innegable430Por Alejandro Díaz-15 de Diciembre de 2018

Días atrás, Giancarlo Massidda, italiano de 61 años, fue detenido en una operación conjunta realizada por Interpol y la Oficina de Interpol de la Policía Federal Argentina, a cargo de Néstor Roncaglia.

Massidda, vinculado a los clanes mafiosos de Italia, estaba prófugo de la justicia desde hace 10 años. El procedimiento se inició con una orden de captura de Interpol (alerta roja) por los delitos de “asociación ilícita” y “narcotráfico”.

Uno cuando escucha la palabra prófugo piensa en Ana Frank, escondida en un recoveco, hacinada en los humores de su cuerpo, en un constante silencio y stress, temerosa, apresada en un espacio sin tiempo, esperando la estocada final de sus captores al acecho. O en el “simpático” OJ Simpson, perseguido por una caravana de patrulleros y helicópteros. O incluso en los prófugos del triple crimen, los hermanos Lanatta y Schillaci que casi mueren de hambre en menos de una semana.

No es el caso de Massidda, que vivía fastuosamente en un country privado de Berazategui, con todo el tren de gastos que eso implica. Ni siquiera estaba en las condiciones de trata en las que vivían los mexicanos de la efedrina en Ingeniero Maschwitz, ¿se acuerdan?

Este italiano, que no es colombiano como Alvarez Meyendorff, que no estaba “de paso” por la triple frontera como Pantaloene Mancusso, que no estaba radicado en Uruguay y viajaba esporádicamente a la Argentina como Rocco Morabito, que no es un supuesto empresario descendiente de italiano; este italiano vinculado al narcotráfico internacional desde 1996 (cuando comenzó a operar la ruta Brasil-Italia), estaba apostado en la Argentina muy cómodamente desde hace tiempo. ¿Sera mafioso? Quizás le podríamos preguntar a su compatriota, Vittorio Piva, pero desde que apareció muerto en un descampado en la zona de Campana, no se lo volvió a escuchar hablar.

Ya en 1988, Massidda, fue detenido en un operativo de los Carabinieri romanos, dentro de una banda que dirigía Antonio Bonomi, ahijado de Francesco Paolo Coppola, el mítico Frank “tres dedos”.

Un poco de historia.

Frank “tres dedos” Coppola, migró a los Estados Unidos en 1926, buscando nuevos horizontes a causa de la persecución del Fascismo y del Prefecto Mori. Ya en Estados Unidos, prontamente se vincularía a la estructura de Lucky Luciano. En los años 30 se instalaría en Detroit, donde gozaría de las relaciones con el legendario Jimmy Hoffa. Ésta relación se afianzaría luego de que Coppola aceptara ser Padrino del hijo del sindicalista. Esto permitiría asegurar las rutas internas del narcotráfico (*)

 Igual algo saldría mal porque el cuerpo de Jimmy Hoffa todavía lo siguen buscando.

Junto a Joe Biondo, Nick Gentile, Pietro Davi y Rosario Mancino iniciaron la ruta del tráfico de heroína, conocida como French Connection.

Sería extraditado a Italia a fines de los 40, desde donde seguiría operando la red de narcotráfico. En 1957 participaría de la reunión de las principales cabezas de la Mafia italiana y la Cosa Nostra estadounidense, en el Hotel Delle Palme. En esta histórica reunión se establecerían las bases del narcotráfico moderno y la estructura global de la Mafia.

Para esta época, fines de los 50, esta operación de drogas buscaría nuevas rutas y así llegaría a Latino América, y más precisamente a Buenos Aires de la mano de Auguste Ricord.

Este francés, que durante la ocupación nazi sirvió a las SS, se puso al mando de una banda de corsos y latinos (François Chiappe y Lucien Sartí, entre otros), pero siempre al servicio de los Clanes italianos, quienes son, hasta la actualidad, dueños de los canales de distribución y de una gran capacidad de financiación y conexiones políticas. Esta ruta del narcotráfico se conocería como la Conexión Latina, y uniría las ciudades de Córcega, Buenos Aires y New York. Ya a mediados de los 60 Auguste Ricord sería un huésped permanente y de lujo de la dictadura paraguaya de Stroessner.

Retomo la actualidad y la detención de Giancarlo Massidda.

El director de Antimafiaduemila Giorgio Bongiovanni declaró que Massidda es: “Uno de los tantos narcos a sueldo al servicio y a la orden de varios clanes”. Este italiano es eslabón, miembro, participe de una Organización Criminal que se enraíza en lo más profundo del bajo fondo y se ramifica hacia varios sectores del Estado, de la política y del mundo de las finanzas. De aquellos sectores enquistados en el poder desde siempre: el Sistema Criminal Integrado.

Massidda estaba prófugo desde 2010, cuando violó su arresto domiciliario. Se lo buscaba desde 2002, cuando se escabullo de la policía en el operativo Fénix. Luego en 2007, fue detenido en España durante el operativo Minos. En 2010 es extraditado a Italia, donde finalmente fuga.

 ¿Cómo llego a la Argentina? ¿Quién le dio los documentos falsos? ¿Quién corrió la vista en la aduana? ¿Quién lo recibió acá? ¿Quién le brindo sus contactos y las redes operativas para solventar su tren de gastos? Porque uno imagina que este delincuente seguiría trabajando. En este su oficio de toda la vida.

Quedaran por delante las investigaciones pertinentes que permitan conocer los asociados de este criminal, así como también las vinculaciones políticas y estatales que le permitieron la estadía en el país. Porque seguro es que no trabajaba solo. ¿Sera que terminara apareciendo como aportante de alguna campaña política? El tiempo dirá.

30 años vinculados al narcotráfico. Toda una vida perfeccionando un sistema, alimentando relaciones delictivas y políticas. Atravesando fronteras y épocas. Cae un narcotraficante, pero la rueda de este lamento boliviano que tanto daño hace, no se termina.

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*The Strength of the Wolf: The Secret History of America's War on Drugs (pág. 75).

* Foto de Portada: www.agenciagiornalísticaitalia.com