Martes 23 Abril 2024
¿Con quién trataron los jefes? ¿Con fantasmas?
 
Por Giorgio Bongiovanni-24 de setiembre de 2021

¿La tratativa entre el Estado y la mafia? Existió, pero para los carabineros Subranni, Mori y De Donno "no constituye un delito". Para los jefes mafiosos, Leoluca Bagarella y Antonino Cinà, sí. Tanto es así que sus sentencias fueron confirmadas.

Este es el primer dato que captamos al leer la parte dispositiva de la sentencia de la Corte Penal de Apelación de Palermo, presidida por Angelo Pellino (juez a latere Vittorio Anania).

En los medios leeremos los comentarios de los habituales "vasallos" y de los "vasallos de vasallos" al servicio del "poder" para afirmar que la tratativa Estado-mafia es una "locura" o un "engaño". Lo mismo que algunos imputados han afirmado vergonzosa y falsamente a través de sus abogados.

No es así y son los propios jueces de la Corte de Apelación los que lo dicen, dado que la fórmula de las absoluciones no fue "por inexistencia del hecho".

Evidentemente, la honestidad intelectual ya no es de este mundo. Porque se debería haber dicho que, aunque la tratativa existió, sus autores serían absueltos.

¿Qué queremos decir?

Que el presunto delito no fue una invención de algún magistrado loco, ferozmente ensañado contra los imputados.

El problema es que las responsabilidades, como ha sucedido a menudo a lo largo de la historia, se descargan en los mafiosos "habituales".

Cuando los fundamentos de la sentencia estén escritos y agregados, los leeremos con atención.

Porque, aunque las sentencias deben ser respetadas, son muchas las preguntas que surgen.

¿Con quién llevaron a cabo los jefes la amenaza y el ataque al cuerpo político del Estado por el que fueron condenados? ¿Gracias a quién, o cómo, transmitieron esa amenaza a los sucesivos gobiernos de 1992 a 1994?

Según los jueces, no con Marcello Dell'Utri, el hombre "bisagra" y mediador entre la mafia y Silvio Berlusconi, como se describe en la sentencia que lo condenó en forma definitiva por concurso externo en asociación mafiosa.

Entonces ¿a través de quién se formalizó la amenaza?

Porque esta es la pregunta que inmediatamente surge al leer la fórmula con la que se reformó la sentencia de Bagarella, cuñado de Totò Riina, de 28 a 27 años.

Tenemos curiosidad por entender específicamente cómo evaluaron los jueces de segunda instancia el contacto estrecho y perturbador con el ex mafioso de Palermo, Vito Ciancimino, la detención de Totò Riina, la falta de registro en la guarida de via Bernini, el tiroteo de Terme Vigliatore con la fallida redada para capturar al jefe de Catania, Nitto Santapaola, y la malograda captura de Bernardo Provenzano, en 1995, en Mezzojuso.

Hechos que se exponen con análisis circunstanciados en las más de cinco mil páginas de los motivos de la sentencia de primera instancia.

Esperaremos a leer cada línea, deseando que los fiscales generales adjuntos, Giuseppe Fici y Sergio Barbiera, interpongan recurso en Casación, donde quizás se hagan otras valoraciones, leyendo los hechos y las pruebas adquiridas hasta aquí, que cuentan la historia de un país que no es en absoluto normal.

Así como, ahora queremos decirlo, no parece normal ni aceptable que mientras el país era destrozado por las bombas, hubo una parte del Estado que se acercó al alcalde mafioso Vito Ciancimino para entender el porqué de ese "muro contra muro". Una clara señal de que las masacres fueron vistas como una anomalía dentro de la "vida tranquila" entre el Estado y la mafia. Y estos son solo algunos de los hechos que los italianos honestos no pueden aceptar.

PD: he leído en los periódicos, comentando la sentencia de ayer, muchas manipulaciones de la verdad. La más indigna es, sin duda, la del profesor Giovanni Fiandaca, docente universitario que se hace pasar por ignorante y da por sentada una verdad que todavía es parcial. Porque todavía queda un tercer grado del juicio por afrontar. Y el Tribunal de Casación podría volver a revocar el veredicto. La arrogancia del profesor Fiandaca, en el Corriere della Sera, ciega su racionalidad. Debería haber usado al menos la forma condicional en sus declaraciones. Aunque no nos sorprende, dados sus prejuicios sobre este juicio y sobre los fiscales que lo dirigieron. Afirmó que el juicio fue inútil y que el presunto delito fue incorrecto. Pero en esto fue desmentido rotundamente, tanto que el cuadro acusatorio fue considerado digno de juicio por varios jueces. Todo esto el Sr. Fiandaca no lo acepta y, una vez más, demuestra su enorme arrogancia.

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*Foto de portada: Reelaboración gráfica de Paolo Bassani