“Que haya existido – ha comenzado diciendo Gozzo – es algo que se ha comprobado hace tiempo. Nos lo dijeron los oficiales del ROS* Mori y De Donno y el término “negociación” fue utilizado por ellos precisamente frente a la Corte de Florencia. Por lo tanto la negociación existió.”
Entre las razones que han llevado a la Fiscalía de Caltanissetta a esta conclusión se encuentra antes que nada la anómala circunstancia por la cual de este diálogo con el máximo referente de los corleoneses en política y negocios estaban al tanto los más altos cargos del Estado, pero no la magistratura.
“Las investigaciones realizadas además con la Fiscalía de Palermo y la de Florencia permitieron comprobar cómo esta negociación había sido comunicada a los más altos cargos del Estado.”
Efectivamente se considera un hecho cierto, como suscribe incluso la Jueza de Investigaciones Preliminares, que De Donno había informado de las actividades del ROS a la Dra. Ferraro, quien informó inmediatamente al Ministro de Gracia y Justicia Claudio Martelli.
Según lo relatado por la Directora de Asuntos Penales, que ocupara el cargo del juez Falcone después de su asesinato, cuando el oficial le realizó esta confidencia le preguntó si lo había comunicado a las autoridades judiciales y, al recibir una respuesta negativa, lo exhortó a que lo hiciera y le aconsejó específicamente que hablara con el Fiscal Borsellino; cosa que ella misma haría lo más pronto posible.
De la misma manera, a pocos días del atentado de Via D'Amelio la Dr. Fernanda Contri, confirmó a los magistrados, que informó sobre las conversaciones de Mori con Ciancimino incluso a la Presidencia del Consejo.
“Por lo tanto – resume Gozzo – esa actividad no fue comunicada únicamente a la autoridad judicial. Es un hecho absolutamente inusual que una intención de realizar un principio de contacto con una fuente confidencial, que habría sido Vito Ciancimino, haya sido referida a los cargos más altos del Estado y que en cambio no se informara a la magistratura. Así como afirman la misma Dra. Ferraro y el Diputado Martelli, lo que el ROS estaba investigando eran los apoyos políticos. Que en el caso de una colaboración no tienen ningún sentido.
Por lo tanto, la negociación existió e incluso se intentó involucrar a las figuras más importantes de la oposición porque el mismo día que se contactó al Dr. Contri, el 22 de julio, después de algunas horas el Coronel Mori en persona, con una idéntica anotación en su agenda, se reunió con el Diputado Folena, el primer elegido en Sicilia por los DS (Democráticos de Izquierda), que luego se convertiría en responsable del sector de justicia. Es decir que había algo más. Como dijo el mismo Massimo Ciancimino y como admitió el mismo ROS: se querían detener los atentados.”
Una vez aclarado esto, la otra indiscutible novedad es que Paolo Borsellino estaba al tanto de la negociación. Seguramente desde el 28 de junio cuando la Dra. Ferraro lo encontró en el aeropuerto de Fiumicino y le habló de su conversación con De Donno. En cambio no se sabe si ya lo sabría de otras fuentes ya que a su interlocutora no le pareció muy sorprendido.
De aquí surge la hipótesis de la Fiscalía de que Paolo Borsellino se movilizó a partir de haberse enterado , con tal de interponerse como obstáculo a ese intento de pacto y por ello lo eliminaron. La tesis se basa también sobre las nuevas declaraciones de Mutolo, confirmadas en parte por el personal de la DIA, acerca de la oportunidad, de la cual ya en aquel período se discutía, de recurrir a la disociación para los boss mafiosos (que además era una de las solicitudes del “pappello”), eventualidad a la cual Borsellino se había declarado abiertamente contrario.
Todo este planteo lo corroboran también los testimonios de los jóvenes colegas, los Fiscales Adjuntos Alessandra Camassa y Massimo Russo, quienes dijeron haber recibido el desahogo del juez, quien con lágrimas en los ojos les habría confiado la traición de un amigo. En el mismo período de tiempo el juez se había abandonado a momentos de desconsuelo con su mujer Agnese en los cuales le confesara, destruido, que “estaba asistiendo a la mafia en directo” queriendo así indicar el comportamiento de algunos infieles servidores del Estado que entablaron un diálogo con la mafia. Y le habría dicho que entre ellos, el General Subranni era ‘punciuto’ (afiliado mafioso)”, queriendo así vincularlo probablemente con Cosa Nostra.
Como se recordará Subranni era el superior inmediato del entonces Coronel Mori y el único – según lo dicho por el oficial – que estaba en conocimiento del diálogo con Ciancimino. Por lo tanto es más que plausible que el juez Borsellino se haya interpuesto como único obstáculo a esta táctica política, totalmente incompatible con su rigor ético y su alto sentido del Estado, optando al mismo tiempo por esa soledad voluntaria con tal de proteger a su familia y a sus empleados,
Si ésta fue la causa desencadenante de la tan repentina como inexplicable y contraproducente aceleración de la estrategia de atentados en lo que respecta a los móviles es necesario moverse al menos sobre tres planos diferentes. El primero es sin duda la venganza. Falcone y Borsellino habían sido siempre enemigos número uno y encabezaban la lista negra. El segundo es, en cambio. la prevención. Entre las filas de Cosa Nostra había un gran temor a la acción represiva que podrían llegar a concertar Falcone desde la Fiscalía Nacional Antimafia, o de todos modos en el Ministerio y Borsellino en calidad de Fiscal Sustituto de Palermo.
“Pero no hay que olvidar – subrayó Grasso - la matriz terrorista de los atentados que se alinea con la estrategia de la tensión que jamás abandonó Italia.” Y considerando el particular período histórico en cuestión las bombas habrían podido influir seguramente en los equilibrios que se estaban perfilando y que podían conllevar el “peligro de una deriva con cambios políticos probablemente no gratos”.
Pero el quid es saber precisamente “no gratos” para quién.
Es por ello que la palabra de orden que pasa por la boca de magistrados e investigadores es la firme intención de continuar con las investigaciones precisamente para entender y descubrir los otros actores además de Cosa Nostra.
En este sentido Grasso quiso recordar el detalle contado por Gaspare Spatuzza acerca de la presencia de un desconocido en el garaje en el que se llenó el Fiat 126 con trotil.
En relación a este hecho la Fiscalía no fue capaz de establecer si se tratara de un mafioso externo a la banda de Brancaccio y por lo tanto a quien Spatuzza no conocía o de un hombre externo a Cosa Nostra, quizás perteneciente a los servicios de seguridad con la tarea de manipular explosivos.
En fin todavía hay que indagar sobre la presencia de los así llamados “mandantes externos”. Pero el Fiscal Lari fue categórico en este punto: “No se puede hablar de mandantes externos, en todo caso de concurrentes externos con intereses convergentes.”
El virtuosismo lingüístico que expresa el absoluto rigor, decididamente ortodoxo, con el que la Fiscalía ha pretendido conducir las investigaciones, no colma, sin embargo, las numerosas cuestiones que quedaron abiertas y francamente el juicio, vista la enorme cantidad de agujeros negros que siguen siendo tales, parecería ser un poco apresurado y bastante tranchant.
Cosa Nostra en aquel período era débil y estaba en busca de nuevos referentes políticos que le pudieran dar garantías. Los mafiosos arrepentidos Brusca, Cancemi y Guffré sobre todo, considerados atendibles por la misma Fiscalía, dicen que Riina había encontrado a quien sería capaz de satisfacer las exigencias de la organización para una nueva era de paz y prosperidad. Y por ello estaba dispuesto a correr el riesgo de asesinar a Falcone y Borsellino con esa desoladora metodología que convenció a la Jueza de Investigaciones Preliminares a imputar a los actuales indagados el agravante de terrorismo y de asumirse la responsabilidad, atacando al Estado y a las Instituciones con el lenguaje de las bombas que en Italia tiene el sentido y el objetivo preciso de la desestabilización, como recordó el mismo Fiscal Grasso.
El jefe de la Fiscalía Nacional quiso subrayar finalmente el hilo conductor entre los atentados de Capaci y Via D’Amelio y los del resto de Italia representado por la presencia constante tanto en la fase proyectiva como en la ejecutiva de la poderosa familia mafiosa de los Graviano, señores indiscutidos de Brancaccio.
“Giuseppe Graviano – aclaró el Fiscal - actúa como si hubiera tenido una lista de objetivos que perseguir.” Se lo explica a Gaspare Spatuzza, durante una reunión realizada en una vivienda de la calle Lincoln de Palermo poco después del atentado de Via D'Amelio. Además de felicitarlo por el éxito de la masacre Graviano invita a su soldado a que intente “calmar los malos humores”, las así llamadas “tragedias” dentro del “mandamento”, porque había “cosas importantes” en programa.
La Jueza de Investigaciones Preliminares identificó las “cosas importantes” con los acontecimientos que tuvieron lugar a partir de mayo del 93' cuando se agotó el período “de quietud” impuesto por Riina cuando estuvo al mando y por lo imprevisto de su captura.
No es tan inmediato atribuir la paternidad exclusiva de las bombas del 93' a Cosa Nostra. Los absurdos objetivos, el oscuro hecho Bellini, el “suicidio” de Nino Gioé y además, según Spatuzza, la alegría de Graviano: “Tenemos al país en nuestras manos” gracias a “ese de Canal 5 y a nuestro paisano” dan lugar a nuevas reflexiones.
En fin no hay que considerar esta nueva página en las investigaciones sobre el atentado de Via D’Amelio - dicen al unísono todos los magistrados –como un punto de llegada sino como un punto de partida.
La búsqueda de la verdad sobre la muerte de servidores del Estado, concluyó el Fiscal Grasso, no puede y no tiene que caer en prescripción y será perseguida hasta el final.
Eso esperan los ciudadanos italianos honestos y más que nada todos los familiares de las víctimas de la barbarie de Cosa Nostra y sus aliados.
* ROS: Grupo operativo especial del Arma de los carabinieros