Jueves 28 Marzo 2024

zonacero1Después de los mega-atentados del 11 de septiembre de 2001, en medio de los escombros, es tiempo de socorro, pero también de documentación en crudo. La FEMA, protección civil de Estados Unidos, decide que un documentalista ampliamente laureado y fotógrafo, trabaje en el lugar en el que hasta hacía poco se alzaban las Torres Gemelas. Es Sonnenfeld.
No es ciértamente un novato. La FEMA lo había llamado para documentar otras situaciones críticas y catastróficas, secretamente. Incluso había trabajado en lugares donde se depositaban, desarrollaban y transportaban armas nucleares, biológicas y químicas. La FEMA tiene un vasto radio de competencia, mucho más penetrante que la protección civil de otros países occidentales. La FEMA está en el corazón de una formidable y opaca constitución material, en la cual la seguridad militar está en el centro de misteriosos y complejos procedimientos.

Kurt2Sonnenfeld comenta que “cuando ocurrió el terrible atentado del 11 de Septiembre, el gobierno de Estados Unidos cerró toda el área y los predios del World Trade Center, toda la parte sur de Manhattan y fue prohibido el ingreso de cualquier tipo de equipamiento de filmación. Solo a dos personas en el mundo les fue concedido acceder para documentar cuanto había sucedido.
“Yo fui una de estas personas con acceso total y absoluto” al WTC.
“Yo debía documentar cotidianamente, con mi videocámara, hora por hora y luego en base a los rígidos parámetros que me habían sido impartidos, poner a disposición de las cadenas informativas mundiales, quince o veinte minutos de imágenes”, recuerda el profesional, que añade: “debía entregar todas estas horas de filmación para las investigaciones que se suponía estaban procediendo.”
Sonnenfeld comenta que “cuando ocurrió el terrible atentado del 11 de Septiembre, el gobierno de Estados Unidos cerró toda el área y los predios del World Trade Center, toda la parte sur de Manhattan y fue prohibido el ingreso de cualquier tipo de equipamiento de filmación. Solo a dos personas en el mundo les fue concedido acceder para documentar cuanto había sucedido.
“Yo fui una de estas personas con acceso total y absoluto” al WTC.
“Yo debía documentar cotidianamente, con mi videocámara, hora por hora y luego en base a los rígidos parámetros que me habían sido impartidos, poner a disposición de las cadenas informativas mundiales, quince o veinte minutos de imágenes”, recuerda el profesional, que añade: “debía entregar todas estas horas de filmación para las investigaciones que se suponía estaban procediendo.”

Sonnenfeld cumplió con su deber en Ground Zero por cinco semanas. Pero a causa de una trágica cadena de eventos que se sucedieron, nunca más entregó las filmaciones.
En una reciente entrevista en la Rete Voltaire, Sonnenfeld hizo notar las anomalías que percibió desde el principio:
“Repensando en ello, hubieron muchas cosas en el Ground Zero que no cuadraban. Era extraño, a mi parecerer, que me comunicasen de ir a New York incluso antes de que el segundo avión impactara la Torre Sur, cuando los medios todavía hablaban de un “pequeño avión­” que colisionó con la Torre Norte; una catástrofe de dimensiones demasiado reducidas, hasta ese momento, como para poder interesar a la FEMA. ¡En cambio la FEMA fue movilizada en pocos minutos, mientras fueron necesarios diez días para enviarla a New Orleans, después del huracán Kathrina, a pesar de los numerosos preavisos! Fue extraño que todas las videocámaras estuviesen severamente prohibidas dentro del perímetro de seguridad del Ground Zero, que toda la zona fuera declarada “escena del crimen”, pero que luego todas las “pruebas” dentro de la escena del crimen fueran removidas y destruidas con gran rapidez. “¡Finalmente me resultó muy extraño que la FEMA y las otras agencias federales, se hubiesen posicionado ya en su centro de operaciones, en el Muelle 91, el día 10 de septiembre de 2001, el día anterior a los ataques!”
Mientras comienzan a presentarse estas dudas Sonnenfeld trabaja a paso sostenido. Otras dudas todavía más fuertes surgirían más adelante, como veremos. Mientras tanto inmortaliza horas y horas de escenas del desastre. kurt5

Un acontecimiento terrible irrumpe en su vida, algunos meses después. Lo cuenta el mismo Sonnenfeld: “Poco después de haber cumplido con el servicio en el Ground Zero del WTC, donde casi tres mil vidas fueron truncadas, mi mujer tomó la triste y drástica decisión de suicidarse en la mañana del 2 de enero de 2002.”“Primeramente lo atribuí a su cuadro depresivo. Desgraciadamente provenía de una familia marcada por el suicidio.Las autoridades procedieron con la investigación formal pertinente, la cual estableció mi inocencia.Todas las pruebas, incluida una pequeña carta suicida escrita de puño y letra, incontrovertibles pruebas forenses, además de las declaraciones bajo juramento, de policías y testigos en la corte, demostraron el suicidio”, explicó el documentalista, que en la entrevista de la Rete Voltaire ha recordado también que la mujer “tenía un diario en el que escribía sus propósitos suicidas.”

La carta suicida de Nancy Sonnenfeld tiene algo de críptico, a decir verdad: “¿Qué hay más bello que el amor y la muerte?” con la palabra “amor” tachada. ¡Kurt por favor busca ayuda!
Los problemas para Kurt continuaron todavía. Hasta el límite de la tortura. “Durante la detención fui golpeado brutalmente”. En la estación de policía dos oficiales me estrangularon, impidiéndome respirar, en el mismo momento en el que otro oficial me daba varias patadas en la ingle y luego me inyectaron una sustancia química corrosiva en las fosas nasales.”
El relato de Sonnenfeld describe cómo luego cayó a tierra, a tiempo todavía de recibir más golpes, antes de ser abandonado en el piso, casi sin respiración, las manos atadas detrás de la espalda y por lo tanto imposibilitado de quitarse la sustancia irritante que le caía por la cara.
Las pruebas que lo libran de toda culpa no bastan, la detención detrás de un impulso del gobierno dura seis meses. “Durante este tiempo las autoridades me confiscaron irregularmente la casa y cambiaron la cerradura.”
Según lo que dice Sonnenfeld, debido a las “pruebas aplastantes que demostraban que lo de mi mujer había sido un suicidio, la acusación vio que no habían elementos a mi cargo y pidió mi absolución. El juez estuvo de acuerdo plenamente sobre mi inocencia y fui liberado”.
Una vez liberado, después de haber perdido todo, cansado de tantos y de tales abusos, Sonnenfeld inició una causa contra la policía y las autoridades de la ciudad por arresto arbitrario, coerción ilegal y tortura, detención arbitraria, difamación, uso excesivo de la fuerza, violación de los derechos humanos y civiles. Sonnenfeld habla públicamente a las autoridades y las critica en los medios de comunicación.
A sus denuncias le subsiguen ulteriores procedimientos: “Noté autos parados frente a mi casa para observarme; ciertas veces cuando regresaba, las alarmas habían sido desactivadas, la policía me puso bajo custodia sin motivo. Tuve que permanecer en casa de algunos amigos en otra ciudad. Pero su domicilio fue violado, sin que nada fuese robado.”

Kurt1La presión y la apariencia de un ensañamiento personal en contra de él aumentan.
Sonnenfeld abandona el estado de Colorado, donde había nacido y crecido, sin que esto frene la persecución. “Fue en aquel momento que algunos de los amigos que tenían parientes aquí en Argentina, me propusieron venir y darme la llave de uno de sus departamentos en San Bernardo (sobre la costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires)”, recuerda Sonnenfeld.
Llegado allí con la intención de estar solo pocas semanas, el tiempo de hacer decantar las horrorosas presiones y tensiones, en cambio Sonnenfeld se detiene más tiempo, hasta conocer a Paula, mujer con la cual se casaría en el 2003.

Una nueva vida que recomienza en Argentina y que en las intenciones de los recién casados debía continuar en los Estados Unidos. Era necesaria la visa de Paula. La Embajada de los Estados Unidos interpuso obstáculos burocráticos. El tiempo de espera lo utilizaron para solicitar una visa permanente para ella, una mujer combativa que sabe de requisitos para la emigración. De hecho es abogada, consultora legal de una asociación que se ocupa de mujeres inmigrantes refugiadas en Argentina, la AMUMRA.
Kurt llega a tiempo de hacer los primeros pasos como productor independiente. Entre junio y julio de 2004, luego de haber entregado un videoclip con imágenes exclusivas a un productor, fue detenido por algunos agentes de Interpol. Sobre su persona existe un pedido de extradición por parte de los Estados Unidos. “En los Estados Unidos tuvo lugar una audiencia secreta y se decidió pedir mi extradición, diciendo que después de más de dos años, de improviso habían encontrado nuevas pruebas”.
“¿Cuáles?” kurt6

“Dos detenidos condenados, que a cambio de una reducción de las condenas infligidas, dicen que yo les había confesado que mi mujer no se había suicidado. Ignorando a tal punto mi absolución y todas las pruebas del suicidio”, explica Sonnenfeld: “reinventaron el caso y construyeron estas presuntas nuevas pruebas”.
La orden de arresto enviada a las autoridades argentinas es muy insistente, en más puntos, en el solicitar que sean secuestrados, confiscados y expedidos a los Estados Unidos todos los objetos y documentos del documentalista.
“En el proceso originario, mi casa permaneció por seis meses en manos de las autoridades de los Estados Unidos. ¿Entonces que vienen a buscar seis años más tarde?”, se indigna.

zonacero2“La extradición es un pretexto falso. Destinado a reconducirme a suelo norteamericano y ponerme bajo su órbita de control. Obviamente me están persiguiendo por el temor que ciertos funcionarios del gobierno norteamericano tienen respecto de las informaciones que tengo en mi poder y de lo que he sido testigo”, declara el hombre de los documentos secretos.
En sustancia lo que sostiene Sonnenfeld es que su versión de los hechos “se contrapone a la versión oficial de lo sucedido el 11/9”, porque “pongo en discusión las razones que justifican la así llamada ‘Guerra contra el terrorismo’ ”.
Kurt Sonnenfeld pasa siete meses en la cárcel de Devoto. Otra que permisos para viajar a Estados Unidos, ahora se trata de evitar el retorno. La mujer embarazada, en medio de tanto estrés, pierde el bebé. Es negada la extradición. En marzo de 2005 el juez federal argentino Daniel Rafecas nota las irregularidades y las “sombra en este caso” y la total falta de garantías de que – en el caso que fuese extraditado a Estados Unidos - no se le condene a la pena de muerte.
“Desde el momento de mi liberación las persecuciones, las personas que me sacaban fotos, las amenazas y las llamadas telefónicas, fueron un factor constante de molestia. Somos perseguidos regularmente como si estuviésemos en suelo norteamericano”, se lamenta Sonnenfeld exasperado.
El gobierno estadounidense apela contra la primer decisión del juez Rafecas y la Corte Suprema de Justicia Argentina no concede la extradición. Por segunda vez el magistrado ratifica su decisión y niega una vez más la extradición.
“La decisión del Dr. Rafecas marcó la CUARTA vez que una Corte analizaba el caso orquestado en mi contra y decidió a favor mío con la intención de poner fin a esta prolongada injusticia. Pero una vez más el gobierno de los Estados Unidos apeló la decisión y hoy mi caso se encuentra en manos de la Corte Suprema de Justicia Argentina”, explica Sonnenfeld. En tanto le ha sido asignada a la familia un servicio de escolta, que interviene las 24 horas”.
Dentro de una situación que para cualquiera sería extenuante, los cónyugues Sonnenfeld dan muestra de una gran fuerza psicológica: “Estamos luchando contra la superpotencia mundial, una máquina que no se detiene, ciertamente delante a los sentimientos y el dolor del hombre común.”
“Todos sabemos que las autoridades norteamericanas han mentido y falsificado las pruebas sobre quienes poseían armas de destrucción masiva, o sobre los lazos entre Sadam Hussein y Bin Laden, para justificar sus continuos ataques a Irak. Han tratado de engañarnos acerca de la existencia de cárceles clandestinas alrededor del mundo y de la tortura de quienes eran detenidos. Y si bien todos sabemos la verdad, las atrocidades continúan”, afirma Sonnenfeld con tono de indignación, que lo llevan a algunas consideraciones más preocupantes: “Cada momento que comparto con mi familia, cada vez que salimos a la vía pública, cuando una de mis hijas me abraza, yo se que podría ser la última vez. Cada mañana me despierto y pienso que podría ser el último día junto a mi familia”.
Sonnenfeld pone en cuestionamiento puntos delicadísimos de la verdad oficial sobre el 11 de septiembre. En la entrevista a la Rete Voltaire dice: “se nos pide que creamos que las cuatro ‘indestructibles’ cajas negras, de los dos jets, que impactaron las Twin Towers, no hayan sido nunca encontradas, porque se vaporizaron completamente, sin embargo yo he hecho algunas tomas de las ruedas de goma del tren de aterrizaje de los aviones, que quedaron casi intactos, así como los asientos, parte del fuselaje y una turbina, que no se habían vaporizado para nada.¡Por esto encuentro demasiado extraño que tales objetos puedan haber quedado intactos de un desastre que ha transformado gran parte de las Twin Towers en un sutil polvo. Y tengo serias dudas sobre la autenticidad de una “turbina de jet”, ¡demasiado pequeña como para pertenecer a un Boeing!
Lo que sucedió en el Edificio 7 es además increíblemente sospechoso. Tengo videos que muestran que las montañas de escombros eran demasiado pequeñas”.
El mismo edificio, nunca mencionado en la investigación de la Comisión sobre el 11/9, íntegramente controlada por un fiel a Bush, Philip Zelikow.
Sonnenfeld describe la extrañeza de muchas imágenes registradas por él, que demuestran por ejemplo que un gran despacho blindado de los servicios secretos, en el Edificio 6 apareció inexplicablemente vacío de documentos, como si alguien hubiese intervenido antes de los ataques.
Para Sonnenfeld ahora es difícil asegurar también algunos recursos materiales comunes y cotidianos, en el trabajo y en la familia, en ausencia de un cuadro jurídico consolidado y de los documentos para su condición de ciudadanía.
A la batalla de Kurt y Paula se han unido también algunos nombres de gran peso en la sociedad civil argentina, partiendo del ganador del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, hasta toda la galaxia de asociaciones que se han forjado en la batalla por la verdad y los derechos humanos, desde los tiempos de los desaparecidos, incluidas las Madres de Plaza de Mayo.
En adición a toda esta atención hacia un caso jurídico particularmente penoso para sus protagonistas, la vivencia de Kurt Sonnenfeld y su libro alzan cuestiones importantes, en mérito a la necesidad de una nueva investigación sobre los hechos del 11 de septiembre: el testimonio interno de un ojo muy poderoso y electrónico como el de Sonnenfeld, junto a otros documentos audiovisuales y no solo eso, certifican la anomalía de una jornada, el 11 de septiembre, que para ciertas estructuras no era tan inesperada.2 de septiembre 2009

Leer además:-

http://www.sott.net/signs/editorials/signs20060913_KurtSonnenfeldFEMA27sWhistleBlower.php- http://blogghete.blog.dada.net/post/1207098305/FUGA+DA+NEW+YORK .

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