A LA ESPERA DE UNA NUEVA NÚREMBERG
Por pandoratv.it - 8 de Julio de 2014
El Punto de Giulietto Chiesa
Felicito al New York Times (es la segunda vez que lo hago en un año). Mientras la información italiana confirma su miseria moral e intelectual, ignorando – como hace desde aproximadamente un mes – la guerra en Ucrania, el periódico norteamericano habla de ello una vez más en su portada. Lo hace, obviamente, celebrando la victoria del ejército de Kiev y la retirada de las fuerzas rebeldes hacia Donetsk. Finalmente – escribe el International New York Times – “los soldados superaron la resistencia a abrir fuego contra sus connacionales”. Ahora han aprendido a “distinguir a los enemigos de la gente común”. Desde lo alto, desde los aviones, y desde lejos, desde los cañones, distinguir es un poco difícil, pero ¿qué le vamos a hacer? No se puede tener todo en la vida.
Claramente no ha faltado la ayuda desde el exterior – admite International New York Times -. Los Estados Unidos han contribuido, “desde Marzo”, es decir, desde el principio, con 23 millones de dólares de asistencia, incluidos los sistemas para visión nocturna, los sofisticados equipos de comunicaciones, las informaciones satelitales, chalecos antibalas, comida. Pero esta cifra no comprende muchos “enunciados”: la reorganización de la cadena de mando, cientos de “asesores”, de especialistas en sabotaje, de expertos en gestión de propaganda, etc., etc.. ¿El costo? Se lo tendríais que preguntar a Victoria Nuland, la de los “5.000 millones de $”.
El hecho es que, celebrando y celebrando, al rey de los periódicos mundiales se le escapa que los rebeldes han asaltado una prisión de Donetsk, “probablemente para conseguir armas”. Se deduce que no tienen suficientes. De todos modos en una prisión no se encuentran tanques de guerra ni coches blindados, así como tampoco hay armas pesadas ni aviones. Rusia cuenta con ellos, pero no los ha enviado. En fin, la tesis de que Rusia estaría proveyendo grandes cantidades de ayudas militares a los rebeldes parece hacer agua por todas partes, incluidas las del New York Times. Así como aquella según la cual la resistencia armada ante el gobierno central estaría siendo alimentada con enormes flujos de voluntarios a través de una porosa frontera rusa.
Putin tendría algún problema, en este sentido. En youtube ha sido publicado un video en el que se puede ver una verdadera contienda entre el gobernador del Donbass, Pavel Gubarev, y Sergei Kurginian, un influyente personaje nacionalista ruso, que acusa a los combatientes filorusos de haber usado mal las armas recibidas desde Rusia, e incluso de vileza por haber abandonado el campo en Slaviansk, retirándose. ¿Será una señal contra Putin? Tal vez, pero enmascarada en lo contrario. Claramente este video (seguramente intencional, es decir no “robado”) recorrerá todas las televisiones ucranianas y occidentales. Y servirá para confirmar la acusación a Moscú de haber abastecido a la resistencia. De todos modos el tono de Kiev y de Washington es el de la victoria inminente. ¡Y del vae victis! Antes que una lluvia de bombas caiga en Donetsk y Lugansk, ambas grandes ciudades que aún están llenas de civiles, desde Kiev el vice Primer Ministro de Kiev, Vladimir Groysman, denuncia que “el Donbass es víctima de un terrible ataque terrorista, inspirado por la Federación Rusa”, que estaría efectuando una “agresión informativa, económica y energética”. Mientras la ya famosa grafista portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, trata de difundir la idea de que “los separatistas son los únicos que ejercen violencia en contra de civiles inocentes”. En fin, para Washington los rusos de Ucrania estarían escapándose masivamente hacia Rusia porque temen ser asesinados por los rusos del Donbass, y no por los aviones y los tanques de guerra de Kiev.
Estos son los efectos esquizofrénicos de la propaganda occidental. Para evitar los cuales, quizás, nuestros gaceteros de la televisión y de los periódicos hacen como los tres monos que no ven, no escuchan y no hablan. Mientras tanto en la democrática Kiev, en la plaza se queman libros rusos (escritos en ruso) y se asaltan las sedes de los periódicos que se atreven a plantear algún interrogante sobre el futuro. Y, donde el Sector Derecho ocupa los territorios, están en curso feroces represalias. Ronda el rumor de que – repetidamente – en una de las alturas que rodean a Slaviansk, la que llaman Karachun, están quemando las fosas comunes en las que habrían sido tirados cientos de jóvenes milicianos. De los que – para volver a las palabras del NYT – no habiendo superado la resistencia a matar a sus compatriotas, fueron fusilados.
Quién sabe, quizás Poroshenko gane esta fase. Pero las huellas no podrán borrarse. No todas. Tarde o temprano a él también le llegará su Núremberg. Y persiste el problema de quiénes pagarán la cuenta. En Kiev se anuncia un frío invierno.
Putin tendría algún problema, en este sentido. En youtube ha sido publicado un video en el que se puede ver una verdadera contienda entre el gobernador del Donbass, Pavel Gubarev, y Sergei Kurginian, un influyente personaje nacionalista ruso, que acusa a los combatientes filorusos de haber usado mal las armas recibidas desde Rusia, e incluso de vileza por haber abandonado el campo en Slaviansk, retirándose. ¿Será una señal contra Putin? Tal vez, pero enmascarada en lo contrario. Claramente este video (seguramente intencional, es decir no “robado”) recorrerá todas las televisiones ucranianas y occidentales. Y servirá para confirmar la acusación a Moscú de haber abastecido a la resistencia. De todos modos el tono de Kiev y de Washington es el de la victoria inminente. ¡Y del vae victis! Antes que una lluvia de bombas caiga en Donetsk y Lugansk, ambas grandes ciudades que aún están llenas de civiles, desde Kiev el vice Primer Ministro de Kiev, Vladimir Groysman, denuncia que “el Donbass es víctima de un terrible ataque terrorista, inspirado por la Federación Rusa”, que estaría efectuando una “agresión informativa, económica y energética”. Mientras la ya famosa grafista portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, trata de difundir la idea de que “los separatistas son los únicos que ejercen violencia en contra de civiles inocentes”. En fin, para Washington los rusos de Ucrania estarían escapándose masivamente hacia Rusia porque temen ser asesinados por los rusos del Donbass, y no por los aviones y los tanques de guerra de Kiev.
Estos son los efectos esquizofrénicos de la propaganda occidental. Para evitar los cuales, quizás, nuestros gaceteros de la televisión y de los periódicos hacen como los tres monos que no ven, no escuchan y no hablan. Mientras tanto en la democrática Kiev, en la plaza se queman libros rusos (escritos en ruso) y se asaltan las sedes de los periódicos que se atreven a plantear algún interrogante sobre el futuro. Y, donde el Sector Derecho ocupa los territorios, están en curso feroces represalias. Ronda el rumor de que – repetidamente – en una de las alturas que rodean a Slaviansk, la que llaman Karachun, están quemando las fosas comunes en las que habrían sido tirados cientos de jóvenes milicianos. De los que – para volver a las palabras del NYT – no habiendo superado la resistencia a matar a sus compatriotas, fueron fusilados.
Quién sabe, quizás Poroshenko gane esta fase. Pero las huellas no podrán borrarse. No todas. Tarde o temprano a él también le llegará su Núremberg. Y persiste el problema de quiénes pagarán la cuenta. En Kiev se anuncia un frío invierno.