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bastaPor Giorgio Bongiovanni - 20 de octubre del 2017

El pueblo que hace milenios vive en la Patagonia expulsado por el imperio de la moda

Ante el hallazgo probable del cadáver de Santiago Maldonado, activista argentino que apoyaba la lucha por las tierras mapuches, cabe preguntarse cuánto más tendrá que soportar este pueblo para vivir en las tierras patagónicas que fueron de sus antepasados. Maldonado había desaparecido durante una operación policial que tuvo lugar en el pasado mes de julio, y en junio el líder del pueblo mapuche, Facundo Jones Huala, fue arrestado por cargos de terrorismo. Por un lado, los reclamos de tierras ancestrales donde los mapuches han vivido por generaciones, por otro lado, el Imperio Benetton, que no quiere renunciar a las 900 mil hectáreas de tierra en las que 100 mil ovejas les proporcionan el 10% de su producción de lana En el medio, numerosos enfrentamientos violentos -después de un fallido intento de mediación- entre la población indígena y las fuerzas del orden argentinas, que recuerdan muy de cerca a las "brigadas negras" de la época fascista.

Porque de lo que estamos hablando es de un "brazo de hierro" fascista, ante un conflicto que tiene raíces lejanas pero que recientemente entró en las crónicas internacionales. En 1991, la familia Benetton adquirió por 50 millones de dólares 900 mil hectáreas a la compañía Tierras del Sur Argentino, la mayor propietaria de tierras en la Patagonia Argentina. Luego, en 1994, el presidente Carlos Menem vendió más tierras a Benetton a un precio irrisorio, y los residentes mapuches se vieron confinados a áreas marginales e improductivas, o forzados a emigrar a centros urbanos.

Con los años, sin embargo, los pueblos indígenas no han renunciado a la reocupación de esas tierras, y trataron de expandirse y asentarse en algunas aldeas. En el 2007, la comunidad de Santa Rosa Leleque decidió recuperar su territorio ancestral, y durante años tuvo que enfrentar continuos y violentos intentos de desalojo. Sin embargo, en el 2014, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) reconoció los derechos de los mapuches en ese territorio. Y el 13 de marzo del 2015 algunas familias comenzaron la "recuperación" de otros territorios ancestrales sustraídos por Benetton.

Los enfrentamientos continúan. Pero es un hecho que esas tierras deberían permanecer con los mapuches. Y los presidentes y empresarios argentinos no pueden ignorar que el artículo 75 de la Constitución Nacional dice: "Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingue e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan". Sin embargo, el Imperio Benetton lleva adelante un acto empresario de sello fascista, tal vez legítimo -o al límite de la legalidad- porque se esconde detrás de un acto de venta, posiblemente inconstitucional. Y qué decir de su actitud con el pueblo mapuche que desde hace milenios vive en esas tierras. Por el contrario, Benetton se ampara en el gobierno, que ha tenido el coraje de otorgar ese territorio a los empresarios a la vez que va en contra de la Constitución Argentina.

Y entonces la compañía que nació en 1965 en Ponzano Veneto habrá olvidado sus orígenes, si sigue queriendo arrojar a los mapuches fuera de sus tierras. Tal vez en este caso la ley pueda estar de su lado, pero ciertamente no la ética.

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