Por Giulietto Chiesa - 30 de Diciembre de 2014
Ítem Nº. 1. Las especies vivientes – muchas, no todas – han mostrado repetidamente su capacidad de adaptación a medida que su medio ambiente se iba modificando. ¿Qué habría que hacer si el cuadrante de la evolución comenzara a dar la hora de una nueva adaptación de nuestra especie a su medio ambiente? De hecho no solo parecería ser que el medio ambiente se está modificando sino que no lo está haciendo “por si solo”, sino con el activo aporte, hasta incluso espasmódico, de la especie humana.
Ítem Nº. 2. Son muchas las señales que indican que la especie humana ha puesto en marcha algunos procesos de modificación, de tipo tecnológico, que influencian a todo el planeta, es decir a todas las demás especies, y que están asumiendo dinámicas de crecimiento cada vez más veloces. Es decir que se ha introducido un factor de aceleración sin precedentes en los procesos de adaptación de todas las épocas pasadas. Todos los vectores fundamentales de nuestra civilización actual están en expansión (porque todos han sido atropellados por procesos tecnológicos acelerados): dinero, energía, comercio, saber.
Ítem Nº. 3. La cuestión es si la especie humana será capaz de adaptar sus aparatos biológicos y perceptivos a un ambiente que se modifica a una velocidad incompatible con la velocidad misma de las señales de la plataforma biológica (esto vale en primer lugar para los sectores de la information-communication technology).
Ítem Nº. 4. La especie humana dispone además de tecnologías que le permiten mirar un poco hacia el futuro, es decir, de prever – siempre dentro de ciertos límites – los efectos de sus decisiones colectivas.
Ítem Nº. 5. Si se consideran reales los ítems antes mencionados (1, 2, 3) surge entonces la cuestión (política en el más amplio sentido de la palabra) si no sería el caso de incluir en el orden del día de la especie humana una elección entre las dos siguientes opciones: o una forma de aceleración de las capacidades biológicas de adaptación (siempre que sea posible, teniendo en cuenta que al respecto estamos prácticamente en el año cero), o bien una drástica desaceleración de las modificaciones ambientales que estamos provocando (siempre que sea posible).
Ítem Nº. 6 (final). Si ninguna de las dos opciones del ítem 5 fuera posible entonces tendríamos que deducir que somos algo muy parecido a los dinosaurios conscientes, que se están jugando la eternidad. Y que lo hacen en una ruleta que tiene más de mil millones de casilleros.
Extraído de: ilfattoquotidiano.it