A través de los ojos de este anciano pero combativo magistrado se puede vislumbrar la escena vivida hace 19 años en este mismo lugar. El título del evento organizado en el año 1992 por  MicroMega es el mismo del organizado hoy por el comité Ciudadanía por la Magistratura: “¿Es sólo mafia?”. En una especie de largo flashback es como si se volviera a ver el hall de la Biblioteca Municipal colmado hasta lo inverosímil. En ese 25 de junio de 1992 todo espacio vital se encuentra ocupado. Mucha gente sentada en el suelo, muchísimos se quedan de pie, algunos se sientan casi debajo de la mesa de los oradores. Toda la atención está dirigida al juez que acogió en sus brazos los últimos instantes de vida de Giovanni Falcone. La sensación de angustia que une a todos los presentes está encerrada en el presentimiento de que el próximo en caer será él. Por su parte Borsellino observa a esa multitud con la consciencia del destino que le espera, pero con una igual determinación para luchar con todas las fuerzas para que se haga justicia con su amigo y hermano. A casi veinte años de distancia el director de la Biblioteca Municipal, Filippo Guttuso, oficia de presentador de la conferencia trazando una relación entre pasado y presente. Y es recordando a esos jueces “obstaculizados en vida y alabados después de muertos”, que el representante del comité organizador, Simone Cappellani, da comienzo al debate moderado por el director del periódico “I Quaderni de l'Ora” Giuseppe Lo Bianco.

El autor del libro “L'agenda rossa di Paolo Borsellino” (escrito junto a Sandra Rizza) reconstruye los momentos más sobresalientes de la última presentación pública de Borsellino, durante la cual el mismo magistrado deja lo que Lo Bianco define como “un testamento ético, cívico y profesional”. Para el ex cronista del periódico “L'Ora” la Bibilioteca Municipal representa a todos los efectos un lugar simbólico, de donde puede volver a comenzar una “reconquista civil” para la ciudad de Palermo. Sin ningún tipo de retórica Lo Bianco invita a reflexionar sobre cómo ha sido recogido el testamento ético de Borsellino por parte de este Estado. Una sensación de visible amargura acompaña la reflexión del periodista con respecto a un Estado cada vez más marcado por los escándalos políticos que revelan las híbridas conmixtiones criminales que se esconden en su interior.
Como respuesta a la pregunta sobre si de cara a los actuales escenarios se siente más optimista o más pesimista, Leonardo Guarnotta no titubea ni por un instante. “Soy realista” afirma con convicción el presidente del Tribunal de Palermo. Luego, con profunda emoción y gran intensidad Guarnotta repasa ese sueño suyo y de sus colegas asesinados en esta guerra, de dejar un mundo mejor a las nuevas generaciones. Muchos de los chicos que lo escuchan no habían nacido todavía cuando ocurrieron los atentados, pero la fuerza de dicho testimonio que lleva consigo una especie de herencia recibida igualmente por muchos de estos jóvenes. La esperanza del ex miembro del pool antimafia se funde en una plegaria laica para que el apoyo hacia los magistrados que tratan de llegar a la absoluta verdad sobre los atentados del 92' y 93', por parte de la sociedad civil siga persistiendo. “Sólo con vosotros – exclama Guarnotta – podremos alcanzar estos resultados...”. El recuerdo de aquel 25 de junio de 1992 es ampliado ulteriormente por  el relato de Peppino Lo Bianco.

La reunión que tuvieron esa tarde de hace 19 años en el Cuartel  Carini entre Paolo Borsellino, el ex comandante del Ros, Mario Mori y su fiel capitán Giuseppe De Donno es el motivo para la reflexión planteado por Antonio Ingroia en título de introducción de su presentación.
Pero ese fragmento de tiempo en los últimos días de Paolo Borsellino es en todo sentido materia de investigación en la nueva indagatoria sobre el atentado de Via D'Amelio a cargo de la Fiscalía de Caltanissetta, estrictamente relacionada con aquella sobre la “negociación” entre Estado y mafia a cargo de la Fiscalía de Palermo. El fiscal adjunto de Palermo no se aventura en un análisis sobre el tema específico, pero anuda nuevamente los hilos de su recuerdo sobre Paolo Borsellino, partiendo precisamente desde esos 57 días entre el atentado de Capaci y el de Via D'Amelio.
“Algo que es seguro – subraya Ingroia – es que en esos días Borsellino estaba concentrado en dar su mayor aporte para lograr hacer surgir la verdad sobre el atentado de Capaci y si hubiese sabido que se estaba llevando a cabo una 'negociación' se habría opuesto con todas sus fuerzas. Pero sobre este punto aún es necesario que surjan algunas comprobaciones...”. En una segunda tanda de preguntas el director del periódico “I Quaderni de l'Ora” retoma el hilo del recuerdo sobre Paolo Borsellino pidiéndole a Leonardo Guarnotta que exprese una ulterior conclusión suya. “Muchas veces – responde literalmente Guarnotta – me he preguntado cómo viviría Borsellino este momento de fuerte ataque político hacia la magistratura”. “Paolo vería esta 'reforma' de la justicia como una grave amenaza del poder político hacia la magistratura que de esta forma corre el riesgo de convertirse en 'longa manus' del gobierno”.
Para el ex miembro del pool antimafia frente a este escándalo, a pesar de los ataques denigratorios, a pesar de las dificultades objetivas de falta de hombres y de medios, bajo las alas de una “reforma” que ningún ciudadano honesto desea, Paolo Borsellino habría invitado de todos modos a sus colegas a resistir para que sigan desempeñando su propio deber. La voz de Guarnota logra apenas contener la emoción mientras habla de su amigo y colega a quien define como un magistrado sereno, discreto, humilde, pero consciente del propio valor, dotado de un gran carisma, de inquebrantable fe cristiana, amante de la vida familiar y social", un magistrado "enamorado de su tierra a la cual quería liberar de la sofocante presencia de Cosa Nostra y por ella sacrificó el bien supremo de la vida, así como lo sacrificaron Giovanni Falcone y otros 22 magistrados que cayeron bajo la barbarie del terrorismo y de la mafia, culpables sólo de haber cumplido con su propio deber, servidores fieles del Estado a quienes el Estado no supo salvar...”.

“Es por ésto que tenemos que recordar a Paolo, a Giovanni y a los demás colegas caídos – concluye el presidente del Tribunal de Palermo – no sólo en ocasiones como ésta o en los aniversarios, el suyo tiene que ser un recuerdo cotidiano. Todos los días tenemos que recordar lo que hicieron por nosotros y sobre todo recordar que para ellos era importante cumplir cada día con su deber. Sea cual fuere nuestro rol en la sociedad, sean cuales fueren nuestras dificultades y los obstáculos que se puedan encontrar, tenemos que cumplir con nuestro deber porque en el hacerlo está la dignidad de un hombre y de un magistrado”. Un larguísimo aplauso abraza literalmente a Leonardo Guarnotta mientras se aleja de la mesa de oradores. Antonio Ingroia interviene sucesivamente para ilustrar las actuales mistificaciones sobre los comportamientos "moderados" de los jueces asesinados utilizados ingeniosamente para deslegitimar quienes aún están vivos.

De las palabras de Ingroia vuelven a aflorar en cambio las pruebas de las denuncias públicas de Paolo Borsellino, sobre la “muerte del pool”, sobre la suspensión de Giovanni Falcone como jefe del Despacho de Instrucción y sobre las traiciones del CSM (Consejo Superior de la Magistradura) hacia el mismo y así sucesivamente. Así el fiscal adjunto de Palermo se introduce en los meandros de un sistema que trata de representar la historia en una forma distorsionada o completamente falsa para someter ulteriormente al poder judicial.
A través de ejemplos tangibles que van desde la ley sobre las escuchas telefónicas, hasta el ataque político hacia la Corte Constitucional, es como aparece en su totalidad un sistema de poder, “criminal” en todo sentido, que utiliza la “reforma” de la justicia con el único objetivo de enterrar definitivamente al sistema judicial y a sus trabajadores. Una chica del público lee un fragmento del discurso del 26 de enero de 1989 de Paolo Borsellino en Bassano del Grappa sobre la falta de fiabilidad de los políticos que, a pesar de no haber sido condenados, resultan estar relacionados con ambientes mafiosos.
Nunca como hoy esas palabras suenan dramáticamente actuales. Se apagan las luces, en la pantalla gigante aparecen las imágenes del discurso de Borsellino en ese 25 de junio de 1992 en la Biblioteca Municipal. Su voz firme, marcada por el dolor, pero decidida y sin titubeos, se expande en al amplio lugar y toca la sensibilidad emocional del pñublico. Un silencio irreal reina durante algunos segundos al final de la proyección del video. Luego llega el discurso del profesor Salvatore Costantino en representación de la Universidad de Palermo, es el turno de la Gup palermitana Marina Petruzzella que habla de algunos aspectos de la singularidad del talento de Giovanni Falcone y de Paolo Borsellino.
“Tenemos la obligación de romper ciertas lógicas mafiosas que siguen arreciando – subraya Petruzzella – para rendirle honor a hombres como Falcone y Borsellino, que se han sacrificado por nosotros”. El análisis del presidente del Centro Impastato, Umberto Santino, repasa fragmentos completos de la historia de nuestro país, como demostración de cómo la “negociación” entre Estado y mafia es un elemento orgánico constante a lo largo de los años, capaz de mimetizarse y sobre todo de renovarse. La comparación entre la unión mafia y política del pasado y la del presente está decididamente en pejus.
Según Santino hemos pasado de una "mediación" a una "identificación" del modelo mafioso. Nos encontramos frente a la "legalización de la ilegalidad” a través de las leyes ad personam y todas las estrategias políticas relacionadas con ellas, que por lo tanto se convierten en el emblema de esta larga transformación de casi veinte años. El presidente del Centro Impastato se concentra en la inoportunidad de invitar a la conmemoración oficial del atentado de Capaci a hombres de las instituciones que "celebran a los muertos, y criminalizan a los vivos" y que son los primeros en traicionar el mensaje de Falcone. Luego Peppino Lo Bianco anuncia la reciente apertura de una sede palermitana de la revista Antimafia Duemila, invitándonos al palco para comentar el hecho.
No es fácil contener la emoción de encontrarse en un lugar tan laicamente “sagrado” para todo aquel que sienta en el corazon la sed de justicia y de verdad de Paolo Borsellino. Son instantes que  detienen el tiempo. Y en esos momentos se trata únicamente de transmitir el compromiso de seguir cumpliendo con el propio deber con la misma pasión, determinación y responsabilidad de hace 11 años. Sobre todo aquí. En esta ciudad, cargada de tensiones y de violencia, pero que cuenta con todas las potencialidades como para redimirse y lograr llevar justicia a quienes fueron asesinados con el sueño de algún día llegar a verla hermosa.

FOTOGALLERY - © Davide Cangemi (Facebook)