“Si en el parto el recién nacido muestra discapacidad físico o mental – cuenta el ex oficial – el gobierno piensa que la mejor contribución que puede dar a la sociedad… es el de hacer de conejillo de india para armas químicas o biológicas”.
Habría sido, según lo que ha contado Im Chun-yong en la tv Al Jazeera, justamente uno de sus hombres quien asistió en personalmente a los experimentos sobre seres humanos, en un complejo militar sobre la costa occidental nor-coreana. Aquí decenas de personas habrían sido empujadas por la fuerza en una habitación vidriada. “La habitación se llenaba de gas venenoso – continúa el ex-oficial nor-coreano – mientras algunos doctores observaban y calculaban el tiempo que las personas tardaban en morir”.
El ex-capitán en persona, en cambio habría visto, estamos en los años 90’, a un superior suyo luchar con otros jerarcas del ejército, que querían llevarse a su hija de doce años que era discapacitada mental. Inicialmente el oficial habría resistido, para luego ceder a las presiones. “He visto que se llevaban a esa niña – cuenta Im Chun-yong – y no la volví a ver.
Ya en el pasado algunos desertores del régimen habían denunciado experimentos sobre detenidos políticos: los prisioneros habrían sido retirados de las cárceles y llevados a las “fábricas”, que en realidad eran lugares para experimentar las armas químicas y bacteriológicas.
Además para Im Chun-yong, mientras la comunidad internacional está focalizada en el programa nuclear emprendido por Corea del Norte, el peligro más próximo vendría por las armas químicas o bacteriológicas: de hecho el ex oficial ha comentado, de haber recibido un adiestramiento específico para la utilización de armas químicas contra el “enemigo” y más de 5 mil toneladas de armas bioquímicas, entre ellas el gas sarín, gas mostaza, ántrax y cólera, representarían el botín que el régimen de Pyongyang ha logrado acumular en el tiempo.
24/07/2009
Peace Reporter