Absueltos "por no haber cometido el hecho", no porque "el hecho no constituya delito" sino por no haber cometido el hecho, así dice la sentencia de Casación que nos retrotrae a los tiempos de Corrado Carnevale, más de treinta años atrás. Es una sentencia pesada como una lápida, porque prescriben los delitos cometidos por la parte mafiosa y sanciona la renuncia definitiva del Estado a hacer justicia, a encontrar la verdad. Nuestro Estado no es, y quizás nunca lo fue, un Estado de Derecho. Fuimos unos ilusos al creer que el Estado se podía acusar a sí mismo porque "el hecho" existió, las masacres existieron, el hurto de la Agenda Roja existió y existieron los desvíos investigativos, pero no hay culpables, o mejor dicho, los culpables existen, pero están dentro de las estructuras de ese Estado asesino y engañoso que los vuelve intocables. Este no es, este no puede ser el Estado por el cual mi hermano sacrificó su vida y sólo por respeto a su sacrificio no puedo ni debo añadir nada más. Nunca he creído en la justicia de los hombres, soy laico y por lo tanto no puedo ni confiar en la Justicia de Dios, lo único que tengo, en los pocos años que me quedan de vida, es la lucha, una lucha desesperada, solitaria, sin esperanzas, por una verdad que seguirá estando escondida, vilipendiada, negada por los mismos asesinos que nunca, jamás, podrán juzgarse a sí mismos. Tomado de Facebook Foto: Antimafia Dos Mil |
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TRATATIVA ESTADO-MAFIA: LA SENTENCIA DE CASACIÓN NOS RETROTRAE TREINTA AÑOS
- Salvatore Borsellino
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