Lunes 16 Septiembre 2024

Un asesinato político, planeado, deseado y organizado por "mentes refinadísimas": el padre de la patria, Carlo Alberto dalla Chiesa, ex general de carabineros y luego prefecto de Palermo, fue asesinado el 3 de septiembre de 1982 en via Isidoro Carini en Palermo, junto con su joven esposa Emanuela Setti Carraro y el agente de su custodia Domenico Russo.

Fue muy valiosa la colaboración de Calogero Ganci que, hablando con el magistrado Luca Tescaroli (ahora fiscal jefe de Prato), contó los detalles de aquel trágico día. Explicó que condujo el auto desde el que Antonino Madonia empezó a disparar con un rifle Kalashnikov y, en interrogatorios posteriores, Ganci indicó los métodos organizativos y ejecutivos de la emboscada. El 12 de julio siguiente, su primo Francesco Paolo Anzelmo lo siguió en su decisión de colaborar con la justicia y declaró que la masacre no fue provocada por la guerra mafiosa, sino que era "algo que vino de afuera".

Mientras tanto, el 10 de junio de 1996, el Tribunal de Casación puso fin al maxi proceso, iniciado más de una década antes, y declaró la culpabilidad, por haber dado la orden, de Salvatore Riina y de otros seis miembros de la comisión provincial de Palermo: Bernardo Provenzano, Michele Greco, Pippo Calò, Bernardo Brusca y Nenè Geraci.

La condena de Madonia y de otro miembro del comando. Vincenzo Galatolo, pasó a ser definitiva tras la sentencia de la Corte de Casación del 22 de junio de 2004.

Además de ellos, Pino Greco "Scarpuzzedda", Raffaele Ganci, Francesco Paolo Anzelmo, Giuseppe Lucchese, Vincenzo Galatolo y Nino Madonia fueron condenados como miembros del grupo de fuego.

El trabajo nefasto y sinérgico del Estado-mafia creó tal masacre que incluso el jefe de jefes, Totò Riina, hablando con su compañero de prisión Alberto Lorusso en la cárcel Opera de Milán, describió con emoción: "Tan pronto como salió, con su esposa, lo seguimos de lejos. Podría haberlo hecho allí, para ser más espectacular, en el hotel, pero estas cosas me molestan". Y luego agregó: "Al día siguiente le dije: 'Pino, Pino (refiriéndose a Pino Greco conocido como Scarpuzzedda, uno de los asesinos más infames de Cosa Nostra, ndr) mejor si vas a buscar las cosas, preparemos las armas'". "A primera vista, a primera vista -concluye- fuimos varios… éramos unos siete, ocho de los terribles, éramos terribles. Ya estaba muerto pero a pesar de que estaba muerto le disparamos donde estaba, apenas salió ta, ta, ta, y murió".

Sin embargo, quienes piensan en esta masacre como un mero acto de venganza de Cosa Nostra hacia un servidor leal del Estado (el honesto) se engañan.

Como se indica en la sentencia del 2002, "podemos ciertamente estar de acuerdo con quienes sostienen que persisten grandes zonas grises, tanto en lo que respecta a la forma en que el general fue enviado a Sicilia para hacer frente al fenómeno mafioso, como a la coexistencia de intereses específicos, en el seno de las instituciones, para eliminar el peligro que representaba la determinación y la capacidad del general".

No tiene sentido andarse con rodeos: las víboras que anidaban en los pasillos del poder del Estado-mafia enviaron al general a Palermo para que lo mataran; para ser arrojado "al viento ni bien determinados intereses fueron o podían ser tocados o reducidos", escribió el prefecto en sus diarios.dallachiesa2

Pero ¿cuáles eran esos nefastos intereses? ¿Podemos realmente pensar que fue sólo Cosa Nostra? Totalmente improbable.

El prefecto no fue incluido en la "lista negra" a pesar de haber investigado a la mafia (la corleonesa y otras) en Sicilia entre finales de los años '60 y principios de los años '70. Simplemente porque, como dijo su hija Simona dalla Chiesa, a Cosa Nostra "no le convenía".

Incluso las confidencias de Pino Greco "Scarpuzzedda" al futuro arrepentido Tullio Cannella confirmaron ese cuadro: este asesinato "nos consumió, serán necesarios al menos diez años para enderezar el barco y la situación".

A estas declaraciones se suman las del jefe Giuseppe Guttadauro a su amigo de confianza Salvatore Aragona, interceptadas en el 2001 por los magistrados de Palermo coordinados por el fiscal Nino Di Matteo (ahora fiscal nacional adjunto antimafia y exconsejero togado del CSM, Consejo Superior de la Magistratura) que investigaban al ex gobernador de Sicilia, Salvatore Cuffaro, luego condenado en forma definitiva por complicidad agravada con la mafia.

"Pero a quién carajo le importaba matar a dalla Chiesa, vamos, hablemos claro", dijo el jefe Guttadauro.

Aragona asintió y habló de un misterioso "orquestador". Los Carabineros del ROS (Reparto Operativo Especial del Arma de Carabineros) escribieron a la Fiscalía comentando: "Guttadauro creía que en la masacre de dalla Chiesa había una dirección oculta por parte de alguien que esencialmente se había salvado a sí mismo de la situación". "Pero por qué siempre tenemos que pagar por las cosas", mencionó Aragona. "¿Y por qué tuvimos que hacer este favor?", respondió Guttadauro. "No entiendo -insistió Guttadauro- este impulso a ciertas exasperaciones. ¿Por qué nos dejamos meter en la picadora de carne?".

Entonces ¿quién en 1982 le pidió a la mafia el "favor" de matar a Carlo Alberto dalla Chiesa? ¿Quién fue el "orquestador"?

"Pero no podemos resolver y comprender todas las cosas con palabras -prosiguió Guttadauro- hay cosas que nunca diré, nunca saldrán de mí". Incluso los mafiosos se quejaron de que la responsabilidad por los crímenes excelentes sólo recaía en los ejecutores y los autores intelectuales de la mafia. Estos, de hecho, han sido utilizados muchas veces como brazo armado para operaciones militares que al final casi siempre han resultado inconvenientes para la propia organización Cosa Nostra. "Bajo ese paraguas sólo pueden caber los políticos -sentenció Guttadauro- van a ver que en los distintos juicios los únicos que no tendrán problemas serán los políticos".

El instigador está dentro de la Democracia Cristiana

El 8 de marzo del 2017, Roberto Scarpinato, entonces fiscal general de Palermo (hoy senador), reveló en una sesión secreta de la Comisión Antimafia que Gioacchino Pennino (médico, hombre de Cosa Nostra y masón, convertido en colaborador de justicia) dijo haber sabido por otros masones que "la orden de eliminar a Carlo Alberto dalla Chiesa llegó a Palermo desde Roma, del diputado Francesco Cosentino", un democristiano, muy fiel a Giulio Andreotti, secretario general de la Cámara de Diputados y figura importante de la Logia Masónica P2 de Licio Gelli. Scarpinato, sobre el papel de Cosentino, no proporcionó más detalles, pero ya el 6 de diciembre de 1982 la esposa de Cosentino, Clara Canetti, ante la Comisión P2 de Tina Anselmi había establecido el "peso" del honorable demócrata cristiano dentro de la logia masónica: "Gelli era sólo el cuarto. El primero era Andreotti, el segundo era Francesco Cosentino, el tercero era Umberto Ortolani, y el cuarto era Licio Gelli". Se lo repitió el 2 de febrero de 1989 a Michele Santoro en el programa de televisión Samarcanda: "Mi marido me dijo que por encima de Gelli y Ortolani estaban Andreotti y Cosentino".

Por tanto, no erala última pieza del escudo cruzado.

Además, su nombre fue señalado con un marcador amarillo en la lista de 962 nombres (conocidos) de miembros de la Logia P2, junto con los de Licio Gelli, Michele Sindona, Roberto Calvi y Silvio Berlusconi.

Y además, el nombre Cosentino aparece también en los diarios de otro miembro, el director de 'OP' Mino Pecorelli, que anotó sus nombramientos: "Costa-Berlusconi-Licio-Gregori-Cosentino" (5 de septiembre de 1977): "Berlusconi-Cosentino" (16 de octubre de 1977); "Cosentino-Berlusconi-Montedison" (27 de octubre de 1977).

Delicados equilibrios de poder

El hijo del general, Nando dalla Chiesa, nos dijo el año pasado que su padre fue asesinado porque había un partido (la Democracia Cristiana) que "trataba de salvar el equilibrio nacional". Los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino también hablaron de política en relación con el crimen, refiriéndose a una matriz resultante de una "convergencia de intereses entre Cosa Nostra y sectores políticos y económicos".

Una pieza fundamental, la política, que hace sentir todo su peso el 5 de abril de 1982: ese día -pocos días antes de partir hacia Sicilia para dirigir la prefectura- dalla Chiesa se reunió con el Primer Ministro Giulio Andreotti y le dijo: "No tendré consideración por esa parte del electorado de la cual sus grandes electores se aprocechan".

Lo cuenta su hijo, Nando dalla Chiesa, en el libro "Delitto Imperfetto". "Mi padre nos dijo después de esa conversación: 'Fui a ver a Andreotti y cuando le conté todo lo que se decía de su gente en Sicilia se puso blanco'".

¿Fue en ese momento que el General firmó su sentencia de muerte?

El general, que ya había luchado contra el terrorismo rojo, seguramente no se habría detenido. Habría cumplido con su deber contra Cosa Nostra, investigando a fondo los vínculos que la organización criminal llevaba a cabo con otros segmentos del poder, desde la economía hasta los segmentos desviados de la política.

Esta última, recordemos, estaba en manos de los democristianos de Andreotti, a los que el prefecto dalla Chiesa definió como "la familia política más contaminada". "Aunque parezca absurdo hasta ese momento gozaba de la máxima confianza del gobierno y del propio Andreotti", recordó el magistrado de Catania, Sebastiano Ardita. Pero luego, después de esa reunión con el Primer Ministro, los miembros de la DC le declararon la guerra porque dalla Chiesa había entendido que la fuerza de la mafia dependía de esas coberturas políticas. A pesar de ello, dalla Chiesa cumplió con su deber hasta el día de la masacre con los pocos medios legislativos y operativos que en ese momento poseía el Ejército, y que el General había pedido al Estado para luchar contra las organizaciones mafiosas en Sicilia. Herramientas que hoy, sólo después de su muerte, y la de decenas de otros servidores del Estado, posee el país.dallachiesa3

El desvío de las investigaciones

El largo camino para descubrir la verdad se caracterizó por el desvío de las investigaciones del criminal convicto Giuseppe Spinoni (cuyos gastos legales fueron financiados por los servicios secretos), que dirigió las pesquisas hacia criminales completamente ajenos y que luego fue condenado por calumnia.

Pero este es sólo uno de los elementos que caracterizaron a esta masacre estatal. Y siempre era el jefe de jefes, Totò Riina, quien habló de otros detalles como el robo de documentos del general.

"Ellos -dijo el jefe corleonés- cuando llegó el momento... de dalla Chiesa... lo hicieron, carajo, se la abrieron, le abrieron la caja fuerte... le quitaron todo". Y con ellos se refería a entornos externos a Cosa Nostra. ¿Los servicios secretos? Una posibilidad nada remota.

Se sabe que alguien entró en la casa del prefecto en Villa Pajno durante la noche del 3 al 4 de septiembre de 1982. Llegó a la caja fuerte y la vació.

De hecho, la mañana del 4 de septiembre, la familia de dalla Chiesa buscó la llave para abrir esa caja fuerte pero sin éxito. La llave no apareció hasta la tarde del 11 de septiembre, en el cajón de una secretaria. Sin embargo, cuando se abrió la caja fuerte, no quedaba nada en su interior excepto una caja (también vacía).

"Encontramos la llave de la caja fuerte en un estante -dijo en 2016 la hija del general, Simona dalla Chiesa- que no habíamos notado en nuestra investigación, no estaba allí antes. Y la caja fuerte estaba vacía. La desvergüenza que vimos fue una nueva herida para nosotros".

El maletín de cuero del general, sin embargo, fue encontrado en el 2013 en el sótano del tribunal de Palermo. Estaba vacía. Sin embargo, en el informe de inspección de la policía científica, conservado en el expediente judicial sobre la masacre de Via Carini, se certifica que poco después de las 21.30 horas del 3 de septiembre de 1982, Carlo Alberto dalla Chiesa (muerto ya desde hacía quince minutos en el interior de su coche) tenía entre sus piernas un maletín lleno de papeles. En otro informe, fechado el 6 de septiembre, de la Escuadra Móvil de Palermo a la Fiscalía de la República de Palermo, que solo menciona el maletín del general. ¿Y los documentos? Desaparecieron en el aire.

En un vídeo de la RAI, incorporado por los magistrados de la DIA (Dirección de Investigaciones Antimafia), a disposición de la Fiscalía de Palermo, el maletín de cuero fue inmortalizado en las manos de un militar del Arma de Carabineros.

En septiembre del 2012, en una carta anónima que llegó al entonces fiscal adjunto Nino Di Matteo, se decía que "un oficial de Carabineros en servicio en Palermo estaba preocupado por haber robado el maletín de cuero marrón que contenía documentos candentes, sobre todo nombres candentes relativos a investigaciones que dalla Chiesa estaba tratando de realizar por sí solo". Además, se habló de una oficina reservada que el general Dalla Chiesa habría tenido en el cuartel de Piazza Verdi, sede del comando provincial de los Carabineros: "Estaba situada frente a la unidad de mando de Rono y allí había carpetas, notas y mensajes". La fiscalía de Palermo, a través de los fiscales que investigaban sobre la Tratativa Estado-mafia, reabrieron ese expediente y citaron a Nando dalla Chiesa como testigo. Hasta hoy de aquella investigación no se supo nada, pero numerosas preguntas permanecen abiertas.dallachiesa4

A pesar del tiempo transcurrido, no podemos dejar de esperar que se encuentre una verdad completa sobre la muerte del general dalla Chiesa, verdadero padre de nuestra patria.

Necesitamos descubrir a quién le fue útil la eliminación del general. ¿A quién le hizo Cosa Nostra ese 'favor'? ¿Qué obtuvo de todo ello? ¿Qué le prometieron las 'mentes refinadísimas' a la 'Cúpula'?

El trabajo de difamar

Carlo Alberto dalla Chiesa no fue dejado en paz ni siquiera después de su muerte, hasta el punto de que se orquestó una campaña para manchar su nombre.

Es una historia que tiene raíces antiguas. En otoño de 1976, el comandante general del ejército, Enrico Mino, informó al general de que en febrero de 1977 él también tendría que abandonar el mando de brigada de Turín y que tendría que permanecer "disponible" durante algún tiempo. Una manera tan buena como cualquier otra de decir "estacionado". El epílogo de esta historia concluyó en el otoño de 1976 con la firma de Carlo Alberto dalla Chiesa en una solicitud de ingreso en la P2, ofrecida "expertamente" por Franco Picchiotti, general de Carabineros y comandante de la Legión de Roma. Fue él, también según el propio testimonio de dalla Chiesa, quien le ofreció aquel 'bocado envenenado'. "En octubre de 1976 -dijo el General el 23 de febrero de 1982 ante la comisión de investigación del caso Moro- recibí en mi despacho de Turín al general Picchiotti, que había sido subcomandante de la fuerza, y me habló de esta masonería, diciéndome que lo correcto era que yo formara parte de ella. Obviamente me resistí, diciendo que no me interesaba, que mi padre siempre había estado alejado de estos conceptos, pero insistió, entonces le dije que yo era católico practicante y él me dijo que también había cardenales involucrados. Al cabo de hora y media se fue sin que yo hiciera el más mínimo gesto de asentimiento. Después de unos quince días, alrededor del 28 de octubre, volvió a traerme la solicitud impresa. Entonces en ese momento me dije a mí mismo que quería ver hasta dónde llegábamos. ¡Era impensable que después de haber rechazado tan resueltamente un argumento, un ex subcomandante de la fuerza se presentara con un pedido así!". La solicitud estaba fechada el 28 de octubre de 1976. Fue encontrada más de cuatro años después, durante la búsqueda llevada a cabo. en el despacho de Licio Gelli en Castiglione Fibocchi, guardado en la caja fuerte del despacho, en una carpeta titulada "suspendido".

La pertenencia del general a la Logia P2, de hecho, nunca fue verificada en ninguno de los dos órganos competentes: ni por la Comisión Parlamentaria de la P2 ni por los jueces Gherardo Colombo y Giuliano Turone.

¿Carlo Alberto dalla Chiesa fue asesinado por la mafia?

Es cierto que Cosa Nostra hizo su parte. Pero quizás, 42 años después, haya llegado el momento de decir que fue asesinado por el Estado-Mafia y la Mafia-Estado. Sicilia e Italia ya no son lo que eran entonces y en Palermo queda un recuerdo muy pálido de Carlo Alberto dalla Chiesa pero no hay que dejar de buscar esas "mentes refinadísimas" de las que hablaba Giovanni Falcone, que siempre están presentes detrás de los crímenes "híbridos" de nuestra República.

*Foto de Portada: Antimafia Duemila

*Foto 2: El lugar del asesinato del prefecto Carlo Alberto dalla Chiesa, junto con su esposa Emanuela Setti Carraro y el agente de custodia Domenico Russo © Franco Zecchin

*Foto 3: Paolo Borsellino y Giovanni Falcone © Shobha

*Foto 4:Giulio Andreotti © Shobha

Entrevista al histórico abogado de los arrepentidos (Segunda parte)

Después de haber abordado, en la primera parte de la entrevista con el director de ANTIMAFIADuemila Giorgio Bongiovanni, las graves cuestiones del vaciamiento de la ley sobre los colaboradores de justicia, el histórico abogado de Tommaso Buscetta, Totuccio Contorno, Giovanni Brusca (y otros), habla de otros temas.

A pesar de las transformaciones, todavía hoy existe una mafia que controla los territorios.

Así, el abogado habla de las masacres de los años noventa, de las convergencias de intereses sobre diversos crímenes que han atravesado la historia de nuestro país y de la presencia de autores intelectuales externos, para una búsqueda de la verdad que aún no es completa.

"Creo que la palabra antimafia da urticaria a algunas personas, en el sentido de que no pueden soportarlo -responde el abogado- la paz mafiosa también significa esto: basta de leyes especiales, basta de doble vía para los hechos de la mafia, basta ya de la doble vía procesal".

Luego llega a una amarga conclusión: "Hay un Estado, o una parte del Estado, comprometido con esta realidad (la mafia). Todavía hoy comprometido. No nos hemos liberado de este condicionamiento mafioso que nos afecta. La gente no se da cuenta. La sociedad está contaminada por esta presencia".

En 1997, un proyecto de atentado saltó en vísperas de la sentencia del caso Capaci

La Cosa Nostra "promovió, aprobó y llevó a cabo la masacre de Capaci, pero aún no se ha identificado a todos los autores del crimen". Con estas palabras, el 21 de mayo de 1997, en el primer día de acusación del proceso por la masacre de Capaci, el magistrado Luca Tescaroli, entonces fiscal de Caltanissetta, señaló con el dedo a los jefes encerrados en las celdas, sugiriendo sin embargo que las investigaciones no podían considerarse agotadas solo con la identificación de jefes y subordinados, directores y ejecutores, refiriéndose a los llamados autores ocultos.

Un proceso que, en primera instancia, lo tuvo a cargo de la acusación junto a su colega Francesco Paolo Giordano (en la apelación, en cambio, fue apoyado por Antonella Sabatino, ndr) gracias al cual, tras un doble veredicto de la Corte de Casación del 30 y 31 de mayo del 2002 y el 18 de septiembre del 2008, se condenó en forma definitiva a 37 mafiosos, con 29 cadenas perpetuas, entre miembros de la Cúpula, acusados de haber decidido la masacre y autores materiales.

Sin embargo, pocos recuerdan las tensiones que rodearon a ese proceso.

El 2 de junio de ese año, pocos días después de haber solicitado las sentencias, el magistrado, en ese entonces de 32 años, escapó de un atentado mientras estaba de vacaciones con su novia en Maratea, en la playa del "Macarro", en Basilicata.

Querían matarlo con un fusil de dos caños y un arma corta.

Los sicarios, dos hombres con el rostro cubierto por un casco de motociclista, se habían apostado en una arboleda.

Fue uno de los carabineros que lo escoltaban quien notó los "extraños movimientos" en la vegetación.

Temiendo por la vida del magistrado, subió por un pequeño camino hasta que se encontró frente a los dos asesinos, equipados con una motocicleta "Enduro" roja, sin matrícula y con el motor en marcha listo para escapar.

Al principio, el militar les ordenó a los dos desconocidos que se detuvieran. Luego disparó dos tiros al aire cuando uno de los dos motociclistas le apuntó con el fusil. Inmediatamente los dos asesinos huyeron a bordo de la motocicleta por un camino secundario de tierra con acceso a la autopista, perdiéndose todo rastro de ellos.

La Fiscalía de Potenza investigó ese atentado por los presuntos delitos contra personas no identificadas de posesión y porte abusivo de armas y resistencia a funcionarios públicos.

Al solicitar el archivo del expediente al juez de instrucción, el fiscal identificó claramente el contexto de ese proyecto de muerte, destacando que no había duda de que "la conducta de los dos jóvenes de identidad desconocida tuvo como objetivo lesionar la integridad física de la persona del Dr. Tescaroli".

En el documento también se recordaron otros episodios de amenazas recibidas por el magistrado, con 'advertencias' que incluso habían sido transmitidas al padre, por lo que se estableció con certeza que el magistrado era el blanco de los atacantes debido a su compromiso como magistrado de la Dirección Distrital Antimafia (DDA) de Caltanissetta, en investigaciones y juicios contra personas acusadas de pertenecer a organizaciones criminales de tipo mafioso siciliano, como Benedetto Santapaola, Giuseppe Madonia, Antonio Ferro y contra los presuntos protagonistas y autores de las masacres de Capaci y via d'Amelio en Palermo.

Casi treinta años después de las masacres es necesario recordar ese proyecto de muerte, teniendo en cuenta que Cosa Nostra nunca olvida y para que no vuelvan a ocurrir hechos similares.

Y es cierto que Luca Tescaroli, con su profesionalidad y sus intuiciones, representa a una de esas figuras del poder judicial que, como Nino Di Matteo, Giuseppe Lombardo, Roberto Scarpinato, Sebastiano Ardita, Nicola Gratteri y otros, no se conforman con solo parte de la verdad.

Un compromiso que el fiscal adjunto de Florencia ha demostrado a lo largo de su historia.

Basta pensar en las investigaciones que abrió sobre los agujeros negros del atentado a Falcone, que nos hicieron pensar cada vez más en la participación de círculos de poder externos a Cosa Nostra.

Y fue siempre él quien siguió, en primera y segunda instancia, el juicio del fallido atentado de Addaura contra Giovanni Falcone (ya en 1989, para Cosa Nostra, debía morir). Proceso que terminó con las condenas de los jefes Totò Riina, Salvatore Biondino, Antonino Madonia, Vincenzo y Angelo Galatolo.

Además, Tescaroli, junto con su colega Nino Di Matteo, investigó a Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri en Caltanissetta (registrados en el expediente con los nombres de "Alfa y Beta") como posibles autores intelectuales externos de las masacres.

Esto sucedió gracias a las declaraciones del arrepentido Salvatore Cancemi, fallecido en el 2011, quien fue el primero en hablar de contactos directos entre los dos políticos de Forza Italia y los líderes de Cosa Nostra.

Pocos recuerdan que en la investigación sobre el ex senador y el ex primer ministro, Di Matteo y Tescaroli fueron dejados solos, con una desconexión de hecho con el resto de la fiscalía de Caltanissetta.

Una investigación que terminó con el archivo por parte del juez de instrucción Tona, pero en la que quedó escrito que "los documentos del expediente han demostrado sobradamente la existencia de diversas posibilidades de contacto entre hombres pertenecientes a Cosa Nostra y exponentes de grupos societarios controlados de diversas formas por los hoy indagados (Berlusconi y Dell'Utri)".

En Roma, como fiscal adjunto, Tescaroli realizó una importante investigación sobre el asesinato del banquero Calvi, ahorcado el 18 de junio del '82 en Londres bajo el puente de los Frailes Negros.

En el juicio por el asesinato del "banquero de Dios", entre 2007 y 2011, fueron absueltos Pippo Calò, Flavio Carboni, Ernesto Diotallevi (Banda della Magliana), Manuela Kleinszig y Silvano Vittor, este último implicado en la organización del último viaje de Calvi, pero se determinó que Roberto Calvi "fue asesinado" después de años en que se sostuvo la tesis del suicidio.

Pero es en la investigación bis donde se destacaron otros aspectos. Tescaroli pidió en 2016 el archivo del proceso que involucraba, por diversos motivos, a figuras como Licio Gelli (acusado de ser el organizador del crimen), el financiero suizo Hans Albert Kunz, Francesco Pazienza (militar, también condenado definitivamente por el colapso del Banco Ambrosiano), Maurizio Mazzotta (secretario de Pazienza), Enzo Casillo (brazo derecho de Raffaele Cutolo, asesinado en Roma siete meses después de la muerte de Calvi) y nuevamente Flavio Carboni, todos conectados, en la hipótesis de la acusación, en la fase ejecutoria del homicidio.

Una investigación que, según ha escrito la jueza de instrucción Simonetta D'Alessandro, "sostiene, sin embargo, una hipótesis histórica del asesinato difícil de superar".

¿Qué hipótesis?

Muy simple: "Una parte del Vaticano, pero no todo el Vaticano; una parte de Cosa Nostra, pero no toda Cosa Nostra; una parte de la masonería, pero no toda la masonería y, en una palabra, la cercanía de niveles superiores en una fase estratégica de la política exterior, que quemó capitales que, según los arrepentidos, eran de origen mafioso. No se pudo hacer más". En consecuencia, se concluyó que la Fiscalía había "hablado de manera creíble de un sistema económico integrado, proyectando presencias simbólicas en el escenario delictivo: Calò que es Cosa Nostra, de Bontate a Riina; Diotallevi y Casillo, que son de la banda de Magliana y la nueva Camorra organizada, ambas asociaciones al servicio de la mafia corleonesa; Pazienza y Mazzotta, que son del Sismi; Gelli, Carboni y Kunz de la P2, Marcinkus del IOR, que es Sindona, que es Calvi".

Y luego, una vez más, Tescaroli estuvo entre los fiscales que se ocuparon de la investigación de la "Mafia Capital".

Hoy, Luca Tescaroli continúa lidiando con las masacres como fiscal adjunto en Florencia, y tiene a cargo, junto al fiscal Luca Turco, las investigaciones sobre los autores intelectuales externos de las masacres de 1993.

Por eso se lo puede considerar una figura incómoda, tan incómoda como la investigación que tiene a los "habituales" Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri inscriptos en el registro de sospechosos.

También por esta razón, Luca Tescaroli sigue siendo una de las figuras de mayor riesgo dentro del poder judicial. La investigación archivada en octubre de 1997 no reduce los riesgos para su persona.

Así como para los demás magistrados, agredidos, deslegitimados y aislados.

El problema, lamentablemente, es que nuestro país está en manos de un sistema criminal integrado interno. Hasta que sea desenmascarado y juzgado, hasta que la ciudadanía tome conciencia y exija justicia y verdad, la nuestra es una historia destinada a repetirse.

*Foto de Portada: Reelaboración gráfica de Paolo Bassani

El oculto e inquietante proyecto del actual gobierno fascista

En menos de una semana se celebrará en Bolonia el aniversario de la masacre de la estación de trenes del 2 de agosto de 1980, que dejó 85 muertos y 200 heridos.

Quién sabe lo que va a pasar. Quién sabe si este gobierno fascista tendrá el coraje de asistir o saldrá a la "caza" alguna otra pista alternativa para vender a la opinión pública.

Sí, porque el gobierno en funciones (que pretende ser moderado con las nuevas caras de los miembros de Fratelli d'Italia, la Liga y Forza Italia, pero que en realidad es de extrema derecha) tiene un proyecto inquietante y oscuro: reescribir la historia, borrar la memoria y ocultar y desviar la búsqueda de la verdad sobre las masacres terroristas vinculadas a la subversión negra y la mafia.

Cuestión de "esqueletos en el armario" o, para usar las palabras del ex fiscal general de Palermo (hoy senador) Roberto Scarpinato, de "elefantes en la habitación".

Cada partido de este aparente "centroderecha" tiene sus propios intereses.

La Liga, que perteneció a Umberto Bossi y hoy se centra en la figura de Matteo Salvini, ya no es ciertamente la que sólo gritaba "Roma ladrona" o la que, a través de artículos en el diario "La Padania", se refería a Silvio Berlusconi como un "mafioso" y un "condenado" con muchas preguntas sobre el origen de los bienes del caballero y sus contactos mafiosos.

Hoy es una de las fuerzas de la mayoría gubernamental. Ha "olvidado" la autonomía diferenciada que recuerda en cierto modo aquel proyecto federalista del ideólogo Gianfranco Miglio, de dividir el país en tres áreas geográficas con características de desarrollo homogéneas, Norte, Centro y Sur.

Un proyecto compartido por las organizaciones criminales que a principios de los noventa se fueron organizando y creando movimientos independentistas como Sicilia Libera.

No es ningún secreto que el propio Miglio, en una entrevista con Il Giornale, llegó a afirmar que "no todo lo que giraba en torno a la mafia era malo. Y que era casi cierto que algunos aspectos deberían constitucionalizarse".

Luego, en 1994, se firma el pacto con Silvio Berlusconi, quien hace unos años, cuando todavía estaba vivo, dijo públicamente y sin florituras: "Fuimos nosotros quienes introdujimos a la Liga y a los fascistas en el gobierno. Los legitimamos, los constitucionalizamos".

Evidentemente, en 1994, la referencia a los fascistas era a los hombres de Alianza Nacional.

En aquel momento figuras como Ignazio La Russa, Daniela Santanchè, y Maurizio Gasparri (ahora en las filas de Forza Italia), estaban unidos bajo el liderazgo de Gianfranco Fini.

Con la desintegración de AN, casi todos los antiguos miembros del MSI se catapultaron a los Fratelli d'Italia, cuya líder es Giorgia Meloni, que se ha convertido en el partido mayoritario del país (obtuvo el 28,8% en las elecciones europeas).hilonegro2

La historia de los miembros de este partido no es ningún secreto.

Todo el mundo sabe que en el Senado, como Presidente, hay un "matón fascista" como Ignazio La Russa, que guarda en su casa el busto del Duce que le legó su padre y que, a pesar de ocupar el segundo cargo más alto del Estado, ha negado que nuestra Constitución sea antifascista.

Todo el mundo sabe que la presidenta de la Comisión Antimafia es la honorable Chiara Colosimo, que frecuentaba a Luigi Ciavardini, responsable no sólo de la masacre de Bolonia, sino también del asesinato del magistrado Mario Amato.

Se sabe que entre las figuras de referencia de la actual Primera Ministra se encuentra un "protagonista del neofascismo" como Pino Rauti, fundador del Centro de Estudios Nuevo Orden y padre de Isabella Rauti, subsecretaria del Ministerio de Defensa.

Se sabe también que en una visión del revisionismo en el Parlamento se organizó una conferencia dedicada al general Gianadelio Maletti, jefe del departamento de contraespionaje del SID en los años 1970, condenado a una pena firme de 18 meses por complicidad con los responsables de la masacre de Piazza Fontana (otra masacre neofascista).

Incluso a través de estas iniciativas se llega a hechos que están distorsionados.

Es el mismo "plan" que se puso en marcha para celebrar, con funeral de Estado y duelo nacional, a Silvio Berlusconi, delincuente convicto, frecuentador de prostitutas, miembro de la logia secreta P2 y amigo de los mafiosos.

Es historia sabida que Berlusconi tuvo como mano derecha a Marcello Dell'Utri, condenado en forma definitiva a siete años de cárcel por concurso externo en asociación mafiosa.

La sentencia dice que Dell'Utri fue el garante "decisivo" del acuerdo entre Berlusconi y Cosa Nostra con un papel "relevante para ambas partes: la asociación mafiosa, que dibujó un canal constante de enriquecimiento significativo; el empresario Berlusconi, interesado en preservar su ámbito de seguridad personal y económica".

Es historia sabida que tuvo mozo de cuadras al jefe y asesino de Porta Nuova, Vittorio Mangano.

Es historia sabida que Silvio Berlusconi le pagó grandes sumas de dinero a Cosa Nostra.

Totò Riina, el jefe de jefes, en una escucha en la prisión Ópera de Milán registrada mientras paseaba en el patio, afirmó: "Nos daba 250 millones cada seis meses".

Grabaciones que están incluidas en los documentos del juicio de la Tratativa Estado-mafia.

A la política le gustaría eliminar estos hechos.

Y para ello necesita hacer algunos cambios.hilonegro3

Como las implementadas en el ámbito de la justicia por los ministros Marta Cartabia y Carlo Nordio.

Entre los cambios más graves, según informan varios expertos, se encuentran la limitación de las escuchas telefónicas, la prohibición de la publicación de órdenes de custodia cautelar, la abolición del abuso de poder, así como otra reforma más del plazo de prescripción.

Pero lo que es más evidente (debido a la separación de las carreras) es la idea de eliminar la obligatoriedad de la persecución penal con el objetivo de subordinar el poder judicial a la política.

Masacres al olvido

Dado que las fiscalías dependen del Ministerio de Justicia, es obvio que la política indicará al fiscal qué investigación abrir y cuál no.

Hoy ya existen "condicionamientos" externos a la actividad de los órganos de investigación y, lamentablemente, hay quienes se muestran débiles y caen en la trampa. Esto es lo que está sucediendo con las investigaciones sobre las masacres de los años '90, donde hay un impulso político muy fuerte para un inquietante juego a la baja.

He aquí el programa oculto y nefasto de este gobierno, que tiene su principal fuerza política en Fratelli d'Italia: ocultar y desviar la búsqueda de la verdad sobre las masacres en las que hubo una convergencia de intereses de la mafia, la masonería, el empresariado y la subversión negra.

Si bien por un lado el arresto de los componentes militares de las mafias es promovido por el gobierno como demostración de su compromiso en la lucha contra el crimen organizado, por otro lado hay un intento de frenar y deslegitimar a todos aquellos magistrados que intentan elevar el nivel de investigaciones y profundizar a 360° lo que hubo, y lo que hay, detrás de la mafia.

Incluso la detención de Matteo Messina Denaro (ya fallecido) sirvió de alguna manera para demostrar que la mafia, en particular la de las masacres, ya fue derrotada.

Pero la realidad es muy diferente.

Portella della Ginestra, Piazza della Loggia, Piazza Fontana, Italicus, Bolonia, via dei Georgofili, via Palestro, San Giovanni in Laterano, San Giorgio al Velabro, Capaci y via d'Amelio son todas masacres terroristas y subversivas en las que, aún hoy, se siguen buscando respuestas.

Y para ello se sigue la pista de los llamados autores intelectuales externos, entidades nada abstractas que quisieron, solicitaron u ordenaron esos crímenes brutales, porque hay huellas que conectan a la mafia con la subversión negra, la masonería y los servicios secretos nacionales e internacionales, es decir, la CIA.

(Continúa)

*Diseño gráfico de Paolo Bassani

*Foto 2: Giorgia Meloni y Gianfranco Fini © Imagoeconomica

*Foto 3: Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri © Imagoeconomica

Su hijo fue agredido unos días antes de una audiencia

El incidente ocurrió la tarde del sábado 29 de junio, pocos días antes de la audiencia prevista ante el juez de paz de Termini Imerese. Enrico Niceta, hijo del testigo de justicia Angelo Niceta, sometido a protección por haber denunciado graves hechos mafiosos, sufrió un ataque real por parte de una persona, que lo agarró y lo estrelló contra la pared mientras estaba de paseo, a pocos días de una importante audiencia en la que iba a declarar junto con su padre.

El proceso se refiere a la introducción ilegal que tuvo lugar en 2022 en la casa de Casteldaccia de Enrico Niceta, que también estaba bajo protección; casa que, al mismo tiempo, también fue objeto de robos, actos de vandalismo y devastación generalizada.

El testimonio de Enrico Niceta y su padre debería haberse celebrado el pasado 1º de julio, pero increíblemente la audiencia fue aplazada hasta noviembre.

Lo sorprendente y absurdo es que ni Enrico Niceta ni su padre Angelo recibieron ninguna citación del servicio central, ya que el proceso es inherente a las denuncias presentadas durante el programa de protección, aunque es responsabilidad del servicio central comunicar la fecha del traslado y los métodos a utilizar.

La audiencia de Enrico Niceta, siempre custodiado físicamente en las audiencias anteriores, fue comunicada directamente por el juez.

Además, no se dispuso ninguna videoconferencia.

¿Resultado? El juicio continúa, pero de esta forma se impidió reconstruir los hechos sobre lo ocurrido en el 2022.

Informamos la noticia de esta historia tomándola del grupo de Facebook "Ciudadanos por Angelo Niceta".

El ataque del sábado 29 de junio, acompañado de la falta de citación, es una anomalía más que se produce hacia el testigo de justicia que ya ha realizado múltiples huelgas de hambre en los últimos años.

El juicio ya generó dudas cuando, a pesar de las denuncias y la documentación que acreditaba el robo de objetos valiosos (entre ellos un sillón, retirado y colocado en un solar contiguo y escondido bajo una lona), increíblemente la acusación se formuló contra una sola persona en el " cargo menor de "invasión de terrenos y edificios" (párrafo 1, del artículo 633 del código penal).

Se espera que en las próximas semanas Angelo Niceta sea llamado a declarar en otro juicio.

A pesar de las dificultades, cuando aún no se reconocen todos los derechos que deben garantizarse a los testigos de justicia, y del estado de abandono, pobreza y miseria en que se encuentra su familia, espera ser citado.

En persona o por videoconferencia, se espera que a Niceta se le permita testificar.

Pero, sobre todo, queremos que se ponga fin a esto que se ha convertido en una muerte por goteo.

*Foto de Portada: Antimafia Duemila