armasCÓMO SE HACE UN GOLPE "MODERNO" EN UCRANIA
Por Giulietto Chiesa - 10 de Marzo de 2014
«Estos métodos funcionan porque la gran mayoría del público no puede ni siquiera imaginar tanta astucia y crueldad».
En el mare magnum de las mentiras, de las imbecilidades y, sobre todo, de las omisiones, vistas y no vistas (pues la contradicción no lo consiente*) leídas y no leídas se destacan algunos silencios del mainstream occidental. La señora Victoria Nuland, subsecretaria de Estado norteamericana, por ejemplo, ha hecho y dicho de todo en estos meses. Hablando con su embajador en Kiev, mucho antes del derrocamiento del legítimo (al igual que antipático) Presidente Yanukovich, la señora Nuland ya decidía la composición del nuevo gobierno revolucionario que tomaría el poder en Kiev, dando indicaciones sobre quién tendría que ser incluido y quién excluido.

Todos los medios europeos se indignaron mucho por el final de esa conversación, elegantemente concluida con un “fuck the EU”, enviado a los aliados europeos, a juicio de Nuland no siempre completamente acostados para chupar los pies de Washington. Sin embargo en el gran escándalo, todos se olvidaron de transmitir, justamente, el resto de dicha conversación, que mostraba toda la arrogancia de la administración norteamericana en contra de un País soberano. Nuland ya había vendido la piel del oso: sabía con anticipación cómo terminaría.
Pero la señora Nuland – repetita iuvant – subsecretaria de Estado norteamericana, había hecho algo mejor en Diciembre del año pasado, cuando - hablando ante el Press Center di Washington – había informado al culto y al ínclito que los Estados Unidos “han invertido 5.000 millones de dólares para darle a Ucrania el futuro que se merece”. Una frase realmente histórica, no solo por la cifra, sino por la excepcional asunción de responsabilidad: el futuro de Ucrania no está en las manos de los ucranianos, sino en las manos de Norte América. Que decide cuál es el futuro que Ucrania “se merece”.
Cómo se ha gastado este dinero no es muy difícil de adivinar. Una parte ha servido para mejorar el futuro a quienes Maria Rozanova (la viuda del disidente Andrej Siniavskij) definió como los “hijos del capitán Grant”, jugando amablemente con el término “grant”, que en inglés significa además “salario”. De hecho así fue que se compraron a cientos, es más, miles de docentes, investigadores, funcionarios públicos, estudiantes de Países de Europa del Este, de Ucrania y de Rusia. ¿Quién podía resistir a la tentación de centuplicar su salario? ¿De visitar un País extranjero rico? ¿De volver a su patria un poco más pudiente, quizás con dinero para poder comprar un coche occidental? Claro, para poder volver a disfrutar de un privilegio tal hay que dar algo en cambio. Estos programas “culturales”, bien financiados por decenas de fundaciones ricas norteamericanas, han representado el primer contingente de una gran ofensiva política. Así fue que se crearon miles de “quintas columnas”, de propagandistas indefensos de la “american way of life”. Métodos muy similares de reclutamiento fueron aplicados para los periodistas, a quienes podríamos definir como multiplicadores de propaganda. Es algo que ya se ha visto con Optor* en Yugoslavia, que fue el principal artífice del derrocamiento “pacífico” de Slobodan Miloševic'. Es algo que ya se ha visto en la “revolución naranja” que llevó al poder a Viktor Yushenko y a Yulia Timoshenko en Ucrania. Repetidas veces se ha intentado lo mismo en Rusia, antes y después de la caída de la Unión Soviética.
Son cosas sabidas – al menos tendrían que serlo, si bien son demasiados los periodistas que las ignoran – que han llenado la historia de los últimos treinta años. Pero lo que querría recordar aquí es un acontecimiento histórico, muy similar a lo que el Ministro de Exteriores de Estonia, Urmas Paet, le ha dicho a Catherine Ashton, jefe de la diplomacia europea.
http://www.youtube.com/watch?v=yHFj5aQ-a1g
Paet advirtió a Ashton del hecho que, según testimonios que él consideraba atendibles, la matanza del 20 de Febrero en la plaza Maidan no habría sido perpetrada por la policía de Yanukovich, sino por francotiradores colocados por la “oposición” en los techos de los edificios que rodean la plaza. Leyendo la transcripción de palabras de esa llamada telefónica extremadamente reservada – robada evidentemente por algún servicio secreto que ha aprendido las reglas de la NSA - la historia del drama que ocurrió en Vilnius, Lituania, el 15 de Enero de 1991.
La analogía es impresionante, en todo sentido. Volví a mirar en youtube cómo fue descrito ese drama. El título de uno de los videos dice así: “”. Por lo tanto internet ha escrito en la historia, para siempre, que la responsabilidad de una masacre de civiles es soviética. Ese episodio se convirtió incluso en el momento fundamental de la República Independiente de Lituania, miembro actual de la OTAN y uno de los 28 Países de la Unión Europea. Pero ahora sabemos que toda esa historia fue completamente escrita por otras manos, muy diferentes a las del “pueblo lituano”.
El 18 de Febrero de 2012 escribí este descubrimiento que hice
en la crítica que hice que realicé del libro de Gene Sharp “Come abbattere un regime” (Cómo derrocar un régimen), que tiene como subtítulo la frase “Manuale di liberazione non violenta” (Manual de liberación no violenta). El descubrimiento me fue ‘revelado’ por el ex Ministro de Defensa de Lituania, Audrius Butkevicius, el organizador de un tiroteo que se transformó en una matanza de civiles. Una situación casi idéntica a la de la plaza Maidan de Kiev del 20 de Febrero de 2014. Aquí cito lo que escribí en la crítica: “Fue una operación de los servicios secretos, predispuesta, a sangre fía, con el objetivo de sublevar a la población en contra de los ocupantes. Pido al lector que soporte la larga cita de la entrevista que fuera publicada en la edición de Mayo-Junio de la revista ‘Obzor’ y que recientemente publicara también el periódico lituano ‘Pensioner’. No será un esfuerzo inútil porque será coronado por un precioso descubrimiento que nos ayudará a entender muchas cosas del libro del que estamos hablando. “No puedo justificar mi accionar frente a los familiares de las víctimas – dice Butkevicius, quien en ese entonces tenía 31 años – pero frente a la historia puedo. Porque esos muertos infligieron un doble golpe violento contra dos cruciales bastiones del poder soviético, el ejército y la KGB. Fue así que los desacreditamos. Lo digo claramente: sí, yo fui quien proyectó todo lo que ocurrió. Había trabajado por mucho tiempo en el Instituto Einstein, junto al profesor Gene Sharp, quien en ese entonces se ocupaba de lo que era definido como la defensa civil. En otras palabras nos ocupábamos de la guerra psicológica. Si, yo proyecté la forma con la que había que poner en una situación difícil al ejército ruso, en una situación tan incómoda que obligara a todo oficial ruso a avergonzarse. Fue una guerra psicológica. En ese conflicto no habríamos podido ganar con el uso de la fuerza. Esto es algo que teníamos muy claro. Fue por ello que trasladé la batalla hacia otro plano, el enfrentamiento psicológico. Y gané”.
Dispararon desde los techos vecinos, con fusiles de asalto, en contra de la multitud indefensa. Como hicieron en Libia, como hicieron en Egipto, como están haciendo en Siria.
Ahora habéis comprendido. Gene Sharp estaba allí, en espíritu. Fue él quien le enseñó a Butkevicius cómo ganar, “trasladando la lucha al plano psicológico”. Lástima que, en el camino, murieron 22 personas inocentes. Pero “frente a la historia” ¿qué pretenderán nuestros defensores de los derechos humanos?
Por lo tanto el libro de Sharp hay que leerlo bajo otra lupa. Y precisamente con esta interpretación resulta ser: una obra genial. Ha sido escrito precisamente para las generaciones más jóvenes, que son carentes por completo de cualquier memoria histórica, ya homologadas por la televisión, ahora atrapadas por los social network, que jamás han participado en política, que desconocen toda forma de organización. Es por ello que está escrito con desconcertante sencillez, para que pueda ser comprendido por un joven o una joven de la escuela secundaria: para introducirlos a la lucha política y psicológica, posibles gracias a los tiempos modernos, pero de forma tal que sean instrumentos que no son capaces de comprender lo qué hacen y para quién trabajarán. Es un manual para organizar la “subversión desde dentro”, de todos los Países “que no sean” los Estados Unidos y a Europa; para armar, con la “no violencia” las quintas columnas que tienen que hacer caer a todos los regímenes que son externos al “consenso de Washington” >.
Por lo tanto estos métodos han sido preparados cuidadosamente y ya han sido experimentados repetidas veces.
Hay que decir que, lamentablemente, funcionan. Y funcionan porque la gran mayoría del público ni siquiera puede imaginar tanta astucia y crueldad. Funcionan porque los periodistas son demasiado estúpidos, o demasiado corruptos como para poder hablar de verdades que no entienden o que no quieren entender ni ver. La señora Ashton no reacciona ante la revelación de Urmas Paet. No dice nada. Se presentará ante los periodistas repitiendo que toda la responsabilidad es Yanukovich. El Presidente Obama le pedirá a Yanukovich que termine con la represión. Hasta que Yanukovich caiga. Como hizo con Kadafi, como se prepara para hacer con Bashar al-Assad. ¿Dónde está la diferencia? Está en el hecho que, hasta Febrero de 2014, habían sido derrocados, con el manual de Gene Sharp, los “dictadores violentos y sanguinarios”, los regímenes de los “Países canallas”. Ahora se hace más y mejor. Con los mismos métodos se derroca un Gobierno y un Presidente legítimamente elegidos por un pueblo. Temo que el ucraniano será el primero de una serie. Y millones de ciudadanos de todo Occidente leen – y creen – que el agresor ha sido Vladimir Putin, el dictador de turno al que hay que derrocar.
Son los tiempos en los que las revoluciones las hace el Poder.
Extraído de:
megachip.globalist.it

Notas:
* Citación de Dante Alighieri XXVIII
*Otpor! (En castellano: ¡Resistencia!) fue un movimiento juvenil pro-democrático (Actualmente Movimiento Juvenil de Derecha) en Serbia que desarrolló una intensa campaña para expulsar del poder a Slobodan Milósevic en el año 2000.