El empresario evitó, gracias a la complicidad judicial, declarar por la ‘Noche del apagón

Carlos Pedro Tadeo Blaquier, uno de los empresarios participes de la dictadura, murió a los 95 años impune. Señor feudal de la provincia de Jujuy, dueño del ingenio Ledesma, y de la vida y de la muerte de sus “peones”, gobernó sus territorios con puño de hierro, mientras que en los salones nobiliarios desfilaba con su rostro de visionario, “coleccionista de arte, escritor y filósofo”, como lo recordó el diario La Nación en sus páginas. Diario que compartió, defendió y promulgo las ideologías y lógicas, de la dictadura cívica, empresarial y eclesiástica.

“Las Madres de Plaza de Mayo queremos expresar nuestra más profunda decepción con el Poder Judicial ante la muerte del empresario Carlos Blaquier, cómplice de la dictadura –declararon desde la organización de derechos humanos-. Nos parece inaceptable que hasta el día de hoy continúen en sus cargos algunos ministros de la Corte, magistrados, y funcionarios del Poder Judicial, que jamás avanzaron siquiera en sentar en el banco de los acusados a tamaño acusado por delitos de lesa humanidad en Jujuy”.

Blaquier fue procesado por la justicia federal en el 2012, en el marco de la causa que investiga la ‘Noche del apagón’, donde fueron secuestrados y torturados salvajemente más de 400 empleados, de los cuales 33 permanecen desaparecidos. En esta causa el histórico director y jefe de familia, está acusado junto a su adlátere, Alberto Lemos, quien en los papeles es el administrador del ingenio azucarero.

Pero las idas y venidas de un sistema judicial podrido, hizo que la Cámara de Casación Penal revocara el fallo en marzo de 2015, luego de meditarlo tres largos años. Un tiempo de dilatación procesal que parecía insuperable. Solo parecía. Esta discrepancia entre el tribunal de primera instancia y el órgano de revisión, llegó a la Corte Suprema de Justicia, cuyos miembros debatieron durante seis eternos años si daban lugar al procesamiento o no. Finalmente lo hicieron en el 2021, cuando Carlos Pedro Blaquier tenía 93 años y era un viejo decrepito. Por si fuera poco, en el fallo, los supremos, alegaron en su resolución, que el Tribunal de Casación había obstaculizado indebidamente la investigación. Poco más que una hipocresía.

Un año después, Blaquier por su edad avanzada y su estado de salud era considerado inimputable por la misma justicia que lo protegió durante décadas.

La última frutilla de la torta, fue la inclusión del empresario en la investigación contra una red de trata para explotación sexual encubierta bajo la fachada de una escuela de yoga.

No importa a donde vaya Carlos Pedro Blaquier, los crímenes de lesa humanidad, por los que fue investigado son imprescriptibles; su nombre y su legado quedaran atados a los años más nefastos de la historia argentina, por siempre.

Foto: Palpalá Informa

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