El comisionado parlamentario del Uruguay elevó una dura nota al INR

Desde el gobierno intentaron poner buena cara

El comisionado parlamentario uruguayo, Juan Miguel Petit, elevó una dura nota al Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), luego de una visita de inspección realizada recientemente a los módulos penitenciarios, donde se detallan las condiciones críticas, infrahumanas, a las que están sometidos los reclusos del sistema penitenciario en el Uruguay.  Presos sin celda, presos sin camas, presos sin abrigos, presos sin alimentación adecuada, presos sin acceso al esparcimiento, presos sin acceso a la educación, presos sin acceso a un trabajo, en definitiva, presos sin acceso a una rehabilitación. “Las malas condiciones de las cárceles de hoy son el delito de mañana”, afirmo Petit dejando en claro el rotundo fracaso de un sistema que solo reproduce violencia, en un país que pretende ser ejemplo de progreso en Latinoamérica. 

El deterioro del sistema penitenciario es general, pero en esta ocasión Petit destacó las condiciones de la penitenciaria Santiago Vázquez (ExComcar), particularmente en los módulos 3,4,10 y 11; el penal Femenino en Montevideo; y el segundo módulo del penal de Canelones.

El estado crítico de este último, es el que valió una nota directa al despacho del comisario Luis Mendoza, actual director del INR. “En el módulo 2 existen unas 700 personas alojadas en pésimas condiciones edilicias y bajo mínimos programáticos que hacen que su tiempo de reclusión sea totalmente improductivo y prácticamente sin sentido para su rehabilitación y reinserción social”, describe el comunicado que fue difundido por la prensa. “Además de las muy malas condiciones materiales existentes, pude verificar que hay unos 30 internos que no tienen celda y pasan todo el día en la propia planchada con sus pocos enseres”. 

“Recorrí las 33 celdas del sector –una por una, con detenimiento- constatando que en ninguna de ellas –salvo una que queda una cucheta deteriorada- hay camas”, dice el comisionado, que apela al sentir de sus destinatarios diciendo: “Es una realidad que nos hiere a todos, como estoy seguro que lastima a ustedes y sus equipos, que sabemos y constatamos que bregan diariamente por atender las demandas de la población reclusa y generar rehabilitación”.

“Muy amablemente recomiendo y solicito –dice Petit-, amén de seguir trabajando sobre la situación desde nuestro rol y las posibilidades y atribuciones de nuestro mandato, se tomen urgentemente medidas administrativas y programáticas a los efectos de asegurar los estándares mínimos de trabajo penitenciario y de rehabilitación, sostenidos en un marco físico adecuado, dándose cumplimiento a las normas nacionales e internacionales que nos obligan como Estado a hacer accesible el derecho al tratamiento en un marco básico de dignidad humana”.

La nota fue enviada también a otras reparticiones del Estado, como ser Ministerio del Interior, a la Justicia de Ejecución, a la Comisión de Seguimiento Carcelario del Parlamento y al Consejo de Política Criminal y Penitenciaria. Según dejó trascender La Diaria, el ministro del Interior Luis Alberto Heber se mostró “agradecido” y la “ayuda, el comisionado parlamentario que señala que hay reparticiones en nuestro sistema penitenciario que no tienen condiciones (…) no está contra nosotros, está a favor nuestro”. 

Por su parte, el director del INR, en rueda de prensa se refirió a los reclusos sin celda. Dijo: “Muchos de ellos estaban por comodidad, como hacía calor, fuera de la celda en el patio interno que tiene comunicación debido a que las puertas se abren”. La solución fue “se habló con ellos y están adentro alojados, y se están construyendo camas para que puedan dormir como corresponde”. 

Sobre la sobrepoblación en el pabellón el director la explicó diciendo: “Es todo un tema, hay que reconocer un tema de convivencia en la cárcel, en la que muchos internos que están en ese lugar solicitan para ir a ese módulo porque tienen familiares o parientes”. Y agregó: “Están todos viviendo juntos porque tienen buena convivencia. Si bien reconocemos que había ausencia de camas, hay una buena convivencia y no ha habido ningún incidente (…), y eso es una medición también del trabajo que se va haciendo en la parte técnica y en la resolución de conflictos por medios pacíficos teniendo en cuenta que muchos de los internos que están privados de libertad tienen un perfil de violencia”. 

En otro punto se refirió a la precariedad edilicia, y dijo, “la subdirección administrativa hizo una inversión grande en material eléctrico y los propios internos supervisados por personal de la unidad están trabajando en la conexión de la electricidad nueva, teniendo en cuenta que, este año, uno de los fallecidos fue porque anduvo manipulando cables y un choque eléctrico le hizo perder la vida”. 

Mendoza también fue interrogado por los tres homicidios que se registraron en cuatro días en el penal de Libertad. “Es una unidad que tiene un perfil de máxima seguridad, por lo cual el perfil de los internos alojados tiene su complicación”, dijo. También aclaro que “no hay conexión” entre los tres delitos, los cuales fueron en circunstancias distintas. Luego humanamente se justificó diciendo: “Estamos trabajando continuamente para la rehabilitación de estas personas. Si bien estos tres homicidios también nos ponen una piedra y nosotros sentimos mucho esto, porque son seres humanos que pierden la vida, seguimos trabajando, y la parte técnica es importante para nosotros para cumplir el mandato constitucional que es trabajar en la rehabilitación de las personas privadas de libertad”. 

Para cerrar, el director del INR explicó: “Hay que tener en cuenta que hoy tenemos 14.817 personas privadas de libertad, del 1º de marzo que asumimos nosotros, la eficacia de nuestros colegas de la Policía incrementó la población carcelaria en 3028, a un promedio de mil personas por año. Por eso se está planificando la construcción de diferentes cárceles, para que cuando termine este período tener las tres mil plazas que nosotros tenemos como déficit”.

En este contexto es fundamental considerar que la población carcelaria por cuanto estable en su número, está constantemente en rotación. Nunca son los mismos 14 mil presos. Lo que implica que las personas que logran sobrevivir al sistema, y salir a la calle, lo hacen sin ningún tipo de planificación, ni contención. Fuera de los muros las posibilidades socioeconómicas tampoco son favorables, y muchos pasan de dormir en la planchada a dormir directamente en la vereda -en el mejor de los casos-, a merced de la noche, del clima, de la desidia, del tráfico y de la policía.

Foto: Radio Sarandí