Miércoles 24 Abril 2024

Magdalena Esposito Valenti y Abigail Páez, culpables de homicidio triplemente agravado

Los detalles de la condena se conocerán el próximo 13 de febrero

Hace algunos instantes se conoció el fallo por el crimen de Lucio Dupuy, el niño de tan solo cinco años que padeció un verdadero calvario que culminó con su asesinato a manos de su madre, Magdalena Esposito Valenti y la pareja de esta, Abigaíl Páez. Las mujeres fueron declaradas culpables por el homicidio triplemente agravado, además Páez fue encontrada culpable por abuso sexual gravemente ultrajante por acceso carnal de un infante. La condena que se presume será reclusión perpetua, será dada a conocer el próximo 13 de febrero.

El tribunal de Santa Rosa, en la provincia de La Pampa, conformado por los jueces Alejandra Ongaro, Andrés Olié y Daniel Saéz Zamora, tuvo la difícil tarea de discernir sobre un caso que mantuvo en vilo a la sociedad argentina, por la naturaleza traumática del hecho. Un caso que compromete no solo a las mujeres, hoy declaradas culpables, sino que también a una línea de funcionarios públicos que no activaron mecanismos de prevención ante las denuncias presentadas con anterioridad, y que podrían haber marcado la diferencia respecto del trágico final que tuvo que padecer el niño. Un caso que refleja una situación de violencia permanente que sufren y padecen las infancias, y que en el grueso de los casos los victimarios son los parientes y relativos más allegados, generalmente hombres, pero no solo.

Es importante también destacar que las condenadas presenciaron la audiencia a distancia desde el penal de San Luis en donde se encuentran alojadas.

Vigila, ¿atención tardía?

Decenas y cientos de manifestantes, familias completas, se agruparon en las inmediaciones del edificio de justicia para brindar su apoyo a los damnificados, entre ellos el padre de Lucio, Cristian Dupuy, quien fue uno de los denunciantes permanentes ante las autoridades de las situaciones aberrantes a las que era sometido el niño.

Lucio Dupuy murió el 25 de noviembre de 2021, antes de ser atendido en el Hospital Evita de Santa Rosa, luego de padecer una larga e insoportable agonía, producto de la violencia exacerbada y mórbida, que ejercían sobre el su madre y la pareja de esta, quienes volcaban sobre el niño frustraciones, temores y odios. Es importante considerar que Lucio, fue criado durante casi cuatro años por tíos paternos, tras un acuerdo al que habían llegado sus padres, a raíz de distintas situaciones vinculadas a la inestabilidad laboral de ambos. Ya en 2020, su madre, quien había iniciado recientemente una relación de pareja con la Páez, solicitó a un tribunal recuperar la custodia del niño. Fue la jueza Ana Clara Pérez Ballester quien intervino en aquella ocasión, y quien debía realizar el seguimiento del caso y quien ahora está acusada por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Como a tantos otros infantes, a Lucio lo mataron sus familiares, pero los abandonó mucho antes el Estado.

Los fiscales Walter Martos, Verónica Ferrero, Mónica Rivero y Máximo Paulucci, pidieron condenas por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal, agravado por haber sido cometido por la ascendiente (progenitora), con el concurso de dos personas y aprovechando la convivencia con la víctima menor de 18 años, todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía”, para Esposito. A su novia, Páez le fue adjudicado el mismo tipo, salvo el agravante de ser ascendente de la víctima, pero se tuvo en consideración de que cumplía el rol de “guardadora”, del niño.

“Nunca vi algo así”

“En mis casi 30 años de profesión nunca vi algo así”, había declarado ante el tribunal el médico forense Juan Carlos Toulouse, quien realizó la pericia sobre el cuerpo del pequeño niño. Mordeduras, quemaduras de cigarrillo, golpes reiterados, abuso sexual entre otras lesiones fueron constatadas por los análisis científicos. En los tres meses previos a su fatal asesinato, Lucio fue atendido cinco veces en centros de salud por lesiones diferentes. Las autoridades no hicieron nada para intervenir.

“Es un nene que presenta varios politraumatismos recientes, y otras que son de vieja data, es decir que es un nene que fue violentado desde hace tiempo”, dijo el forense. Lucio murió como consecuencia de “una feroz golpiza”, alegó. El cuerpo de Lucio tenía marcada la suela de zapatilla de Páez, quien “lo pisó con tanta fuerza en su espaldita que, probablemente, le reventó el corazón junto a distintos órganos”, dijo otro de los médicos que intervino en las audiencias. Respecto de los abusos sexuales, se constató que eran de larga data. En la vivienda se encontró un objeto contundente, romo, que tenía material genético del niño y de las mujeres, y que era coincidente con las lesiones que presentaba Lucio en su cuerpo.

Respecto a las conversaciones que las mujeres tenían a través de la telefonía celular se pudo constatar que los apremios y torturas contra el niño estaban caracterizados por “falta de comida, hacerlo pasar frío, penitencias interminables contra una pared, golpes de puño en la panza que le provocaban vómitos continuos, golpes en la cara que le provocaron lesiones visibles, amenazas respecto de que no podía contar a nadie lo que vivía si no sería peor, y no mandarlo al jardín por dos motivos: primero para que las maestras no vieran sus lesiones y, segundo, como forma de endilgarle castigo, ya que disfrutaba de ir al jardín”, según se leyó en la audiencia. Los fiscales también destacaron que “en los mensajes se puede leer cómo Lucio era una molestia para Abigail y Magdalena, y que todo el tiempo pensaban cómo quitarlo de sus vidas para que no arruinara su relación de pareja porque, según ellas, sus peleas y discusiones las motivaba Lucio”.

Reproducir el total de lesiones que padeció el niño es demasiado doloroso.

Negación

“Yo sólo quiero aclarar que teníamos una vida normal. Lucio era un nene feliz y estaba contento de estar conmigo. Él quería estar conmigo porque ya había pasado un tiempo lejos mío y él me decía que quería estar conmigo”, dijo la madre del niño antes de que sea leído el fallo.

“Sinceramente esto es algo que me hace mal -dijo Espósito-, y por más que en este momento yo no esté llorando y que seguramente a muchos le parezca mal, yo me mentalicé para, en este momento, ser lo más fuerte posible y hablar lo más claro que pueda para que se entienda. Pero yo a Lucio lo lloro en privado. Me parece que es más humano así que venir a llorar acá delante de todas estas personas que no me conocen y que no lo conocían a Lucio y que dijeron un montón de cosas con respecto a mí, y a mi supuesto rechazo a la maternidad. Yo me ocupaba de él”.

También se comprobó durante la audiencia que las mujeres extorsionaban a los abuelos paternos para hablar por video llamada con el niño. “Nos pedían plata. Cuando ella nos escribía para decirnos que Lucio quería hablar con nosotros, ya sabíamos que era a cambio de dinero. En el juicio se exhibieron los comprobantes de las transferencias”, declaró Ramón Dupuy. “Con respecto a sus abuelos, lo mismo. Yo nunca tuve problemas con ellos ni se lo negué a nadie -dijo la madre, refiriéndose a Lucio-. Jamás tuve ningún inconveniente con que lo vean ni nada de eso. Las veces que han venido para Santa Rosa siempre lo pudieron ver. Nunca puse ningún impedimento para que lo pudieran ver”.

“La verdad que nunca en mi vida viví una situación así, ni hubiera querido matarlo ni lastimarlo -dijo por su parte Abigaíl Páez-. Simplemente, no sé qué me pasó, me enojé porque él estaba haciendo cagadas, vivía siempre haciendo cagadas como cualquier nene, pero eso no quería decir que fuera malo o que se lo viviera cagando a palos cómo se está diciendo. No eran, así las cosas. Él era un nene que tenía una vida normal y feliz”. La novia también declaró: “Y sí, reconozco que se le daba un correctivo cuando él hacía cagadas, pero no era una cosa cómo están queriendo hacerlo ver que lo cagábamos a palos todos los días, que se lo violaba, no es así”.

“Sé que él me perdonó. Ojalá yo me pueda perdonar”, dijo con cierto remordimiento o quizás hipocresía Páez. Esposito en cambió continuó negando sus responsabilidades aludiendo excusas que rayan con el fundamentalismo: “Se me critica a mí, pero no al progenitor, porque 'padre' le queda grande. A él se lo justifica cuando la responsabilidad era de los dos. Sin embargo, en todo momento se desentendió de la criatura”. Bajo ningún aspecto las irresponsabilidades civiles pueden de manera alguna justificar las responsabilidades penales. Otros son los mecanismos que debemos desarrollar como sociedades.

Transparencia

La audiencia fue transmitida en vivo por el canal oficial de YouTube de la Oficina Judicial Penal de Santa Rosa -La Pampa, un mecanismo de transparencia que permite a la ciudadanía tener acceso directo a los entramados judiciales y que pueden ser parte del camino de reconstrucción social y cultural del pueblo. Así mismo, estos mecanismos elevan la vara ética y profesional del periodismo, que en muchos casos acostumbra a caer al servicio del oportunismo político.

El debate público en torno al caso fue arduo y extenso. Una profunda reflexión les debemos a todos los niños que padecen la violencia de una cultura carente de valores, que elige ser un tirano contra los débiles y oprimidos, y un magnánimo contra los poderosos y opresores. De confirmarse, si algún día sucede, las responsabilidades administrativas que sirvieron de sustento a este crimen, podremos abrir una brecha para resolver la profunda crisis estructural de nuestro sistema republicano.

Mientras tanto, no puedo evitar pensar en si esto es justicia. Quizás sea una parte.

Foto: Página/12

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