Martes 23 Abril 2024

El informe “La verdad los hará libres” fue presentado ante la justicia argentina

La Iglesia Católica argentina presentó a la sociedad un extenso informe, realizado a partir de documentos y archivos internos -recientemente desclasificados-, que fueron recopilados durante el periodo comprendido entre los años 1966 y 1983, tiempo en que la República Argentina fue sometida y arrasada por la lógica del terrorismo de Estado. Un terrorismo de Estado que ocurrió con la complicidad, la omisión en la más ingenua de las miradas, de la propia Iglesia Católica, que revivió las doctrinas de la inquisición de la mano de personajes como el cardenal Pio Laghi; los vicarios Adolfo Tortolo, Raúl Francisco Primatesta o Victorio Bonamin; así como el infame Christian Von Wernich que participaba activamente en los circuitos de torturas; entre otros curas alejados de las enseñanzas cristianas. Los mismos poderosos curas que les daban la espalda a sus correligionarios y correligionarias tercermundistas, que en muchas ocasiones compartieron el destino de los detenidos-desaparecidos.

El informe, que será presentado en tres tomos, fue realizado a instancias de la Conferencia Episcopal Argentina y tuvo como órgano de ejecución a la Universidad Católica. El primer tomo, publicado por la editorial Planeta, lleva como título “La verdad los hará libres. La Iglesia Católica en la espiral de la violencia en la Argentina. 1966-1983”. La pieza fue escrita por Carlos Galli, Luis Liberti, Juan Durán y Federico Tavelli. “Por primera vez y de forma excepcional, se trabajó con toda la documentación del Archivo de la Conferencia Episcopal Argentina y del Archivo corriente de la Santa Sede, incluida la Secretaría de Estado, el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia y la Nunciatura en la Argentina, entre otros”, informaron desde la editorial.

El hecho de que el informe se haya presentado ante la justicia -ante el juez Ariel Lijo-, y que fue puesto a disposición de todos los tribunales donde se tramitan juicios por crímenes de lesa humanidad, da esperanza de que haya entre sus páginas información sensible que colabore en la resolución de algunos de estos juicios. De ser así no debemos olvidar que son documentos producidos dentro de la misma institución religiosa y que dejaría entrever ciertas responsabilidades hasta hoy negadas. De no aportar información sensible que ayude a esclarecer los procesos judiciales, no será más que una triste treta publicitaria y una confirmación sobre el carácter omertoso de la iglesia respecto a los crímenes cometidos por sus miembros, sean estos de carácter ideológico y político -como los cometidos durante la dictadura-, o sexual como los cometidos contra cientos de infantes afectados por curas pedófilos como Julio Cesar Grassi, Mario Napoleon Sasso y José Antonio Mercau, entre tantos otros.

La elección del título “La verdad…”, también sugiere un juego de palabras que nos acercan a los conceptos teológicos y políticos, volcados en el libro “Espiral de Violencia”, escrito por don Hélder Câmara, el cura tercermundista brasileño y padre de la Teología de la Liberación en Latinoamérica. Un título, el del informe católico, que a priori se deslinda de las responsabilidades y parecería sumarse a los elementos que fueron arrastrados, absorbidos, por la vorágine política del país. Una consigna que se acentúa si tenemos en consideración el título del segundo tomo –aún no disponible-, “La Conferencia Episcopal Argentina y la Santa Sede frente al terrorismo de Estado 1976-1983”. Una afirmación que pone a las máximas jerarquías eclesiásticas en contra de dictadores y genocidas. Poco refleja esta afirmación la visita de Emilio Massera al Vaticano en mayo de 1977, en plena época de la PDue de Licio Gelli, el banquero Calvi y el dinero sucio del Vaticano. Poco refleja esta afirmación la vida de Juan Pablo II que fue siempre un benevolente, en la más ingenua de las miradas, con los poderosos.

El tercer tomo (aún se desconoce el título) “ofrecerá una serie de ensayos con diversas lecturas teológicas e históricas acerca de lo sucedido en aquel tiempo”, según afirmaron en una carta pública desde el Episcopado.

“Si en el pasado hubo de nuestra parte algunas actitudes de negación frente a intentos de autocrítica, ausencia de un profundo examen de conciencia eclesial y de reconocimiento de fallas muy hondas en la actuación, hoy hemos querido estudiar con la mayor objetividad posible los archivos disponibles y recibir testimonios que permitan a la sociedad argentina disponer de elementos que favorezcan una aguda reflexión sobre lo ocurrido y la recuperación del sentido de fraternidad entre los argentinos, para que podamos construir una patria más humana y más justa, abierta a la verdad y a la amistad social”, se lee en el prólogo del primer tomo.

Esperemos, que en estos aires renovadores de la iglesia comandada por Papa Francisco -que se dignó a excomulgar a los mafiosos, pero no a los curas pedófilos-, pueda llegar la Iglesia Católica a la realidad de distinguir entre pecado y delito, y se ponga de buena voluntad a disposición de los tribunales civiles que juzgan a los ciudadanos, religiosos o no.

La conciencia quedará siempre, para quienes profesan religión alguna, en las manos de Dios.

Foto: ACI Prensa

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