Por Giorgio Bongiovanni – 24 de agosto del 2017
“Der Spiegel” castiga al presidente de los Estados Unidos de América
A la luz de los recientes acontecimientos sobre la violencia de los extremistas de derecha en Charlottesville, cabe preguntarse cómo es posible que Estados Unidos, cuna de talentos en el mundo de la música, el deporte, el arte y la ciencia, haya caído tan bajo con la elección de Donald Trump. Después de Obama, de quien todos esperaban que fuera el rostro del cambio y el anti-racismo, fue elegido el que se está revelando, pocos meses después de las elecciones, como el peor presidente de los Estados Unidos de América.
Un hombre que tiene un pasado dedicado a la discriminación del otro, ya sea negro, pobre o inmigrante y que ni siquiera intenta esconderlo o disimularlo.
Así lo dijo con toda claridad el periódico alemán "Der Spiegel", el que, exhibiendo una "libertad de prensa" y de información perdida hace tiempo en Italia, delineó, con papeles en la mano, a un Donald Trump racista, homofóbico y fomentador de odios.
Un presidente que podría revelarse, y ya lo está haciendo a nuestro criterio, como mucho peor que Truman, que usó la bomba atómica contra los japoneses arrogándose el derecho a destruir generaciones enteras. Basta con ver su historia y la campaña electoral para entender cómo Trump, presidente de un pueblo que desde siempre ha sido muy heterogéneo, que ha sabido valorizar, recordar y dar la bienvenida a talentos de todo el mundo, encarna, por el contrario, la anti-solidaridad humana. Yendo contra el sentimiento que ya hace más de dos mil años un revolucionario llamado Jesús profesaba con fuerza.
Los escándalos que estallaron alrededor de Trump, su manera de ostentar prejuicios que se creía habían sido vencidos hace mucho tiempo y su evidente "cara dura" no pueden más que recordarnos a la época berlusconiana, con la diferencia de que EE.UU. la va de jefe en "Occidente" y tienen misiles atómicos repartidos también en el territorio italiano. Ni siquiera Silvio Berlusconi ha conseguido ser tan peligroso a pesar de su brazo derecho y cofundador de Forza Italia, Marcello Dell'Utri, que ha sido condenado por asociación con la mafia.
Entonces hay que preguntarse ¿qué está pasando con la opinión pública americana e italiana, llamadas "occidentales", abanderadas de los valores de la democracia y de la libertad de expresión? Tal vez después de sesenta años el bombardeo mediático televisivo haya "apagado los cerebros" de parte de la sociedad civil italiana y estadounidense. Estimulando la ilusión del consumismo y del materialismo, con el consiguiente desinterés por la cultura y el pensamiento críticos y, de tal modo, acercando a la gente a la locura. Es la única respuesta que podemos darnos para explicar cómo es posible que en el 2017 las personas aún puedan votar a quienes celebran y defienden a los que durante la Guerra Civil luchaban por preservar la esclavitud o con "amigos" condenados por mafiosos.