Por lo tanto Grecia fue usada, además (no sólo como la víctima sacrifical que exhibir en las plazas de Europa, como advertencia, como la picota que le espera a todos los que osen rebelarse en el futuro) como un martillo de hierro para imponer la voluntad de los banqueros alemanes a todos los demás Países.
Una Europa que se comporta como una manada de lobos.
Esta Europa termina junto a la Grecia independiente y soberana.
Y esta confirmación tendría que abrir una reflexión en todas las fuerzas europeas, democráticas y que quieren conservar sus soberanías nacionales, sobre la “cuestión alemana”. Por tercera vez, en su historia moderna, Alemania pone en peligro la paz en el continente. Una Europa sin Alemania siempre fue algo impensable. Pero una Alemania que no es capaz de contener su afán por el dominio se convierte en enemiga de cualquier idea europea común. En lo que respecta a Grecia, la solución - monstruosa en todo sentido - impuesta a Tsipras, no es más que una etapa hacia un desastre, no solo económico. Es la existencia misma de la democracia la que quedó destruida. Hasta la propiedad privada, de los individuos y del Estado, quedó abolida. Con un absoluto descaro, el del vae victis, Alemania exigió el control directo de 50 mil millones de € de propiedades griegas a través del KFW (Kreditanstalt Fur Wiederanfbau, Institución Crediticia para la Reconstrucción), que no es más que un banco alemán (80% del Estado y 20% de los laender) y cuyo presidente es Wolfgang Schäuble.
No se dijo ni una sola palabra sobre la reestructuración de la deuda. Que es una deuda ilegal y que se generó con el engaño y con la complicidad de Europa y de Alemania. No queda ni la sombra de la economía de mercado. Eso es robo y violencia salvaje. Basta con citar a Paul Krugman cuando dice que los miembros de la Troika no son “tecnócratas que le explican a los griegos ignorantes lo que tienen que hacer”. Son algo peor: “son fantasiosos que no han respetado nada de lo que sabemos de macroeconomía, y que se han equivocado en todo lo que han hecho”.
Hay un último punto que sumar al orden del día, visto que Grecia se verá obligada igualmente a afrontarlo en el próximo futuro, pero que también podría afectar a Italia, Francia, España y otros, lo extraigo al leer las reflexiones póstumas de Varoufakis. De todos modos Alexis Tsipras y Syriza no tenían un plan “B”. Que era la salida del euro. No lo tenían porque nadie lo tiene. Para salir – escribió Varoufakis – había que crear una nueva moneda comenzando de cero. Costos enormes en una absoluta emergencia. Al menos tres establecimientos trabajando a pleno ritmo. ¿Por cuánto tiempo? Nadie lo sabe, pero mientras tanto una decisión como esa habría sido precedida por la “transferencia al extranjero de todo el capital existente en Grecia”. Con los bancos cerrados. Sin euros, ya que el BCE habría cerrado todo suministro. La asfixia del país habría ocurrido en pocos días, con terribles consecuencias sociales y políticas. Seguramente provocaciones, desesperación, desorden, sangre.
Ésta es la Europa de hoy. Hay que prepararse a salir de ella, a tiempo.
Fuente: it.sputniknews.com
Extraído de: megachip.globalist.it