En la soledad de las tierras mapuches se lucha contra el usurpador Benetton y la impunidad
Por Jean Georges Almendras y José Guzmán y Fotos de Sergio López
Enviados especiales a la Argentina.10 de Agosto de 2017
Internándonos en las entrañas del territorio perteneciente a las comunidades mapuches (aunque sean propiedad de la familia Benetton) ubicado a unos 80 kilómetros de la ciudad de Esquel, en la provincia de Chubut, Argentina, recién podemos comprender la magnitud del episodio en el que Santiago Maldonado fue dado como desaparecido en el curso de un operativo de las fuerzas policiales que intervinieron el 31 de julio pasado, dando origen a uno de los hechos de la región más controvertidos y complejos de los últimos tiempos, en relación a la lucha de los pueblos originarios en esa región argentina. La belleza del paisaje patagónico y cordillerano contrasta con la muy difícil situación por la que atraviesan los integrantes de la comunidad Lof de Cushamen, en el marco de un clima de incertidumbre respecto al paradero del joven Maldonado y respecto a los temores sobre su integridad física. En ese contexto, cuando nos adentramos en el lugar exacto donde acontecieron los hechos que ponen a los efectivos de Gendarmería Nacional bajo sospecha de haber sido los responsables directos de la desaparición forzada del artesano Maldonado, dialogamos con algunos de los testigos oculares del episodio, que luego mantuvieron un encuentro con periodistas de Buenos Aires y locales, y con Nora Cortiñas de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, predominando la idea de que resultaría muy importante que los testigos declaren ante las autoridades judiciales y fiscales afectados al caso, tomando en cuenta que desde filas gubernamentales se insiste con que las autoridades policiales actuantes nada tuvieron que ver con la desaparición del joven. Mientras tanto, en la zona reina una tensa calma y el sentimiento de indignación y de repudio al episodio crece paulatinamente previéndose varias movilizaciones para las próximas jornadas.
Una pancarta aludiendo a las luchas de las comunidades mapuches, colgada contra un alambrado con la foto de Santiago Maldonado y una construcción de chapa y madera, en lo aislado del tramo de la ruta 40, cerca de la localidad El Maitén y a unos cien metros del río Chubut, marcan el lugar donde se realizó el controvertido operativo policial, el pasado 31 de julio. En la entrada de la edificación, donde residen un grupo de integrantes de la comunidad mapuche, hay un fogón precario y elementos de uso doméstico, algunos de ellos destrozados por las incursiones de los policías en represiones que se registraron anteriormente. Quienes nos dan la bienvenida y a un equipo de periodistas de C5N, televisión cable de Buenos Aires, son integrantes de la comunidad que cubren sus rostros con capuchas confeccionadas con ropas.
“Tenemos que cuidarnos para no ser identificados, porque tememos por nuestras vidas” nos dicen los dirigentes que aceptan el encuentro. En el entorno hay otros mapuches, de rostros cubiertos y ubicados estratégicamente “por una cuestión de seguridad, porque deben entender que vivimos prácticamente asediados y violentados por las fuerzas policiales, que nos acusan de tener armas , cuando no tenemos más que piedras y nuestras manos para defendernos”.
La entrevista periodística se hace en forma conjunta con los colegas de Buenos Aires. Los camarógrafos y los reporteros gráficos del equipo de prensa bonaerense ( y el nuestro) no dejan de registrar imágenes. Nuestros entrevistados nos relatan pormenores del día del operativo y recalcan que fueron testigos del momento en que Santiago Maldonado fue golpeado y ascendido a una camioneta blanca, en la ruta 40. Pero en particular enfatizan que las fuerzas policiales son responsables de esta desaparición forzada que la consideran “planificada por la represión desde el mes de enero, cuando por primera vez nos violentaron hiriendo a dos de nuestros compañeros y deteniendo a Facundo Jones Huala, dirigente nuestro. En aquellos días ellos ya dijeron que tenían que matar a uno de nosotros o al menos desaparecerlo. Y lo hicieron. Pero no era uno de nosotros, era un muchacho que nos estaba apoyando. Nosotros responsabilizamos a Mactri y a todo el gabinete. El operativo estuvo dirigido personalmente por Eugenio Bursaco, Secretario de Seguridad y la logística la dieron los de la empresa Benetton. Es un tema político. Nos quieren despojar las tierras porque hay intereses capitalistas y económicos. Nuestra lucha se basa en un reclamo ancestral, con fundamento.”
¿Por qué no declararon aún ante el Juzgado, ante el juez federal Dr.Otranto y ante la Fiscal actuante?, preguntamos. Y nos contestan que no tienen credibilidad en la justicia ordinaria, en la justicia federal. Pero al mismo tiempo, también nos anuncian, que sus vidas corren peligro pero no descartan que se pueda llegar a un acuerdo con la fiscal para que se pueda contar con su testimonio. Para que en el expediente se adose el relato de los hechos. Un relato estremecedor. Un relato que no puede estar en el silencio.
Y es precisamente este aspecto el que fue abordado lapso después, a la llegada al lugar de Nora Cortiñas, acompañada por Roberto Cipriano y Sandra Maggi. Nora, con sus 87 años (y de una fortaleza y espíritu de lucha admirables) junto su equipo, además de escuchar atentamente el relato del momento de la desaparición de Maldonado, instaron a los entrevistados a declarar ante la justicia para que se pueda abrir una causa, con el cometido de que la impunidad no se fortalezca y para que se llegue a la verdad, sobre un hecho que perfectamente podrías ser caratulado como un hecho propio del terrorismo de Estado, especialmente porque desde filas oficiales, todo apunta a que se lo trata de distorsionar y minimizar.
La cuestión es que en la tierra de las comunidades mapuches de la provincia de Chubut se viven momentos de dudas, sobre el accionar de la justicia y de certezas respecto a la lucha mapuche que con estos hechos, vive una de sus etapas más mediáticas y más trascendentales.