Pero hay algo que no comparto y es la frase neta con la que afirma “no existen ideólogos”. En todo caso se podría decir que hasta ahora no hemos encontrado las pruebas materiales sobre la existencia de ideólogos, pero seguramente hay personajes con el rostro cubierto que han inspirado, dirigido o condicionado a Totò Riina para la ejecución de los atentados de Capaci, de Via D'Amelio, de los atentados ocurridos en el ’93 en la península italiana.
De hecho no hay que cometer el error de dividirlos porque están todos relacionados entre sí. Y si es cierto que el atentado de Capaci fue puesto a punto por Cosa Nostra para imponerle al Estado hacer un pacto y sentarse en la mesa de la negociación, también es cierto que, como declaró Spatuzza, a partir del atentado de Capaci Cosa Nostra se convirtió en una organización criminal político terrorista que contaba con los aliados más importantes en el Estado, en la economía, en la Iglesia, en la finanza y en la política.
Por lo tanto no es posible que la mafia se transforme tan radicalmente, a menos que no esté sustituyendo viejos aliados por nuevos referentes políticos que, como ha sido demostrado en el ámbito procesal, le habrían prometido una serie de garantías de impunidad, incluso a los autores mismos de los atentados.
Un personaje, ya desaparecido, el arrepentido y ex miembro de la cúpula de Cosa Nostra Salvatore Cancemi, dijo que Riina “había sido acompañado de la mano” para la organización de esos atentados. Y el mismo súper arrepentido Gaspare Spatuzza, principal testigo del último proceso en curso sobre el atentado de Capaci, dio los nombres de Berlusconi y de Dell'Utri como nuevos referentes políticos. Nombres que le fueron referidos por su jefe Giuseppe Graviano cuando, durante una reunión mantenida en Roma, dijo que “gracias a ellos tenemos al País en las manos”, ya que se habían consolidado las nuevas alianzas con “el de canal 5” (Berlusconi n.d.r.) y un “paisano” de ellos (Dell'Utri n.d.r.).
Pero hay agujeros negros que querría recordarle al Procurador Lari. De hecho, algunas circunstancias, aunque no tienen carácter probatorio, nos indican donde es necesario excavar para echar luz sobre uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia.
Un ejemplo de ello es la presencia de personajes como Elio Ciolini, quien, por medio de sus cartas enviadas a diferentes agencias periodísticas y al Gobierno, anunciaba los atentados que habrían hecho volar por los aires las carreteras y los edificios de Palermo, Florencia, Roma y Milán. Ese hombre no parece pertenecer a Cosa Nostra. ¿Entonces cómo es posible que estuviera en conocimiento de estos acontecimientos, que el mismo ministro Scotti tomó con considerable alarma?
Pero Ciolini no es el único personaje ambiguo que encontramos en el contexto de Capaci y de los demás atentados. Es el caso del artificiero Pietro Rampulla, quien preparó el sofisticado detonador a distancia que luego accionara Brusca, precisamente porque Rampulla, que era quien tenía que cumplir con esta tarea, al último momento desapareció del escenario aduciendo un compromiso familiar. De esa forma quedó solo el grupo comando mafioso que esperaba en las proximidades de la autopista.
Rampulla, perteneciente a Cosa Nostra, era además un famoso terrorista miembro de los Servicios Secretos y de los movimientos eversivos de extrema derecha, que participó en el ensamblaje de los diferentes explosivos recuperados de los residuos bélicos que, oportunamente mezclados, habían sido ubicados debajo de la autopista de Capaci.
Estos agujeros negros nos tienen que empujar a seguir buscando la verdad. Incluso el ex Fiscal Grasso, magistrado moderado por excelencia, declaró ante la comisión parlamentaria que “El atentado de Capaci fue obra de Cosa Nostra, pero persiste la intuición o la sospecha de que haya habido alguna entidad externa que haya podido facilitar su ideación o la instigación o, de todos modos, dar apoyo a algunos elementos de la mafia”.
Hasta ahora en el grupo comando terrorista del atentado de Capaci no figuran hombres del Estado (mientras que en el atentado de Via D’Amelio el mismo Spatuzza afirma que había un hombre ajeno a Cosa Nostra en el garaje en el que se estaba preparando el auto bomba para el juez Borsellino) pero sería necesario investigar más sobre muchos misterios que todavía siguen sin ser resueltos.
Estamos seguros de que los Fiscales de Caltanissetta lo seguirán haciendo, como siempre lo han hecho.
Por ejemplo, un agujero negro es el famoso papelito encontrado por los Fiscales, como el Fiscal Tescaroli, que conducían anteriormente las investigaciones; cerca del auto destruido del juez Falcone. En ese papelito estaba escrito un número de teléfono de los Servicios Secretos.
¿Y qué decir de la decisión de Riina de interrumpir el proyecto de matar a Falcone en Roma, en el que bastaba con un killer en lugar de hacer estallar una autopista?
¿Qué fue lo que llevó a Riina a cambiar de idea y a hacer volar por los aires una autopista de Palermo? ¿Qué mensaje quería dar?
¿Qué poder a cuál?
Y más todavía ¿porqué se mató en la cárcel Nino Gioè, uno de los ejecutores materiales del atentado que tenía contacto con Paolo Bellini, agente encubierto de los Servicios Secretos?
¿Cómo pueden, todas estas anomalías absurdas, no dar que pensar en la existencia de otros ideólogos?
El mismo Falcone,  al día siguiente del atentado en Addaura, ocurrido apenas tres años antes que el de Capaci, dijo: “Nos encontramos ante mentes muy refinadas que tratan de orientar ciertas acciones de la mafia. Quizás existan puntos de conexión entre los más altos cargos de Cosa Nostra y centros ocultos de poder que tienen otros intereses. Tengo la impresión de que este sea el escenario más atendible si se quieren entender realmente las razones que empujaron a alguien a querer asesinarme”.
¿Porqué Falcone hizo esta declaración, que habiendo pasado 21 años suena como una verdadera profecía sobre algunos sujetos que realmente deseaban su muerte?
Y hay otra pregunta que tenemos que hacerle al Fiscal Lari: usted dijo que el Dr. Arnaldo la Barbera (fallecido hace años a causa de un mal incurable) garantizó que los guantes de látex encontrados en Capaci pertenecían al grupo comando de Cosa Nostra. ¿Pero cómo puede dar credibilidad a sus declaraciones cuando Arnaldo La Barbera es el principal autor además de haber despistado las investigaciones sobre el atentado de Borsellino? ¿Aquel que favoreciera las falsas reconstrucciones de los falsos arrepentidos Scarantino, Candura y Andriotta, que contribuyeron al despistaje de las investigaciones sobre el atentado de Via D’Amelio tan estrechamente relacionado con el de Capaci?
Todos los atentados ocurridos en el bienio terrorista Capaci, Via D’Amelio, Florencia, Milán y Roma están unidos  por un mismo hilo conductor, por una misma mano. Es evidente que un magistrado se tiene que basar principalmente en pruebas y cotejos, pero en este caso la presencia de una conexión “externa” a Cosa Nostra surge siempre como más lógico y plausible. Una conexión que claramente tiene que ser comprobada, pero sobre la cual es fundamental informar a la opinión pública.
Estimado Procurador Lari ¿no habría sido mejor decir?: “No existen las pruebas como para verificar la existencia de los ideólogos, pero estamos convencidos de que Cosa Nostra fue inspirada y condicionada por otros poderes en el seno del Estado y fuera del Estado”.
Queda el hecho de que las sentencias definitivas de los procesos sobre el atentado de Capaci declaran: es verosímil afirmar que Cosa Nostra no actuó sola aunque actualmente no existan las pruebas sobre la participación de otros mandantes externos.

http://www.antimafiaduemila.com/2013041742325/giorgio-bongiovanni/i-buchi-neri-della-strage-di-capaci-e-i-mandanti-esterni-che-ci-sono.html