De Donno).

Al declarar como testigos en ese juicio, aseguraron haber tomado esa iniciativa para poder capturar a algunos prófugos y tratar de evitar otras masacres.

Y lo que es increíble, pero cierto, es que fueron Mori y De Donno quienes hablaron de tratativa (y no en forma supuesta) en sus declaraciones.

El relato de Mori sobre su diálogo con Vito Ciancimino, relatado en la sentencia, es bastante directo: "Pero señor Ciancimino ¿de qué se trata esta historia? Hay un muro y un contramuro. De un lado está Cosa Nostra y del otro el Estado. ¿Acaso no es posible hablar con esta gente? Lo dije convencido de que diría: ¿Qué quiere de mí, coronel? En cambio, me dijo: Pero, sí, se puede, yo estoy en condiciones de hacerlo. Yo le dije: entonces inténtelo. Y así quedamos... Y así terminó el segundo encuentro, obviamente he hecho una síntesis". (…) "Él entendió a su manera, fingió entender y siguió adelante de todos modos. Y acordamos que queríamos desarrollar esta tratativa". Y luego en otro pasaje (...) "Se volvieron a ver, siempre en casa de Ciancimino, el 18-12-92. En esta ocasión Ciancimino les dijo: Mire, ellos aceptan la tratativa, las condiciones son que el intermediario soy yo –Ciancimino– y que la tratativa se desarrolle en el exterior. ¿Usted que ofrece a cambio?".

Sentencia tratativa 5

La Casación, en la sentencia de ayer, excluye cualquier responsabilidad de los oficiales del ROS, ya absueltos en apelación en cuanto a la falta de dolo, negando cualquier hipótesis de complicidad en el delito de tentativa de amenaza al cuerpo político del Estado.

Pero si es así, ¿qué significa el diálogo con el exalcalde mafioso de Palermo? Si no es una tratativa ¿qué es?

Si es cierto que las declaradas fueron las palabras pronunciadas en aquel intercambio entre Mori y Ciancimino, cuando se formularon los pedidos ¿cómo se hizo para no remitirlos a las autoridades correspondientes si según el militar la intención era detener las masacres?

Con este hecho, no desmentido por los propios Carabineros, se deberán medir las motivaciones de la nueva sentencia de Casación.

Y no solo eso.

También habrá que medirla con otro hecho sancionado por sentencias definitivas, a saber, que el diálogo (tratativa, de hecho) iniciado "para parar las masacres" reforzó la convicción de Cosa Nostra de que, precisamente, las masacres pagaron.

He ahí la tratativa manchada con sangre de mártires e inocentes.

Tuvieron que morir Paolo Borsellino y los agentes de su custodia.

Al año siguiente hubo otros atentados.

En mayo de 1993 los de via Fauro, en Roma, y ​​via dei Georgofili en Florencia. Luego, en julio, los de vía Palestro, en Milán, y en las basílicas de San Giorgio al Velabro y San Giovanni in Laterano, en Roma. Murieron 15 personas, incluidas dos niñas, una de 50 días y otra de nueve años, Caterina y Nadia. Hubo decenas de heridos a los que hay que sumar los daños al patrimonio artístico y a la seguridad nacional. A los políticos inscriptos en la lista de muertos de Cosa Nostra, en cambio, les salvaron la vida. Y sólo la pura casualidad impidió que se llevara a cabo la masacre planeada y luego cancelada en el Estadio Olímpico de Roma en enero de 1994.

Todo ello es normalizado en la parte dispositiva de una sentencia que quita toda sombra que pueda caer sobre los hombres de las instituciones.

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Olas de barro

No, el Estado no puede (o mejor dicho, no quiere) auto juzgarse y lo ha demostrado a lo largo de todo el proceso.

Los continuos ataques por parte de la política y de los diarios de siempre, las deslegitimaciones, las resistencias consumadas en medio de indignos silencios y desvergonzadas omisiones, tuvieron su clímax en el conflicto de atribución planteado por el jefe de Estado, Giorgio Napolitano, contra la fiscalía de Palermo, hecho que demuestra lo difícil e incómodo que fue llevar adelante este proceso.

Porque detrás del banquillo no sólo estaban los habituales mafiosos "sucios" y "malos", sino también hombres de las instituciones cuya conducta habría afectado hasta a tres gobiernos de la República. Al propio Estado, de hecho.

Luego de las absoluciones definitivas, las palas de lodo vuelven a caer sobre aquellos magistrados que se dedican a la búsqueda de la verdad sobre lo ocurrido en el bienio de las masacres. Dos años sobre los que aún hoy no hay una verdad completa.

Más de treinta años después, ahora que también fue arrestado Matteo Messina Denaro, con esta sentencia se va a prohibir aún más hablar de relaciones entre la mafia y el Estado, de instigadores o autores intelectuales externos o de sistemas criminales.

Y ya están preparadas las "listas de proscripción" contra todos aquellos que quieran "elevar el tiro" de las investigaciones.

Y hoy el nombre que está en boca de todos, dicho y no dicho, es obviamente el de Nino Di Matteo, quien se ha convertido en un símbolo de ese sector de la magistratura que no quiere transigir en la búsqueda de la verdad.

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Una condena que va más allá de Cosa Nostra

¿Cómo es que, si todo fue una "locura sin sentido", durante el juicio Di Matteo fue condenado a muerte por el jefe de jefes de Cosa Nostra, Totò Riina y por Matteo Messina Denaro?

Este aspecto no fue ni mínimamente tomado en consideración, ni por las Cortes ni por los comentaristas. También en este caso, aunque sea brevemente, los hechos deben recordarse.

Porque en noviembre del 2013, durante la hora de aire en prisión, Totò Riina directamente desde la cárcel pidió que le dieran "el final del atún".

Estaba previsto para poco después un viaje a Milán, precisamente para el juicio sobre la Tratativa Estado-mafia.

"¡Así que organicemos esto! Hagámoslo en grande y no hablemos más del tema", dijo el jefe de corleonés. Y hablando siempre de Di Matteo agregó: "Él se para enfrente mío, me mira fijo a los ojos, pero no me intimida. (…) Este Di Matteo no se va, la reforzaron la escolta y luego, si es posible, hay que matarlo. Una ejecución como las que hacíamos en aquel tiempo en Palermo con los militares. (...) Te haría el fin del atún, del buen atún". Y luego otra vez: "Este fiscal de este juicio me está volviendo loco".

En otro discurso, el capo mafioso reiteró: "Todo está listo y lo haremos de forma sorprendente".

En ese preciso momento el estado de alerta subió a lo más alto. Al magistrado se le impidió presenciar la audiencia de Milán en la cual debía declarar el arrepentido Giovanni Brusca.

El ministro del Interior, Angelino Alfano, propuso que para garantizar la seguridad del fiscal se planteara la posibilidad de trasladarse con un tanque Lince, como los que se utilizan en Afganistán.

Es comprensible que el fiscal rechazara una solución tan extrema, pero si se hubiera llegado a esa idea, está claro que la sentencia de muerte que pronunció el jefe de jefes fue cualquier cosa menos descabellada.

Fue en el 2014 cuando entendimos por qué tanta vehemencia por parte de Riina.

Es el jefe de Acquasanta, Vito Galatolo, hijo de Vincenzo Galatolo, quien da la clave para entender. 

En particular, informó que quería "sacarse un peso de la conciencia" porque estaba al tanto, al ser uno de los organizadores, de un plan para matar a Di Matteo.

Así explicó que, a fines del 2012, fue Matteo Messina Denaro quien pidió organizar un atentado en nombre de otros sujetos ("los mismos del caso Borsellino") porque "había ido demasiado lejos".

Y fue Galatolo el que contó acerca de la compra de doscientos kilos de TNT que las familias palermitanas habían traído de Calabria. Y no solo eso. También agregó detalles sobre palabras de la carta de Messina Denaro, que garantizó que "el atentado a Di Matteo no era como en los 90, ahora estaba cubierto".

Aquella doble sentencia de muerte de Riina desde la cárcel y Messina Denaro desde fuera (entonces aún era un fugitivo, ndr) fue refrendada por el silencioso asentimiento de los otros jefes mafiosos históricos de la Cúpula. No llegaron quejas de la prisión de los diversos Biondino, Madonia, Graviano, Aglieri, Santapaola, etc.

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Todo esto, es preciso recordarlo, forma parte de un bienio que tiene en el 2012 el año del conflicto de atribución entre la fiscalía de Palermo y Napolitano, por las intercepciones (luego destruidas) entre el jefe de Estado y el entonces investigado Nicola Mancino. En el 2013, sin embargo, se dará el inicio del juicio sobre la Tratativa Estado-mafia.

Por lo tanto, es evidente, a nivel lógico y fáctico, que existe una estrecha correlación entre la sentencia de muerte del magistrado y el trabajo que estaba realizando.

Y el clima de tensión, en esos años, también se vio reforzado por las amenazas sufridas por otros magistrados en primera línea en la lucha contra los sistemas criminales, que trabajaban en las fiscalías de Palermo, Reggio Calabria, Caltanissetta, Florencia, Milán, Catania, Roma, Nápoles y otras más. 

Contra Di Matteo, sin embargo, hubo una verdadera escalada.

Además de Galatolo, otros colaboradores de justicia también hablaron del proyecto de atentado. Entonces, después de una fuerte protesta de la sociedad civil, la escolta del magistrado se elevó al más alto nivel, hasta la asignación del bomb jammer (un emisor de señales capaz de bloquear la transmisión de ondas electromagnéticas en un radio de unos pocos cientos de metros y cancelar cualquier activación remota de artefactos explosivos, ndr) que está previsto para la seguridad de los jefes de Estado.

Otro aspecto que no puede pasar desapercibido es que Di Matteo estuvo bajo custodia mucho antes de la llegada del jammer.

Había instruido juicios como el del asesinato del juez Saetta y su hijo (obteniendo la primera cadena perpetua de una larga serie para Totò Riina), y luego el de la muerte del juez de instrucción Rocco Chinnici, padre del histórico pool antimafia de Palermo.

Había obtenido otros resultados importantes con los juicios de la masacre de via D'Amelio donde fueron condenados todos los jefes de la Comisión Provincial y Regional (desde Totò Riina hasta los Graviano, también Aglieri, Biondino, Giuseppe Calò, Raffaele Ganci, Filippo Graviano, Michelangelo La Barbera, Cristoforo Cannella, Salvatore Biondo, nacido en 1955, Domenico Ganci y Salvatore Biondo nacido en 1956, Salvatore Buscemi, Giuseppe Farinella, Antonino Giuffrè, Benedetto "Nitto" Santapaola y Giuseppe "Piddu" Madonia, entre otros). Procesos que han trazado el camino para la búsqueda de los denominados autores intelectuales externos.

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A pesar de las cadenas perpetuas que recibieron los jefes mafiosos, nunca habían sido tan explícitos contra su persona. Y el juicio sobre la Tratativa Estado-mafia, por lo que podrían ser las posibles condenas contra la mafia, no justificaba tal reacción.

El interés era de otros. Quizás de "esos amigos romanos de Matteo Messina Denaro" mencionados en una carta anónima de un misterioso mafioso de Alcamo, enviada a la Fiscalía de Palermo mucho antes de las declaraciones de Galatolo.

Una escalofriante coincidencia con las declaraciones del exjefe de Acquasanta y otros colaboradores de justicia.

El misil para Caselli 

La última vez que la mafia había trabajado en un plan de muerte de esta magnitud fue a principios de la década de 1990, con un ataque al juez Gian Carlo Caselli. Incluso entonces, un hombre anónimo, en 1993, había anunciado: "Los volaremos por los aires. Con un misil tierra-aire que nos llegó desde Yugoslavia. Le vamos a disparar al helicóptero que te transporta de Punta Raisi a Boccadifalco...". Un plan de muerte que fue confirmado por Spatuzza, cuando comenzó a colaborar con la justicia: "A través de la 'Ndrangheta, el clan de los Nirta, compramos armas, dos ametralladoras, dos pistolas ametralladoras y un lanzamisiles. Era un cargamento de armas para atentar contra el fiscal Caselli, que supimos que se desplazaba con un helicóptero que partía del hospital Cervello. Estaba a cargo del distrito de Brancaccio y a través de Pietro Tagliavia me dicen que debía 'curar' a Caselli. El lanzamisiles estaba guardado en un almacén de nuestra familia que fue registrado por la DIA. Estaba escondido en la cavidad de un sofá y no fue encontrado".

Gracias a Dios, tanto para Caselli como para Di Matteo, la ejecución del crimen no se llevó a cabo.

Pero ese plan de muerte, en lo que a Di Matteo se refiere, tal y como sustenta la fiscalía de Caltanissetta en el pedido de archivo de la causa, "sigue vigente".

Y si las bombas no estallan, entonces llega la nueva ola de deslegitimación y denigración, acompañada de acusaciones difamatorias.

El Estado no se come al Estado, señaló en varias ocasiones Saverio Lodato en esta revista. Una consideración amarga y angustiosa.

Magistrados como Di Matteo que se han acercado a un paso de la verdad y que tocan ese limbo, ese punto de encuentro entre los sistemas criminales integrados y los poderes fuertes que existen en nuestro país, siempre han sido deslegitimados y amenazados. Sucede hoy como sucedió en el pasado, con otros jueces y fiscales, que regaron las calles con su sangre.

Pero hoy ya no podemos permitirlo. Para no ser cómplices de los que quieren la muerte de estos magistrados y que querrían poner una lápida sobre ciertas investigaciones.

Imagen de portada: diseño gráfico de Paolo Bassani
 
Foto 3: los abogados Basilio Milio y Vittorio Manes, junto al exgeneral de carabineros Mario Mori (centro) © Imagoeconomica
 
Foto 4: el exoficial del ROS, Giuseppe De Donno © Imagoeconomica
 
Foto 5: Marcello Dell'Utri, exsenador © Imagoeconomica
 
Foto 6: el fiscal nacional adjunto antimafia, Nino Di Matteo © Deb Photo
 
Foto 7: el jefe de jefes Totò Riina
 
Foto 8: Matteo Messina Denaro, la exprímula roja de Castelvetrano