A 10 años de la movilización en la Suprema Corte de Justicia, de la Plaza Cagancha

Fueron confirmadas las sentencias contra los manifestantes

Hay en su mirada una profunda tristeza, un profundo dolor que nada tiene que ver con el balazo que acaba de recibir, sino más bien con el sabor amargo que queda en la boca luego de soportar el puntazo por la espalda de un fierro añejo y oxidado, infectado con el veneno de la impunidad. Hoy en Uruguay, los hijos de las víctimas del terrorismo de Estado son fusilados por las sentencias de una lógica criminal que siempre tuvo una pata civil en una j usticia tuerta. Hoy el pueblo vuelve a ser traicionado por la patria.

"Nunca me había pasado, y no lo había hecho hasta ahora, de hablar como padre más allá del militante. Hoy aquí tengo a dos de mis hijos sentados conmigo. Sé que ellos estuvieron aquel día porque apoyaron siempre la causa, pero porque la vivieron y la sintieron", dijo Álvaro Jaume durante la conferencia de prensa que dieron "los siete locos", que fueron seleccionados de entre una multitud, acusados y condenados por el delito de atentado, durante la protesta popular y espontánea que tuvo lugar en febrero del 2013, para apoyar a la exjueza que estaba siendo trasladada de su juzgado. Una jugada indudablemente política que buscaba frenar los avances en las más de cincuenta causas judiciales que allí se tramitaban por crímenes cometidos durante la dictadura cívica y militar.

"Cuando presentamos la inconstitucionalidad por el delito de 'asonada' -dijo el abogado Juan Fagúndez, que explicó los detalles técnicos-, María de la Fuente hizo la introducción basándose en la obra de Robert Arlt, 'Los Siete Locos'". Aníbal Varela, Irma Leites, Álvaro Jaume, y sus hijos Diego y Eduardo Jaume, junto con el estimado Jorge Zabalza, ya fallecido, son "los locos", los fusilados civiles que continúan caminando intentando mantener la dignidad de quienes no se dejan avasallar a pesar de todo.

Resistir hasta después de la muerte

"Nosotros quisimos traer al Tambero también aquí", dijo Irma Leites al iniciar su participación, refiriéndose a Zabalza. Y agregó, "porque, de verdad, el sistema lo persiguió hasta la muerte. Y después de esta, también siguió siendo juzgado".

"Hemos vivido la cárcel, la tortura, el terrorismo de Estado, la persecución, la judicialización y la persecución a nuestros hijos", dijo Leites, que al igual que Jaume, durante estos largos años de resistencia y de lucha, tuvo que acompañar los procesos judiciales abiertos contra su hijo, Tazio, que al igual que el flaco Zabalza hoy la sigue peleando desde el otro lado.

"La criminalización y la judicialización de la pobreza y de la protesta, tienen como único objetivo tergiversar la realidad", prosiguió Leites. "Al procesarnos a siete personas en aquel año 2013, ellos confiscaron el rol que tuvo la gente. Porque, en realidad, fuimos cientos que entramos a la Suprema Corte de Justicia".

Tocable, intocable

"No podíamos creer que una jueza permitiera un careo con los milicos. Salíamos de cada una de esas instancias reviviendo todos los recuerdos. Y había una alegría enorme en la familia con lo que sentíamos".

El corazón entrecortado sale por la mirada de Diego Jaume, que recuerda la enorme alegría que suscitó en su hogar la aparición en escena de Mariana Mota, una joven jueza que pretendía romper el statu quo de la impunidad, subrayada en el Pacto del Club naval.

"Cuando nos llamaron aquel día, el 15 de febrero, y nos dijeron que iban a sacar a Mariana, no podíamos creerlo", agregó Diego.

"El Poder Judicial es parte del Estado, pero se ha elaborado una historia de tal manera de que se cree que el Poder Judicial está encima de la sociedad, y es intocable, incuestionable", dijo en tono muy crítico la abogada y exjueza Mariana Mota,

"Realmente me resulta muy difícil ver cada víctima y ver cómo sobrevivieron a tanto. Yo no podría haber hecho tanto. Intenté recibir esos testimonios con tanto dolor, e intenté hacer lo que yo creía que tenía que hacer en ese momento", dijo Mota, que luego describió su perspectiva de los hechos de aquel día, que la tenían como protagonista. Dejó en claro que hubo una maniobra que aisló a sus entonces colegas, que en ningún momento corrieron peligro. "No se animaron a salir -dijo-. Yo estoy segura, que realmente estoy segura de que no hubiera pasado nada, pero creo que no podían afrontar la mirada de tanta gente".

Uruguay, ¿un demonio de dos cabezas?

"Tuve la dignidad -dijo Álvaro Jaume- de que una jueza como Mariana Mota, habilitó un canal mano a mano con estos torturadores asesinos (...), secuestradores, violadores, que no saben lo que es un día de prisión. No saben ni siquiera lo que es estar declarando en un tribunal". Y remató, "es increíble que al día de hoy ellos estén libres y nosotros sentenciados por ser los terroristas, los atentadores, precisamente, de esa libertad y de ese Poder Judicial tan impoluto y tan justo del cual se jacta en Uruguay como ejemplo de democracia en el mundo entero".

Uruguay los fusilados civiles que dejo el traslado de la jueza Mariana Mota 2

Jaume saltó todos los protocolos políticos e intentó en pocas palabras corregir ciertas historias sobre ciertas leyendas: "En enero de 2013, el presidente de la República, el más pobre de la República, el señor Pepe Mujica, ante una entrevista que le habían hecho a Mota en Página/12, donde Mariana tibiamente dijo que sentía un poco retrasado el tema de los derechos humanos en Uruguay. El hombre, este muchacho -Mujica-, dijo cómo la Suprema Corte de Justicia y el Poder Judicial Uruguayo permitía que un juez emitiera juicios políticos. Eso fue en enero, el traslado fue el 15 de febrero del 2000".

“Eso muestra directamente, literalmente, no solo en los relatos que nos hacía Mariana a nosotros, en nuestras causas, que cuando daba la orden al ministro de Defensa (Eleuterio Fernández Huidobro, ndr), para que encontraran al oficial tal o cual, y el ministro le contestaba que no sabía dónde vivían esos oficiales. El ministro de Defensa, que ahora descansa en paz".

"Entonces -prosiguió Jaume-, los que estamos aquí sabemos de sobra, que ese día y acá hay un operativo político clarísimo para frenar la posible vulneración de la impunidad que está sellada. Y cada tanto habrá algunas cuentitas menores, llevaremos dos o tres o veinte presos. Pero sepan que fueron cientos y miles de oficiales que torturaron, asesinaron y se infiltraron. Porque la línea de las Fuerzas Armadas era que todos se ensuciaran las manos, para que el día que se cambiara nadie quedara cómodo".

Convocatoria

Sobre el cierre, Leites anunció la convocatoria para una manifestación frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia, el próximo 28 de marzo. Dónde esperan estar acompañados por el pueblo, que también fue condenado con ellos.

Foto: Antimafia Dos Mil

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