Viernes 26 Abril 2024

Primeras repercusiones tras la publicación de “La verdad los hará libres”

El informe realizado con archivos de la Iglesia Católica del periodo 1966-1983

Como informamos días atrás, la Conferencia Episcopal Argentina, a través de la Universidad Católica, está en proceso de publicar un extenso informe, titulado “La verdad los hará libres”, el cual estará particionado en tres tomos, los cuales reflejaran el período comprendido entre 1966 y 1983, sobre las actuaciones de “la Iglesia Católica en la espiral de violencia en la Argentina”, como reza el subtítulo del primer tomo. Este nuevo intento de blanquear la triste y criminal responsabilidad de las jerarquías eclesiásticas en los crímenes de lesa humanidad, rápidamente recogió duras críticas, más allá de las expectativas puestas en la buena voluntad de los autores.

“La Iglesia siempre fue muy esquiva, muy negativista. Pero sabemos que tiene que tener información porque una parte de ella estuvo muy cerca del poder de los represores y porque incluso varios de sus integrantes se pasearon por los campos de concentración”, dijo Norita Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo, línea Fundadora, al periódico Página/12. En este sentido la histórica luchadora tiene “esperanza” de que el informe “aporte datos, diga que pasó con nuestros hijos, en donde están nuestros nietos”. Estas palabras, lejos de ser ingenuas, son las palabras de quien desde aquellos años vive en carne propia los procesos de memoria, verdad y justicia. Palabras de quien en aquel tiempo tuvo que soportar los portazos, burlas y desprecios de curas y obispos que fueron parte de una dictadura que desde estas páginas siempre catalogamos como cívica, empresarial y eclesiástica.

“Conociendo la historia de la iglesia, no creo que asuman una responsabilidad que tenga consecuencias judiciales”, afirmó al mismo diario Mabel Careaga, representante del colectivo de Familiares y Amigos de los 12 de la Santa Cruz, e hija de Esther Ballestrino, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, secuestrada y desaparecida por el régimen en uno de los vuelos de la muerte. Careaga también fue crítica respecto a la elección en el título del primer tomo: ‘La verdad los hará libres. La Iglesia católica en la espiral de violencia en la Argentina 1966-1983'. Título que considera una postura política tendiente a encasillar el terrorismo de Estado –y recordemos que el argentino es constitucionalmente católico-, dentro de la teoría de los dos demonios. “El golpe de 1976 no fue como respuesta a las organizaciones guerrilleras. Respondió a intereses económicos que produjeron un cambio sustancial en la matriz productiva del país cuyas consecuencias aún estamos viviendo. No me cierra para nada ese título”, dijo.

El informe se realizó a partir de documentos internos de la Iglesia católica que fueron desclasificados en el 2016 a instancias de un pedido del Papa Francisco. Es importante tener presente que por regla general la institución vaticana permite el acceso público a sus archivos, recién después de 70 años, una conducta tendiente al ocultismo y al secretismo que poco refleja la afirmación de que “la verdad los hará libres”.

Por su parte, Sol Hourcade, titular del equipo de Memoria, Verdad y Justicia del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), dijo: “Por lo que pudimos ver no hay reconocimiento de la actuación de la Iglesia en complicidad con los crímenes de la dictadura en el informe”.

Contrariamente, Carlos María Galli –uno de los autores del informe-, explicó en el diario La Nación, los pormenores del proceso creativo que atravesaron con el equipo. Galli argumenta que, procuraron “buscar y contar la verdad histórica evitando relatos ideológicos y apologías corporativas”. Algo paradójico si se considera que hace esta afirmación en las páginas de un diario corporativo que participo, al igual que la Iglesia católica en la consolidación de un relato que fue crucial para la implementación del terrorismo de Estado. Asimismo también afirmó: “Nuestro tema se sitúa en el cruce entre la historia, la sociología, la ciencia política, la filosofía y la teología. La comprensión de los hechos se enriquece cuando se los lee desde varias perspectivas, con una racionalidad plural”. Se ve que no todos los argumentos, ni todos los testimonios tienen el suficiente rigor científico.

Pero este no es el primer intentó del Episcopado argentino, para intentar “aportar luz” sobre aquellos años. Los autores del informe (además de Galli, Luis Liberti, Juan Durán y Federico Tavelli), en una nota publicada en el diario Perfil, realizan un breve raconto de estos intentos, que incluyeron: el 'Informe de la Conferencia Episcopal Argentina sobre la vida de la Iglesia en su país, 1979-1983', de 1984; también en 'Caminando hacia el tercer milenio' de 1996, donde se expresaron conceptos como, “imploramos perdón a Dios nuestro Señor por los crímenes cometidos entonces, especialmente por los que tuvieron por protagonistas a hijos de la Iglesia, sean los enrolados en la guerrilla revolucionaria, sean los que detentaban el poder del Estado o integraban las fuerzas de seguridad. También por todos los que, deformando la enseñanza de Cristo, instigaron a la violencia guerrillera o a la represión inmoral”.

Hacia el año 2000, en el Encuentro Eucarístico Nacional en Córdoba se leyó la oración, 'Confesión de las culpas, arrepentimiento y pedido de perdón de la Iglesia en la Argentina'. Confesiones que aparentemente quedaron dentro de los ámbitos del sacrosanto confesionario, puesto que ningún cura se presentó ante los tribunales civiles a testificar por las culpas y los delitos cometidos o vistos. Y en este sentido hay que destacar que la división entre pecado y delito debe ir acompañada del concepto “a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar”, porque definitivamente será Él Señor quien expíe los pecados, pero las sociedades también necesitan saciar su sed de justicia con los mecanismos legales, siempre perfectibles, que pudimos construir.

Foto: Facebook de Nora Cortiñas