Total: alrededor de 1 billón de papel, simple papel, que el Banco Central de los Estados Unidos imprime para comprar los títulos de la deuda pública americana. La mano izquierda le eroga el dinero a la mano derecha.
Si a éstos se les agregan (y hay que hacerlo, porque entran en el balance) los casi 800 mil millones ya impresos para salvar los bancos americanos de la quiebra, se llega a un trillón y 800 mil millones de dólares.
Una creación de moneda que no tiene precedentes en la historia de todos los tiempos.
¿Por qué lo hacen? Bastan sólo algunas cifras. En el 2007 la China compró casi la mitad (exactamente el 47%) de las nuevas emisiones de cupones americanos. En el 2008, en plena crisis financiera, China redujo la mitad, alrededor del 20%. El año pasado las compras chinas bajaron drásticamente casi a cero. Llegando al 5%.
En estas condiciones ya no hay forma de igualar la balanza comercial de los Estados Unidos.
Con una deuda de tales dimensiones es necesario además introducir en el balance los 300 mil millones de intereses anuales a pagar. ¿Cómo? Nadie lo sabe.
No queda otra cosa que recurrir al juego de las tres tablillas y a apuntar la pistola en la sien al resto del mundo. La nueva presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, ha reaccionado inmediatamente acusando a los Estados Unidos de hacer pagar la propia crisis a todos los demás. De hecho el primer efecto será una ulterior devaluación del dólar. Pero la situación es mucho más grave que un alza inflacionaria mundial, por cuanto ésta pueda pesar. Estos son los síntomas de una gigantesca perturbación que se acerca. El físico Guido Cosenza, en un librito áureo suyo llamado “El enemigo insidioso”, define como "transición de fase" sobre el plano económico-social, una situación como ésta, similar al pasaje del agua del estado líquido al gaseoso. Proceso que conocemos con el nombre de ebullición.
Estamos empezando a hervir. Lo que significa, precisamente en términos económicos y sociales, el inicio del colapso.
A quienes anunciaban el inminente final de la crisis, la recuperación económica, un nuevo crecimiento del PBI, ahora se les debe recordar que mentían, probablemente por estupidez.
A quienes nos han creído o a los que no se han dado cuenta, habrá que advertirles para que se preparen a un declive cercano y por lo tanto dramático.
Cuando Larry Summers (uno de los principales bancarroteros intelectuales y prácticos del planeta) fue convocado por Barack Obama para entrar en su gobierno dijo (bancarrotero pero no estúpido): “¿Por cuánto tiempo más el mayor deudor del mundo podrá seguir siendo la máxima potencia?”
Y la América, ex imperio que aún no lo sabe, mandando a paseo a Obama, demuestra que no pretende renunciar a su posición dominante. Un grave problema para todos, porque América ya no puede seguir imponiendo su voluntad, precisamente porque ya no es más un imperio. Ésto nos dice que ellos están en bancarrota y todos nosotros estamos en problemas y mientras los sigamos dejando hacer lo que quieren, nosotros pagaremos las consecuencias.

http://www.megachipdue.info/tematiche/kill-pil/4983-usa-pratiche-di-fallimento.html