Martes 16 Abril 2024
Una pieza literaria digital vital, para el estudio actual de la criminalidad organizada
 
Por Alejandro Díaz-19 de agosto de 2021

El filósofo e investigador del CONICET Rocco Carbone nos entrega un nuevo capítulo sobre la mafia en la Argentina. Esta serie literaria, que inició con “Mafia Capital”, intenta, y logra, sintetizar las “lógicas mafiosas” que se desprenden de la gestión “cambiemita” de Mauricio Macri que gobernó la Argentina en el período 2015-2019. “Mafia Argentina: Radiografía política del poder” (2021), de Ediciones Luxemburg disponible en versión digital es una pieza necesaria para el estudio actual de la criminalidad organizada.

Raúl Zaffaroni, especialista en derecho penal y exmiembro de la Corte Suprema de Justicia de la República Argentina, se ocupó de prologar el texto y en simples y acertadas palabras introduce el concepto de la existencia de una estructura criminal supranacional de gran impacto en las sociedades donde se aloja.

“Este libro contiene una enorme cantidad de datos significativos, otros que se hallan en plena investigación o que han trascendido, y también elabora hipótesis. Por momentos la trama general de la narración parece demasiado conspirativa. La vinculación con la ‘Ndrangheta va configurando el eje central de un relato que, incluso despojado de las hipótesis, inspira sentimientos encontrados, pues es lóbrego, pero también mueve a indignación y a la vez genera temor y sensación de impotencia. No sería raro que ese complejo emocional tienda a activar la negación que, como es sabido, es uno de los mecanismos de huída de Anna Freud”.

“Desde la mirada del criminólogo, lo primero que corresponde advertir es que la criminalidad organizada existe, pese a que el concepto no sea claro, en especial cuando se pretende que abarque al terrorismo, que es una delincuencia del todo diferente”. Y advierte: “no se justifica en modo alguno caer en el negacionismo, porque la criminalidad organizada o de mercado existe y es parte del mundo y del tiempo en que vivimos: negarla sería una obstinación rayana en una alteración del sensorio”.

El filósofo italiano, residente argentino desde hace años, nos da una breve referencia sobre la capacidad de infiltración institucional que tiene históricamente la mafia, y que, según el autor, ha copado los más altos cargos en el entramado estatal de la Argentina.

“La mafia -y para la Argentina, en lo específico, la ‘Ndrangheta- es una organización socioeconómica de tipo criminal que se ubicó dentro del Estado. Cuando una organización con comportamientos mafiosos se legaliza a través de una herramienta política -un partido o en todo caso una alianza- y gana una elección nacional, empieza a dictar sus leyes y sus valores desde el aparato del Estado”.

La obra recorre aspectos claves a la hora de comprender el fenómeno mafioso, que como aclara Carbone, “no es solo un fenómeno criminal, sino también un instrumento de promoción social, un modelo, una cultura, un comportamiento, una lengua (que tiene sus formas misteriosas de secretismo), un poder: dimensiones que confluyen en una visión del mundo”, y dentro de esto el análisis de la psiquis mafiosa, haciendo un paréntesis en la personalidad del líder de la derecha argentina Mauricio Macri: “Este tipo de constitución psicológica-caracterial debe ser estudiada en relación con el sistema cultural mafioso, que requiere frialdad e indiferencia en la ejecución de la violencia y la muerte, porque esta articulación forma parte de una actividad ‘profesional’ estructurada”.

Se resume el propio Carbone: “En este trabajo tocaré distintos emergentes mafiosos de un fenómeno común: el Estado secreto, los sótanos de la democracia, la mitología mafiosa, los códigos secretos nexados con el poder, la famiglia como centro de ese poder, las afiliaciones rituales y las ceremonias en tanto herramientas secretas para la distribución de poder en una estructura altamente jerárquica, el código de la omertà, la estructura de la onorata società”. Todos conceptos que a lo largo de la publicación serán ligados a casos específicos de la actualidad político y económica argentina.

“Cada vez que decimos mafia, incluso si lo hacemos ambiguamente o sin plena conciencia, hablamos de un doble Estado oculto, paralelo al Estado legal y al mismo tiempo en permanente diálogo con este, porque es fuente de negocios y poder, y además porque permite blanquear dinero proveniente de tráficos ilegales. Copar un Estado -o partes de él- para las organizaciones mafiosas implica reducir o eliminar los circuitos propios de las cuevas fiscales. La mafia acosa la democracia, la coloniza y la quiebra transformándola en otra cosa que poco o nada tiene que ver con su sentido etimológico y con una práctica humanista-vitalista: el poder del pueblo”.

“Hay que buscar la mafia en el aparato político, en la conducción del gobierno de los Estados y en los tres poderes republicanos, respaldados por el cuarto poder, el mediático -concentrado en actores económicos de primer nivel y desparramado en periodistas entrenadxs en la elaboración de fake news o verdades a medias-, además del poder corporativo e internacional. En la Argentina, es preciso ubicar la lupa sobre el gobierno del Estado entre 2015 y 2019, en sus vínculos internacionales y en una parte más que considerable de la política nacional vinculada con Cambiemos”.

Dedica el italiano, originario de la región de Calabria, una generosa parte de su obra a explicar la estructura orgánica de la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa que opera con fuerza en el Cono Sur, además, hace énfasis en el avance en materia penal que han logrado las instituciones italianas en la identificación de este tipo de organización, relatando algunas de las novedades judiciales que incluyen el macro juicio “Rinascita Scott” que investiga las actividades criminales de una rama de la ‘Ndrangheta calabresa. Sobre esta modalidad de combate contra la mafia Carbone reflexiona: “¿Es posible combatir a la mafia con coraceros, maxi procesos televisados y números conspicuos de imputados? Es una hipótesis plausible. Gratteri (el juez que atiende la causa Rinascita Scott, ndr) así lo cree, pues es un hombre del aparato judicial (en la Argentina, sospecho suponiendo acertar, estaría en Comodoro Py) que cree que la ‘Ndrangheta se combate con investigadores y servicios que hacen inteligencia. Tengo para mí algunas dudas paradojales: si pudiera encerrarse en una cárcel de máxima seguridad a toda Calabria, la ‘Ndrangheta seguiría existiendo y no por la presencia de las famiglie repartidas en los cinco continentes de este mundo pandémico, sino porque es una cultura. La mafia es una cultura”.

Pese a esta postura, según entiendo más ideológica que práctica (Carbone es filo comunista mientras que Gratteri tiene un discurso conservador), el autor de libro revalida la competencia y la importancia de estos juicios al decir: “Otra dimensión de esta historia es el delirio 'stragista' (strage puede traducirse como masacre). Se trata del aumento exponencial de la violencia mafiosa en la década de 1990 que segó (o lo intentó) las vidas de jueces, políticxs, administradorxs, periodistas, policías, ciudadanxs comunes, y que hasta afectó el patrimonio cultural italiano. Su punto más alto se condensó en el 'bienio terribilis' de 1992-1993, con una serie de atentados hechos sobre la base de bombas colocadas en distintas latitudes italianas por Cosa Nostra. El objetivo: ¿debilitar al Estado? Una lectura de esta índole sería ingenua. Esos años de bombas y atentados es preciso leerlos menos como una represalia de los clanes sicilianos a causa de las detenciones de sus boss, que como un proyecto político tendiente a identificar referentes políticos nuevos y confiables -en el contexto de un proyecto ultraneo liberal pujante: el de Berlusconi; cuyo contrafrente expresaba la crisis de los partidos tradicionales: Partito Comunista Italiano, Democrazia Cristiana, Partito Socialista Italiano- dispuestos a articular con las mafias. Esos nuevos referentes fueron ubicados dentro de Forza Italia. Y la ‘Ndrangheta participó como protagonista de esa etapa stragista, articulando una estrategia terrorista común con Cosa Nostra. Los vínculos entre Forza Italia y la ‘Ndrangheta han sido probados por la “huella en los flujos financieros que desde Calabria llegaban al imperio de Berlusconi”.

También dedica importantes pasajes a las causas judiciales vinculadas al narcotráfico en ambos lados del océano, y que permiten comprender el aspecto global de esta organización de tipo mafiosa que, como aclaramos más arriba no se limita solo a los delitos de crónica policial.

“Hoy la ‘Ndrangheta es la organización europea más potente ocupada en el tráfico internacional de droga. Desde Afganistán, Medio Oriente y América Latina llega al sur de Italia”, y agrega:“La mafia calabresa descubre el gran negocio de la cocaína en la década de 1970 -zzù ‘Ntoni Macrì, el fundador de la ‘ndrina Macrì fue asesinado en 1975- y se organizó en dos cárteles de distribución. La autoridad de esos cárteles depende de su capacidad para desatar la violencia, de la disponibilidad financiera y del carisma de algunos de sus representantes”.

Carbone brinda indicios de la penetración, infiltración (¿y control?), de las mafias italianas en las estructuras cartel izadas del narcotráfico latinoamericano.

Los estudios del investigador del CONICET, se vuelven un apartado necesario a la hora de comprender las estructuras criminales complejas que intervienen no solo en la Argentina sino en la región del Cono Sur en su totalidad. Estructuras que desde hace décadas infiltran el entramado civil, militar, empresarial, académico y eclesiástico de nuestras sociedades. Refiere Carbone: “En cuanto a los vínculos entre ‘Ndrangheta y masonería: cuando los límites de esas organizaciones se vuelven difusos como para confluir en un sistema criminal común, el objetivo habitualmente es activar terminaciones nerviosas en parlamentos, en los grandes centros económico-financieros o en los lugares en los que se definen los destinos de los países”. Y agrega: “En la estructura ‘ndranghetista revistan hombres (profesionales) invisibles que tienen la tarea de establecer vínculos estratégicos con el mundo de la política, de la economía y de las instituciones legales. Invisible en este caso no debe ser interpretado como un sujeto que no puede ser visto por otrxs, sino como uno que siendo visto invisibiliza su función real”.

Se crea dentro de la sociedad una estructura oculta cívica, militar, empresarial y eclesiástica que se sirve de las instituciones para consolidar sus fines y objetivos, lo describe Carbone: “Ese doble Estado oculto es una suerte de realidad secreta que cuando se anuda con los tejidos vivos y activos de la legalidad institucional crea fricción con el poder constituido. La ‘Ndrangheta es ambivalente en cuanto, simultáneamente, legitima y recusa lo instituido. Cuando decimos que las escuchas macristas son (i)legales lo hacemos para indicar que se balancean sobre el filo sutil que separa (y une) la legalidad y la ilegalidad. Articulan un organismo cuya operatoria vuelve opaca e indistinguible la separación de lo legal y lo ilegal”.

Ante este escenario antidemocrático “es preciso dotar a la Argentina (y me atrevo a agregar también a Latinoamérica, ndr) de una nueva disciplina conceptual-militante que a falta de categoría mejor podría nombrarse hipotéticamente filosofía antimafia, que deberá ser capaz de fomentar la creación de una lengua en estado de diálogo con un movimiento social antimafia que logre estimular también una cultura de lucha contra las mafias. Un pensamiento de la antiviolencia. Una disciplina necesaria (inevitable) en su aspecto de formación de la sensibilidad. Comenzar a articularla a través de figuras y discursos es comenzar a construir desde el fondo (desde el detrás de escena) una disciplina que aporte a un verdadero proyecto de escena democrática (en tanto poder del pueblo). Hay utopías que aún conforman el horizonte de la creación y de la crítica: la garantía de una cultura diferente. Esa filosofía antimafia es por ahora la búsqueda de los nombres sin nombre que en algún momento de nuestra historia colectiva terminarán configurándola”.

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*Foto de portada: captura de video