como la patrulla de guardias urbanos que estaba demasiado cercana al objetivo.
Un detalle atroz del que los familiares de las víctimas y la opinión pública toman conocimiento sólo ahora, después de 18 años, un plan preciso que sin embargo la policía y la Comisión parlamentaria antimafia ya sabían desde septiembre del 1993.
Esta vez no es cuestión de arrepentidos de la mafia, el que canta es un documento escrito, registrado y sellado. “Registro123G/731462/10/I-3. Roma, 11/9/1993”. “Objeto: Atentados que se han verificado en Roma, Florencia y Milán. Por cuanto es de interés se trasmite con precisa reserva lo concerniente a los atentados”. Firmado en papel intestado a SCO (Servicio Central Operativo), con el sello de la Comisión antimafia que atestigua “recibido el 14/9/1993), por el “director del servicio”. El contenido es otra de las póstumas revelaciones institucionales de frente a las cuales cuesta retener la indignación.
“En el curso de la actividad investigativa reservada – dice – funcionarios del servicio han adquirido noticias fiduciarias de interés particular sobre el actual equilibrio y sobre las extrategias operativas de Cosa nostra”. Después del atentado contra Costanzo* “los sucesivos atentados no deberían haber provocado estragos – así escribían los investigadores de la Sco dirigidos en su tiempo por Nicola Simone, con Antonio Manganelli y Alessandro Pansa como brazos derechos – colocándose en cambio como piezas de un mosaico diseñado para crear pánico, intimar, desestabilizar, debilitar al Estado, para crear los presupuestos de una “negociación”, para cuya conducción Cosa nostra podría incluso utilizar canales institucionales”.
He aquí que finalmente aparece en un documento oficial el término que es para los políticos de la primera república como el agua bendita para el diablo: “Negociación”. En septiembre del 1993, es decir, cuatro años antes de que Giovanni Brusca hablara de ello durante la audiencia del proceso atentados, ya se sabía que el “Objetivo de la extrategia de las bombas sería el de llegar a una especie de negociación con el Estado para solucionar los principales problemas que actualmente afligen a la organización: el ‘carcelero’ y el de los ‘arrepentidos’”.
Exactamente las mismas idénticas palabras que los colaboradores (arrepentidos de mafia) usarían mucho tiempo después, estaba ahí juntando moho en los archivos, como poco inútiles, de la Antimafia que en ese entonces estaba encabezada por Luciano Violante, el cual, tanto para no quedarse fuera del patético coro de los “no se, no sabía y no recuerdo” con el que se han respaldado el uno al otro los hipócritas del estado, alza los hombros y minimiza:
“El documento, como todos los demás, no estaba ciertamente perdido en los cajones de la comisión antimafia. Tenía el número de registro y estaba a disposición, como cualquier otro documento, de toda la comisión y de los consultores”.
Alguien quizás tendría que explicarle que en calidad de Presidente, en el 93’, en plena emergencia de atentados, hubiera tenido por lo menos que tomarse un poquito la molestia de leer y evaluar ese documento, incluso años después como parlamentario, ex magistrado y ciudadano, si lo hubiese hecho, habría tenido que acordarse aunque fuese sólo porque esa palabrita “negociación” ha sido durante años el único indicio posible para la búsqueda de los ideólogos de esa masacre que ha destrozado el país pero que al mismo tiempo ha asegurado nuevas butacas, hasta hoy.
Y después, como si hubiese descubierto algo nuevo sigue diciendo: “Ese documento – explica Violante – señala que la mafia tenía intención de tratar con el Estado. Lo cual, como he sostenido incluso recientemente, es una estrategia permanente de Cosa Nostra: intentar negociar con los poderes públicos mediante la intimación o la corrupción”.
Y la pregunta de las preguntas: “Aquí se comunica que dentro de Cosa Nostra existía este diseño. El documento entonces es importante para comprender otra cosa: ¿hay alguien que ha respondido a esta estrategia, o no? las conclusiones de la comisión Antimafia, presidida por el senador Pisanu y por las autoridades judiciales, se ocuparán también de ésto. Y esperemos que disipen la duda”.  
Lástima que si hubiese hecho su deber quizás se hubiera podido contestar a esta pregunta hace veinte años.
Y ya no hay dudas de que si alguien ha dado una respuesta a las peticiones de esta parte de la negociación, hay que buscarla dentro de esas instituciones obstinadamente silenciosas que regateaban por detrás las prórrogas del 41 bis (régimen de cárcel duro) mientras ciudadanos inocentes morían bajo las bombas mafiosas..
Así es que los italianos honrados que desean la verdad acerca de ese bienio del terror se ven obligados a elegir entre arrepentidos que han tenido el valor de deshacer a seres humanos en el ácido, pero que tienen miedo de decir todo lo que saben, rápidamente y por completo sobre  los enredos de esos acuerdos infames, los silencios y las respuestas insustanciales de estos señores, mentirosos, conniventes, o, en la mejor de las hipótesis, simplemente incompetentes e ineptos.
Los magistrados de Palermo que desde hace años investigan el contexto en el que se han verificado los homicidios de Falcone, Borsellino y sobre las solicitudes iniciales de Cosa Nostra al Estado han anunciado que adquirirán este nuevo documento, que se presenta como una inesperada confirmación de la existencia del tristemente famoso “papello”* entregado por Massimo Ciancimino.
“Cuanto más se excava en los atentados más emerge con claridad que elementos del Estado italiano – ha declarado hoy el senador del Pd (partido democrático) Beppe Lumia, miembro de la Antimafia – ya sabían desde el 93’ que estaba en curso una negociación entre Estado y mafia. Y sale a relucir que el término negociación lo utilizaban en aquellos años los investigadores que intentaban comprender que es lo que había detrás de la estrategia de sangre de Cosa Nostra”. “Es necesario tener el coraje y la libertad – añade – de arrojar luz sobre las muertes de Falcone y de Borsellino, pero también sobre las masacres del 93’ que hay que adscribir a la puesta en marcha de la así llamada segunda República. Negar a este punto la negociación, como han hecho muchos personajes incluso delante de la comisión Antimafia, es una hipocresía insoportable.
Hacemos nuestras sus palabras, mientras nuestro pensamiento de solidaridad está dedicado a todos los familiares de las víctimas de los compromisos y de los chantajes mafiosos.

Mafia: Ciancimino, espero que se pueda llegar a una verdad sobre la negociación

Palermo. “Por ahora con el respeto por los magistrados, una conducta seguramente no muy practicada en este momento especialmente por parte de las instituciones, prefiero el silencio pero espero sinceramente que después de los esfuerzos que se han hecho se pueda llegar a la verdad. Sinceramente no se que es lo que podrán seguir contando aún a los familiares de las víctimas de esos atentados…”. Lo ha dicho a ADNDRONOS Massimo Ciancimino comentando la noticia publicada hoy por ‘Repubblica’, sobre la relación del Sco enviada ya en el 93’ a la Comisión Antimafia que hablaba de la estrategia de Cosa Nostra que mira a crear los presupuestos para una negociación entre los jefes mafiosos y una parte de las instituciones. Ha sido precisamente Massimo Ciancimino, en los meses pasados, el que ha hablado de negociación contando a los magistrados de la Dda* de Palermo que han iniciado una investigación, lo que ha sabido del padre, el ex intendente de Palermo Vito Ciancimino. El documento del Sco habría quedado cerrado en los archivos de la Comisión Antimafia hasta hace poco tiempo, cuando salió a relucir durante las investigaciones que el Palacio San Macuto está conduciendo sobre los atentados del 92’ y 93’.

4 de marzo 2011 - Adnkronos

* Maurizio Costanzo: Presentador televisivo.
* Papello: Lista original de peticiones de Cosa Nostra
* Dda:  Direcciòn distrectual Antimafia    
* Palacio San Macuto: Sede Comisiòn parlamentaria