Viernes 14 Febrero 2025

Masacres, investigaciones y cosas desechables

Pasan los días y se acerca una nueva conmemoración de la masacre de via d'Amelio.

La noticia de las últimas semanas es la nueva investigación de la Fiscalía de Caltanissetta contra el juez Gioacchino Natoli, miembro del grupo antimafia de Palermo, hoy retirado, y el general del ejército Stefano Screpanti, sustancialmente acusados de haber intentado encubrir una línea de la llamada investigación sobre las licitaciones de la mafia, referida a algunos mafiosos sospechosos de tener relaciones con los líderes del grupo Gardini.

Una acción que se habría llevado a cabo, según la fiscalía, por "instigación" del entonces fiscal de Palermo Pietro Giammanco, fallecido hace algún tiempo.

Todas las investigaciones sobre el caso están en marcha. Se reprodujeron nuevamente las cintas de escuchas telefónicas que, contrariamente a lo que afirmó el abogado Fabio Trizzino, nunca habían sido destruidas.

Natoli, también acusado de calumnias, ya fue interrogado, hizo uso del derecho a no responder y se reservó el derecho a ser llamado nuevamente.

Su amistad con Giovanni Falcone y Paolo Borsellino es bien conocida y estamos seguros de que aportará las debidas aclaraciones y será absuelto.

Mientras tanto se supo que el escrito con la orden de destruir también los borradores de las escuchas realizadas durante las investigaciones no coincide con la letra del magistrado ni de Damiano Galati, entonces director de la oficina de intercepciones telefónicas.

Elementos que hacen creer que alguien intervino con la intención de eliminar esas pruebas, quizás por orden de Pietro Giammanco, a quien la Fiscalía de Caltanissetta señala como "instigador" de un "plan criminal" destinado a encubrir la investigación.

Comprender lo que pasó puede ser legítimo, pero lo hemos dicho claramente varias veces: creemos que esta profundización única de los hechos de la investigación sobre las licitaciones y adjudicaciones de la mafia, que se desarrolla en paralelo con el trabajo de la Comisión Parlamentaria Antimafia, no es nada más que un señuelo para distraer la atención de las investigaciones sobre autores intelectuales y socios externos que podrían aclarar en forma definitiva por qué Falcone primero y luego Borsellino fueron asesinados en aquel terrible verano de 1992 junto con Francesca Morvillo y los hombres y mujeres de sus custodias (Rocco Dicillo, Antonio Montinaro, Vito Schifani Agostino Catalano, Eddie Walter Cosina, Vincenzo Li Muli, Emanuela Loi, Claudio Traina).via2

Como periodistas que desde hace años nos ocupamos de estos temas, tenemos algunas preguntas que surgen espontáneamente y en cierto sentido le pedimos respuestas a la propia Fiscalía de Caltanissetta.

Treinta y dos fueron los puntos indicados por la jueza de instrucción de Caltanissetta, Graziella Luparello, para futuras investigaciones sobre los autores externos. ¿A qué punto se ha llegado?

El juez de instrucción, desestimando la solicitud de archivo de la causa, solicitó una nueva investigación, que debía concluir en un plazo de seis meses, incluida la obtención de documentos y los interrogatorios, "procediendo, si fuera necesario, a nuevas inscripciones en el registro de sospechosos".

Y, entre otras cosas, se les pidió que recabaran información sobre el homicidio de Nino Gioè y sobre el papel desempeñado por Paolo Bellini; que se investigara la llamada "pista negra", basada en posibles colusiones entre la mafia y la derecha subversiva; y también se pedía que se profundizara la investigación en las declaraciones del colaborador de justicia Giovanni Brusca respecto a los instigadores externos (que fuera archivada en Caltanissetta) y las palabras del jefe de Brancaccio, Giuseppe Graviano, en el juicio 'Ndrangheta Stragista sobre los supuestos intereses económicos con el ex primer ministro, Silvio Berlusconi.

Elementos claros y precisos.

En el pasado nos hemos concentrado casi exclusivamente en la investigación sobre la creación del falso arrepentido Scarantino, cuando esto es sólo un "segmento" del desvío de las investigaciones en el caso de la masacre de Via d'Amelio.

Hoy, de la misma manera, la sensación es que nos centramos sólo en otro aspecto, el que atañe a la línea de investigación de los negocios de la mafia, olvidando otras líneas muy importantes.

Un foco que, por lo que hemos podido constatar, también se está utilizando a nivel político en las investigaciones de la Comisión Parlamentaria Antimafia.

Aceleración vía d'Amelio

Uno de los puntos clave es entender por qué Cosa Nostra decidió matar, en el lapso de 57 días, a los dos magistrados que en aquel momento encarnaban, más que nadie, la lucha contra la mafia.

En todos los procesos de las masacres y en las investigaciones más recientes, un punto central es sin duda el de la aceleración del asesinato de Borsellino que, ciertamente aparece después de la masacre de Capaci. Una anomalía de la que han hablado varios colaboradores de justicia.via3

Sobre todo vale la pena recordar a Totò Cancemi, al cual nosotros mismos tuvimos la oportunidad de entrevistar.

A los jueces, pero también a nosotros, les había informado repetidamente de una reunión particular en la que Riina dijo: "La responsabilidad es mía. Cuando nos fuimos con Ganci -continuó Cancemi- Ganci me dijo: Este... quiere arruinarnos a todos, entonces la cosa... la referencia era al Doctor Borsellino. (...) Entendí que Riina tenía apuro, como decirles, quería algo... algo rápido, él había... intuido esto, que Riina tenía que... tenía que hacer esto tan pronto como fuera posible, como si tuviera algún compromiso asumido, algo de lo que tuviera que responder ante alguien. (…) Tenía que completar esto inmediatamente, tenía que darle esta… esta respuesta a alguien, por algún acuerdo que había hecho".

La búsqueda de la verdad sobre lo ocurrido pasa inevitablemente por dar respuestas sobre este punto y darle un rostro a ese "alguien".

Además, no es casualidad que el propio jefe de jefes, en las escuchas telefónicas en la cárcel Ópera con Lorusso, haya hablado de alguien que dijo que se llevara a cabo la masacre "inmediatamente".

Cancemi, fallecido en el 2011, era custodio de varios secretos.

Capaz de cualquier cosa

Si todavía estuviera vivo, seguramente podría explicar lo que quiso decirle a Riina cuando, interceptado el 6 de agosto del 2013, refiriéndose a la masacre de Capaci, le dijo a Lorusso que había un secreto sobre esa masacre que pondría fin a todo ("Totó Cancemi dice: ¿qué debemos inventar de la muerte de Falcone? ¿Qué nos tienes que inventar? le dije yo. Si lo saben, la cosa ha terminado").

Nos preguntamos por qué un jefe de la mafia, posteriormente arrepentido, como Cancemi tenía la urgencia de inventar algo sobre Capaci. ¿Qué no se debía decir? ¿Existía tal vez la sombra inquietante de motivos y autores intelectuales ocultos?

Las huellas de manos externas detrás del atentado son múltiples.

Un informe del FBI revela que en la escena del crimen había restos de Semtex, un explosivo de guerra producido en esa época en la República Checa. Aparece entonces la hipótesis de una "doble actividad", en apoyo de Cosa Nostra, pero con origen no mafioso.

Tenemos testimonios de la presencia de una "furgoneta blanca", quizás un Fiat Ducato, rodeada por seis personas (los llamados operarios) en el lugar sin que nadie haya ordenado realizar trabajos en los alrededores.

Y luego está el trozo de papel, encontrado en el lugar de la masacre, con el número de teléfono que hace referencia a un agente de los servicios de seguridad.via4

También sabemos que quien debía presionar el mando a distancia que activó la bomba no era el ex jefe de San Giuseppe Jato, Giovanni Brusca, sino Pietro Rampulla, un mafioso de la provincia de Messina, un ex fascista cercano a Nuevo Orden y un experto en explosivos, que no se presentó debido a un "compromiso" repentino.

Y luego está el misterio de las llamadas telefónicas realizadas ese día desde uno de los teléfonos móviles clonados y que estaba en posesión de Cosa Nostra, utilizado por Nino Gioè, fallecido en Rebibbia en 1993, en circunstancias nada claras. Todos estaban dirigidos a un usuario de Minnesota, en los Estados Unidos de América.

Otras pistas provienen de huellas de ADN femeninas encontradas en guantes recuperados en el lugar del cráter.

¿Había también una mujer en el comando que actuó en Capaci?

Hace unos años, el criminólogo Federico Carbone, en una entrevista al diario Il Giornale, afirmó haber conocido por una fuente (un general del ejército estadounidense destinado en Camp Darby, una mujer cercana a la CIA), diversos elementos sobre la actividad de una estructura vinculada al servicio secreto estadounidense. Le habló confidencialmente de la muerte de Marco Mandolini, el paracaidista de la Folgore encontrado muerto el 13 de junio de 1995 cerca de Livorno, y de la masacre de Capaci, sugiriendo su implicación.

¿Significa esto que las masacres se llevaron a cabo bajo presión internacional? La sospecha es al menos legítima.

¿Se profundizaron estos aspectos en la investigación abierta y luego cerrada contra el expolicía Giovanni Peluso, acusado de haber sido "copartícipe material y ejecutor de la masacre de Capaci"?

Detrás de las masacres que han ensangrentado a nuestro país, a menudo se han desarrollado convergencias de intereses.

El colaborador de Justicia, Nino Giuffré, habló de que se había "testeado el pulso" para llevar a cabo las masacres, "una encuesta entre los círculos empresariales y políticos cercanos a Cosa Nostra para evaluar si compartían o no los objetivos". ¿Se realizaron investigaciones para entender a qué se refería?

Para entender qué tipo de poder era el que quería muertos a Falcone y Borsellino, es ciertamente útil mirar los hechos del pasado. Y a las huellas que dejaron los propios jueces. En 1989, tras el fallido atentado de Addaura, el propio Falcone declaró en una entrevista al periodista Saverio Lodato: "Nos encontramos ante mentes muy refinadas que intentan dirigir determinadas acciones de la mafia. Quizás haya puntos de conexión entre los líderes de Cosa Nostra y centros de poder ocultos que tienen otros intereses. Tengo la impresión de que este es el escenario más fiable si realmente se quieren entender las razones que empujaron a alguien a asesinarme".

¿Alguien ha investigado a esas "mentes muy refinadas"?

Al declarar en el proceso por la muerte del policía Nino Agostino y de su esposa Ida Castelluccio, Lodato hizo algunas revelaciones muy importantes sobre el punto: "Falcone consideraba que el director de esas 'mentes refinadísimas' era Bruno Contrada", ex alto funcionario del SISDE y exdirector de la Escuadra Móvil de Palermo.

Las sombras sobre los servicios

Sobre la figura de Contrada, contra quien se dictó sentencia firme en el 2007 por concurso externo en asociación mafiosa, luego declarada en el 2017 "inejecutable e improductiva de efectos delictivos", no han faltado en los últimos años profundizaciones, pero aún hoy persisten varias preguntas sobre el papel de los servicios de seguridad en el momento de las masacres.

Una sombra inquietante que se alarga inmediatamente después de la masacre de via d'Amelio con la anómala petición del fiscal jefe de Caltanissetta, Tinebra, a Bruno Contrada para que el SISDE investigue el atentado.

Una actividad que en las motivaciones de la sentencia del Borsellino quater es definida por los jueces del Tribunal Penal como "decididamente irregular" al no estar permitida por la legislación vigente en ese momento, que también se analiza en otros procedimientos más recientes.

Contrada siempre ha negado su participación directa. Sin embargo, en su agenda, recogida en los documentos del proceso, figura "entrevista sobre las investigaciones, las masacres de Falcone y Borsellino".

Y luego están las notas de la central dell SISDE de Palermo del 13 de agosto y 10 de octubre de 1992. En particular en la segunda, enviada de manera confidencial a la Escuadra Móvil, se relatan las relaciones de parentesco y afinidad de algunos miembros de la familia Scarantino con exponentes de las familias mafiosas de Palermo, los antecedentes penales y judiciales encontrados contra Vincenzo Scarantino y sus familiares más cercanos. Como si se quisiera resaltar la cercanía a determinados ambientes.

Lo inquietante es que estas acciones se llevaron a cabo cuando la investigación a Contrada ya había comenzado en Palermo, después de que Gaspare Mutolo mencionara su nombre a los magistrados, hasta el punto de que fue detenido en diciembre de 1992.

Aún en el contexto de la masacre de Via d'Amelio y de la presencia de sujetos ajenos a Cosa Nostra, recordamos las declaraciones del arrepentido Gaspare Spatuzza que habló del hombre desconocido presente en el momento de la colocación del explosivo.

Totò Cancemi, al que también entrevistamos, nos dijo que los hermanos Graviano ciertamente jugaron un papel en la masacre, pero se refirió en particular a Salvatore Biondino, ex conductor de Riina y jefe del distrito de San Lorenzo, añadiendo que estaba en directo contacto con los Servicios Secretos. Cancemi dejó claro que Biondino, en ese momento, tenía las espaldas cubiertas por los servicios secretos del Estado italiano para la ejecución del crimen.via5

Y luego están las escuchas telefónicas realizadas al colaborador Mario Santo Di Matteo y su esposa en las que hablan de "policías infiltrados" en la masacre.

Esa Policía que está muy involucrada en el desvío de via d'Amelio, como lo demuestra ahora una sentencia definitiva como la del Borsellino quater, y que tiene en Arnaldo La Barbera (fallecido y que se descubrió que también estaba en la nómina del SISDE) a su máximo referente. El mismo La Barbera que de alguna manera entra en la historia de la desaparición de la Agenda Roja de Borsellino.

La Barbera y la Agenda Roja

Sabemos perfectamente que la fiscalía de Caltanissetta inició una investigación sobre el ex comisario de policía de Palermo, tras el testimonio de una persona cercana a la familia del "superpolicía", que había declarado a los fiscales de Caltanissetta que los familiares de La Barbera podían estar en posesión de la agenda de Borsellino (hasta el punto de que la esposa y la hija de Arnaldo La Barbera están bajo investigación por recibir bienes robados, con más la agravante de ser cómplice de la mafia).

Lo cierto es que el maletín fue encontrado por la Escuadra Móvil en el sofá del despacho de La Barbera. Pero el informe de servicio sobre los movimientos del caso no se elaboró hasta el 21 de diciembre de 1992, cinco meses después, a petición explícita de La Barbera. "No sé por qué no lo hice... No lo hice en ese momento, lo hice más tarde y se lo entregué personalmente al doctor La Barbera", declaró el superintendente de la Policía Estatal Francesco Paolo Maggi al fiscal Domenico Gozzo en el proceso Borsellino quater.

Respecto al ex director de la Escuadra Móvil, los jueces subrayan que en aquel momento "tuvo un comportamiento realmente indescriptible: primero le dijo a la viuda de Borsellino que el maletín de su marido había sido destruido e incinerado en la explosión, para luego devolvérselo varios meses después, negando de mal modo la "existencia de agendas rojas".

La Agenda Roja es un punto clave. Porque no hay duda de que representa la "caja negra" del secreto que se esconde detrás de las masacres.

Paolo Borsellino la custodiaba casi obsesivamente. Allí anotaba sus pensamientos y consideraciones sobre las investigaciones.

Es célebre su último discurso en Casa Professa, en el que, de hecho, le pidió a los fiscales de ese entonces de Caltanissetta, declarar como "testigo" ("habiendo recogido más o menos que otros, como amigo de Giovanni Falcone, muchas de sus confidencias, antes de hablar en público y de dar mi opinión acerca de las convicciones que me he formado al recoger estas confidencias, a estos elementos que llevo dentro de mí, debo primero reunirlos y comunicarlos a la autoridad judicial, que es la única capaz de evaluar cuán útiles pueden ser estas cosas que sé para la reconstrucción del acontecimiento que puso fin a la vida de Giovanni Falcone").via6

La lógica dicta que la desaparición de la agenda roja está estrechamente relacionada con los movimientos que se produjeron con el maletín del juez Borsellino el 19 de julio de 1992 y es un hecho que no fueron los hombres de Cosa Nostra quienes la robaron.

Un punto de partida es sin duda la foto en la que aparece el capitán de Carabineros (hoy coronel) Giovanni Arcangioli, que en el pasado fue investigado por el robo de la agenda roja y luego absuelto por "no haber cometido el delito".

Fue filmado e inmortalizado mientras se alejaba del lugar de la masacre en los momentos posteriores a la explosión del coche bomba en via d'Amelio. En dirección a via dell'Autonomia Siciliana.

Esa foto que lo muestra con el maletín de Borsellino fue tomada entre las 17.20 y las 17.30 horas de aquel trágico 19 de julio. Fue descubierta en el 2005 cuando nuestro subdirector, Lorenzo Baldo, informó a la DIA (Dirección de Investigaciones Antimafia) de la existencia de la foto.

Los jueces de la Corte Penal de Caltanissetta en el proceso Borsellino quater dedicaron un capítulo entero a la desaparición de la agenda roja, destacando las "múltiples contradicciones entre las declaraciones de los distintos textos examinados". Entre ellos también el del entonces capitán Giovanni Arcangioli del Núcleo Operativo Provincial de los Carabineros de Palermo.

Y al mismo tiempo la Corte había considerado su "deber" ordenar el envío de las actas de todas las audiencias al Ministerio Público ya que "pueden contener elementos relevantes para la difícil pero fundamental labor de búsqueda de la verdad".

¿Se han llevado a cabo nuevas investigaciones a este respecto, teniendo en cuenta también que Arcangioli renunció a la prescripción?

Pero hay otras preguntas que surgen de los testimonios recogidos más recientemente.

A finales de 2023, la prensa informó que un agente de policía, que había declarado hacía unos años ante los magistrados de Caltanissetta, dijo haber recibido el maletín de Borsellino del capitán de Carabineros Arcangioli y luego haberlo llevado a la comisaría (una entrega de la que nadie ha hablado desde hace más de treinta años).

En el juicio de apelación de via d'Amelio contra los policías Mario Bo, Fabrizio Mattei y Michele Ribaudo (por cargos de la calumnia agravada de haber favorecido a la mafia, declarada prescripta por la Corte de Apelación de Caltanissetta), el fiscal Maurizio Bonaccorso había hablado de nueve informes presentados por cinco policías, dos de los cuales confirmaron haber visto el maletín de Borsellino en el despacho de La Barbera.via7

Se trata del ex comisario de policía Andrea Grassi, que acabó siendo juzgado en el sistema Montante, pero absuelto en la apelación, Gabriella Tomasello, Armando Infantino, Giuseppe Lo Presti y Nicolò Giuseppe Manzella.

Según se supo, el 19 de julio de 1992 fue Lo Presti quien detuvo al capitán Arcangioli. Luego de decirle que la investigación era responsabilidad de la policía, le entregó el maletín y luego se lo pasó a su colega Armando Infantino (quien confirmó el hecho).

Infantino luego entregaría el maletín al inspector Francesco Paolo Maggi, quien luego la llevó a la habitación del jefe de la Escuadra Móvil, Arnaldo La Barbera.

Los otros dos funcionarios, Grassi y Tomasello, habrían afirmado haber visto el maletín de Borsellino en la oficina de La Barbera.

Pero es en el cruce de los diversos testimonios donde se genera el caos.

El 12 de marzo del 2019, Infantino relató lo siguiente: "Mientras estaba en via D'Amelio, uno de mis superiores, de quien no podría dar indicaciones, me di un maletín de cuero que presentaba algunas quemaduras, diciéndome que la metiera dentro del auto, estacionado al principio de via D'Amelio. Recuerdo que el colega Maggi estaba junto al coche".

Cuando le mostraron una foto de Arcangioli, no lo reconoció y se limitó a explicar que "lo había visto en la televisión".

Posteriormente se produjo un ir y venir de testimonios, como ya hemos dicho, algunos contradictorios entre sí, que, treinta años después de los hechos, ciertamente no nos tranquilizan.

¿Cómo se está actuando?

¿Quizás la Fiscalía de Caltanissetta, además del juez Natoli y el general Stefano Screpanti, ha inscripto a nuevos personajes en el registro de sospechosos en el marco de la investigación sobre la masacre de Via d'Amelio?

Los hechos que han trascendido hasta ahora en los juicios pesan como piedras.

El informe de servicio redactado por el inspector Francesco Paolo Maggi dice: "Los bomberos, que intervinieron rápidamente, procedieron a apagar los vehículos. Mientras el Dr. Fassari se ocupaba de dirigir las operaciones de rescate, quien escribe se acercó al coche del magistrado donde se encontraba un bombero apagando dicho automóvil y del asiento trasero del vehículo en cuestión tomó un maletín de cuero marrón, parcialmente quemado, quien después de echarle agua para apagarla, me la entregó a mí, que inmediatamente informé al Dr. Fassari de la presencia del mencionado maletín, quien informó haberlo transportado a la oficina del director de la Escuadra Móvil. Por otra parte, ni el autor ni el funcionario se cercioraron de lo que contenía dicha bolsa que, como se ha dicho anteriormente, se presentaba parcialmente quemada por un lado y cerrada".

No hay ninguna referencia a un oficial de policía de quien supuestamente obtuvo el maletín. Además, hay que destacar que el maletín, según el informe, presentaba quemaduras.

Pero en las imágenes que muestran a Arcangioli el bolso aparecía intacto.

Entonces ¿qué está pasando? ¿Por qué existe hoy esta sobreabundancia de información, incluso contradictoria entre sí?

¿Nos enfrentamos a nuevas pistas falsas? Y si es así ¿por qué?

Estas son sólo algunas de las preguntas que nos hacemos.via8

Efectos especiales y cortinas de humo

Más de treinta años después de las masacres, el riesgo de alejarse de la verdad es cada vez mayor y continuamente se levantan nuevas cortinas de humo sobre la masacre de via d'Amelio.

Se pone en marcha un juego descendente, como ocurre con la operación de las declaraciones del asesino Maurizio Avola, que en su declaración intenta llenar los "misterios" detrás de las masacres y reducir el campo sólo a Cosa Nostra.

Pero sucede lo mismo en el frente político-institucional.

Desde hace algún tiempo, la Comisión Parlamentaria Antimafia dedica una serie de audiencias a explorar una única pista procesal en la masacre de via d'Amelio, a saber, el interés de Paolo Borsellino en la investigación sobre la licitaciones públicas de la mafia.

Una operación de "división y atomización" que, como denunciaron en Siena el fiscal antimafia adjunto Nino Di Matteo y el periodista Saverio Lodato (autores del libro "El pacto sucio y el silencio") es utilizada para "alejarse del verdad".

Este camino fue impulsado con fuerza por los agentes del ROS Mario Mori, Giuseppe De Donno y Antonio Subranni, acusados y luego absueltos por la Casación "por no haber cometido el delito" en el proceso sobre la Tratativa Estado-mafia.

Una línea que, amargamente, siguen los hijos de Borsellino, a través del abogado Fabio Trizzino (yerno del juez).

Lo repetimos una vez más: la investigación sobre las adquisiciones mafiosas, aunque interesante, ciertamente no es decisiva para explicar lo ocurrido en 1992.

El hilo que une a Calcestruzzi Spa, al grupo Ferruzzi-Gardini y a la mafia puede dar una explicación, tal vez, junto con lo que estaba surgiendo en la investigación Mani-Pulite, de por qué Raúl Gardini, hace treinta años, decidió quitarse la vida. Se sabe que Antonio Di Pietro debería haberlo interrogado sobre los sobornos a políticos para favorecer a Enimont, la empresa conjunta entre Montedison y Eni, pero eso no basta para marcar un punto de no retorno.

La idea general poner bajo acusación a los magistrados de la Fiscalía de Palermo que cerraron algunas líneas de investigación.

La última investigación de la Fiscalía de Caltanissetta, justificada por la presencia de noticias sobre delitos que requieren una mayor investigación, ha reavivado los ánimos de los agitadores y denigradores de aquellos magistrados que participaron en las investigaciones sobre la Tratativa Estado-mafia y los sistemas criminales.

En la narración, repetida gracias a la exageración mediática, los hechos se mezclan y algunos puntos clave se mantienen (¿deliberadamente?) en silencio.via9

La investigación cerrada por Natoli en junio de 1992 se refería a las infiltraciones mafiosas en las canteras de mármol toscanas y (excluyendo la noticia de que el juez Natoli recibió un informe final de investigación privado de algunas referencias a noticias criminales) si excluimos los nombres de Buscemi y Bonura no hay conexiones directas con el famoso expediente de los Carabineros del ROS, entregado a la fiscalía de Palermo el 16 de febrero de 1991.

Ese enorme expediente, compuesto principalmente por intercepciones telefónicas, siempre estuvo en el centro del veneno y la polémica entre la Fiscalía de Palermo y los miembros del Arma.

Se hace creer erróneamente que las investigaciones sobre adquisiciones mafiosas se cerraron definitivamente el 13 de julio de 1992 cuando se demostró que esto no era cierto.

El ex fiscal de Palermo, Roberto Scarpinato, ha subrayado en repetidas ocasiones que, tras la detención de siete sospechosos, entre ellos Angelo Siino, el 13 de julio de 1992 sólo se había solicitado el archivo de la situación de algunos sospechosos porque en esa fecha aún no se habían reunido pruebas suficientes contra ellos.

Pero no se pidió el archivo de la parte más importante de la investigación, que continuó y que se refería a la gestión de los contratos de SIRAP por valor de un billón de liras antiguas, y que implicaba al nivel político y administrativo.

Siempre se calla que la primera informativa, presentada por el ROS a la Fiscalía de Palermo el 20 de febrero de 1991, a diferencia de la segunda presentada el 5 de septiembre de 1992, no contenía los nombres de políticos importantes como Calogero Mannino, Salvo Lima y Rosario Nicolosi.

La reunión del 25 de junio

Una fecha considerada clave es la reunión que Borsellino mantuvo con De Donno y Mori en el cuartel Carini el 25 de junio de 1992 basándose exclusivamente en las palabras de los responsables del ROS, que dijeron que se discutía la investigación sobre las adquisiciones mafiosas.

Sin embargo, el contenido de esta reunión, ahora considerada decisiva para explicar la aceleración de la masacre de Via d'Amelio, fue mantenido en secreto durante años por los propios carabineros.

¿Acaso no es correcto pensar que esa reunión era para tratar otros temas?via10

El teniente Carmelo Canale, ex mano derecha del juez Borsellino, informó que el magistrado había querido que esa reunión para discutir otros temas.

Cuando fue llamado a declarar en el juicio Borsellino quater, dijo que en las últimas semanas de su vida el juez Borsellino intentaba arrojar luz sobre el hombre anónimo, conocido como 'Cuervo 2', que hacía referencia a una especie de tratativa que el exministro Calogero Mannino habría comenzado con el jefe Totò Riina.

Canale también afirmó que Borsellino pidió reunirse con Giuseppe De Donno, oficial de los Carabineros del ROS, el 25 de junio de 1992, porque un colega le había dicho que él era el autor de la carta anónima que hablaba de encuentros (nunca confirmados) entre Mannino y Riina ocurridos en la sacristía de una iglesia.

La Fiscalía de Palermo se sitúa en el centro de las acusaciones de los distintos Mori, De Donno, Trizzino y compañía (utilizando la expresión "nido de víboras" dicha por el propio Borsellino a los magistrados Russo y Camassa).

Es cierto que el fiscal jefe Pietro Giammanco es uno de los principales responsables del ostracismo y aislamiento sufridos por Giovanni Falcone (primero) y Paolo Borsellino (después) a lo largo de los años.

Y es justo recordar que este modus operandi fue fuertemente cuestionado en una carta firmada por ocho miembros de la DDA (Dirección Distrital Antimafia) de Palermo (Ignazio De Francisci, Giovanni Ilarda, Antonio Ingroia, Alfredo Morvillo, Antonio Napoli, Teresa Principato, Roberto Scarpinato y Vittorio Teresi) en la que esencialmente se decía que el Fiscal General Giammanco no podía permanecer en el Ministerio Público. Y los propios firmantes se expusieron ante el CSM (Consejo Superior de la Magistratura) hasta el punto de amenazar con su dimisión.

La Tratativa Estado-mafia

Aun sin las desorientaciones y reticencias que han tenido lugar a lo largo de los años, la masacre de via d'Amelio es algo enormemente más complejo que la cuestión de Scarantino o las adquisiciones de la mafia.via11

¿Por qué fue asesinado Paolo Borsellino? ¿Por qué se aceleró su muerte? Estas preguntas se repiten como un mantra que debe responderse sin prejuicios.

Pero no encontramos otro término para definir la desconfianza investigativa que ciertos temas han encontrado hasta el punto de resultar incómodos.

Desde que se publicaron los fundamentos de la sentencia de Casación sobre el proceso de la Tratativa Estado-Mafia, comenzó una campaña para deslegitimar y derribar el trabajo de todos aquellos magistrados que tuvieron la audacia de elevar el nivel de las investigaciones, en busca de instigadores externos de las masacres de 1992-1993 para comprender cuál era el plan detrás de ese terrible bienio de bombas y sangre. Un plan que no fue obra únicamente de la mafia.

En la sentencia del Borsellino quater, levantada como la anti-tratativa, leemos que el juez Borsellino "representaba un obstáculo muy pesado para la realización de los planes criminales no sólo de la asociación mafiosa, sino también de múltiples sectores del mundo social, de la economía y de la política comprometidos con Cosa Nostra".

Los jueces, que retomaron las palabras de los fiscales en la conclusión final, afirmaron: "Parece indiscutible que la masacre de via d'Amelio, incluida en la estrategia global de masacres a la que tanto se ha aludido, además de satisfacer una necesidad visceral con instinto vengativo, pretendía 'sembrar el terror' con el fin de 'despertar el pánico en la población', para crear una situación de alarma generalizada que rompiera la resistencia de las instituciones, obligando así a los órganos del Estado a sentarse como 'vencidos' en la mesa de 'negociación' para aceptar las condiciones que Riina y sus asociados pretendían imponer".

Esa fue la tratativa, exactamente. O quizás deberíamos decir las tratativas que se llevaron a cabo en aquel verano de 1992 y que presumiblemente se transformaron en un "acuerdo" con el cese repentino de la temporada de bombas.

El juego a la baja en la búsqueda de la verdad se mueve en el frente de las licitaciones mafiosas (indicando los nombres de Salvatore Buscemi, Nino Buscemi y Giuseppe Lipari) abusando de las declaraciones de importantes colaboradores de justicia como Angelo Siino o Giovanni Brusca, olvidando sin embargo que el propio Brusca fue quien habló del 'papello' y de los sujetos "que se habían bajado" entre las masacres de Capaci y via d'Amelio.

Ni siquiera eran los nombres mencionados por otro miembro de la cúpula, Totò Cancemi (fallecido). Este último afirmó en varios procesos que Riina "fue llevado de la mano para realizar las masacres" y que los nombres que le dio eran los de Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri.

Precisamente esos Berlusconi y Dell'Utri de los que Borsellino hablará apenas dos días antes de la masacre de Capaci, en la entrevista concedida a los periodistas Fabrizio Calvi y Jean-Pierre Moscardo del Canal Plus (fallecido en 2010), nunca difundida en ese canal pero luego revelada por L'Espresso en 1994 y retransmitida parcialmente por la RAI en el 2000.

Como ya se mencionó en otras ocasiones, en aquella video entrevista los dos periodistas franceses estaban llevando a cabo una investigación sobre las relaciones entre Cosa Nostra y la política italiana, vínculos presumidos en su momento y luego probados (con una condena por concurso externo en asociación mafiosa) entre la mafia de Palermo y Marcello Dell'Utri, fundador de Publitalia y posteriormente del partido Forza Italia, y mano derecha de Silvio Berlusconi.

Paolo Borsellino respondió escrupulosa y equilibradamente a las preguntas que le dirigieron sobre el narcotráfico, Mangano, la familia mafiosa Porta Nuova, destacando siempre que no se trataba directamente de esos expedientes sino que algunos elementos surgían de otras discusiones.via12

La nota de Falcone sobre B

Hace algún tiempo se encontró una nota, escrita por el propio Falcone, que dice: "Cinà se lleva bien con Berlusconi. Berlusconi les da 20 millones a los Grado y también a Vittorio Mangano".

Maurizio Ortolan, inspector de policía retirado, agente de custodia del arrepentido Mannoia, testigo ocular de los interrogatorios que Giovanni Falcone mantuvo con el colaborador de justicia, afirmó que esas palabras fueron dichas ya en 1989.

Y está claro que esos nombres contenidos en la nota no tienen poca importancia. Grado es uno de los jefes de Palermo que frecuentaba Milán en los años setenta. Gaetano Cinà es el jefe mafioso y amigo íntimo de Dell'Utri, considerado el "intermediario de alto nivel entre la organización mafiosa y los círculos empresariales del Norte". Vittorio Mangano es el mafioso contratado por Berlusconi como mozo de cuadra en su villa de Arcore.

¿Podemos pensar que Paolo Borsellino era consciente de las mismas cosas que sabía Giovanni Falcone?

¿La Fiscalía de Caltanissetta ha adquirido alguna vez la nota y estos testimonios?

¿Es posible suponer que Borsellino habría al menos puesto bajo observación, si no investigado, a aquellos mismos sujetos que en los años siguientes se convirtieron en protagonistas absolutos de la política y de la historia del país con la entrada en el campo de Forza Italia?

Cuando Borsellino habló de tratativa y de que Subranni era punciuto

Otro aspecto que conviene explorar se refiere a las actas de la esposa de Borsellino, Agnese Piraino Leto, que habló con su marido sobre la tratativa y sobre el general "punciuto" (que hizo el rito de ingreso a la mafia) Antonio Subranni. En qué términos es fácil decirlo.

Paolo Borsellino había intuido muchas cosas. Y lo anotó todo en su Agenda Roja.

Es legítimo creer que también escribió sobre el diálogo entre los Carabineros y Vito Ciancimino. Quien se lo dijo, en un encuentro en el aeropuerto de Fiumicino el día 28 de junio, fue Liliana Ferraro (magistrada que había trabajado junto a Giovanni Falcone en el Ministerio de Justicia), como ella misma relató veinte años después de los hechos, al declarar en el juicio de la Tratativa. "Ahora me encargo yo", fueron las únicas palabras del juez que, según la exdirectora de la Oficina de Asuntos Penales, "no parecía informado al respecto".via13

Últimamente era consciente de que tenía poco tiempo. El 18 de julio de 1992, un día antes de morir, le dijo a su esposa "que no sería la mafia la que lo mataría, a la que no temía, sino que serían sus colegas y otras personas quienes permitirían que esto sucediera. En ese momento estaba al mismo tiempo descorazonado, pero seguro de lo que me decía".

La propia Agnese Borsellino, decíamos, es un testigo clave para comprender a qué se enfrentaba Paolo Borsellino en sus últimos 57 días.

En su última entrevista al Corriere della Sera afirmó que "hubo dos tratativas Estado-mafia. Y a mi marido lo mataron por la segunda. La que se suponía iba a cambiar el escenario político italiano".

También informó sobre ciertos temas a los magistrados de Caltanissetta en el 2009, explicando por qué sólo después de mucho tiempo decidió registrar ciertas declaraciones ante el fiscal de Caltanissetta, Sergio Lari y el fiscal adjunto Domenico Gozzo ("Tenía miedo, no tanto por mí, pero tenía miedo por mis hijos y luego por mis nietos. Ahora sé que ha llegado el momento de denunciar hasta los detalles más pequeños o aparentemente insignificantes").

También añadió algo más a los magistrados: "Después de la masacre de Capaci, mi marido dijo que desde hacía mucho tiempo había un diálogo entre la mafia y partes desviadas del Estado. Paolo me dijo que físicamente la mafia lo iba a matar pero que los instigadores eran otros". Y luego: "Mi marido me dijo textualmente que 'hubo una conversación entre la mafia y partes desviadas del Estado'. Me dijo esto a mediados de junio de 1992. En ese mismo período me dijo que había visto a la "mafia en vivo", hablándome también en ese caso de la cercanía entre la mafia y partes del aparato estatal italiano. En esa misma época cerraba siempre las contraventanas del dormitorio de nuestra casa, temiendo ser visto desde Castello Utveggio. Me dijo: 'Nos pueden ver en casa'. Me dijo que el general Subranni era 'punciuto' -(rito de afiliación a Cosa Nostra, ndr)- Recuerdo que cuando me lo dijo estaba estupefacto, pero agrego que me lo dijo con un tono absolutamente certero. No me dijo quién se lo dijo. Me dijo, sin embargo, que cuando se lo dijeron se puso tan enfermo que había vomitado. Para él, de hecho, los Carabineros eran intocables".

¿No son estos elementos suficientes para considerar a la Tratativa Estado-mafia, de la que Borsellino estaba consciente, como uno de los elementos ciertamente nuevos que se produjeron después de la masacre de Capaci?

Más allá de las sentencias absolutorias, el diálogo iniciado entre los agentes de los Carabineros y el alcalde de Palermo, Vito Ciancimino, es una iniciativa que, según la sentencia definitiva de la Corte Penal de Florencia sobre las masacres de 1993, reforzó la convicción de Cosa Nostra de que las masacres pagaban. "La iniciativa del ROS -dice la sentencia de Florencia- (porque estamos hablando de este organismo, dado que involucraba a un capitán, un subcomandante y el propio comandante del Departamento) tenía todas las características de aparecer como una 'tratativa'; el efecto que tuvo sobre los líderes mafiosos fue el de convencerlos, definitivamente, de que la masacre era adecuada para aportar ventajas a la organización (tratativa Ciancimino, ndr)".via14

La verdad de Messina "extraoficialmente"

El juicio sobre la Tratativa Estado-mafia ofreció elementos muy importantes desde los que partir de nuevo para avanzar en la búsqueda de la verdad sobre las masacres.

Un ejemplo es lo que surgió a raíz de lo que el colaborador de justicia Leonardo Messina le dijo a Paolo Borsellino "extraoficialmente".

Messina (otro de esos colaboradores utilizados a voluntad por los partidarios de la pista licitaciones de la mafia), al responder a las preguntas del fiscal Nino Di Matteo y del presidente Alfredo Montalto, admitió haber hablado de las reuniones en Enna, de la estrategia de masacres y del proyecto político de Cosa Nostra que quería "convertirse en un Estado".

Todo esto lo informó a la Comisión Parlamentaria Antimafia el 4 de diciembre de 1992. En esa audiencia ante la Comisión Messina había explicado claramente que "muchos de los hombres de honor, es decir, aquellos que logran convertirse en líderes, pertenecen a la masonería". Esto no debió pasar desapercibido para la Comisión, porque es en la masonería donde se pueden tener contactos cercanos con las empresas, con las instituciones, con los hombres que administran un poder distinto al punitivo que tiene Cosa Nostra". También afirmó que "Cosa Nostra, que es lo mismo en Calabria que en Sicilia", busca un "compromiso" con "el interés de llegar al poder con sus propios hombres, que son su expresión: ya no serán sujetos de nadie... Cosa Nostra debe alcanzar el objetivo, sea cual sea el camino". En un interrogatorio posterior, también afirmó que "Cosa Nostra y la masonería, o al menos una parte de la masonería, son una realidad criminal integrada desde los años 1970".

A las preguntas cada vez más insistentes de Di Matteo, añadió: "Hablamos de todo. Incluso de que su nombre no fue mencionado en las reuniones. Los interrogatorios son una fase. Luego está la transcripción. Dado el personaje que tengo delante, hablé de las cosas más fuertes de las que podía hablar... sobre las reuniones, sobre la estrategia, sobre política, hablé de lo que tenía que hablar con Borsellino incluso fuera del interrogatorio".

¿Estos elementos fueron adquiridos por la Fiscalía de Caltanissetta?

El choque Arlacchi-De Gennaro

También durante el proceso de la Tratativa surgieron diferentes historias en los testimonios del sociólogo Piero Arlacchi y del prefecto Gianni De Gennaro.

Cuando compareció ante los magistrados de Caltanissetta, durante un interrogatorio fechado el 11 de septiembre del 2009, el sociólogo hizo un análisis detallado de los años anteriores y posteriores a las masacres, corroborado por las palabras de Falcone y Borsellino, que recordó en el informe del interrogatorio.

Fue en aquella ocasión que Arlacchi se refirió a que "siempre ha habido tratativas entre el Estado y la mafia" y "en esos años cruciales hubo más de una, incluso tres o cuatro".via15

En cuanto a las masacres del '92, Arlacchi se declaró convencido de que "Cosa Nostra, al llevar a cabo las masacres de Capaci y de via d'Amelio, había actuado en sinergia con círculos desviados de las instituciones, especialmente el SISDE", que "tenía como objetivo de referencia al Dr. Contrada" posteriormente condenado por concurso externo en asociación mafiosa.

Y no solo eso. Según Arlacchi, esos ambientes institucionales también habrían incluido "algún grupo perteneciente a los Carabineros, cuyo punto de referencia era el entonces coronel Mori", en opinión del sociólogo, caracterizado por "una acción que definiría como poco transparente".

Arlacchi continuó hablando de tratativa ante los fiscales de Caltanissetta, refiriéndose a algunos diálogos que mantuvo en ese momento con Gianni De Gennaro, ex jefe de la Dirección de Investigación Antimafia. "Después de las masacres de 1993, se consolidó entre los dirigentes de la DIA (Dirección de Investigaciones Antimafia) -declaró Arlacchi- que las masacres tenían un valor político preciso, es decir, que tenían como objetivo obligar al Estado a llegar a un acuerdo y establecer una tratativa. Sobre este punto formulamos algunas hipótesis junto con De Gennaro, creyendo que el grupo Andreotti, a través de sus contactos como he mencionado -es decir, el grupo Contrada- era una de las terminales de la tratativa".

Pero también dijo que "el Dr. De Gennaro, ya en ese momento, me habló de contactos 'ambiguos' entre miembros de Cosa Nostra y Marcello Dell'Utri, que actuaba como vínculo entre la mafia y el mundo de la economía y la política", es decir, esa nueva estructura de poder que, con Silvio Berlusconi y su mano derecha, gobernó Italia durante veinte años. ¿Por qué este aspecto no fue suficientemente explorado ni por Arlacchi ni por el exdirector de la DIA?

De Gennaro siempre ha negado las circunstancias en las que lo involucró el sociólogo.

Estas cuestiones, que entraron sólo marginalmente en el proceso de la Tratativa Estado-mafia junto con los contactos anómalos de Bruno Contrada, deberían explorarse más profundamente y dar lugar a otras preguntas.

¿Quién, entre Arlacchi y De Gennaro, es el mentiroso? Y si alguien mintió, ¿por qué no lo llevan a juicio por información falsa a los fiscales o calumnias?

¿La Fiscalía de Caltanissetta ha considerado alguna vez la posibilidad de llamar al sociólogo Pino Arlacchi para solicitarle una sumaria información?

En su último libro, "Giovanni y yo" (publicado por Chiarelettere), Arlacchi habla de diversos temas, algunos de los cuales son absolutamente útiles para comprender por qué fue asesinado Giovanni Falcone.

Arlacchi relata algunos diálogos que mantuvo con el magistrado en Viena, en octubre del 84. Falcone le contó lo que había sabido por Buscetta sobre el "caso Moro", el asesinato de Pecorelli y el asesinato del general Carlo Alberto dalla Chiesa.

Había comprendido el papel de Giulio Andreotti en el tablero del Poder.via16

"Era poseedor de un formidable poder ilícito, más extenso que el de la mafia, pero no en el sentido de estar al frente de un espectro de novelas de suspense y de series de televisión -dice Arlacchi- Andreotti era el líder de una complejo alianza criminal, donde cada parte mantenía su autonomía. Una especie de federación de la gran delincuencia que abarcaba desde la logia masónica P2 hasta las finanzas de aventura de los Sindona y Calvi, pasando por la corrupción política a gran escala, pasando por el aparato de seguridad y la mafia. Una coalición perversa, dentro de la cual la Bestia y los servicios secretos eran los sujetos más temidos, porque tenían una capacidad coercitiva independiente, lo que obligaba a las demás entidades a recurrir a ellos para las tareas más sucias, para las acciones más extremas, como el daño físico o la eliminación de enemigos". Y luego dijo: "Él no era el jefe de Cosa Nostra en el sentido literal del término. Giovanni estuvo de acuerdo conmigo en que él no era un Señor del Mal que controlaba a los jefes como si fueran marionetas. Existía una dialéctica entre las dos potencias que podíamos explotar en nuestro beneficio. Cosa Nostra cuidaba celosamente su soberanía: hizo que todos la respetaran, incluso el máximo exponente de una soberanía paralela".

Arlacchi, obviamente, en general habla de recuerdos y afirma que nunca llevó un diario. Sin embargo, las comillas, tan precisas, dejan claro que puede estar en posesión de documentación importante al respecto. Entonces, ¿por qué no escucharlo oficialmente?

Arlacchi también habla de quienes podrían ser los verdaderos autores intelectuales externos de las masacres, relatando las consideraciones que Falcone tenía sobre Gladio, la P2 y los asesinatos de La Torre y Mattarella, "los crímenes más típicos de la mafia y del Estado, que en ambos casos se movieron con cierta autonomía por el propio Andreotti".

"Nos reunimos en mi casa, para cenar, a finales de 1991 -dice el sociólogo- Falcone había regresado de Sicilia y tenía tanta aprensión que se negó a abrir la boca sobre los acontecimientos previstos hasta que todos los invitados -magistrados, jefes de policía y mi querido amigo Sylos Labini- se hubieran marchado. Una vez que estuvimos solos, Giovanni me mostró su visión de las cosas". "Hablé con algunas personas de los servicios "desviados" (para nosotros los desviados eran agentes leales a la República) y estuve en Palermo con Paolo Borsellino -le habría dicho Falcone- Hay desorden por todas partes, tanto en Sicilia como aquí. Temen que Andreotti los haya abandonado para salvar su propio pellejo después de que los estadounidenses se distanciaran de él. Les arrojó Gladio a la cara como advertencia. Pero no parece que haya recibido ninguna garantía. Las dos mafias están en pie de guerra contra Andreotti y contra todos. Antes de vengarse directamente de él, están decididos a hacerse oír a lo grande. Contra nosotros, obviamente". Y luego: "Hemos investigado a los arrepentidos que todavía están en contacto con los dirigentes de Cosa Nostra y con algunos directivos de los servicios enemigos de Contrada. No hemos conseguido nada concreto, pero todo el mundo intuye que algo grande se está gestando. Está claro que si quieren sobrevivir deberán repetir lo que hicieron hace diez años, cuando se deshicieron de La Torre y Mattarella. Pero esta vez es más difícil porque ya no tienen la cobertura que tenían en aquel entonces. La CIA no está interesada en ellos, la OTAN está casi muerta. Todavía tiene a Andreotti, que no es poca cosa, pero no es suficiente. Los demás políticos están en desorden. Y los dos ministros más importantes están con nosotros. No les queda otro camino que atacar en todos los ámbitos, hacer estallar el banco. Y deben atacarnos tanto a nosotros como al séquito de Andreotti".

Entonces Falcone le habló de los crímenes de La Torre y Mattarella. Sobre este último, el magistrado habría sostenido que "ese delito fue un caso Moro bis. La ejecución fue obra de asesinos de la mafia y terroristas negros enviados por la P2 y apoyados, tal vez incluso acogidos, por la base Gladio en Trapani. Sigo buscando referencias y tengo una buena fuente en los círculos de derecha".via17

Todos eventos que merecen una mayor investigación.

Como la Tratativa Estado-mafia que, aunque verificada, es menospreciada y señalada por políticos y biempensantes como una tontería.

Sin embargo, está ahí. Está en los hechos. Y no pueden borrarla.

Y luego es considerada un "algo desechable". Y lo mismo ocurre con las investigaciones sobre los autores intelectuales externos. Es mejor avanzar por caminos menos "atrevidos", que puedan cerrar el capítulo de las masacres despolitizándolas.

No fue una cuestión política. Y aunque lo fuera, sólo afectaría a los protagonistas políticos de la Primera República.

Es por eso que una pista como las licitaciones de la mafia se convierte en la panacea que lo soluciona todo.

Conviene a la política actual y conviene a los hijos de Borsellino que, a través de su abogado Fabio Trizzino, después de citar al Ministerio del Interior y a la Presidencia del Consejo de Ministros como civilmente responsables en la audiencia preliminar sobre el desvío de las investigaciones de la masacre de via D'Amelio que ve a cuatro policías en el banquillo, han querido aclarar "para que no queden dudas" que la citación "es un acto debido", para luego agradecer abiertamente "al actual gobierno y la presidenta (de la Comisión Antimafia, ndr) Chiara Colosimo porque fueron los únicos que, finalmente, dieron a los hijos del juez Borsellino la oportunidad de representar la trágica y terrible historia de su pariente ante la Asamblea Nacional Antimafia".

¿Quizás por eso la fiscalía de Caltanissetta avanza tan rápidamente en esta dirección?

(continúa)

*Foto de Portada: Diseño gráfico de Paolo Bassani

*Foto 2: Pietro Giammanco y Paolo Borsellino © Shobha

*Foto 3: El colaborador de justicia, Salvatore "Totò" Cancemi

*Foto 4: La masacre de Capaci © Shobha

*Foto 5: Corte de Palermo. Declaración en la sala de audiencias de Bruno Contrada en el juicio en el que se acusa al ex número tres del Sisde de asociación mafiosa. En la foto: Bruno Contrada, el juez Francesco Ingargiola y el fiscal Antonio Ingroia (de espaldas) © José Luis Ledesma

*Foto 6: Via d'Amelio, 19 de julio de 1992. Giovanni Arcangioli se aleja con el maletín de Paolo Borsellino en la mano.

*Foto 7: Arnaldo La Barbera, jefe de la escuadra volante en los años 80/90 © Imagoeconomica

*Foto 8: Giuseppe De Donno y Mario Mori © Imagoeconomica

*Foto 9: Gioacchino Natoli y Roberto Scarpinato en un archivo rodado en el búnker de la prisión de Ucciardone en Palermo © José Luis Ledesma

*Foto 10: Calogero Mannino en una foto de archivo © Shobha

*Foto 11: De izquierda a derecha: Paolo Borsellino, Leonardo Guarnotta y Gioacchino Natoli © Shobha

*Foto 12: Marcello Dell'Utri y Silvio Berlusconi © Imagoeconomica

*Foto 13: La esposa de Paolo Borsellino, Agnese Piraino Leto © Imagoeconomica

*Foto 14: El ex alcalde de Palermo Vito Ciancimino (derecha) © Archivio Letizia Battaglia

*Foto 15: El sociólogo Pino Arlacchi © Imagoeconomica

*Foto 16: Giulio Andreotti © Shobha

*Foto 17: El abogado de la familia de Paolo Borsellino, Fabio Trizzino © Paolo Bassani