Viernes 29 Marzo 2024

Más de 500 pueblos se declaran bajo esa situación

Por Daiana Carracedo desde Argentina-23 de setiembre de 2022

La llegada de Colón a nuestro territorio, llamado por la expedición América, conllevo un choque cultural que hasta nuestros tiempos seguimos sintiendo. Desde la imposición de nuevas costumbres y religiones, hasta los miles de muertes ocasionadas por enfermedades traídas de Europa. Luego de casi 530 años resistiendo, en la actualidad, podemos ver a muchos pueblos originarios bajo el nombre de “indios urbanos”, haciendo referencia a aquellos pueblos que ya no viven en sus tierras, por decisión o expulsión, y hoy se encuentran en las ciudades conviviendo con la sociedad, pero manteniendo sus raíces y costumbres.

Pero no es el caso de 200 pueblos originarios, con un total aproximado de 10.000 integrantes, que viven en aislamiento voluntario en la Amazonía. Estas cifras se desprenden de un informe de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque el número no es preciso por la inexistencia de un relevamiento oficial. Desde la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) sostienen, en cambio, que en la Amazonia viven unos 511 pueblos indígenas aislados, con 500 lenguas distintas.

Aislamiento voluntario

La palabra aislamiento, para nuestra sociedad, tiene una connotación negativa. Sobre todo, cuando el aislamiento era obligatorio en las primeras épocas de Covid-19. Sin embargo, hay pueblos originarios que prefieren hacerlo voluntario, sin contacto con las autoridades o ciudades cercanas.

Según la CIDH, los pueblos indígenas en aislamiento voluntario corresponden a aquellos pueblos que no fueron colonizados y que no tienen relaciones permanentes con las sociedades nacionales prevalecientes en la actualidad. Y aclara: “Son pueblos que de alguna manera eligen no tener contacto sostenido con la población no indígena, pero al estar en condiciones de vulnerabilidad el Estado debe velar por sus derechos fundamentales de todas maneras”.

Para velar por sus derechos, el Estado está medio siglo atrasado. Y las condiciones de vulnerabilidad provienen de los mismos gobiernos y sus negocios: industrias extractivistas, la explotación pública de recursos naturales como fuentes de energía, agro negocios. Y también del crimen organizado, que se expande con la minería, la pesca y la tala ilegal.

La clave no está en la defensa y protección de sus tierras. Es una visión simplista. Una visión correcta es reconocerlos como pueblos originarios que ancestralmente viven en sus tierras. Reconocerlos no es cuidarlos como un patrimonio.

Y si antes no supimos de ellos, no fue porque no existían, sino porque la Amazonía es tan grande que todavía no estaban “molestando” en tierras que son potencialmente ricas pata la explotación.

Fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH)

Por primera vez dos pueblos que viven en aislamiento voluntario en Ecuador, acercaron a la CIDH sus reclamos a través organizaciones indígenas y ambientalistas en su defensa. Plantearon que la actividad petrolera que allí se desarrolla redujo su espacio ancestral y no tuvo en cuenta cómo esta actividad productiva impacta en los patrones estacionales de siembra y recolección.

La corte resolvió que "no es posible intervenir sus territorios para aprovechamiento económico cuando ello pueda entrar en tensión con la salvaguarda de su subsistencia”. Ahora el Estado ecuatoriano tiene que buscar una solución conciliatoria.

Mientras tanto en Perú, recientemente el gobierno reconoció legalmente a cinco pueblos indígenas que viven en aislamiento en el Amazonas. Se trata de los pueblos Aewa, Taushiro, Tagaeri, Taromenane y Záparo. Para proteger las tierras que habitan estos pueblos, Perú creo reservas naturales.

La CIDH reconoce el aislamiento voluntario como parte de la autodeterminación de los pueblos y posiciona al Estado como velador de sus derechos básicos dado que se trata de comunidades extremadamente vulnerables.

El goce efectivo del territorio hace referencia a “la protección de los derechos humanos de una colectividad que basa su desarrollo económico, social, espiritual y cultural en la relación con la tierra”, declara la CIDH.

Que existan pueblos en aislamiento voluntario no significa que el Estado no debe hacer nada para garantizar sus derechos básicos. Pero sí que debe, necesariamente, pensar y actuar con conocimiento de las cosmovisiones de estos pueblos. Los derechos que como sociedad moderna exigimos que se nos garanticen, no son los mismoS que un pueblo indígena pueda necesitar. Acceso al agua, saluda, educación no son requerimientos de los pueblos originarios que viven en aislamiento voluntario. (como si los son de aquellos pueblos que viven cerca de ciudades, como los wichí en Argentina).

Pero sí es deber del Estado reconocer su autodeterminación, y que las condiciones para que su forma de vida prospere, estén garantizadas.

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*Foto de portada: pagina12.com.ar