Jueves 28 Marzo 2024
Carmen Villalba del EPP cumplió su condena
 
Por Antimafia Dos Mil-3 de agosto de 2021

En medio del parque, María es abordada, según su relato, por tres personas que entre forcejeos y amenazas la suben a un vehículo,y metódicamente durante varias horas es trasbordada de un móvil a otro hasta finalmente llegar a su lugar de detención. Era el 16 de noviembre de 2001 y así comenzaban los 64 días del secuestro de María Edith Bordón de Bernardi y los 18 años de prisión de Carmen Villalba.

María Edith era nuera de Enzo de Bernardi, el primer director de ITAIPU, uno de los principales empresarios de la dictadura de Stroessner, el general paraguayo que aterrorizo a su país por más de 35 años y que creo un legado de corrupción, miseria y represión que se sostiene hasta nuestros días. El secuestro se encuadra dentro de la operatividad del Ejercito Paraguayo del Pueblo (EPP), la guerrilla paraguaya formada a mediados de los 90s, y según sus dirigentes, nacida de las resistencias campesinas. Actualmente continua activa, y de acuerdo a distintas fuentes oficiales y privadas tendría entre 30 y 100 miembros.

Por el secuestro de María se pagó un rescate de un millón de dólares, aunque no hay cifras oficiales. Lo que sí se sabe es que en poco tiempo fueron detenidos y condenados por el secuestro Juan Arom y Anuncio Marti, quienes durante algunos días estuvieron secuestrados y fueron torturados por agentes del Estado, buscando hacerse del “botín de guerra. Por este hecho se abrió una causa judicial que nunca prosperó y en la cual todos los procesados fueron sobreseídos.

También Carmen Villalba fue identificada y detenida. En ese entonces tenía 30 años y llevaba varios años en la guerrilla y tantos otros en los movimientos campesinos.

Algunos días atrás cumplió con el plazo de tres condenas que recaían sobre ella, pero a pesar de esto su libertad todavía no se concretó por una serie de denuncias aun en curso investigativo. En este contexto, Carmen Villalba, próxima a cumplir 50 años, brindó una entrevista al diario Página 12, donde intentó sintetizar los años transcurridos en cautiverio, las tensiones políticas que considera hay detrás de su detención, y el profundo dolor por el asesinato de su hijo Néstor en el 2010 y la desaparición de su hija Lichita de tan solo 14 años.

Como se recordará, en septiembre del año pasado, durante un allanamiento irregular llevado adelante por las Fuerzas de Tareas Conjuntas (FTC), una fuerza militarizada, fue embestido un campamento vinculado a miembros del EPP. Durante aquel fatídico evento los soldados del Estado asesinaron a dos niñas de 11 años, sobrinas de Carmen Villalba. Las pericias sobre el caso fueron completamente adulteradas intentando ocultar los claros indicios de tormentos y abusos a los que habían sido sometidas las niñas antes de ser ejecutadas. Desde ese día Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, Lichita, permanece desaparecida.

“Mi deseo es salir y buscar la forma de impulsar una campaña para la búsqueda de mi hija. Articular voluntades. Desde la desaparición de Lichita, solo estuve concentrada en su búsqueda y en sortear miles de dificultades. Esa fue mi tarea central”.

“Mi condena no es jurídica, mi condena es política”, aclara Carmen que no duda en revalidar las bases conceptuales en las que se apoya la guerrilla, y el tratamiento irregular que ha tenido la causa que la somete. La estadía en prisión es distinta para cada quien, Villalba la vivencia en un tono político: “Trato de cuidar mi relación con el resto de las presas, por mi posición política, por mi clase y porque no es mi interés generar conflicto entre mujeres presas. De alguna manera siembran la discordia y acá es muy difícil salirse de eso”, y agrega: “Hay que ponerse en el lugar en el que estamos, la cárcel es una mierda, aquí confluyen todas las características humanas que, vamos a ponerlo entre comillas, ‘son repudiadas por la sociedad’ y a su vez es alimentado. Y eso se concentra acá. Entonces uno tiene que aprender a sobrevivir y conciliar esas diferencias con compañeras presas. Es muy difícil cuando entre guardias y gobiernos tienen un interés en enturbiar las cosas acá”.

“Nos tienen acostumbradas a que cada vez que Carmen está por salir reflotan una causa, ahora no tienen ninguna y entonces implantaron un mamarracho. Las causas se arman entre el Ministerio Público fiscal y la policía. El Poder Judicial que debe garantizar, observar y analizar también está manipulado. Ese organismo está convalidando o haciendo la vista gorda sobre procesos absolutamente descabellados porque son ilegales desde el comienzo”, explica su abogada Daisy Irala.

Carmen fue detenida por el secuestro de Bordón en el 2003, algunos meses más tarde logró escaparse. En el 2004, es recapturada dando inicio a una nueva causa en su contra por “resistencia a la autoridad”. En el 2008, estando detenida, se le inicia una nueva causa por “Toma de rehenes en la cárcel”, a lo cual Villalba se defiende: “Siento que estoy apoyada en una silla llena de vidrios”, refiriéndose a la complejidad y fragilidad en la que se siente. Recién en 2018, la fiscal general Sandra Quiñones reabrió la causa por la fuga, no sin antes cambiarle el nombre a la caratula a “intento de homicidio doloso”, alegando una agresión contra uno de los policías que participo en la detención.

La sistematización de violencia impuesta contra el grupo familiar se revela en otro punto “Laura (Villalba, hermana de Carmen) está desde noviembre del año pasado en un cuartel siendo una mujer civil, en un pabellón masculino. No recibe visitas, ponen excusas fundadas en la emergencia sanitaria, pero en todas las penitenciarías del país volvieron a la normalidad con respecto a ese punto. Recién esta última semana dieron la orden de traslado a un penal de mujeres”.

Próximamente el Estado paraguayo devolverá a la libertad a Carmen Villalba. ¿Lichita también será devuelta?

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*Foto de portada: insurgente.com