Jueves 28 Marzo 2024

Quedaron atrás las idas y las contramarchas que se fueron dando no bien se lo capturó en el mercado del municipio de Naviraí, el pasado 5 de marzo del corriente año. Ahora, su futuro, exclusivamente está en manos de los jueces y fiscales paraguayos, los que seguramente evaluarán todos los detalles de los hechos ocurridos. Y en consecuencia se le aplicará todo el peso de la ley. ¿Pero se le aplicará verdaderamente?. Una pregunta inevitable porque el fantasma de la impunidad sigue presente, ya que la narco política no ha sido desmantelada. Y como algo muy natural, en el Paraguay, los temores de que no se haga justicia están muy presentes. O mejor dicho corren de boca en boca, avanzando kilómetros y kilómetros.
Con “Neneco” entre rejas, y en suelo paraguayo, las esperanzas para ver que de una buena vez, las injusticias se aparten de la vida democrática de esa tierra sudamericana, parecerían afianzarse en el sentir ciudadano. Pero no todo está dicho. La historia recién da comienzo. Recién se abren las posibilidades para que el criminal opte por el arrepentimiento, o por el silencio.  Con su presencia y sus declaraciones, recién se abren las puertas que podrían aclarar, no solo las muertes de Medina y de Almada, sino además otras muertes más. Otras corrupciones más. Y todo el entramado del delito en vínculo con el narcotráfico, dentro del sistema político paraguayo, podría perfectamente colapsar. Derrumbarse.
Habrá que esperar el curso de los acontecimientos. Habrá que esperar la captura de los sicarios del clan Acosta, que ultimaron a Pablo y Antonia, ya que todavía permanecen prófugos. Habrá que esperar (y confiar) en que las corrupciones y las impunidades no se hagan presentes. Habrá que esperar que todo lo legal siga avanzando por los caminos del Estado de Derecho. Y lo que es más, habrá que asegurarse muy bien de que la vida del detenido no sea objeto de atentado. Porque está muy claro, que su presencia en Paraguay debe incomodar y bastante, a ciertas personas y a ciertos poderes.
Entonces habrá que seguir atentamente, desde el periodismo y desde el hogar paraguayo, todas las instancias futuras de este momento inédito para los paraguayos. Porque no siempre ocurrieron estos episodios. Porque de todos los periodistas que el narcotráfico asesinó, de sus asesinos materiales y de sus asesinos intelectuales, poco se supo en los años democráticos que siguieron a la dictadura del general Strossner.
Vilmar “Neneco” Acosta, ya está en Asunción. En buena hora, claro que sí. Una buena señal para nosotros. Una muy mala señal para sus cómplices, y para quienes lo apañaron en todos estos años. Pero así son las cosas. O al menos así están planteadas.
Desde el mediodía del 17 de noviembre el ideólogo del doble crimen ya está bajo la tutela de la Justicia paraguaya. El traslado  de “Neneco” Acosta se hizo realidad.
 A poco de abordar el avión que lo transportaría al Paraguay, el ex intendente  tuvo el descaro de  protagonizar un diálogo insólito con uno de los jerarcas de la fiscalía que tuvo a mano.
-Señor Fiscal,  akyhyje, ani pe juga che reche (“tengo miedo de que se juegue conmigo”) – dijo en guaraní Vilmar Acosta, agregando  que temía por su integridad física.
El Fiscal General del Estado paraguayo, Javier Díaz Verón le respondió que se le garantizarían  todas las garantías de seguridad y de juicio justo.
Esposado con las manos a la espalda, luciendo un chaleco antibalas por encima de una remera deportiva roja de rayas azules, con un gorro deportivo, con el rostro afeitado dándole un aspecto aniñado y con una cara de circunstancia, Vilmar “Neneco” Acosta , ascendió a un avión pequeño en el Brasil y poco lapso después, descendió en  tierra paraguaya. Todo un dispositivo de seguridad, con custodias de elite y francotiradores apostados estratégicamente, fue montado para preservar su vida y evitar su fuga.
“Neneco” Acosta, vivió así su camino a la cárcel. Nosotros, desde acá y desde allá, vivimos uno de los triunfos de la justicia. Pero para decir que llegó el triunfo pleno, aún queda mucho camino por andar. Lo sabemos. Por esa razón seguiremos en pié de lucha y que le quede bien claro, al ex intendente Acosta, que la sociedad paraguaya no jugará con él. Porque en el buen romance, el que jugó –y bastante- con la vida, la ley y la confianza que se le depositó para llegar a intendente  -un cargo político-  fue él.

*Foto de Portada: ABC COLOR