Jueves 28 Marzo 2024

El juez argentino Daniel Rafecas firmó el procesamiento de cinco exagentes del ex Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE), por su participación en más de una centena de crímenes de lesa humanidad, entre los que se encuentran los de los parlamentarios uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruíz, secuestrados, torturados y asesinados en Buenos Aires, en mayo de 1976.

La medida fue impuesta en el marco de la megacausa Primer Cuerpo del Ejército, contra los represores, Patricio Miguel Finnen, Hugo Ángel Carlet, Luis Nelson González, César Estanislao Albarracín y Rubén Héctor Escobar, quienes cumplieron funciones dentro del circuito de los Centros Clandestinos de Detención (CCD) reconocidos como Bacacay, Automotores Orletti y Base Pomar. Los delitos incluyen 112 secuestros, 23 homicidios, y el secuestro y retención de cinco menores de edad.  Entre los miembros de la exSIDE involucrados, también estaba acusado Enrique Osvaldo Escobar -hermano de Héctor-, que falleció en octubre del año pasado. Es importante considerar que, según las investigaciones del periodista Fabián Kovacic –que luego aportó en sede judicial en el 2010-, el CCD de calle Bacacay comenzó a operar en 1973, mucho antes del golpe de Estado argentino, pero en plena vigencia de la dictadura uruguaya. Una evidencia irrefutable del carácter transnacional de los aparatos represivos que funcionaron bajo la lógica del Plan Cóndor. 

Bacacay, fue un rumor durante años hasta que finalmente su ubicación exacta pudo conocerse gracias a que, en el 2020, la CIA se dignó a desclasificar un archivo secreto fechado en setiembre de 1977, donde se investigaba el secuestro y asesinato del embajador argentino en Venezuela, Héctor Hidalgo Sola, quien “fue trasladado a una casa en Bacacay 3570 en la Capital Federal, la cual la SIDE alquila y usa para las operaciones del Grupo de Gordon”. Este archivo deja en claro que el gobierno estadounidense conocía en tiempo real la operatividad de los grupos de tareas –en este caso de la banda de Aníbal Gordon-, que fue directamente responsable de un sinnúmero de delitos políticos y también económicos.

¿Intereses cruzados?

Algunos días atrás, en Montevideo, durante la presentación del libro “Intrigas Cruzadas” su autor, Samuel Blixen, refería que el crimen cometido contra Michelini y Gutiérrez Ruíz –crimen que incluye los asesinatos contra el matrimonio de Rosario Barredo y Willian Whitelaw-, respondía a un plan de desestabilización política ante las pujas internas de las facciones militares, una de las cuales abiertamente respondía a la lógica de las logias masónicas desviadas. Lógicas que no siempre responden a los intereses nacionalistas que pregonan ciertos patriotas. 

Patricio Finnen, es uno de los tantos personajes que se reciclaron superado el llamado Proceso de Reorganización Nacional. Finnen fue el fundador de lo que se conoció como Sala Patria, la cual era la oficina creada ad hoc para darle captura a Enrique Gorriaran Merlo, el guerrillero que fue detenido en México para luego ser trasladado clandestinamente al país en octubre de 1995, sin que mediara proceso legal. Uno de los tantos temas subterráneos de la democracia. Tiempo después la Sala Patria-con Finnen a la cabeza-, se encargaría de desviar las investigaciones por el atentado a la AMIA, otro juego de espías que sirvió como fundamento de destabilización geopolítica, esta vez al otro lado del mundo.

Foto: InfoUy

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