Viernes 19 Abril 2024

Por Jean Georges Almendras-26 de noviembre de 2022

Recién trescientos sesenta y cinco días después sobreviene la justicia, o al menos lo que podría decirse, el primer paso, para que se haga justicia, en un sonado hecho criminal que tuvo como víctima a un joven integrante de una comunidad mapuche de la Patagonia. En efecto, se viene desarrollando en Bariloche, el juicio oral por el asesinato a boca de jarro del joven mapuche Elías Garay, ocurrido exactamente el domingo 21 de noviembre de 2021, en el paraje Cuesta del Ternero -distante de la zona conocida como El Bolsón, apenas unos 30 kilómetros- momento en que dos hombres armados lograron romper un cerco policial allí instalado, en un territorio recuperado por la comunidad mapuche Quemquemtrew, desde el mes de setiembre de 2021. Dos meses después, sobrevino este operativo policial con el fin de desgastar a sus ocupantes, y en esas circunstancias, inesperadamente, sobrevino un episodio nada usual, ni mucho menos legítimo, que desató la tragedia.

En esa jornada dominical de hace un año, alrededor de la hora 16, dos hombres armados atravesaron -inexplicablemente- los retenes policiales existentes en la ruta 6 y en circunstancias que estuvieron frente a un grupo de jóvenes de la comunidad que defendía y protegía los terrenos recuperados, los balearon y el saldo fue terrible: el joven Elías Garay fue alcanzado por dos proyectiles, mientras que su par Gonzalo Cabrera, por tres, en la región abdominal. Y si el ingreso a ese terreno de esos dos sujetos, fue inexplicable, su alejamiento de allí, fue no menos inexplicable y sugestivo.

Ahí mismo, en ese lugar, murió en el acto Garay, mientras que Cabrera -seriamente herido- fue trasladado a un centro asistencial en circunstancias nada convencionales, permaneciendo internado en un centro asistencial, lo que le permitió sobrevivir.

Entonces, en relación a este hecho que causó conmoción y desató una polémica de proporciones, recién un año después se lleva a cabo el juicio oral y público, contra los dos hombres que fueron imputados como responsables de hacer los disparos con los resultados conocidos.

La instancia judicial, que se viene desarrollando en estos días, y en la que los inculpados son Diego Ravasio y Martín Feilberg, a quienes se les imputa, el homicidio de Elías y el intento de homicidio de Cabrera, podría “sentar claramente un precedente contra la violencia racial que en estos tiempos en la Patagonia se ha intensificado notoriamente” al decir de quienes son querellantes.

A todo esto, el periodismo argentino, por ejemplo, Página 12, ha divulgado declaraciones de la que fuera la compañera de Garay, Nadia Silvera Núñez. Estas fueron sus expresiones: "Estoy viviendo un momento difícil, atravesándolo con todo el newen (fuerza) que me dejó mi compañero, mis ancestros, y tratando de encontrar la claridad para resistir y seguir fuerte ante tanta mentira, tanto odio”.

Caso Elias Garay 2

¿Quienes integran el Tribunal? Los jueces Bernardo Campana, Gregor Joos y Marcos Burgos; todos ellos -al momento de escribir estas líneas- ya tienen amplio conocimiento de la teoría del hecho, tras haber expuesto los fiscales, los querellantes y los abogados defensores de la parte acusada.

Trascendió que la parte del Ministerio Público, integrada por los doctores Fransisco Arrien Y Betiana Cendón emitieron una declaración, a la que se adhirieron los querellantes, abogados Andrea Reile y Ezequiel Palavecino, en la que puntualizaron que tanto Ravasio como Feilberg ingresaron al amplio predio, identificados como lo lotes 103 y 104, en “acuerdo de voluntades y a sabiendas de que el predio se encontraba ocupado por miembros de la comunidad mapuche Lof Quemquemtrew”.

Insistió la Fiscalía que estos dos hombres portaban una carabina calibre 22 cargada y que dentro del perímetro ocupado por las comunidades se encontraron con un grupo de ocupantes que le salieron al cruce, y que todo indicaría que allí se suscitó un presunto altercado, y que los ahora acusados (que alegan que estaban en actividad de caza) efectuaron tres disparos con la carabina en su poder. En esas circunstancias -siempre versión fiscal- Cabrera resultó herido en la región epigástrica, mientras que Elías Garay fue alcanzado por un proyectil que le interesó la arteria aorta y los dos pulmones, causándole una hemorragia interna de consideración, la que en definitiva le ocasionó su deceso, prácticamente a los pocos minutos.

En el juicio, se pudo saber, que los dos imputados optaron por huir del lugar con celeridad ocupando un vehículo Fiat Duna, con el cometido de mantenerse al margen de lo acontecido, buscando la impunidad. Imágenes de un “dron” de la Policía, permitieron identificarlos y en consecuencia, también su posterior detención.

Ravasio, fue detenido en un allanamiento realizado en su domicilio de la ciudad de Esquel; mientras que Feilberg, optó por presentarse ante las autoridades, más específicamente en una comisaría de Comodoro Rivadavia, donde quedó detenido a disposición de la justicia,

La parte fiscal explicó que ambos actuaron en convergencia intencional, de ahí que se los inculpa a ambos como “coautores de un intento de homicidio y por homicidio agravado” por el uso expreso de arma de fuego.

Dado este este panorama, oportunamente, se dictó para ambos prisión preventiva, siendo sus abogados: Ernesto Saavedra, privado y Nelson Vigueras, de oficio. En Página/12 se ha consignado que Saavedra, además, es el representante legal de Diego Frutos, quien es presidente de la Junta Vecinal Villa Masacardi, y referente de Consenso Bariloche, dos espacios de la zona con notorios posicionamientos antimapuches, que son compartidos, también notoriamente, por la gobernadora Arabela Carrera, y personajes tales como Patricia Bullrich y Miguel Angel Picheto, entre otros.

Este juicio se viene realizando, prácticamente, a los cinco años del asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel, hecho criminal cometido en la Lof Winkul Mapu, y del que es responsable absoluto, personal de la Prefectura, que estuvo alineado institucionalmente a la entonces funcionaria macrista de alto rango Patricia Bullrich. Este juicio se viene realizando, apenas pocos meses de cometerse, pomposamente y maliciosamente, una nueva represión contra las comunidades mapuches en la barilochense zona de Villa Mascardi, con el saldo de mujeres mapuches detenidas, cuatro de las cuales siguen en igual situación, privadas de su libertad en una casa comunitaria, luego de haber sido llevadas ilegítimamente a la cárcel de Ezeiza.

Este juicio, en el caso Elías Garay, significa mucho para la libertad del hombre, en un país, convulsionado, donde el péndulo de la vida y de la muerte, se bambolea, en ocasiones, de forma incierta, dramática y desconcertante, y mal que nos pese, funcional -muchas veces- al autoritarismo, al racismo y a una intolerancia, cada vez más insoportable.

Este juicio en marcha, no deja a un costado, el cúmulo de odios que reina descaradamente en contra de las comunidades mapuche en la Argentina. Todavía hay quienes, no solo desde las altas esferas del aparato de gobierno, sino además desde filas del pueblo, que se expresan y lo dicen sin pudor ni vergüenza, que contra las comunidades mapuches (los pueblos originarios) hay que responder con mano dura; como en los tiempos de Roca, lo que demuestra que no hemos avanzado nada; me equivoco, hemos avanzado, mucho, pero en hipocresía.

Caso Elias Garay 3

Y esperamos todos, que este juicio por la muerte de Garay, no sea una hipocresía más, disfrazada de “justicia”.

Por aquellos días del hecho, un año atrás, el abogado de la APDH de la región Noroeste de Chubut, Nelson Ávalos, según lo consigna Página/12, se hacía una pregunta -en tono de duda- haciendo foco en lo acontecido el día en que mataron a Elias e hirieron a Cabrera: “La gran duda es por qué en el puesto policial de Cuesta del Ternero, se escuchan disparos y los dejan salir”.

Si no tuviéramos motivos para pensar que las fuerzas policiales no eran funcionales a los odios racistas, diríamos sin temor a equivocarnos, que esa pregunta es mal intencionada. Pero nada de eso ocurre, porque es todo lo contrario. Y no podemos cerrar los ojos y decir que no hubo nada de eso; ni mucho menos negarlo. Allí, ese día, ese momento, la institución policial se hizo funcional a un encubrimiento. Quizás no premeditado, quizás. No podemos probarlo en un cien por ciento, pero sí podemos -mirando a distancia- suponerlo, solo aplicando el sentido común, y lo lamento por quienes me pueden indicar que hablo a la ligera. Lo lamento, pero los hechos, por sí mismos me visibilizan que las arbitrariedades siempre están presentes -en Argentina y en Chile- cuando se trata de comunidades mapuches, en vínculo con la autoridad estatal, gubernamental, democrática de nuestros días, en nuestra América Latina.

Y porque esto ocurre, aquellos días, más mapuches, y representantes de organismos defensores de loa DDHH se hicieron presentes en el lugar, para garantizar vidas, leyes y derechos. Y en esas circunstancias, el hostigamiento policial no estuvo ausente, tal como ya es norma, desgraciadamente.

Pero no escatimaremos, a propósito del caso Garay, en elementos o en evidencias, que ya han salido a la luz pública en medios argentinos, sobre qué atmósfera rodea a los protagonistas, o mejor expresado, a los victimarios de los jóvenes mapuches Elías y Gonzalo.

Diego Ravasio y Martín Feilberg, los acusados en este juicio, son socios del empresario Rolando Rocco, quien tiene sobre la Lof ocupada por las comunidades, un litigio, porque allí se explotan terrenos fiscales para la muy rentable actividad maderera de la región. Lo que significa, o sugiere, o indica, o visibiliza, sin tapujos ni medias tintas, que, sobre esos territorios, pesan muy sólidos y convincentes intereses financieros, empresariales y especulativos, por donde se los mire.

Se le habían renovado los permisos de forestación de la zona, al buen señor Rocco, y, en consecuencia, desde ese instante, y como no podía ser de otra manera, el interés por esos terrenos se intensificó notoriamente. Un interés que mutó en hostigamiento. Y hubo demostraciones, el año pasado, de que ese hostigamiento fue descarado.

Por ejemplo, en el mes de octubre de 2021 -lo consignan informes periodísticos de aquellos días- la policía {en uno de sus habituales embates contra las comunidades de la Lof) apuntaron con un arma reglamentaria a un niño de ocho años, privándoles de su libertad a cuatro mapuches.

Romina Jones, prima del Lonko Facundo Jones Huala, hoy prófugo de la justicia chilena, tras no cumplir medidas, tras obtener su libertad condicional, después de estar recluido en la cárcel de Temuco en Chile, dijo por aquellos días -refiriéndose al abuso de funciones con el niño mapuche: “Lo único que recibimos fue represión y muerte, Rocco, que es el autor intelectual del asesinato de Elías, no está bien psicológicamente”.

Dato, y afirmación, que no es nada menor, y que, por cierto, quedó en el más absoluto olvido, en tiendas institucionales, o literalmente, nunca fue considerada.

El juicio en el caso Elías Garay, es histórico, si se quiere, porque señala con el dedo, públicamente, mediáticamente la violencia imperante contra las comunidades mapuches. O si lo queremos ver de otra manera: señala con el dedo la violencia, y la cultura marcadamente antimapuche, que impera por estos lares.

Se ha previsto el final del juicio para el próximo 7 de diciembre; allí sabremos las verdades plenas, sobre un caso bien delineado, y que podría inclinar la balanza en el valor justicia ¿Ocurrirá esto?

Esperemos pacientemente, cómo y de qué manera se aplica la justicia. Esperemos. Con paciencia infinita.

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*Foto de portada y 2: rionegro.com.ar

*Foto 3: almargen.org.ar / Elías Garay