. Moscú ha acelerado el paso drásticamente. ¿Qué implica eso?
-La velocidad, además de la energía, con la que Moscú está afrontando la situación a mi me suena como un timbre de alarma general. Que no se debe solo a la situación en Siria. Es el efecto de una ofensiva que los Estados Unidos han puesto en marcha y que partió de Ucrania, para involucrar al frente de Oriente Medio. Es una situación preocupante. Tengo la impresión de que en Moscú se han dado cuenta de que ya no son suficientes las acciones diplomáticas para hacer frente al uso desmesurado de la fuerza militar, de las presiones y de las maniobras subterráneas que han caracterizado esta fase de la política de los Estados Unidos y de la OTAN. La decisión de la Duma, de usar incluso el peso militar, denota la necesidad de aumentar la respuesta rusa hasta este nivel, naturalmente de acuerdo con el Gobierno sirio. Tengo la impresión de que en Washington no se esperaban esta reacción. Están acostumbrados a plantarles a los demás a la cara sus acciones e iniciativas, ante el hecho consumado. Siempre han sido ellos los que han movido los peones del tablero, dejándole a los demás la tarea de comentar la evolución de las cosas. Ahora Rusia, que ha vuelto a conquistar un papel internacional evidente, ha puesto un “alt” a este estado de cosas. Y me parece que este “alt” no concierne solamente a Siria, sino que también es una advertencia general lanzada a los Estados Unidos.

¿Usted cree que Obama está dispuesto a colaborar con Rusia? ¿Y con Irán?
-De alguna forma se ve obligado a reconocer la nueva situación. Pero es evidente que no le gusta para nada. Colaborar significaría cambiar de política y no me parece que tenga intenciones de hacerlo. Sigue fingiendo que combate contra Daesh pero sabemos perfectamente que a lo largo de estos años la OTAN, a través de diferentes canales, en primer lugar a través de Turquía, ha abastecido de armas y de todas las tecnologías necesarias a los milicianos del Califato, mientras que Arabia Saudita y los diferentes Emiratos del Golfo son quienes los han financiado. Ha sido y es una política decidida de común acuerdo en el ámbito de la OTAN. Todos estos protagonistas, que actúan bajo el ala norteamericana, tienen un único objetivo estratégico que es el de la demolición del Estado sirio y del derrocamiento de Bashar al-Assad. En realidad el objetivo es el de replantear por completo el mapa de Medio Oriente. No renunciarán a este objetivo si no se ven obligados a hacerlo.

Por lo tanto ¿será una intervención armada la que decida sobre la crisis alrededor de Siria?
-Espero que no. No creo que Putin piense de esta forma. Rusia, al intervenir con sus armas y con su aviación, pretende obligar a los Estados Unidos y a la OTAN a sentarse a la mesa de negociaciones. Y puede ser que lo logre, como mínimo a disuadir a algunos Países europeos de acatar en forma servil las decisiones del Pentágono. Pero Putin no se encuentra frente a una serie de actos desconectados, sino frente a una estrategia consciente. Algo que numerosos analistas norteamericanos y occidentales no dudan en definir como la estrategia del caos. Creen que de esta forma lograrán paralizar a todos los demás.

En realidad, sean conscientes de ello o no, esta estrategia va más allá del caos . El caos genera la guerra. Ellos lo saben y de hecho se preparan para la guerra. Hay que detenerlos.

Extraído de:it.sputniknews.com

Foto © Sputnik. Mikhail Klimentyev