Miércoles 24 Abril 2024
Lorenzo Baldo-24 de setiembre de 2021

Crónica de una muerte anunciada. He aquí la esquizofrénica sentencia de apelación del juicio sobre la Tratativa. Desconcierto, amargura, desilusión, pero ciertamente ninguna sorpresa. Como se esperaba. El guion de una película que este Estado prefiere censurar, dejando a uno de los principales imputados en este juicio, alias Marcello Dell'Utri, el derecho a definirla como "inexistente" (la "coincidencia" de los saludos a Dell'Utri publicado en el Corriere della Sera es decididamente interesante, dos semanas antes de la sentencia). Ese mismo Estado que -salvo raras excepciones- no pretende arrojar luz sobre las masacres de los años 1992/93. En total desprecio por las familias de las víctimas de esas masacres. Giovanna Maggiani Chelli, una de las madres valientes en la lucha contra la mafia, se salvó de este caos. Giovanna nos dejó hace tres años. Pero ya en 2011 esta mujer indomable había tocado la fibra sensible de este país: "¡Dejemos de freír en la parrilla a las víctimas de las masacres de 1993! ¡Son los hombres del Estado, que conocen los hechos y que se atrincheran detrás de la razón de Estado, quienes deben decir la verdad sobre las masacres de 1993!". Y en el juicio de la Tratativa esos mismos hombres de las instituciones han prevaricado, omitido y, en los peores casos, han mentido descaradamente. La enorme vergüenza manifestada durante su deposición por el ex presidente de la República, Giorgio Napolitano, fue sin duda la esencia de esos vergonzosos testimonios. El análisis de Antonio Ingroia es terminante: "Se condena a los mafiosos y se absuelve a los hombres del Estado".

Un razonamiento similar lo podemos encontrar en las palabras del director de la DNA (Dirección Nacional Antimafia), Nico Gozzo, quien destaca que la Corte de Apelaciones ha reconocido que "existió la tratativa y la amenaza al Estado".

El insulto a la inteligencia que representa esta sentencia choca con una simple pregunta basada en la lógica y el sentido común. Es la misma pregunta que también se hace nuestro director: ¿Pero entonces con quién trataron los mafiosos de las masacres?

El dolor de Salvatore Borsellino rebota con fuerza contra un muro de goma, contra el leitmotiv "la negociación se llevó a cabo, pero no es un delito" que desembocó en las sensacionales absoluciones de los funcionarios de Estado. "Es la peor hipótesis que podría imaginar, porque en el altar de esa negociación se sacrificó la vida de Paolo Borsellino. Eso significa que mi hermano murió por nada".

Las preguntas de Pablo Ernesto

Hay una imagen simbólica que cuenta el inicio de este proceso y es la que representa a Pablo Ernesto, un bebé de apenas dos meses. Está envuelto hasta el punto de que es casi imposible reconocerlo, y está acurrucado en los brazos de su joven madre. Ella y su pareja son de Bérgamo y están frente al aula búnker de Pagliarelli, junto con algunos familiares de víctimas de la mafia, varias asociaciones antimafia (Agendas Rojas a la cabeza) y muchos ciudadanos que han venido de toda Italia para saber la verdad sobre los autores intelectuales externos de las masacres y para dar apoyo al pool de Palermo que investiga el pacto entre el Estado y la mafia. Es el 29 de octubre del 2012, la audiencia preliminar del proceso de la Tratativa está por comenzar. Ese día en Palermo hace un frío que corta la cara, pero ninguno de los manifestantes parece notarlo, y menos esta mujer que protege a su bebé como solo una madre puede hacerlo.

Hoy Pablo Ernesto tiene 9 años y, como todos los niños de su edad, él también vive las enormes dificultades de crecer durante la pandemia. Un período histórico en el que la sociedad está agotada por prolongadas restricciones y prohibiciones, pero también marcada por lacerantes divisiones a menudo inducidas por un sistema de poder que, siguiendo el lema "divide y vencerás", y apoyándose en el miedo y la mentira, sigue pisoteando los derechos fundamentales.

Quizás algún día Pablo Ernesto les pregunte a sus padres sobre ese juicio al que "asistió" con apenas dos meses. Quizás les pregunte por qué la hija del juez Borsellino siente tanto odio y furia hacia quienes sacrificaron toda una vida para saber quiénes pactaron con la mafia mientras esta incendiaba Italia. Probablemente Pablo preguntará de qué lado estaba el Estado y querrá saber toda esa verdad que hoy se le ha negado. La esperanza de que cuando este niño crezca pueda tener todas las respuestas que ahora se ocultan ha sido puesta bajo una dura prueba. Ahora es el tiempo de los buitres. El tiempo de los que mienten sabiendo que mienten: medios de información a la cabeza, con muy pocas excepciones. Es el momento de los que se lanzan a la arena para enfurecerse contra el pool de Palermo, Di Matteo en primer lugar. Probablemente este sea el momento narrado en ese antiguo proverbio árabe que dice literalmente: "Sobre los cadáveres de los leones los perros celebran, creyendo que han vencido. Pero los leones siguen siendo leones y los perros siguen siendo perros".

Y el juego aún no ha terminado.

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*Foto de portada: antimafiaduemila.com