Europa como Italia es prisionera de bancos y banqueros. Es el triunfo de la finanza o mejor dicho de la Finanzcapitalismo como lo define Luciano Gallino: “El finanzcapitalismo es una mega-máquina, que ha sido desarrollada durante las últimas décadas, con el objetivo de maximizar y acumular bajo forma de capital y conjunto de poder, el valor extraíble tanto del mayor número de seres humanos como de los ecosistemas.” Extraer valor es la palabra clave del Finanzcapitalismo que está en contraposición con la producción del valor del capitalismo industrial, que conocimos en la posguerra. ¡Es un cambio radical del Sistema!
alex-zanotelli3El corazón del nuevo Sistema es el Dinero que produce Dinero y aún más dinero. Un Sistema basado en el azar moral, sobre la irresponsabilidad del capital, sobre la deuda que engendra deuda. Es la llamada “Finanza creativa” con sus “paquetes tóxicos” con los nombres más extraños (sub-primas, derivados, futuros, hedge-funds…) que provocaron esta inmensa burbuja especulativa que ronda, según los expertos, ¡los mil billones de dólares! Mientras el PIB mundial ronda los 60 billones de dólares. Un abismo separa esos dos mundos: el real y el especulativo. La finanza ya no corresponde con la economía real. Es la financiarización de la economía.
Además las operaciones financieras a esta altura ya han sido realizadas no por seres humanos, sino por algoritmos, es decir por super cerebros electrónicos que en pocos segundos responden a las noticias de los mercados. En el 2009 estas operaciones, que se realizan en pocos segundos, sin ningún tipo de relación con la economía real, aumentaron en un 60 % del total. El import-export de bienes y servicios en el mundo se calcula en alrededor de 15 billones de dólares al año. El mercado de divisas ha superado los 4 billones al día: por los mercados financieros circula más dinero en cuatro días que en un año en la economía real. Es como decir que más del 90 % de los movimientos monetarios es pura especulación.

Creo que todo esto choca radicalmente con la tradición de las escrituras judías radicalizadas por Jesús de Nazareth. Una enseñanza, la de Jesús, que, uno de nuestros mejores moralistas, don Enrico Chiavacci, en su volumen “Teología moral y vida económica”, resume en dos mandamientos, válidos para todos los discípulos: “Trata de no enriquecerte” y “Si tienes, es para compartir”. De estos dos mandamientos, Chiavacci extrae dos prohibiciones éticas: “prohibición de toda actividad económica de tipo exclusivamente especulativo” como jugar en la bolsa con la variante de la especulación monetaria y “prohibición de contrato aleatorio”. Chiavacci explica este último de la siguiente forma: “Todo tipo de azar y riesgo de una suma, con el simple hecho de verla regresar multiplicada, sin que ello implique una actividad laboral, es una ulterior y neta búsqueda de riqueza”. Por consiguiente toda la serie del juego, desde el “raspa y gana” al casino es inmoral. “Todo esto” continúa Chiavacci “choca contra toda la cultura occidental que se basa en tener más. En la cultura occidental la estructura económica es tal que la riqueza genera riqueza.” Nosotros, los cristianos de occidente tenemos que preguntarnos qué hemos hecho de esta enseñanza de Jesús en el campo económico-financiero. Quizás tenga razón el jesuita Padre John Haughey cuando afirma: “Nosotros, los occidentales leemos el Evangelio como si no tuviéramos dinero y usamos el dinero como si no conociéramos nada del Evangelio.” Tenemos que admitir que como Iglesias hemos traicionado el Evangelio, olvidando la radicalidad de la enseñanza de Jesús: palabras como “Dios o Mammona” o el mandamiento dado al rico: “Ve y vende lo que posees y da a los pobres”. En un contexto histórico como el nuestro, donde Mammona se ha convertido en el dios-mercado, las iglesias, herederas de una palabra fuerte de Jesús, tienen que empezar a proclamarla sin miedo y sin ahorrarse nada tanto en las asambleas litúrgicas como en la plaza pública.
La actual crisis financiera ha mostrado comportamientos de egoísmo, de codicia colectiva y de acaparamiento de bienes a gran escala – así como afirma el reciente Documento del Pontificio de Justicia y Paz (Por una reforma del Sistema financiero y monetario internacional). Nadie puede resignarse a ver al hombre viviendo como un “homo homini lupus”.

Por ello es necesario que las comunidades cristianas pasen de las palabras a los hechos, a las elecciones concretas, a la praxis cotidiana: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: más el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 7, 21). Como Iglesias tenemos, antes que nada pedir perdón por haber traicionado el mensaje de Jesús en el campo económico-financiero, participando en esta burbuja especulativa financiera (el gran Casino mundial). Pero arrepentirse no es suficiente, tenemos que cambiar de camino, ya sea a nivel institucional como personal.

A nivel institucional (diócesis y parroquias):
- promoviendo comisiones éticas para vigilar las operaciones bancarias;
- invitando a todos a cumplir con el deber moral de pagar los impuestos;
- retirando el dinero de todos los bancos comerciales dedicados a generar ganancias en los mercados internacionales; 
- invirtiendo el dinero en actividades de utilidad social y ambiental, negándose a hacer dinero con el dinero;
- colocando los ahorros en cambio en cooperativas locales o en los bancos de crédito; cooperativas;
- privilegiando la Banca Etica, los MAG (Créditos de auto gestión) o las cooperativas financieras;
- rechazando las donaciones que provienen de especulaciones financieras, sobretodo de los alimentos, como dijo recientemente Benedicto XVI en su discurso ante la FAO.

zanotelli-01A nivel personal todo cristiano tiene el deber moral de controlar: 
           - en qué banco ha depositado sus ahorros; 
           - si es un “banco armado”, es decir que invierte dinero en armas;
           - si participa en el gran casino de la especulación financiera; 
           - si tiene sucursales en algún paraíso fiscal; 
           - si obtiene sus ganancias de “derivados” u otros “paquetes tóxicos”.

“Los bancos, que después de haber destruido nuestra economía, han vuelto a hacer negocios - escribe el pastor americano Jim Wallis - tienen que recibir un claro mensaje de que para nosotros su conducta es inaceptable. Retirar nuestro dinero puede hacer que comprendan ese mensaje.”

Tiene razón don Enrico Chiavacci cuando afirma: “Esta lógica de tener más y de la maximización de la ganancia se mantiene a través de las miles de pequeñas decisiones, fruto de un deliberado condicionamiento. Las grandes modificaciones estructurales, absolutamente necesarias, jamás podrán nacer de la nada: hace falta una revolución cultural capilar. Si es cierto que el anuncio cristiano llevó a la abolición de la esclavitud, no se puede entender porqué el mismo anuncio no pueda llevar a una modificación de mentalidad similar, y por lo tanto de estructuras. El deber de testimonio, para quienes son capaces de librarse de un  condicionamiento completo, es urgente.”

¡Felices Pascuas de Resurrección para todos!

Alex Zanotelli

Nápoles, 22 de Marzo de 2012