Lunes 16 Septiembre 2024

A pesar de que alguna vez me atacó sin razón, aprecio a Horacio Lutzky, un abogado que fue director del periódico Nueva Sión (en el que publiqué muchas notas, siempre sobre el mismo tema) y que fue sin duda el miembro de «la cole» que más y por más tiempo se preocupó, por echar luz sobre el contexto en el que se produjo «el bombardeo» (Yabrán dixit), la demolición de la mutual judía por dos bombazos, uno interno y otro externo. Algo que ya había dicho el primer día un testigo clave, Gabriel Villalba, que estaba mirando hacia la puerta de la AMIA y afirmó que no había visto ninguna Trafic y que se habían producido dos explosiones.

Lutzky tiene el gran mérito ( además de haber sido el miembro de «la cole» que más se preocupó por investigar los bombazos que demolieron la AMIA, mataron a 85 personas, hirieron a unas trescientas y le arruinaron la vida a muchísimas mas) de haber dado curso a la confesión de José Pérez, un «pluma» de la Federal que estuvo infiltrado en las más altas instancias «de la cole» hasta que cayó en la cuenta que los planos de la mutual que había pasado a sus jefes habían servido para planificar su demolición.

Aprovecho para recomendar nuevamente la visión de la serie «Iosi, el espía arrepentido», sobre todo su primera temporada, que, aunque es una ficción, está muy apegada a la historia desgranada en el libro que Horacio escribió junto a Miriam Lewin y que yo tuve la fortuna de adelantar en mi «Caso Nisman, secretos inconfesables». Al rodarla, su director Daniel Burman, tuvo cuidado de no pillarse los dedos dando por probada la existencia de una camioneta-bomba, por lo que, me dicen, habría sufrido amargos reproches. Es bueno recordar que el juez, los fiscales y quien entonces encabezaba formalmente «la cole», el banquero y titular de la DAIA, Rubén Ezra Beraja, fueron hallados culpables de encubrimiento.

Aunque Horacio parece confundir a los Haddad, libaneses católico-maronitas, con los Edul, sirios sunitas de Yabrud, lo más importante de esta entrevista ocurre a partir del minuto 28. Escuchen atentamente. Por primera vez, Lutzky admite el chantaje que sufren todos aquellos que se atreven a sostener que –como dijeron en su momento Joie Goldman, Jorge Lanata, Carlos De Nápoli, Gabriel Levinas, Fernando Paolella y siempre dijo un servidor– jamás hubo camionetas-bomba sino solo camionetas- señuelo, sembradas por los propios asesinos para desviar las investigaciones.

La existencia de supuestas camionetas-bomba en ambos atentados constituye la piedra basal del desvío de las investigaciones y, por lo tanto, del encubrimiento de los asesinos.

Que lamentablemente gozaron y gozan de la complicidad de muchos que se llenan la boca diciendo que persiguen la justicia… y se cuidan muy bien de alcanzarla.

No espero nada de ellos, aunque si, quizá, tengo una tenue esperanza en Laura Alche de Guinsberg y Pablo Gitter, de Apemia.

Por si están apurados, les dejo una transcripción bastante fiel de lo que dice Horacio a partir del minutos 28:

«Estoy convencido de que no hubo una Trafic estrellándose contra el edificio (de la AMIA-DAIA). Lo que no significa que no haya habido pedazos de Trafic como parte de todo el operativo (terrorista), es un poco largo de explicar pero… hay más de… yo estuve cubriendo los juicios y hablando con testigos y revisando los expedientes, y hay más de una docena de testigos presenciales (…) que no vieron ninguna Trafic y que vieron (y escucharon) dobles explosiones. Yo vi como fueron hostigados en el juicio los testigos que dijeron esto, como si atentaran contra la investigación o contra las víctimas. El tema de la Trafic es muy difícil de tocar, es el último que me gusta tocar, a veces lo esquivo, porque hay hasta una cuestión psicológica. Porque lo único que tenemos es una Trafic. Lo único que quedó. Porque no quedó nada. Si vos tocás eso parece que tirás por el suelo la causa AMIA… Pero antes, quiero recordar, los que decíamos que no habían sido los policías bonaerenses, nos decían que estábamos atacando la causa AMIA. y yo participé en varios episodios en los que se decía a capa y espada (sic) hay que defender al juez (Juan José) Galeano porque si se cae el juez Galeano se cae la causa AMIA.»

(*) Gentileza de Juan José Salinas

*Foto de Portada: Pájaro Rojo