El abogado Ambrosoli fue asesinado por la mafia bajo directivas del banquero Michele Sindona el 11 de julio de 1979. La ausencia de las máximas autoridades en su funeral reflejó la respuesta cobarde e hipócrita de esa parte de Milán sumisa y cómplice de una política connivente con la mafia y embadurnada de corrupción. 31 años más tarde en la plaza Duomo 150 mil personas, de entre las cuales muchos llevan la banda tricolor, saldan la deuda de esa ausencia.
Los altavoces amplifican las palabras escritas con mucha conciencia: “Querida Anna, es el 25 de febrero de 1975 y estoy listo para el depósito del estado pasivo del BPI (Banca Privata Italiana – fruto de la fusión de los bancos de Sindona) un acto que no satisfará a muchos y que ha costado mucho esfuerzo. No temo por mí, porque veo otra alternativa que el presionar para que me sustituyan, pero también es verdad que el hecho mismo de tener que tratar con gente de todo color y tipo no me tranquiliza para nada. Es indudable que en cualquier caso pagaré un precio muy alto por el encargo: lo sabía antes de aceptarlo y por lo tanto no me quejo de nada, porque para mí ha sido una oportunidad única de hacer algo por el País”. Y es la parte final de esta misiva, lo que queda como un testamento espiritual que ha sido observado con la más absoluta fidelidad: “Pase lo que pase, tu sabes lo que tienes que hacer y estoy seguro de que sabrás hacerlo bien. Tendrás que criar a los niños y educarlos en el respeto de esos valores en los cuales nosotros hemos creído”. La gente aplaude, Annalori, la mujer de Ambrosoli está presente y luego de unos minutos sube al palco. Con gran firmeza y profunda dignidad lee su mensaje: “Nosotros en Milán somos muy afortunados, tenemos una Virgencita que en este momento, en esta plaza, está velando por todos nosotros. Quisiera agradecer a todos estos estudiantes de jurisprudencia de la Bicocca y a todos aquellos estudiantes que este año eligieron a Giorgio Ambrosoli como ejemplo. En este momento quisiera compartir la esperanza en una responsabilidad y compromiso cada vez mayores por el respeto de los derechos de todos”. La señora Annalori apunta fuertemente hacia el “sentido de la legalidad” empezando por “los pequeños gestos cotidianos para crecer conscientes de la importancia de estar siempre en paz con la consciencia individual, cumpliendo con el propio deber”. Para después concluir con el pedido que es recibido con un larguísimo aplauso: “Quisiera compartir la certeza de tomar decisiones con discernimiento – dice lentamente la mujer de Giorgio Ambrosoli - ratificando con una serena firmeza aquellos valores en los cuales creemos para que nuestros hijos, nuestros nietos, tengan el derecho de vivir en un País mejor”. Es el turno de la lectura de los 900 nombres de las víctimas de todas las mafias: magistrados, pertenecientes de las fuerzas del orden, sacerdotes, empresarios, periodistas, sindicalistas, exponentes políticos, administradores, así como también muchos ciudadanos comunes.
Elisabetta Baldi Caponnetto, mujer del juez Antonino Caponnetto, lee el primer quinteto con un gran sentido de respeto. Las notas de una guitarra a la cual se le unen los violines, acompaña la lectura de los nombres. Hombres y mujeres pertenecientes al mundo del asociacionismo, de la política, de la magistratura, de las fuerzas del orden, de la literatura, así como algunos familiares de las víctimas se alternan para recordar a estos mártires. En las primeras filas están los más de 500 familiares de todas las víctimas de las mafias de toda Italia. También están los representantes de las Ong, provenientes de 30 países europeos y de América Latina, junto a algunas Madres de Plaza de Mayo. 
Manuel Gonzalves Granada, cuyos padres fueron asesinados durante la dictadura en Argentina, habla en representación de los familiares extranjeros de las víctimas de la mafia; junto a él también está Ilya Politkovskiy, hijo de la periodista rusa Anna Politkovskaja (asesinada en Moscú el 7 de octubre de 2006), que recuerda la importancia fundamental de una manifestación de ese tipo en memoria de las víctimas de la mafia. Esta decimoquinta Jornada de la memoria y del compromiso organizada por Libera y por Aviso Público, con el Alto Patronato del Presidente de la República (y con el patrocinio de la Municipalidad de Milán, la Provincia de Milán y la Región de Lombardía) tiene como slogan “Vínculos de legalidad, Vínculos de responsabilidad”. Simona dalla Chiesa, hija del general Carlo Alberto dalla Chiesa, está en el palco coordinando las distintas intervenciones. Es ella quien introduce el saludo final de Don Luigi Ciotti. El cansancio marca particularmente el rostro de este hombre con ojeras profundas. Pero como siempre, luego de haber tomado el micrófono en la mano, una fuerza literalmente sobrenatural lo compenetra.
Dirigiéndose a un grupito de manifestantes demasiado ruidosos, Don Ciotti los exhorta con un pedido de silencio absoluto. Su voz es firme y pide silencio como señal de respeto hacia esos nombres que hace poco fueron enumerados.
El fundador de Libera recuerda la primera coordinación de profesores y manifestaciones en contra de la mafia fundado en Milán en 1982. Luego de un afectuoso reconocimiento a Teresa Strada, fallecida a causa de un tumor el año pasado, afronta punto por punto los temas de su ponencia. Resalta el vínculo con la plaza de Potenza, donde junto a los familiares de Elisa Caps (la niña de 12 años fallecida en el '93, cuyos restos fueron encontrados hace pocos días) se encuentran centenares de personas manifestando su solidaridad.
Luigi insiste en explicar que la jornada de la memoria no es un evento “¡sino una etapa de un camino social, educativo y cultural, que dura 365 días del año!”. “La verdadera forma de hacer memoria es la de comprometerse todos los días... todos un poco más, todos un poco más, ¡os ruego!”
Al sintetizar las dos palabras usadas en el slogan de este año Luigi toca uno de los nervios al descubierto de nuestro País: la igualdad de cada ciudadano ante la ley. “¡La responsabilidad es compromiso! ¡La legalidad es el respeto y el ejercicio de las leyes y debe ser de todos!” Miles de personas aplauden con convicción. El recuerdo de quien ha muerto por la justicia tiene que ser “el estímulo a hacer más por nuestra parte, a reforzar las reglas de una democracia, que de otro modo es frágil”...Luego Don Ciotti se dirige nuevamente a los familiares presentes: “Queremos una vez más que esos nombres sean nuestros, imprimirlos dentro nuestro. Todos aquellos que ya no están, os ruego que no lo olvidéis, nos han confiado sus esperanzas interrumpidas...nos toca a nosotros caminar, porque sus sueños, su compromiso, sus vidas caminan con nuestras piernas”. “¡Caminemos amigos, todos los días, para que la democracia viva en nuestro País!” “¡Nosotros no vamos detrás de la crónica, nuestro horizonte es llevar nuestra pequeña y humilde contribución para construir la historia, un pedazo de historia viva en nuestros territorios y en nuestras realidades!”... “Vosotros los familiares nos habéis pedido siempre dos cosas: justicia y verdad, deseáis conocer la verdad que está detrás de la muerte de vuestros afectos y sobre todos pedís justicia. Sigamos juntos con la valentía de decir ¡basta!”. Luego Don Ciotti recuerda la sensación de extravío y resignación de estos últimos tiempos evidenciando que lo que más asusta es la “indiferencia, el endurecimiento, el egoísmo, el ser prisioneros de sí mismos, del yo”.
“¡Rechacemos esta indiferencia – resalta con fuerza el fundador de Libera – tenemos que revelarnos en contra de la impotencia, hacer de forma tal que lo que se convierta en normal no sea la corrupción, la ilegalidad difundida, las astucias, sino que lo que se convierta en normal en nuestro País sea la honestidad, la transparencia y el respeto de las leyes! ¡La corrupción no puede ser normal, no es normal una sociedad que se roba a si misma! Luigi exhorta a todos los participantes a “educarse, a aprovechar las posibilidades, sin distinciones”, para que cuando cualquiera que haga acciones positivas “que pertenezca a cualquier cosa, lo tenemos que apoyar, animar y apreciar. Que no decaiga la valentía de la denuncia y de la palabra. Pero siempre seria, atenta y respetuosa”. Se pasa al tema de la “crisis” uno de los nudos que afronta sin medios términos. Para nosotros esta no es una crisis económica – subraya con fuerza – esta sobre todo es una crisis de la política y de la ética. ¡Esta es una crisis de los derechos de nuestro País! Claro que también hay una difícil situación económica, pero detrás de ella no se pueden justificar los atajos”. Queda evidente que se está refiriendo a quien nos gobierna y la gente lo percibe inevitablemente. ¡No es posible una concentración de poderes, de monopolios, de conflictos de interés, que desgastan los principios constitucionales y ponen en riesgo la democracia!”. Vuelve a afrontar la cuestión de la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la independencia de los organismos de garantía y de la magistratura. Luego de los últimos delirios de omnipotencia del Presidente del Consejo en contra de los magistrados, las palabras de Don Ciotti se convierten en una clase de reivindicación para los jueces de primera línea burlados por quien tiene terror de la justicia justamente porque es consciente de las propias responsabilidades penales en varios delitos. En otro País, un Premier así habría sido echado a patadas. En nuestro país un pueblo indiferente y cómplice de sus fechorías permite que su actividad política continúe. Don Ciotti subraya igualmente el riesgo para la democracia de la justicia “con doble cara: fuerte con los débiles y tolerante con los poderosos”. Para luego recordar la jornada mundial en contra del racismo que tendrá lugar el domingo. También los temas de las “simplificaciones de la propaganda”, así como su sistemático derrocamiento de la verdad”, interesan a Don Luigi que advierte de que no nos convirtamos en cómplices.
Luego su discurso toca el delicado tema de la privatización del agua, también en virtud de la actual movilización nacional que se desarrolla en Roma, con la junta de firmas para un referendum derogatorio del decreto que obliga a las municipalidades a ceder a privados hasta el 70% de las acciones de los acueductos. “Gracias a las fuerzas policiales y a la magistratura y a vosotros que habéis perdido a vuestros familiares...todos esos nombres que hemos leído...- en este momento la voz de Don Ciotti se quiebra – siempre nos cuesta mucho porque son tantos...tantos...tantos, los que generosamente han perdido su vida”...Pero luego toma aún más vigor y toca la polémica que ha surgido sobre la elección de la fecha para la jornada nacional de la memoria por las víctimas de la mafia.
Es de hace pocos días la querella que ve alineados a exponentes del Pdl que no están de acuerdo de destinarla al 21 de marzo. Y es tan absurda que nos deja aturdidos. Al improviso, fulgurados en la Vía de Damasco honorables y senadores, al servicio del Premier, se permiten criticar la fecha del 21 de marzo aduciendo instrumentalizaciones con respecto a la asociación Libera, casi como si esta manifestación fuese un status para Don Ciotti, un privilegio que por lo tanto no le puede ser concedido. Chismes de plaza. Si no fuese que se trata de políticos con sueldos de oro, pagados, teóricamente, para resolver los problemas de nuestro País y no para enlodar las obras y a las personas que con su propio empeño se califican por sí solas. Y sobre ese punto Don Ciotti no se lo manda a decir: “¡Nadie nos quitará el 21 de marzo, el primer día de primavera! ¡Nadie podrá quitárnoslo porque ha nacido de vosotros! ¡Ha nacido del sacrificio de muchas personas! Y yo invito al mundo de la política (y tampoco aquí no generalizo) a quienes dicen que este día no se puede identificar con Libera y con Don Ciotti, yo los invito a venir una vez con nosotros. A miraros a la cara a vosotros que representais a miles de familiares... ¡nadie podrá borrar esas heridas! ¡El 21 de marzo ha nacido con vosotros!” Para luego alzar nuevamente la voz: “¡Y que la política escuche a los grupos, escuche a las personas y que no decida sentado a la mesa! ¡Nunca! ¡Nunca!”. “Está claro que no podemos luchar contra las mafias, la criminalidad organizada, sin políticas sociales adecuadas, sin oportunidades para las personas más débiles, sin intervenciones económicas estudiadas y sin la tutela de los derechos y en primer lugar del trabajo”. El tema del trabajo es muy sufrido y trasluce de cada una de sus palabras: “Pienso que no se puede morir en el trabajo, pienso que no se puede morir por el trabajo, o porque se ha perdido el trabajo. ¡He estado en el funeral de un obrero, padre de 3 hijos, que había perdido el trabajo y que se suicidó por la desesperación! Y entonces que se pierda menos tiempo detrás de las leyes que sirven para tutelar a alguien en particular, tenemos que tutelar la libertad y la dignidad de todos rápidamente, muy rápidamente”...
“Es el amor verdadero lo que construye la justicia, los derechos, la dignidad, la vida de todas las personas – explica Don Luigi, ilustrando luego nuestra Carta Magna: “¡Es un texto fundamental que nos enseña las reglas del ser ciudadano!: la Constitución. ¡Tenemos que hacerla nuestra, hacer que se convierta en cultura y habitud!”
Luego de haber recordado el hilo conductor que une a la Jornada de la Memoria con la Marcha de la Paz en Perugia-Asís, que tendrá lugar el 16 de mayo de este año, lanza un pedido fuerte a la política. “Seguimos pidiéndole a la política <<por favor háganse todos el examen de conciencia>>”, seguimos pidiéndole a toda la política que vuelva a ser la política con P mayúscula! Cercana a la historia de las personas, capaz de transformar los esfuerzos y los miedos en esperanzas”. “¡Necesitamos una política que prescinda de hacer códigos éticos – grita Don Ciotti, porque sabe responder al código más importante, que es el de la propia conciencia!”. “¡Los candidatos no se miden sólo en base a las acciones judiciales, sino incluso en base a los comportamientos y a las frecuentaciones!”. El aplauso es fragoroso. “Antes de preguntarle a los demás tenemos que preguntarnos a nosotros mismos si somos verdaderos, coherentes y creíbles. Tenemos que construir esperanza, la esperanza no es la espera pacífica de un futuro mejor, la esperanza es ir al encuentro de ese futuro, construirlo hoy a través del compromiso de cada uno de nosotros”. “¡Fuerza amigos – concluye Don Ciotti – hagamos surgir más aún nuestro deseo, nuestro compromiso, nuestra pasión, nuestra esperanza y a todos vosotros el más grande abrazo de esta plaza!”. El pedido de seguir adelante se disuelve en el aire. Fuerte. Pase lo que pase. 

 

Información: www.libera.it http://www.liberainformazione.org/

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