Viernes 19 Abril 2024
Encuentro con un militante chileno (hoy activista social) que luchó a conciencia contra Pinochet
 
“Resistir es un tremendo acto de amor a tus convicciones”
 
Por Claudio Rojas y María Cecilia Bartholin, desde Chile-16 de setiembre de 2021

Junto a nosotros en la lucha social tenemos a un compañero que se llama Pedro Saldaño, activista social, colaborador activo en la ayuda social que se manifiesta en las ollas comunes para quienes tienen mayores necesidades en este sistema nefasto de desigualdad. Él participa de la plataforma Chile mejor sin TLC, Unidad social, Fundación Constituyente XXI, Taller Sol. Es un luchador en resistencia de quien supimos tuvo un papel relevante en la resistencia a la dictadura de Pinochet, razón por la cual decidimos entrevistarlo para conocer más detalles de su vida; los momentos duros y críticos, que sirvieron de alguna manera para modelarlo, para ser el hombre que vemos hoy, incansable en su quehacer, desarrollando su actividad con un completo olvido de sí mismo; buscando justicia para todo aquel que la necesita y buscando atender a todo el que le llama pidiendo algún tipo de ayuda, a veces arriesgando más de lo conveniente y sacrificando horas de sueño.

Siempre el trabajo y la participación en las ollas comunes, fue una forma de resistencia muy común en la dictadura de Pinochet, especialmente conocida es la Olla común de Villa Francia, que dirigía Luisa Toledo, a quien la dictadura le asesinó sus tres hijos, y junto al extinto cura obrero Mariano Puga; en este ambiente estuvo trabajando Saldaño, por muchos años. Con él mantuvimos una simple conversación. Íntima, cara a cara, sin presiones de ningún tipo, como una conversación de amigos.

-Hemos sabido que fuiste criado en contacto con la naturaleza (en el valle del Rio Huasco) bajo el alero y la tutela de pueblos originario. ¿Qué significó aquello en tu formación y en tu quehacer actual?

“Desde aproximadamente los dos años, tengo recuerdos, de un viaje en tren, de esconderme bajo las butacas de algún tipo de clase, que había en aquella mágica culebra gigante de carros que veía desde la ventana. Llegué a vivir en un ambiente muy amoroso, donde sin dudas cualquier renoval humano llena espacios de alegría. Me criaron con valores naturales muy apegados a culturas locales, Diaguitas es la cultura local. Debo reconocer que, en el tiempo, descubrí que éramos diferentes, yo era un pequeño ser, feliz de vivir en cada milímetro de lo que, para muchas personas en el tiempo, consideraron inhóspito por ser parte del desierto. Pero muchos otros se maravillan por ejemplo de lo maravilloso que es el desierto florido y lo bondadoso que resulta ser el conjunto y no sólo su paisaje, sino también la flora y fauna que despierta con cada gota luz y de sombra nocturna, de lo maravilloso que es ver las alfombras de flores acompañado de la única luz de la luna. En fin, podría hacer poesía con tanta bondad de la vida en todo su esplendor, eso te va entregando elemento para tu formación y tu vida venidera, que de alguna manera te va haciendo un ser digno de acompañarte con aquella amorosa descarga”.

-Sabemos que participaste en la resistencia contra la dictadura de Pinochet. ¿Qué nos puedes contar al respecto? ¿Cómo participaste?

“Desde el origen en el Valle, participé en la resistencia primero desde una pastoral, investido de parroquiano. Nuestro principal rol fue conseguir alimentos para los más desposeídos, eran años difíciles. En plena dictadura todo era un riesgo, las denuncias anónimas de vecinos eran primero pagadas por los agentes del Estado y sólo observadas por la resistencia mimetizada en roles como cantar, cocinar, compartir, y con todo el cuidado y seguridad en comunión. Los más avezados miembros de la comunidad guiaban de manera cautelosa y casi en forma natural los quehaceres de apoyo. Recuerdo que nuestro párroco fue detenido por cazar guanacos que servían para la olla en la comunidad. Aquí aparece la capital y luego de un tiempo incursiono en una congregación religiosa, para poder aprestar mi futura resistencia desde la institucionalidad, algo que no tuvo el éxito esperado, pues los caminos en el gran Santiago eran mucho más peligrosos y había que tener más cuidado aún. Había agentes de la dictadura gratuitos sentados a tu lado en las micros y cautivos en el modelito que se imponía a voluntad de la oligarquía en forma descarada, que te denunciaban por nada. El trabajo había que hacerlo, pero la contra era salvaje, haber tenido la posibilidad de participar en esas acciones, que en su gran mayoría estaban dirigidas a las ollas comunes y siempre amparado al alero de curas obreros y realmente comprometidos con la lucha por liberarse del yugo que quería controlar todo por mantener sus privilegios; era la gran misión de toda la resistencia, construir con calma y seguridad. En los temas de las acciones es muy delicado hablar, pues no se obedece a nuevo mandante, sino más bien se respeta el acuerdo de resistir desde el lugar en que te encuentras y teniendo información precisa y no global. Siempre en temas de acciones, mientras menos sabes del resto de la operación es mejor, pues no te cargas de otros roles. Hoy es algo diferente, la tecnología te facilita todo y si eres capaz, puedes acceder a toda la información y anticipar o concluir las intuiciones”.

-Como consecuencia de lo anterior, fuiste apresado y torturado brutalmente. ¿Nos puedes contar algo de aquello y cómo te libraste?

“Cuando participas en temas de riesgo, siempre existe la posibilidad que te sorprendan. Había roles de apoyo llamados "ayudistas" y otros más, y más bien convencido del futuro que el pasado motivador te invitaba, cumplí no órdenes, sino más bien tareas de apoyo donde se pensaba en una acción y asumías de acuerdo a tus capacidades acciones que la tribuna hoy, le genera ganancia, a los privilegiados, pues hay compañeros, presentes por la verdad, que cayeron en resistencia, otros que fueron delatados por líderes infiltrados. Creo que algo faltó, sin embargo, hasta hoy te traicionan por unos cuantos beneficios de todo tipo; ellos siguen, para la causa, siendo personas, desde la mirada amorosa y llena de templanza. La vida les dará su lugar, caerán con el dolor de los caídos y pagaran sus actos de traición, el beneficio y 'el gozo dura lo que la calentura' decía un cura amigo, luego pesa, y muchos se escudan en decir que la vida hay que vivirla, y en eso estoy de acuerdo, sin embargo, no te puedes ir caminando sobre el dolor de las demás personas que dieron todo por ese traidor. La misma vida les hará pagar, eso ya no es tarea mía, el traidor paga tarde o temprano. Soy creyente en fuerzas más poderosas que mi propia fuerza, es la que me acompaña hasta ahora, con todos sus bemoles”.

“Hablar del detalle de la tortura provoca hasta hoy más de algún escozor, principalmente por lo último que te relato, la traición y el abandono; despertarme de algún sueño de aquellos es difícil, aun después de tantos años y sabiendo que siguen hoy máquinas haciendo montajes e inculpando muchas veces a inocentes, resistir no es un delito, resistir es una demanda de justicia y es un acto amor por el futuro de la humanidad”.

“Trato de librarme cada día, nunca te podrás librar de haber vivido escenarios de ese tipo y de ninguno, pues toda vivencia te deja una enseñanza, para algunas personas de rechazo y para otras de rechazo y para otras de resistencia”.

-Sabemos que sigues participando en la resistencia contra el sistema nefasto y desigual que tenemos ¿En qué actividades estás ahora?

“Creo que la vida te enseña a resistir siempre a todo aquello que es injusto. La resistencia no sólo es un derecho como te dije antes. Resistir es un tremendo acto de amor a tus convicciones. Es creer que tus pequeñas acciones pueden contribuir en las demás personas, y digo acciones, pues podría decir y escribir y hablar y convencer, sin embargo, con todo eso los logros son muy remotos, y aquí quiero ser muy humilde y a la vez enfático, o duro, sin perder la ternura como lo cito desde las palabras accionadas de un grande, el Comandante Che Guevara, ser duros sin perder la ternura y yo digo: Ninguna acción es válida desde el gabinete, tenemos el deber moral de conciencia, de hacer carne nuestras palabras. No sirven las escrituras en las hojas papel de arroz, es lo que creo, y es la razón por la que cada completo día, con sus claros y oscuros momentos, no paro de pensar en que merecemos ser felices, ser amigos, ser hermanos, pero principalmente, ser conscientes, dar, dar y dar; es todo como natural, si ves como la semilla da sus frutos en silencio, te darás cuenta que es un proceso natural, y todos los procesos son de cuidado y es lo que tenemos que hacer, cuidarnos y ser amables con condescendencia. Necesitamos actos naturales de amor. Las actividades actuales son las ollas populares. Tu has estado participando conmigo en esto, y no se siente bien ver a los demás con una sincera sonrisa recibir un cálido alimento, se siente que es un acto de justicia tan pequeño en ese momento, pero tan necesario a la vez”.

“En los últimos años participo del cariño, primero de personas maravillosas que acompañan pendientes de nosotros, pero primero de los demás; resistimos la memoria de los caídos y en acciones sociales demostramos para sí, que aún podemos ser un pequeñito aporte a la felicidad efímera y esquiva, que espera en cada esquina ser abordada en conciencia, resistencia”.

-Desde hace años participas activamente en ayuda a los más desposeídos, en ollas comunes, etc. ¿Es también esto otra forma de resistencia?

“Sin duda, las ollas han sido la comunión, el sentido más puro de amor a todos los seres vivos de nuestra naturaleza. Mira cómo la naturaleza nos muestra con realidades tan simples lo que es el amor: las abejas obreras viven 90 días de amor puro, fíjate cuánto dura el proceso de obtener la miel y sus propiedades, con el sólo hecho de polinizar ya es maravilloso, por tanto, si puedes participar en acciones de compartir donde todas las personas entregan su tiempo y cariño, es imposible negarse a tal acción de consecuencia, en torno a la comida se teje el quehacer social”.

“Un llamado a no desfallecer, a seguir en la lucha, a seguir creyendo que podemos participar del cambio que necesitamos para construir una nueva civilización, de amor bajo un sol de esperanza que nos permita llegar a la noche en calma y llenos de alegría justa, por haber trabajado en ello”.

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*Foto de portada: María Cecilia Bartholin