consejoEl Consejo Superior de la Magistratura rechaza la solicitud de Nino Di Matteo
para formar parte de la Dirección Nacional Antimafia

Por Giorgio Bongiovanni y Lorenzo Baldo - 3 de Marzo de 2015
Probablemente ya hemos escrito todo. Y quizás podría llegar a parecer extenuante que sigamos dirigiéndonos a los “máximos representantes” de las instituciones con nuestro llamado de atención en cuanto a cuestiones que son obvias. Pero, como es sabido, en el ser humano la resignación representa la última perspectiva. Y tal vez es a esa a la que no queremos llegar

El nuevo rechazo del Consejo Superior de la Magistratura de la candidatura del Fiscal Nino Di Matteo para formar parte de la Dirección Nacional Antimafia habla por si sola. Rabia, tristeza y desilusión son solo algunos de los sentimientos que nutren los ciudadanos honestos que veían representada en el nombramiento de Di Matteo una respuesta clara del Estado hacia el magistrado más expuesto de Italia. Muchas veces hemos definido a la gran mayoría de los miembros del CSM como “sepulcros blanqueados” guiados por lógicas políticas lejanas años luz de los principios de la justicia. Recientemente nos hemos dirigido al nuevo Presidente de la República, Sergio Mattarella, para pedirle que vigilara el Organismo de auto-gobierno de los magistrados, que él mismo preside, deseando que diera una señal de cercanía hacia quien ha sido condenado a muerte por Cosa Nostra. ¿Qué más tendríamos que agregar? ¿Que con esta decisión queda claramente demostrado que el Estado no quiere estar cerca de Nino Di Matteo? ¿Que de esta forma se le expone aún más al riesgo de un atentado? “Se muere cuando se está solo” decía Giovanni Falcone, y esa soledad no provenía de la sociedad civil, sino de las instituciones.
Y entre medidas disciplinarias abiertas, emisión de circulares específicas y ausencia de nombramientos a lo largo de estos años el Consejo Superior de la Magistratura ha estado muy ocupado, así como ocurría en la época de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.
Importa muy poco si el año pasado, en poco más de veinte días, se recogieron 91.000 firmas para pedirle al CSM que nombrara como Procurador Adjunto de Palermo al mismo Di Matteo. Mientras tanto el estado de alarma alrededor del magistrado ha aumentado aún más y a los más de ciento cincuenta kilos de trotil que están en Palermo, como ha declarado el arrepentido mafioso Vito Galatolo, se añade el riesgo de un atentado con fusil de precisión. Un elemento que no puede ser menospreciado en absoluto.
Y si con esa petición, promovida por Salvatore Borsellino y por la redacción de nuestra revista, se solicitaba que se diera una señal de apoyo a las investigaciones realizadas por el magistrado y por el pool que investiga sobre la negociación Estado-mafia, esta vez la señal habría sido aún más fuerte. Una manifestación concreta de cercanía por parte del Estado hacia quien ha sufrido una condena a muerte por parte de Totò Riina y de esos “sistemas criminales” que lo único que esperan es el mejor momento para ejecutar dicha sentencia. Jamás dejaremos de reclamar la intervención de los altos cargos institucionales para salvar la vida del magistrado. Ante el silencio más ensordecedor que llega de las “máximas autoridades” cada uno de nosotros tiene la obligación moral de oponerse dando testimonio de la vergüenza que está teniendo lugar con la complicidad de una buena parte de la “casta” de la magistratura, de la política y de los medios de información. Para una futura memoria.

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