Martes 19 Marzo 2024
En la provincia de Salta florece el homenaje a Ernesto “Che” Guevara

Por Andrés Volpe-25 de enero de 2022

Salta fue uno de las ciudades precursoras, que presentó proyectos para resaltar la memoria en las calles argentinas. El proyecto traía como objetivo remplazar a “16 de setiembre”, día del golpe de estado de 1955 y también momento en que aconteció la “Noche de los lápices”. La iniciativa se presentó en 1997 y recién pudo llevarse a cabo en 2008.

Nombres de calles y plazas, se vieron invadidas de nombres que fueron elegidas con sentido “dedocrático dictatorial”, conforme al establishment reinante.

Desde entonces, recuperar las calles, se ha convertido en una necesidad y constituye un tema de debate en todos los ámbitos de acción y discusión del país. El revisionismo histórico de estos lugares se está haciendo presente a conciencia como toma de acción contra una batalla cultural permanente.

En el barrio de Villa San Antonio, podemos transitar por la Avenida Dr. Ernesto Guevara y por una plaza con el mismo nombre. Pocos conocen las vicisitudes de su nombramiento.

Sucedió que una de las avenidas principales se llamaba “16 de septiembre” recordando el infame golpe de estado de 1955. Para colmo, la fecha también coincide lamentablemente con la “Noche de los lápices” de 1976.

Por tal motivo surge en el 97, desde el Concejo Deliberante de la ciudad, una iniciativa para cambiar el nombre de la calle por “Ernesto Che Guevara”.

El nacimiento del proyecto

Rolando Mazzaglia, que a mediados de los años 90 desempeñaba sus funciones como concejal fue el que le dio vuelo al proyecto. En diálogo con Página/12, recuerda lo que pasó entonces. “En ese momento yo era concejal y supe que había una avenida que tenía el nombre ‘16 de setiembre’. Me pareció espantoso porque reivindicaba el golpe de estado del año 1955 contra el general Perón. Salta estaba reivindicando un golpe de estado poniéndole ese nombre a una avenida. Esto me llevó a pensar en cambiarle el nombre”.

El concejal empezó a dar forma a la idea: “Se me ocurrió la figura de Ernesto Guevara porque en ese momento había leído, en algunos periódicos, que su nombre estaba impuesto en varias avenidas y en varios monumentos alrededor del mundo menos en Argentina. Entonces me pareció que merecía un homenaje”.

Por otro lado, Diego Saravia que también formaba parte del Concejo en aquel momento, expuso los problemas de tal iniciativa: “Fue una cosa de muy largo tiempo. Mi primer contacto con el tema fue cuando me tocó presidir una sesión del Concejo, ya que yo era vicepresidente, el día que se aprobó. Fue bastante curioso porque en ese momento una parte de los concejales se levantaron de la sesión para dejar sin quorum, y yo que estaba presidiendo quería que se apruebe. Mantuve la sesión hasta que el concejal Ulloa, que era el hijo del gobernador durante el proceso, entra al recinto para ver qué estaba pasando y ahí hago votar. Ya había quorum y se aprueba, solo faltaba uno... así empezó esa ordenanza”.

Mazzaglia rememoró: “Luego de aprobado el Ejecutivo vetó el proyecto. Entonces después de un tiempo volvió al Concejo Deliberante y el Concejo nuevamente lo aprobó. Ahí se convirtió en ordenanza municipal. Eso obligaba al Ejecutivo municipal a cambiar el nombre, pero no se hizo en ese momento”.

Al final la iniciativa se aprobó y quedó explicitada, de esta manera:

"Considerando: Que habiéndose consolidado las Instituciones Democráticas en nuestro país; Que el Pueblo Argentino no quiere homenajear fechas que recuerden hechos tristes y lamentables como los mencionados”.

“Que Argentina y toda Latinoamérica hoy comprende, admira y exalta la figura del Dr. ERNESTO GUEVARA, por su lucha por los más desposeídos y su prédica por la unidad del todos los países Latinoamericanos”.

Saravia, de destacada labor en el proyecto subrayó que: “Durante un tiempo no se cambió el nombre. El Ejecutivo municipal nunca quiso ejecutarlo. Pasaron muchos años, estaba la ordenanza y el Ejecutivo del municipio se negaba, no lo ponía en práctica. Hasta que en un momento se toma la decisión, se saca el decreto reglamentario y se cambia el nombre de la calle. Ahí es donde viene Alberto Granado y se hace el acto”.

Como figura destacada de ese momento, se destaca la participación del director cinematográfico salteño Alejandro Arroz, quien estaba filmando la película “Alberto Granado, el viajero incesante” junto al protagonista.

El director se acuerda de aquel momento: “En 2008 estábamos en la casa de Alberto Granado en La Habana filmando y surgió el tema de las pocas calles en Argentina que llevan el nombre de Ernesto 'Che' Guevara. Es ese momento mi amigo Oscar Palacios, que nos había acompañado en el viaje, mencionó que hacía más de 10 años estaba la ordenanza aprobada con el Concejo Deliberante de Salta para cambiar el nombre y que nunca se había cumplido. En ese momento, y al escuchar la charla, nuestro co-productor cubano Rudy Fernández García nos pidió el compromiso para que hagamos lo posible en lograr el cambio de nombre y que sea Alberto Granado quien encabece el acto”.

El momento del homenaje

Aquellos que se hicieron presentes el viernes 20 de junio de 2008 en Villa San Antonio rememoran el hecho con una mixtura de sentimientos. Por una parte, estaba la solemnidad del acontecimiento que contrastaba con la apatía de la clase política y los habitantes de Salta: “Fue muy curioso el acto. A mí me llaman porque no fue ninguna autoridad del municipio”, relata Diego Saravia y agrega: “más allá de que el Intendente lo haya hecho hacer, tampoco fue ni para aparecer en la foto. Se acordaban que estaba presidiendo el Concejo en ese momento de 1997, por eso me llaman (...). En el acto éramos pocas personas, fue una cosa mínima. Estaba la persona de ceremonial de la Municipalidad, pero ninguna autoridad, nadie del Concejo Deliberante. A mí me dijeron el mismo día y me sorprendió que de repente estaba Granado ahí. Fue una cosa muy rara por la envergadura del asunto y con la presencia de Granado”.

Arroz expresa: “Pensamos que el público natural para esos eventos era el de la izquierda, pero paradójicamente, no concurrieron argumentando que las actividades se hacían con apoyos oficiales, que en verdad solo consistían en presentar un libro de Granado en el Teatro Provincial y la autorización municipal para la inauguración de la calle con el nuevo nombre, cosa imprescindible para llevar a cabo esa acción. Así y todo, Alberto Granado se refirió al respecto reflexionando que el propio Che sufrió ese tipo de actitudes por gran parte de la izquierda latinoamericana, por lo que a él no lo sorprendió”.

En la producción cinematográfica, Arroz expone parte del acto y del discurso que improvisa Granado ante los presentes: “Amigos, estoy sumamente emocionado en este momento por la trascendencia que significa para mí, después de tantos años de vida al lado de Ernesto Guevara y luchando por un mundo mejor, ver como en Salta se ven reflejadas muchas de sus ideas y muchos de sus pensamientos. Cada vez me resulta más difícil poder comprender, poder expresar todos los pensamientos que se me agolpan, pero únicamente les digo que me siento muy feliz de que vayan borrando las nefastas huellas de un pasado desgraciadamente triste para la Argentina y que sea el comienzo de una nueva vida, con un mundo mejor (…). Pero ahora me siento feliz que haya aquí mucha gente joven dispuesta a escuchar las palabras de un antiguo viejo pero que tiene el corazón muy joven y que les dice que sigan luchando por obtener una Argentina más próspera y más linda, que es la que nos merecemos”.

Arroz no pierde oportunidad de resaltar la emoción personal de Granado, con el que tuvo la suerte de comprar varios días de rodaje. “Sentí mucha emoción sobre todo por Alberto, ya que durante muchos años de su vida fue perseguido en Argentina por ser amigo del Che, por ser amigo de Fidel y de Raúl, por haber elegido vivir en Cuba con toda su familia desde el inicio de la revolución. Alberto sintió mucha emoción en poder inaugurar una calle que lleve el nombre de su amigo. Se preguntaba si al Che le hubiera gustado, y se respondía que, al margen de todo, él se lo merecía”.

Aquel acto, marcó el segundo desafío contra la contracultura golpista, el primero fue pocos días antes. El reconocimiento a Ernesto Guevara en Argentina, fue en la ciudad de Rosario, donde se colocó una escultura de 4 metros de altura hecha con llaves de bronce donadas por miles de personas.

Sin embargo, el humilde acto paso desapercibido, y hasta probablemente pocos tengan memoria del hecho, y otros recostados sobre las necesidades de las masas, solo quieran enterrar los recuerdos para siempre.

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*Foto de portada: Página/12