Viernes 14 Febrero 2025

En un país normal, la búsqueda de la verdad sobre las masacres de 1992 y 1993 sería una prioridad para todos. Necesitaríamos una verdad completa, sin subterfugios. Pero el nuestro, como es bien sabido, no es un país normal.

Somos Italia, un país de misterios, silencios, desorientaciones y masacres de Estado.

Tan pronto como la magistratura se atreve a abrir un expediente para llegar al fondo del mismo, siguiendo todas las huellas que fueron surgiendo en estos años de investigaciones y juicios, se desata el infierno.

La política levanta las barricadas, quizás temerosa de que algunos esqueletos salgan del armario, y los panfletistas del poder se vuelven locos en los periódicos, gritando escándalo e indignación.

Como ocurrió en la época de la Revolución Francesa, pagados generosamente por reyes y cardenales, arremeten contra aquellos que no son bienvenidos en el poder.

Una técnica utilizada constantemente contra los magistrados del proceso Estado-mafia y que ahora se repite contra los magistrados de la Fiscalía de Florencia y, en particular, contra el fiscal adjunto Luca Tescaroli (nombrado por el CSM fiscal jefe de la Fiscalía de Prato).

Son "culpables", según los libetistas de la época que escriben en las páginas de Il Riformista, Il Foglio e Il Dubbio, de haberse "atrevido" a investigar al ex general del ROS de Carabineros, Mario Mori (y ex director de los servicios secretos civiles durante el primer gobierno de Berlusconi).

Hablan de picota y calvario mediático, y ridiculizan una investigación que debetía precisamente resolver todas las dudas que han quedado abiertas en estos años de investigaciones y juicios.

Se fortalece la solidaridad institucional (incluida la de los Carabineros) hacia Mori. En el frente político, salieron al campo el subsecretario de la presidencia del Consejo, Alfredo Mantovano, el ministro de Defensa, Guido Crosetto, y Maurizio Gasparri y Rita dalla Chiesa.

Ahora se presión, solicitada por el propio Mori, para investigar la supuesta filtración de información ocurrida tras el interrogatorio, llevado a cabo en Florencia en los últimos días.tesca2

Se solicita, por un lado, la intervención de la Comisión Parlamentaria Antimafia y, por otro, la del ministro de Justicia, Carlo Nordio.

El coro indecente de los periódicos va acompañado de la acción del diputado de Italia Viva, Roberto Giachetti (autor de Il Riformista), que con una pregunta al ministro de Justicia pidió "que utilizara sus propios poderes de inspección para aclarar cómo es posible que el contenido clasificado de los interrogatorios del general Mario Mori ante la DDA de Florencia haya sido publicado luego por un periódico". Al final del interrogatorio, continúa Giachetti, "el fiscal clasificó el contenido y obligó a los presentes a no divulgarlos. A pesar de ello, el 6 de junio se publicó un artículo en la edición florentina del periódico La Repubblica con extensas referencias al interrogatorio del 5 de junio y a uno anterior que debía permanecer cubierto por el secreto de la investigación".

En realidad, en ese artículo La Repubblica simplemente decía que el general, a las preguntas de los fiscales, se habría acogido al derecho de no responder. Algo que no había sucedido hace un año cuando, por lo demás, había declarado como "persona informada de los hechos".

Evidentemente los periódicos no dejan de "justificar" las acciones de Mori, quien en los últimos años ha confirmado, sin embargo, que sabía que el ex miembro de Avanguardia Nazionale, Paolo Bellini, de acuerdo con Roberto Tempesta, mariscal de la unidad de Protección del Patrimonio Artístico del Arma de Carabineros, había abierto un canal de diálogo con Cosa Nostra. No solo. También había declarado que había recibido una nota de Tempesta que contenía los nombres de los jefes a quienes la Cosa Nostra quería favores de prisión a cambio de la devolución de obras de arte. Una nota que no habría conservado y que nunca denunció ante las autoridades judiciales.

Y este es uno de los motivos de las protestas. Pero para los periódicos todo es normal.

Al igual que en las reconstrucciones de la historia de Mori, siempre guardan silencio sobre las serias consideraciones hechas por los jueces que absolvieron a los Carabineros con respecto a decisiones de investigación cuando menos cuestionables.tesca3

Por ejemplo, en la sentencia por la falta de detención de Provenzano, en la que se acusó a Mori junto con el coronel Obinu, se dice: "Las decisiones técnico-investigativas adoptadas por los acusados (especialmente la de no atender adecuadamente las ideas de investigación que surgieron de la reunión de Mezzojuso ), más aún si se considera que fueron adoptados por expertos policías judiciales, inducen a más de una duda sobre la corrección, al menos desde el punto de vista profesional, del trabajo de los dos y de los pone de relieve varias zonas grises que el juicio, a pesar de los esfuerzos realizados por el Ministerio Público, no logró resolver".

La mira en Tescaroli

Es el cliché habitual. Contra aquellos magistrados que tienen la osadía de creer que "todos los ciudadanos son iguales ante la ley" el objetivo número uno es denigrar y deslegitimar.

Sucede hoy, una vez más, contra Luca Tescaroli, también acusado de haber dejado al descubierto la Fiscalía de Prato y, por tanto, de ser profesionalmente inadecuado.

Pero los libelistas olvidan la historia.

Durante su carrera, Tescaroli se ocupó de la masacre de Capaci. Junto con sus colegas Francesco Paolo Giordano y Antonella Sabatino obtuvo definitivamente las condenas de 37 mafiosos (29 cadenas perpetuas, incluidos miembros de la cúpula, acusados de haber decidido la masacre, y los ejecutores materiales).

El 2 de junio de 1997, pocos días después de las solicitudes de condena, el magistrado, entonces de 32 años, se libró de un atentado mientras estaba de vacaciones con su novia en Maratea, en la playa "Macarro", en Basílicata. Querían matarlo con un rifle largo de dos cañones y un arma de cañón corto.

La Fiscalía de Potenza investigó ese ataque. Al solicitar el sobreseimiento al juez de instrucción, el fiscal identificó claramente el contexto de ese plan de muerte y quedó establecido con certeza que el magistrado era el objetivo de los agresores debido a su compromiso, como magistrado de la DDA de Caltanissetta, en las investigaciones. y en los procesos contra personas acusadas de pertenecer a organizaciones criminales de tipo mafioso siciliano, como Benedetto Santapaola, Giuseppe Madonia, Antonio Ferro y contra los presuntos instigadores y ejecutores de las masacres de Capaci y Via d'Amelio en Palermo.tesca4

Tescaroli también se ocupó del proceso por el fallido atentado de Addaura y, junto con su colega Nino Di Matteo, ya investigó en Caltanissetta a Silvio Berlusconi y Marcello Dell'Utri (inscritos en el expediente con los nombres de "Alfa y Beta" como posibles instigadores externos de las masacres).

Esto ocurrió gracias a las declaraciones del arrepentido Salvatore Cancemi, fallecido en el 2011, que fue el primero en hablar de los contactos directos entre los dos políticos de Forza Italia y los líderes de Cosa Nostra.

Pocos recuerdan que, en la investigación contra el exsenador y el ex primer ministro, Di Matteo y Tescaroli quedaron solos con una desconexión de hecho con el resto de la fiscalía de Caltanissetta.

Una investigación que acabó con el sobreseimiento por parte del juez de instrucción Tona, pero en la que quedó registrado que "los documentos obrantes en el expediente han demostrado sobradamente la existencia de diversas posibilidades de contacto entre hombres pertenecientes a Cosa Nostra y exponentes y grupos de empresas controladas de diversas maneras por los sospechosos de hoy (Berlusconi y Dell'Utri)".

Hoy, tras la muerte de Silvio Berlusconi, el expediente sobre instigadores externos contra Marcello Dell'Utri sigue abierto en Florencia y, al mismo tiempo, se han llevado a cabo investigaciones sobre Paolo Bellini, y sobre la posible presencia de mujeres en los lugares de las masacres.

La investigación sobre Mori es sólo una de las pistas seguidas en la búsqueda de la verdad sobre aquella terrible temporada. Un acto necesario.

Y mientras el Estado anti antimafia, con reformas judiciales y proyectos de ley al estilo de la secta P2, se quita la máscara, los libelistas del poder se enfurecen contra Tescaroli y contra magistrados como Nino Di Matteo, Giuseppe Lombardo, Sebastiano Ardita, Nicola Gratteri y otros, que no se conforman con fragmentos de verdad.tesca5

El problema, como hemos escrito en otras ocasiones, es que nuestro país está en manos de un sistema criminal integrado que opera en su interior. Hasta que no sea desenmascarado y juzgado, mientras los ciudadanos no tomen conciencia y exijan justicia y verdad, la nuestra será una historia destinada a repetirse.

Pero la verdadera infamia es la que realizan los periódicos del régimen. Con periodistas, de derechas y de izquierdas, que recuerdan, como decíamos al principio de este artículo, a los libelistas de la época en vísperas de la Revolución Francesa. Bufones al servicio del Rey y sobre todo al servicio del Dios dinero. Hoy, como ayer, nada ha cambiado. De hecho, todo ha empeorado.

*Foto de Portada: © Imagoeconomica

*Foto 2: El ex general del ROS de Carabineros, Mario Mori

*Foto 3: Paolo Bellini (tomado de Il Resto del Carlino)

*Foto 4: El fiscal adjunto, Luca Tescaroli

*Foto 5: Marcello Dell'Utri y Silvio Berlusconi