Preguntas no solicitadas a la Fiscalía de Caltanissetta
No somos magistrados, somos periodistas que trabajamos en el campo desde hace casi 25 años.
Desde el primer número siempre hemos expresado la intención por la que nació esta revista: contribuir, con nuestro granito de arena, a alcanzar la verdad sobre las masacres del bienio '92/'93.
Con este espíritu, en el 2005, nuestro subdirector Lorenzo Baldo alertó a la autoridad judicial de la existencia de las imágenes del capitán de Carabineros, Giovanni Arcangioli quien, mientras los autos todavía se estaban quemando en via D'Amelio, tomó el maletín de Paolo Borsellino y se lo llevó del lugar de la masacre. Ese hombre no hizo ningún informe de servicio ni nota sobre ese hecho. Pese a ello, cuando fue sometido a juicio recibió la sentencia de "no ha lugar para proceder a la audiencia preliminar". Sentencia confirmada por la Corte de Casación.
Esto no significa que se pueda detener la demanda de verdad y justicia.
Siempre hemos estado convencidos de que sólo arrojando luz sobre los "autores intelectuales externos" a Cosa Nostra en las llamadas "masacres de Estado" podremos renacer de las cenizas de una segunda República fundada sobre la sangre de Falcone y Borsellino.
Y sólo llegando a estas verdades incómodas podremos esperar una verdadera democracia libre de la opresión mafiosa.
Por eso, hasta nuestro último aliento, intentaremos hacer nuestra parte, en la medida de lo posible, y encontrar pistas probatorias que podamos entregar a las autoridades competentes.
En todos estos años hemos seguido las investigaciones y los procesos sobre las masacres de Capaci, Via d'Amelio y las de 1993, hasta el proceso de la Tratativa Estado-mafia.
Hemos sido testigos de resultados importantes por parte de la policía y el poder judicial en términos de arresto de fugitivos muy peligrosos y condenas de aquellos políticos que se confabularon con Cosa Nostra. Pero también de años de vergonzosas absoluciones y explotación de la política y los medios de comunicación, a pesar de las numerosas pruebas que demuestran el comportamiento inquietante de los políticos y los hombres de las instituciones.
A la luz de esta experiencia sobre el campo, nos tomamos la libertad de comentar lo que está sucediendo, ofreciendo ideas a la Fiscalía de Caltanissetta para que no se deje llevar por la onda del "juego a la baja".
Repetimos, las investigaciones que se están llevando a cabo son legítimas. Sin embargo, creemos que estamos solo ante una pequeña pieza y no ante el mosaico completo.
En este momento histórico tenemos un gobierno de derecha que, con una serie de leyes, intenta poner en jaque al poder judicial, socavando su autonomía e independencia, con el objetivo de controlar sus acciones.
Sin ofender, no sabemos (y no nos interesa) por qué partido votaron los magistrados de Caltanissetta, pero no queremos que esta decisión se haga por razones políticas.
Esas mismas razones que en 2023 llevaron a la sexta sección penal de la Corte de Casación a absolver a Mario Mori, Giuseppe De Donno y Antonio Subranni, así como a Marcello Dell'Utri, sosteniendo que eran inocentes "por no haber cometido el delito de amenaza al cuerpo político del Estado".
Los jefes mafiosos, Leoluca Bagarella y Antonino Cinà, se "salvaron" por la prescripción, ya que habían transcurrido más de 22 años desde que se cometió la tentativa del delito, reformulada como "tentativa de amenaza al cuerpo político del Estado".
Fue a partir de ese momento que comenzó esta "cabalgata revisionista de la historia" que en el mejor de los casos olvida y en el peor no considera y omite los hechos.
Este nuevo viento lo soplan, además de la política, los hijos de Paolo Borsellino, que demuestran haber olvidado el "testamento de verdad" dejado por su madre, Agnese Piraino Leto.
Ella les indicó textualmente a los magistrados los motivos que llevaron a la muerte de su marido.
"Después de la masacre de Capaci, mi marido dijo que desde hacía mucho tiempo había un diálogo entre la mafia y partes desviadas del Estado". Y luego: "Mi marido me dijo textualmente que hubo una conversación entre la mafia y partes infieles del estado. Me lo dijo a mediados de junio de 1992. En ese mismo período me dijo que había visto a la 'mafia en vivo', hablándome también en ese caso de la cercanía entre la mafia y partes del aparato estatal italiano. Me dijo que el general Subranni era 'punciuto' -(rito de afiliación a Cosa Nostra, ndr)- Recuerdo que cuando me lo dijo estaba estupefacto, pero agrego que me lo dijo con un tono absolutamente certero. No me dijo quién se lo dijo. Me dijo, sin embargo, que cuando se lo dijeron se había puesto tan enfermo que había vomitado. Para él, de hecho, los Carabineros eran intocables".
Palabras duras como piedras que están ante los ojos de todos. Sin embargo, estas palabras son disminuidas o negadas.
Pensamos y creemos que la Fiscalía de Caltanissetta (esperamos que de buena fe), en un intento de dar respuestas, está apoyando la opinión de los hijos de Borsellino y del Gobierno sin realmente darse cuenta de que se están alejando de la verdad.
El asunto de las adquisiciones mafiosas inevitablemente desvía la atención y reduce las razones de las masacres exclusivamente a los intereses económicos de los mafiosos, empresarios y políticos de la primera república.
Ordena las cartas, alejando la mirada de los autores intelectuales externos que fueron los verdaderos beneficiarios políticos de las masacres de 1992 y 1993, que sentaron las bases del actual poder político.
Y ese es el punto. Una representación del gobierno tiene como partido mayoritario a Forza Italia, que tuvo entre sus fundadores al senador Marcello Dell'Utri (condenado por concurso externo en asociación mafiosa) y al fallecido Silvio Berlusconi, que le pagaba a la mafia.
Por otro lado, están los fascistas, que quieren evitar que se investigue la subversión de derecha que jugó un papel en las masacres desde el principio.
Por este motivo no estamos satisfechos y le recordamos a la Fiscalía de Caltanissetta que vuelva a investigar y explorar todas aquellas pistas probatorias indicadas en este dossier nuestro de tres partes.
Ciertamente estamos convencidos de las graves responsabilidades de figuras como el fiscal Pietro Giammanco o Giovanni Tinebra, siendo este último el principal protagonista de un desvío que se llevó a cabo un minuto después de la masacre, con la desaparición de la agenda roja, continuada con la implicación no prevista por la ley del SISDE en las investigaciones en apoyo a la Escuadra Móvil que dirigía Arnaldo La Barberá.
En años anteriores nos mantuvimos firmes en la búsqueda de la verdad sobre la agenda roja y los autores externos. Mientras que, en general, se intentaba derribar el proceso de Palermo sobre la Tratativa Estado-mafia, calificándolo de "falso" o "no concluyente".
Pero si así fuera, ¿por qué la mafia, a través de sus máximos dirigentes de la época (Totò Riina en prisión y Matteo Messina Denaro prófugo) habría tenido interés en condenar al magistrado Nino Di Matteo, símbolo de aquel proceso, a muerte?
Lo hemos dicho en este dossier, una vez más. Hubo una convergencia de intereses que iba más allá de las mafias.
Así que no tiene sentido andarse con rodeos.
Las preguntas no solicitadas a la Fiscalía de Caltanissetta no son un ejercicio de estilo, sino una petición de verdad que viene del pueblo, para que la magistratura, realmente, pueda llegar a la verdad.
(Fin)
*Foto de Portada: Diseño gráfico de Paolo Bassani
*Foto 2: Via d'Amelio, 19 de julio de 1992. Giovanni Arcangioli se aleja con el maletín de Paolo Borsellino en la mano.
*Foto 3: Agnese Piraino Leto © Imagoeconomica