suicidioPor Jean Georges Almendras-Agosto 14 de 2015

El General se llama Hernán Ramírez Rurange.  Tenía 76 años y estaba retirado. Fue jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) durante la dictadura del General Augusto Pinochet. En la madrugada del pasado día jueves 13 de agosto, en la ciudad de Santiago, se quitó la vida de un disparo a nivel de la cabeza.  

De acuerdo a las informaciones proporcionadas por las fuentes policiales a los medios de comunicación locales el General se encontraba junto a su esposa, en su domicilio particular de  Santiago, cuando a eso de la una de la  madrugada salió de su apartamento dirigiéndose a la escalera del edificio donde sacó un revólver calibre 32 con el que se efectuó un disparo en el cráneo. Rápidamente fue trasladado al Hospital Militar de Santiago donde los médicos de guardia intentaron salvarle la vida. La magnitud de la herida que presentaba en su cabeza hizo que el militar dejara de existir a las 03.20 de la madrugada.
¿Por qué se suicidó este general? La respuesta certera  seguramente él se la llevó a la tumba. Vaya uno a saber qué mecanismos se movilizaron en su mente para tomar tan extrema decisión. Las informaciones procedentes de Chile solamente dan cuenta que Hernán Ramírez Rurange fue uno de los 14 militares, que el día martes 11 de agosto, fueron condenados por la Corte Suprema de Chile, por su responsabilidad en el secuestro y homicidio del químico Eugenio Berríos, quien además era agente de la policía secreta de la dictadura de Pinochet. Cabe  consignar que la condena incluyó a tres militares uruguayos y que el secuestro de Berríos se habría cometido en la década del 90. La sentencia en cuestión consistía en diez años y un día de prisión como autor del delito de secuestro, más otros diez años y un día, por la comisión de un delito de asociación ilícita.

Como se recordará, Eugenio Berríos, quien está sindicado como el fabricante del gas sarín, utilizado durante el periodo dictatorial de Pinochet, huyó al Uruguay en noviembre de 1991, con el cometido de evitar declarar en el juicio abierto por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier, cometido en la ciudad de Washington, Estados  Unidos, en el año 1976.

Eugenio Berrios, que se había instalado en la ciudad de Montevideo con un nombre falso, fue visto por última vez en el año 1992, oportunidad en que se presentó en una seccional policial del balneario Parque del Plata, notificando a su titular su verdadera identidad y que había logrado escapar de una vivienda de la zona en la cual se encontraba secuestrado por  militares.

El hecho, obviamente no pasó inadvertido para los mandos militares y de la policía uruguaya, registrándose una situación muy particular que lo perjudicó a él, quien fue entregado a quienes él sindicaba como sus secuestradores. Al parecer la orden de reintegro a esas personas habría salido de mandos militares de alta graduación, pero este aspecto nunca quedó dilucidado. Lo cierto es que este episodio, en ese momento y más adelante, generó un escándalo de proporciones, tanto en el Uruguay como en Chile. Por aquel  entonces el  presidente uruguayo era el Dr. Luis Alberto Lacalle.

Tras el reintegro de Berrios, a quienes lo tenían “cautivo” en la vivienda de Parque del Plata, nunca más se supo su paradero hasta que en el año 1995 se halló su cadáver en las arenas de una playa de la zona costera. Se encontraba atado y con  impactos de bala a nivel del cráneo.
Regresando al episodio  de autoeliminación del general Ramírez Rurange en este 2015, se informó desde Chile que este alto oficial estuvo involucrado en crímenes de la dictadura Pinochetista y que no sería el único que atentara contra su vida. En tal sentido se informó que el día 28 de setiembre de 2013 se suicidó también, bajo la modalidad de dispararse en el cráneo, el general Odlanier Mena, quien fuera jefe de la Central Nacional de Informaciones durante la dictadura.
*Foto: www.eldeber.com.bo