Autores externos, tratativa y atentado a Nino Di Matteo. Lo que no dicen los diarios del régimen
Es cierto que detrás de las masacres de los años noventa se esconde una verdad indecible. Más de treinta años después, gracias a investigaciones y juicios, podemos decir con certeza que se ha descubierto mucho, pero aún no todo. Y además es seguro que Cosa Nostra no hizo todo sola. Las pruebas de la autores intelectuales e instigadores externos detrás de los crímenes que sacudieron a Italia entre 1992 y 1994 son innegables.
Sin embargo, desde hace algún tiempo, muchos políticos, profesores, periodistas y biempensantes le quieren restar importancia a la historia fingiendo no ver "el elefante dentro de la habitación" o, por usar las palabras del ex fiscal general de Palermo y hoy eenador, Roberto Scarpinato, "hay cientos de pruebas que demuestran que las masacres del '92 y '93 fueron masacres políticas llevadas a cabo por la mafia, por intereses que iban mucho más allá de los de la mafia, con la intervención del aparato estatal".
Para nublar la visión de los ciudadanos, el trabajo de los panfletistas del tercer milenio se lanza al ataque contra la verdad mistificando los hechos, desvirtuándolos o negándolos.
Un proyecto que aún hoy se sigue llevando a cabo, sobre todo desde que se publicaron los fundamentos de la sentencia de la Casación sobre el proceso de la Tratativa Estado-mafia.
En los diarios del régimen se ha abierto una nueva fase de deslegitimación y demolición del trabajo de todos aquellos magistrados que tuvieron la osadía de elevar el nivel de las investigaciones, en busca de los autores externos de las masacres de 1992-1993, para entender cuál es el plan que se esconde detrás de ese terrible bienio de bombas y sangre. Un plan que, reiteramos, no fue obra únicamente de la mafia.
Para realizar este trabajo de ocultar la verdad se utiliza "un relato que enmascara los hechos", el mismo que menciona el gran Giorgio Gaber en la canción Il tutto è falso (Todo es falso).
Es lo que ha ocurrido estos últimos días en el diario Il Dubbio, en un artículo que habla de una "leyenda" sobre la presencia de hombres de las instituciones en via d'Amelio, implicados en el robo de la agenda roja del juez Borsellino el 19 de julio de 1992; o incluso insistiendo con la pista de los contratos públicos de la mafia (de la que ya hemos hablado en otras ocasiones) como posible motivo de la aceleración de la masacre.
Hablando de la desaparición de la agenda roja, se menosprecian los aportes declarativos de algunos testigos presenciales; no se hace ninguna referencia a las imágenes (en cuyo descubrimiento nos involucramos personalmente) ni al vídeo en el que el capitán de Carabineros Giovanni Arcangioli aparece alejándose de via d'Amelio con el maletín del juez Borsellino; luego se ofrece una interpretación del contenido de la agenda roja, sugiriendo que podría involucrar directamente a algunos magistrados.
¿Cómo se llega a este último paso? Utilizando el contenido de algunas escuchas telefónicas en prisión entre Totò Riina y la "dama de compañía" Alberto Lorusso.
La fecha del diálogo es el 29 de agosto del 2013. En esa conversación Riina habla sobre el asesinato de Carlo Alberto dalla Chiesa y sobre los documentos del general que aparentemente alguien hizo desaparecer de la caja fuerte. Entonces el jefe de jefes empieza a hablar de la agenda roja: "Por qué, también esta agenda roja, o sea, las revelaciones de que esto… esto por aquello… lo haré por él… porque está ahí… está ahí... no es ¿será porque están presentes los Magistrados? Pero hijos de puta, fue una mierda, pero estos policías estaban interesados en estas cosas, estaban interesados, tenían miedo". Lorusso coincide: "Por supuesto, lo hicieron porque tenían miedo... por qué no... algunas noticias que podrían haber permanecido confidenciales, algunas noticias". Y Riina dice: "Mierda... toma, lleva... y se la quedaron...".
El periodista de Il Dubbio, además de ofrecer su propia interpretación de las palabras de Riina, defiende la causa del "volver a escuchar" destacando que en otra ocasión la fiscalía de Caltanissetta procedió a comprobar otra escucha telefónica (la del 6 de agosto de 2013), respecto a la declaración del jefe corleonés sobre la participación directa de Matteo Messina Denaro en la masacre ("De su madre... debe venir de su madre... Le dije... prepárate... esperemos a los de la luz... porque todo debe estar listo").
Se afirma en el artículo que gracias a un sistema que mejora el audio se habría confirmado la referencia al jefe de Trapani, pero también a un tal Giuseppe (que se referiría al jefe de Brancaccio, Giuseppe Graviano) y al conocimiento de que la hermana de Borsellino había ido a la casa de su madre.
Habiendo dicho que las investigaciones son necesariamente una responsabilidad de los órganos de investigación, no podemos dejar de notar el cambio que han tenido los periódicos del régimen respecto a las palabras del jefe de jefes.
Las declaraciones del jefe corleonés, que ahora se han convertido en un punto de partida para la búsqueda de la verdad, fueron esquizofrénicamente menospreciadas por esos mismos periódicos cuando hablaban de la Tratativa Estado-mafia, o cuando condenaron a muerte al entonces fiscal adjunto de Palermo Nino Di Matteo, el titular de ese mismo juicio.
Por eso sólo se utilizan parcialmente. Omitiéndose detalles aún más relevantes.
Pero procedamos con orden.
Salvatore Riina, fallecido a la edad de 87 años la noche del 17 de noviembre del 2017, estaba en prisión desde el 15 de enero de 1993.
Los años de prisión no lo habían debilitado y era en todos los aspectos el líder de Cosa Nostra. Y desde la cárcel seguía dando órdenes y enviando mensajes.
Las declaraciones a los agentes de Gom
Un día, mientras lo llevaban a la sala de videoconferencia para asistir al juicio de la Tratativa Estado-mafia, Riina les dijo a dos funcionarios del GOM, Grupo Operativo Móvil de la Guardia Penitenciaria: "Yo no fui a buscar a nadie, ellos me vinieron a buscar a mí para negociar".
Habló con los agentes en dos ocasiones distintas (21 y 31 de mayo del 2013) y sus palabras quedaron registradas en las actas del proceso de Palermo.
Tras estas conversaciones, los fiscales Nino Di Matteo, Roberto Tartaglia, Francesco Del Bene y Vittorio Teresi decidieron interceptarlo en prisión durante los paseos con su compañero de la hora de aire, Alberto Lorusso, jefe de la Sacra Corona Unita.
Riina dixit
Entre agosto y noviembre del 2013, la DIA (Dirección de Investigaciones Antimafia) de Palermo interceptó al jefe mafioso y las transcripciones fueron agregadas al proceso celebrado en la Corte Penal.
Riina hablaba y divagaba sobre sí mismo y sobre las masacres, sobre la de Capaci, que escondía secretos inconfesables, y la de via d'Amelio.
Bajando el tono de voz, dijo con convicción: "Si futtiu sulu" (se jodió solo). En un susurro y con un dedo levantado para indicar un micrófono, el propio jefe de Cosa Nostra da a enterder que Paolo Borsellino habría activado directamente el coche bomba al tocar el timbre de la casa de su madre.
Los fiscales han llevado a cabo investigaciones al respecto. En la acusación del juicio Borsellino Quater, los mismos fiscales de primera instancia subrayaron que "no hay ningún elemento que apoye la hipótesis", hasta el punto de que fue "excluida de las pericias".
Sin embargo, es evidente que los periódicos del régimen omiten ciertos pasajes.
Como lo que dijo el 4 de octubre del 2013, cuando sobre la agenda roja atribuyó claramente la responsabilidad a hombres de las instituciones: "Los servicios secretos le sacaron la agenda roja".
Servicios que, según el jefe, también habrían intervenido después de la masacre del 3 de septiembre de 1982, cuando en via Carini fueron asesinados el prefecto Carlo Alberto dalla Chiesa, su esposa Emanuela Setti Carraro y el agente Domenico Russo. "Estos carabineros, estos carabineros internacionales, estos espías son (...) a dalla Chiesa lo desvalijaron adentro, y se llevaron todas sus cosas. Porque los discursos en Palermo... los discursos en Palermo son muchos, todos grandes y todos, todos, bombas... todos, todos muertos, muertos, muertos en muchos niveles".
Para quienes dicen que Riina nunca habló de tratativa, basta recordar lo que dijo el 19 de agosto al hablar de su mano derecha, Bernardo Provenzano: "Lamento retomar ciertos argumentos, este Binnu Provenzano, ¿quién es el que le dice que no haga nada?". Una clara referencia a las masacres que habían terminado.
"Tiene que haber alguien a quien le diga ¿por qué yo no tengo que hacer nada? -insistió u Curtu- porque si no estás colaborando con esta gente... eres policía también... y no dices... responderles correctamente, con regularidad, y decirles: ¿por qué tengo que hacer esto?".
En sus interlocuciones el jefe corleonés también se refirió al infame papello, a las peticiones que habría hecho al Estado para detener las masacres de 1992: "La cosa se paró, tres o cuatro meses... pero no es que se había terminado... en fin... yo dejé la nota".
A quién, sin embargo, Riina no lo dice.
Riina no estaba contento, ni siquiera con las acciones de su ahijado, Matteo Messina Denaro.
Utilizó expresiones duras contra el jefe de Trapani, fallecido el año pasado. "Ese y aquel son extravagantes... el de los postes de luz es aún más extravagante que él. Pero todos son extravagantes". Y luego insiste: "Nos haría lucir mejor si se pusiera la luz en el culo y se lo iluminase. No, pero decir que éste se siente a cargo de todo, siente que está arrojando luz por todas partes. Arrojando luz. Pone postes para conseguir dinero, para conseguir dinero".
Los diarios del régimen, que hoy citan estos pasajes, omiten deliberadamente algunos detalles de aquellos discursos en los que se hacía referencia a la necesidad de atacar al magistrado Nino Di Matteo ("Todo de repente se ha puesto a hacer luz en todos los lugares... otros lo hacen y a nosotros nos tienen presos, siempre presos, pero cuando estemos libres hay que matarlos").
El atentado al fiscal Di Matteo
Este es precisamente uno de los temas tabú de los diarios. Sin embargo, no olvidamos que en el 2013 Di Matteo fue condenado a muerte por el jefe de jefes de Cosa Nostra, Totò Riina, precisamente en esas escuchas telefónicas que hoy son el centro de la búsqueda de la verdad de las masacres.
En noviembre del 2013, siempre durante la hora de aire, Riina habló de una nueva temporada de masacres: "Dije que lo haré terminar peor que el juez Falcone. Que haré temblar los muros. Así que organicemos esto. Hagámoslo grande y no hablemos más de eso. Porque este Di Matteo no se va, han pedido reforzar… le han reforzado la custodia... reforzaron su custodia, y si fuera posible... matarlo... una ejecución como las que hacíamos en aquel tiempo en Palermo. Salíamos por la mañana de Palermo a Mazara, iban los pobres soldados en fila india en ese momento. Por eso debemos empezar con Di Matteo -siguió diciendo el viejo jefe- porque hoy en día Di Matteo, Di Matteo, porque Di Matteo se mete en todo, todo, todo. Porque… porque piensa pero si esto es Riina, pero es tan frío, tan aterrador, tan malvado…, nos tritura a todos y nos pone a todos bajo sus pies, a todos… joder".
Asimismo, no olvidamos que sólo gracias a la colaboración con la justicia del jefe de Acquasanta, Vito Galatolo, hijo de Vincenzo Galatolo, en el 2014 se evitó la masacre.
El atentado, que se iba a llevar a cabo con doscientos kilos de TNT que las familias de Palermo habían traído de Calabria, ya había sido ordenado en el 2012 por Matteo Messina Denaro, que en ese momento representaba el vértice de Cosa Nostra.
Fue el jefe de Trapani quien pidió organizarlo en nombre de otros sujetos ("los mismos de Borsellino"), porque había "ido demasiado lejos". Y Galatolo también fue quien habló de la compra de doscientos kilos de TNT.
Galatolo dijo que Messina Denaro, en la carta enviada a los jefes de Palermo, garantizaba que "el ataque a Di Matteo no sería como en los años 90, ahora estamos cubiertos".
Aquella doble condena a muerte impuesta por Riina desde la cárcel y por Messina Denaro desde fuera (todavía estaba prófugo, ndr) fue apoyada por el consentimiento silencioso de los demás jefes históricos de la Cúpula mafiosa. Desde la prisión no llegaron quejas de los varios Biondino, Madonia, Graviano, Aglieri, Santapaola, etc.
Y no es un dato menor que ese periodo, 2012-2013, es aquel en el que el magistrado estuvo involucrado en las investigaciones que luego desembocaron en el proceso de la Tratativa Estado-mafia.
Un período de fuerte tensión con el conflicto de atribuciones entre la Fiscalía de Palermo y Napolitano, debido a las escuchas telefónicas (posteriormente destruidas) entre el Jefe de Estado y el entonces sospechoso Nicola Mancino.
Un juicio incómodo, el de la Tratativa Estado-mafia, que a pesar de las absoluciones de la Corte de Casación, sacó a la luz hechos indiscutibles.
Estos elementos también deben tenerse en cuenta si queremos llegar a la verdad sobre la temporada de masacres.
La Tratativa Estado-mafia es un hecho establecido que no se puede borrar. Ni todo lo ocurrido durante el juicio.
Hoy, en lugar de avanzar sobre los autores intelectuales externos, es decir, sobre los verdaderos beneficiarios políticos de las masacres de 1992 y 1993 (que sentaron las bases del actual poder político), las investigaciones se llevan a cabo por caminos menos "atrevidos".
Por esta razón, una pista como los contratos públicos de la mafia, que nada tiene que ver con la aceleración de la masacre de via d'Amelio, se convierte en la panacea que lo soluciona todo.
Por lo tanto, la atención inevitablemente cambia y los motivos de las masacres se reducen exclusivamente a los intereses económicos de los mafiosos, empresarios y políticos de la primera república.
Esto ocurre gracias al impulso de un gobierno que tiene como partido mayoritario a esa Forza Italia que tuvo entre sus fundadores al senador Marcello Dell'Utri (condenado por concurso externo en asociación mafiosa) y al ex "Caballero", el fallecido Silvio Berlusconi, que durante años le pagó a la mafia.
Un gobierno cuya mayoría tiene esa representación fascista que quiere evitar las investigaciones sobre la subversión de derecha que, como hemos recordado en otros expedientes, jugó un papel en las masacres desde el principio.
Los periódicos, servidores de este poder, hacen su trabajo y levantan nuevas cortinas de humo volviendo a proponer una representación mediática del absurdo, compuesta de tergiversaciones, falsedades y ocultación de los hechos.
Durante años han intentado derribar el proceso de Palermo sobre la Tratativa Estado-mafia, calificándolo de "falso" o "inconcluyente".
Pero si este fuera el caso ¿por qué la mafia, a través de los máximos dirigentes de aquel tiempo (Totò Riina en prisión y Matteo Messina Denaro prófugo) habría tenido y sigue hoy teniendo interés en condenar a muerte al magistrado Nino Di Matteo, símbolo de aquel proceso?
Los panfletistas del nuevo milenio nunca han podido responder a esta pregunta.
*Foto de Portada: Creación de portada gráfica por Paolo Bassani
*Foto 2: Masacre de Capaci
*Foto 3: Totò Riina, en la hora de aire en la prisión de Opera, habla con Alberto Lo Russo del plan de atentado contra el magistrado Nino Di Matteo
*Foto 4: Giuseppe Graviano
*Foto 5: Paolo Borsellino con Giovanni Falcone © Shobha
*Foto 6: Matteo Messina Denaro
*Foto 7: Nino Di Matteo © Paolo Bassani
*Foto 8: Vito Galatolo
*Foto 9: Marcello Dell'Utri y Silvio Berlusconi © Imagoeconomica