En Alemania varias personas acabaron esposadas. El relato de una activista
¿Qué tan aterrador puede ser un símbolo que representa un puño en alto, del mismo color que la bandera palestina, con las palabras "Palestina libre" y "Fin de la ocupación. Palestina libre"? ¿Qué tan molesta puede ser una Kephia? ¿Cuánto de pacífica debe ser la marcha que salga de Marianneplatz para decir no a la guerra y detener el genocidio en Gaza? Muy aterrador y muy molesto. Más en un país como Alemania, uno de los más importantes exportadores de armas a Israel después de Estados Unidos.
En octubre pasado, la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, incluso justificó los ataques de Israel contra los asentamientos civiles en Gaza. Un Gobierno, pues, que muestra su lado "nazi" en su alma, en su apoyo a un Estado tan criminal como Israel, que lleva a cabo masacres indiscriminadas, violando toda forma de derecho internacional.
Hablamos del Gobierno porque afortunadamente no todo el pueblo está del lado de estos locos belicistas. En las últimas semanas se han producido cientos de manifestaciones en toda Alemania tras la organización de la Marcha de Pascua.
Una de las manifestaciones más grandes tuvo lugar el sábado en Stuttgart con 4.500 participantes. Varios miles de personas también fueron a la marcha de Pascua de la Coordinación de Paz en Berlín-Kreuzberg.
En Berlín, el evento fue organizado por Friko (Friedenskoordination Berlin), la coordinación de paz de Berlín. La sección palestina incluye siglas como Egypt Solidarity, Antifaschistische Aktion, Jüdische Stimme, Jewish Solidarity Collective, Mera25, Eye for Palestina, Vereinigtes Nationalkomitee y otras.
Todos con una sola voz: poner fin a la guerra en Gaza.
La policía informó que había arrestado a 15 personas, que ahora están siendo investigadas por gritar consignas o utilizar símbolos de lo que las autoridades alemanas consideran organizaciones inconstitucionales y terroristas, a saber, las asociaciones palestinas Hamás y Samidoun.
Entre ellos se encontraba D, activista que había participado en el evento en Berlín.
"Salimos de Mariannenplatz y tuvimos que hacer un recorrido circular para volver siempre al mismo punto -nos contó-. En cierto momento, tras más de 40 minutos de marcha agotados, mi grupo y yo nos dimos cuenta de que unos policías se dirigían directamente hacia nosotros. No hice más que gritar '¡Palestina libre!', como muchos otros presentes. Sin embargo, lo que les molestó especialmente fueron dos placas de apenas unos centímetros que llevaba en la chaqueta y la mochila. Ambas mostraban un puño del color de la bandera palestina y dos palabras: 'Palestina libre' y 'Fin de la ocupación. Palestina libre'. La policía me agarró por la espalda y me apartó de la multitud con fuerza. Me encontré rodeada por unos diez policías que me registraron. Solo cuando se dieron cuenta de que los estaban grabando cambiaron de actitud, diciendo que querían hacerse a un lado. Me llevaron a su furgoneta, confiscaron las placas, tomaron mis datos y luego me arrestaron durante una hora y media. Hicieron lo mismo con otras personas. Una chica en la celda de al lado estaba en estado de shock. También la detuvieron por un símbolo que, según afirmaron, pertenecía a Hamás. Defendí mi postura, afirmando que no tenía nada que ver y que esos escudos de armas solo simbolizan la libertad de un pueblo masacrado a diario. Así es como se ejerce la represión. La Alemania nazi era conocida por quemar las obras de opositores políticos y escritores considerados inapropiados e inmorales por el contenido de sus obras, sus opiniones políticas o su origen étnico".
Hoy en día se caracteriza por nuevas formas de limitación de la libertad de expresión y de pensamiento.
En los últimos meses, la represión de las autoridades alemanas contra los manifestantes pro-palestinos se ha vuelto aún más extrema cuando el gobierno decidió expulsar a cuatro jóvenes residentes extranjeros, acusados de haber participado en protestas contra la guerra en Gaza. Una medida sin precedentes, que plantea cuestiones inquietantes sobre los derechos civiles en Alemania y recuerda mucho a las medidas adoptadas por el presidente estadounidense Donald Trump contra los manifestantes pro-palestinos en la Universidad de Columbia.
Es el nacimiento de un nuevo "nazismo" global. Una deriva que también vive Italia con este gobierno "fascista" que reprime con porras a los estudiantes que se manifiestan contra la guerra y en apoyo de Palestina. Una historia que se repite. Pero esta vez la gente no se quedará de brazos cruzados.
*Foto de Portada: Antimafia Duemila